Por una nueva ley para la Universidad que Espa?a necesita
La conclusi¨®n es evidente, hay que tener formaci¨®n, cuanta m¨¢s mejor.
El modelo de desarrollo al que debemos dirigirnos es el basado en el conocimiento. No nos cansamos de repetirlo, hay que invertir en investigaci¨®n, en I+D para afianzar las bases de nuestro crecimiento, y la investigaci¨®n se debe extender a todas las ¨¢reas del conocimiento, incluyendo ¨¢reas no explotadas hasta ahora. En este objetivo, el papel de la Universidad es imprescindible, como lo es transferir el conocimiento a trav¨¦s de la formaci¨®n a los estudiantes universitarios, empoder¨¢ndolos para que ellos y ellas puedan insertarse dignamente en el mercado laboral y construir su propio futuro.
En esto se basa nuestro futuro, y en esto se basa cualquier procedimiento de mejora en todos los ¨¢mbitos que nos rodean: econ¨®mico, laboral, social y vital, porque cualquier proceso de mejora repercute en nuestra calidad de vida.
Estos ¨²ltimos meses hemos constatado c¨®mo aquellos pa¨ªses que han estado m¨¢s volcados en priorizar la ciencia y la investigaci¨®n como avances en todos los ¨¢mbitos, han estado m¨¢s equilibrados para hacer frente a esta crisis. Hemos visto como la investigaci¨®n se puso al servicio de las necesidades que surg¨ªan, dise?os y fabricaci¨®n de EPIS, respiradores, PCR, test y el gran reto de la vacuna. Hasta la toma de decisiones pol¨ªticas se ha basado en investigaciones y recomendaciones cient¨ªficas: la organizaci¨®n de la vuelta al cole, la desescalada, los protocolos, las fases de vacunaci¨®n, etc¨¦tera.
Tambi¨¦n hemos podido comprobar que las crisis que hemos vivido en los ¨²ltimos tiempos suelen llevarse por delante m¨²ltiples empleos y perspectivas laborales, especialmente para los m¨¢s j¨®venes. Es indudable que son los m¨¢s afectados por la precariedad, inestabilidad laboral y el desempleo. Cerca del 40% del paro castiga a nuestros j¨®venes. Pero tambi¨¦n hemos de reconocer que no todos y todas lo viven de la misma manera. Mujeres y j¨®venes entre 25-34 a?os son los m¨¢s castigados con una tasa del 17,5%, y mujeres con estudios b¨¢sicos, como mucho tienen educaci¨®n primaria, son las que encabezan la tasa de desempleo 24,5%. Frente a ellas, est¨¢n los hombres con educaci¨®n superior, cuya tasa de desempleo se reduce al 6,5% seg¨²n datos de la EPA, FUNCAS. La conclusi¨®n es evidente, hay que tener formaci¨®n, cuanta m¨¢s mejor.
Pero para ello debemos contar con un buen sistema universitario, que sea capaz de proporcionar en primer lugar la posibilidad de competir en investigaci¨®n y su transferencia con el resto de los pa¨ªses de nuestro entorno europeo, en un mundo globalizado e internacionalizado, y para ello debe poder contar con los recursos adecuados. Sin duda, la Universidad y el conjunto de la educaci¨®n superior, deben protagonizar el liderazgo de los cambios sociales y de vanguardia que se producen y producir¨¢n en Espa?a.
Para lo cual se hace necesaria y oportuna una nueva Ley Org¨¢nica del Sistema Universitario espa?ol (LOSU) que, unida a un conjunto de pol¨ªticas universitarias sectoriales, aborde las reformas estructurales que requiere el sistema universitario, en beneficio de toda la sociedad, actual y futura.
Una ley org¨¢nica que contemple las instituciones y comunidades universitarias como un sistema. Esto es fundamental. Un sistema formativo y de investigaci¨®n al servicio de la sociedad, que debe caracterizarse por su calidad, que abarque todas las instituciones universitarias que lo conforman.
La Universidad y el conjunto de la educaci¨®n superior, deben protagonizar el liderazgo de los cambios sociales y de vanguardia que se producen
Una ley que defina la Universidad a partir de las funciones que desempe?a: formar profesionales de las diversas ramas del saber; producir y transferir conocimiento cient¨ªfico, tecnol¨®gico, human¨ªstico y art¨ªstico; impulsar la innovaci¨®n; contribuir al desarrollo econ¨®mico y territorial y a la cohesi¨®n de la sociedad; generar pensamiento cr¨ªtico; y formar ciudadanas y ciudadanos a partir de los valores democr¨¢ticos.
Una norma asimismo que, como m¨ªnimo, aborde las funciones y objetivos de la universidad; el papel de la sociedad en la universidad y de la universidad en la sociedad; la necesidad de atender a las exigencias de una demanda real de t¨ªtulos (mapa de titulaciones y la estructura de t¨ªtulos); la organizaci¨®n docente y los objetivos formativos del estudiantado en relaci¨®n a su inserci¨®n digna en el mercado laboral; el modelo de profesorado y de su carrera profesional; el sistema de ayudas y la pol¨ªtica de precios de los estudios; la creaci¨®n de nuevas instituciones universitarias o de centros sean p¨²blicos o privados; las bases de un modelo de financiaci¨®n; la incardinaci¨®n entre docencia e investigaci¨®n y transferencia del conocimiento; el modelo de personal de administraci¨®n y servicios y de carrera profesional; los deberes y derechos del estudiantado; los mecanismos de aseguramiento de la calidad; la forma de gobernanza y de participaci¨®n democr¨¢tica; la internacionalizaci¨®n de la docencia y la investigaci¨®n; las interrelaciones con los sectores productivos locales y globales; y los instrumentos de rendici¨®n de cuentas y de transparencia en el uso de los recursos y de los resultados acad¨¦micos.
Una nueva ley org¨¢nica de universidades que debe poner los cimientos de un conjunto de pol¨ªticas que resuelvan los problemas estructurales del sistema universitario espa?ol. Un sistema sustentado fundamentalmente en la universidad p¨²blica.
Una ley que debe tener perspectiva de continuidad para lo que es necesario construirla desde un amplio consenso.
Una ley que asuma la complejidad y heterogeneidad del sistema universitario como una riqueza, y su capacidad de cambio y de adaptaci¨®n como una necesidad.
Una ley que se conciba desde la libertad de c¨¢tedra y de estudio, de la garant¨ªa de participaci¨®n de la comunidad universitaria en la toma de decisiones, desde el fortalecimiento de la autonom¨ªa real y efectiva de las universidades, y desde el convencimiento de que el gobierno universitario debe tener capacidad efectiva de tomar decisiones y de promover y ejecutar pol¨ªticas.
Una ley que conjugue estrat¨¦gicamente la capacidad efectiva de gobierno y la participaci¨®n democr¨¢tica de la comunidad universitaria.
Una ley que consolide y desarrolle la cultura de la evaluaci¨®n y el aseguramiento de la calidad de la oferta acad¨¦mica universitaria.
En definitiva, las y los socialistas queremos construir una ley que contenga todos estos ingredientes para garantizar mecanismos de control y de transparencia, y, sobre todo, la participaci¨®n y complicidad de la sociedad en el dise?o de las principales estrategias universitarias. Espa?a se juega mucho de su futuro en el ¨¦xito de una Universidad din¨¢mica, comprometida y abierta al cambio.
Luz Mart¨ªnez Seijo es secretaria de ¨¢rea de Pol¨ªtica Social, Educaci¨®n y Universidades del PSOE y diputada por Palencia.
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