Otro modelo de evaluaci¨®n del profesorado universitario es posible
El colectivo Uni-Digna defiende un cambio hacia un sistema de reconocimiento de los m¨¦ritos docentes e investigadores que fomente el servicio de la sociedad y no del negocio editorial
Dos de las tareas m¨¢s relevantes de las universidades son la docencia y la investigaci¨®n. La calidad y el equilibrio entre ambas funciones dependen en gran medida del sistema de evaluaci¨®n al que son sometidas. La evaluaci¨®n de las mismas es una exigencia de toda pol¨ªtica educativa y de investigaci¨®n para mejorar su calidad y equidad.
Pero toda evaluaci¨®n tiene sus efectos, aunque no siempre sean los deseados. El punto nueve del reconocido Manifiesto de Leiden sobre indicadores de la evaluaci¨®n, suscrito por la agencia nacional de evaluaci¨®n Aneca, declara que deben reconocerse los efectos sist¨¦micos de la evaluaci¨®n y los indicadores, pues los indicadores que se utilizan cambian el sistema cient¨ªfico a trav¨¦s de los incentivos que establecen.
Macrogranjas de gallinas ponedoras de ¡®papers¡¯
De hecho, una mirada cr¨ªtica sobre las universidades espa?olas muestra que estas se han convertido en ¡°macrogranjas de gallinas ponedoras de papers¡±, como denuncian expertos y expertas: a d¨ªa de hoy, lo que importa al personal investigador o docente universitario espa?ol es disponer de una cesta repleta de papers que cumpla con los requisitos de las agencias de evaluaci¨®n (Delgado y Mart¨ªn-Mart¨ªn, 2022). El peso que se otorga a los m¨¦ritos de investigaci¨®n en forma de publicaciones en revistas es desmedido.
La investigaci¨®n es la dimensi¨®n m¨¢s valorada, con diferencia, por el sistema de evaluaci¨®n acad¨¦mica. En consecuencia, el personal acad¨¦mico tiende a dedicar todos sus afanes a cultivar esta dimensi¨®n, orillando o abandonando, si llega el caso, aquellas actividades que puedan o se perciban como entorpecimiento: la mal llamada ¡°carga docente¡± (denotaci¨®n negativa asignada a la tarea docente), la extensi¨®n universitaria (la relaci¨®n de la universidad con la comunidad social en la que est¨¢ inmersa y a la que se supone que sirve) o la participaci¨®n democr¨¢tica en la gesti¨®n y funcionamiento de la propia universidad. El resultado es la desvalorizaci¨®n, subordinaci¨®n y precarizaci¨®n de la docencia respecto a la investigaci¨®n. Siendo la docencia universitaria una de las tareas esenciales de nuestras universidades, es la que menos se valora en la trayectoria de los profesores universitarios.
Adem¨¢s, este modelo de evaluaci¨®n de la Aneca tambi¨¦n deval¨²a la actividad investigadora universitaria, pues lo que se valora es la traducci¨®n cuantitativa de ella en formato de publicaciones citadas principalmente en dos plataformas privadas pertenecientes a multinacionales extranjeras: Clarivate y Elsevier. Estas multinacionales reciben cuantiosas remuneraciones por parte del erario p¨²blico espa?ol para que sus accionistas sigan controlando y enriqueci¨¦ndose de la investigaci¨®n de nuestras universidades, la cual ofrecemos gratuitamente aunque despu¨¦s tengamos que pagar por poder acceder a ellas. Un negocio privado redondo a costa de lo p¨²blico.
Este mecanismo decidido por voluntad pol¨ªtica de nuestros gobiernos, a trav¨¦s de la Aneca, convierte al docente-investigador en una especie de gestor emprendedor, obligado permanentemente a maximizar y rentabilizar sus creaciones o producciones investigadoras. Se acaba reduciendo el oficio investigador a una especie de operaci¨®n de c¨¢lculo instrumental que organiza el trabajo cient¨ªfico y sus resultados en estructuras estandarizadas promovidas desde esas multinacionales extranjeras comercializadoras del conocimiento y validadas por las agencias de evaluaci¨®n espa?olas.
Cultura del impacto
En definitiva, la publicaci¨®n de un n¨²mero de art¨ªculos, variable seg¨²n el campo cient¨ªfico, en revistas bien posicionadas que figuren en los rankings de las plataformas de ambas multinacionales, Journal Citation Reports (JCR) o Scimago Journal Rank (SJR), es el requisito exigido para acceder, estabilizar y progresar en la carrera acad¨¦mica (acreditaci¨®n, sexenios de investigaci¨®n). Se instala la ¡°cultura del impacto¡±, obsesionados por el n¨²mero de veces que es citado mi art¨ªculo y la posici¨®n en el ranking de la revista en la que he publicado.
Este proceso, de aparente objetividad, no est¨¢ exento de irracionalidad y efectos indeseados, algunos perversos, por ejemplo:
- Al tenerse en cuenta el ¨ªndice de impacto de la revista, lo que se valora es la calidad del medio en que se publica y no el producto en s¨ª, es decir, se da m¨¢s validez al continente (tipo de revista) y no tanto al contenido del art¨ªculo. Esto tambi¨¦n implica que se desechan numerosos art¨ªculos valiosos por el hecho de haberse publicado en revistas de menor difusi¨®n.
- Se impone un estilo narrativo minimalista ¡ª¡±esquematismo cient¨ªfico¡±¡ª, con un n¨²mero de p¨¢ginas y una estructura r¨ªgida del formato del art¨ªculo. Este estilo, consistente en subdividir una investigaci¨®n hasta la m¨ªnima unidad publicable, limita la capacidad de reflexi¨®n cr¨ªtica y el an¨¢lisis en profundidad de los temas.
- Se incentiva el plagio, el corta y pega, la publicaci¨®n por entregas para inflar el impacto, incluyendo aspectos parciales de un estudio, con la consiguiente reiteraci¨®n y p¨¦rdida de sentido del conjunto.
- Se establece una determinada concepci¨®n de ¡°transferencia del conocimiento¡±, que se identifica con la publicaci¨®n en determinadas revistas acad¨¦micas que monopolizan el mercado editorial. En Espa?a, el 20% de las revistas de ciencias sociales concentran el 80% de las citas. Adem¨¢s, promueven el dominio de determinados paradigmas de investigaci¨®n y dificultan la difusi¨®n de paradigmas heterodoxos, imponiendo una metodolog¨ªa y formato de producci¨®n como hegem¨®nicos para el conjunto de las ciencias.
- El sistema genera estr¨¦s y situaciones de ansiedad en el profesorado, especialmente en el m¨¢s joven y precario, introduce una perversa l¨®gica de competitividad extrema, castiga la colaboraci¨®n y el trabajo en equipo, disminuye y desvaloriza la aportaci¨®n de la universidad a la sociedad y a la sostenibilidad y alienta el desarrollo de pr¨¢cticas poco ¨¦ticas, adem¨¢s de promover el cinismo de los organismos responsables de gestionar la investigaci¨®n, que se subordinan a los intereses econ¨®micos de un mercado editorial, mientras firman declaraciones internacionales sobre pr¨¢cticas de evaluaci¨®n que sistem¨¢ticamente incumplen.
Esto origina otros efectos negativos a?adidos al sistema universitario: dificultad para conformar comunidades de pr¨¢ctica que compartan y revisen su actividad docente (se instala la cultura de la competici¨®n); una concepci¨®n restringida y mercantilizada de los tiempos universitarios que ignora e invisibiliza todo aquello que no se ajuste a dicha evaluaci¨®n (cultura de productividad restringida); el aumento de la fragilidad de la comunidad acad¨¦mica que ve peligrar trayectorias biogr¨¢ficas, abandona tareas valiosas o conciliaci¨®n de la vida personal.
Todas las expresiones de la vida acad¨¦mica quedan afectadas por esa ¡°cultura del impacto¡±: los concursos de acceso a la universidad dan prioridad a los m¨¦ritos investigadores, cuando la mayor¨ªa de los nuevos aspirantes a la universidad son contratados por necesidades docentes; los congresos y las reuniones cient¨ªficas ofrecen como reclamo la publicaci¨®n de los mejores papers en revistas o editoriales de impacto, convirti¨¦ndose en instrumentos para alimentar la carrera de m¨¦ritos; las tesis doctorales pierden el car¨¢cter de investigaci¨®n global e integrado para fragmentarse en art¨ªculos, convirtiendo a las revistas en determinantes de la estructura y plazos de defensa de las tesis; etc¨¦tera.
Otra forma de evaluaci¨®n es posible y necesaria
A pesar de esta situaci¨®n, sabemos que otra forma de evaluaci¨®n es posible y, sobre todo, necesaria. Desde Unidigna proponemos unas primeras medidas para avanzar en este sentido. Propuestas que han de completarse con otras y enmarcarse en una reforma global de los procesos de acreditaci¨®n negociada y consensuada con la comunidad universitaria:
- Definir un sistema de acreditaci¨®n que tenga como uno de sus principios rectores la consideraci¨®n de todas las funciones del personal acad¨¦mico: investigaci¨®n, docencia, formaci¨®n y transferencia social del conocimiento (nos referimos a la denominada extensi¨®n universitaria, no solo a la extrema simplificaci¨®n que significa la transferencia de conocimiento para el exclusivo beneficio empresarial o comercial), colaboraci¨®n en la gesti¨®n y la democracia en el sistema universitario.
- Una estrategia concreta para poner en pr¨¢ctica el punto anterior es valorar la investigaci¨®n vinculada a la docencia, mostrando c¨®mo se aplica la misma a la docencia realizada y c¨®mo la mejora, abriendo l¨ªneas de financiaci¨®n con esta finalidad e incluy¨¦ndola entre los m¨¦ritos relevantes para la acreditaci¨®n.
- Evitar el desequilibrio entre los incentivos asignados a la investigaci¨®n y los incentivos asignados a la docencia, la transferencia o la innovaci¨®n, lo que requiere entender la producci¨®n investigadora como parte de una concepci¨®n del desempe?o profesional m¨¢s amplia.
- Incluir el impacto social como criterio, considerando como m¨¦rito la investigaci¨®n orientada a temas relacionados con el bienestar humano, desde una perspectiva global y local, el desarrollo cultural, la sostenibilidad y el cambio social, la conexi¨®n con los entornos locales, los movimientos y colectivos de utilidad p¨²blica, la participaci¨®n de la comunidad en el desarrollo de las investigaciones y los beneficios en la soluci¨®n de problemas sociales y ambientales, valorando sus resultados en la transformaci¨®n de las desigualdades de todo tipo.
- No reducir la evaluaci¨®n de la investigaci¨®n a las publicaciones cient¨ªficas en forma de papers o cap¨ªtulos de libros. Desarrollar una visi¨®n global de la investigaci¨®n y considerar otros m¨¦ritos de investigaci¨®n, como la labor realizada en la direcci¨®n de tesis doctorales o en la formaci¨®n de personal acad¨¦mico novel, la generaci¨®n de patentes libres y abiertas que sirvan al bien com¨²n, la consideraci¨®n de formatos abiertos como documentos pdf, p¨¢ginas web, blogs o v¨ªdeos, los informes de investigaci¨®n, la creaci¨®n de bases de datos o de software de inter¨¦s social y p¨²blico, la divulgaci¨®n social y pedag¨®gica de la ciencia, las labores de gesti¨®n de la investigaci¨®n (direcci¨®n de revistas, gesti¨®n de ediciones cient¨ªficas, organizaci¨®n de eventos, revisi¨®n de art¨ªculos y proyectos, etc¨¦tera).
- La investigaci¨®n de relevancia local debe ser fomentada y potenciada, tal y como se?ala la declaraci¨®n de Leiden, hoy sacrificada por la exigencia de publicaci¨®n en revistas con alto factor de impacto. Por ello, se deben establecer criterios para valorar la investigaci¨®n vinculada al entorno social y que aporte soluciones a problemas acuciantes de la realidad social local, valorando la publicaci¨®n en lengua espa?ola o en cualquiera de las lenguas cooficiales del pa¨ªs de forma prioritaria sobre las publicaciones en ingl¨¦s o en otros idiomas y considerando el cumplimiento de las condiciones de alcance y accesibilidad.
- Poner en pr¨¢ctica, en un plazo muy breve de tiempo, el siguiente compromiso b¨¢sico del Acuerdo para la reforma de la evaluaci¨®n de la investigaci¨®n de 20 de julio de 2022: Abandonar los usos inapropiados en la evaluaci¨®n de la investigaci¨®n de las m¨¦tricas basadas en revistas y publicaciones, en particular los usos inapropiados del Journal Impact Factor (JIF) y el ¨ªndice h. Estos usos deben desaparecer de toda convocatoria p¨²blica promovida por los organismos estatales en cualquier proceso de acreditaci¨®n o de evaluaci¨®n de investigaci¨®n a partir del a?o 2024. En particular, debe revisarse, de modo inmediato y en profundidad, el documento Principios y directrices de evaluaci¨®n de la investigaci¨®n publicado por ANECA en 2021, plagado de referencias reduccionistas de la investigaci¨®n. Se debe promover la calidad, creatividad y diversidad metodol¨®gica frente a la cantidad y la uniformidad. Incluir todas las revistas y soportes, utilizando indicadores a nivel de art¨ªculo y no solo de revista. Una evaluaci¨®n no centrada exclusivamente en los productos sino en el an¨¢lisis integral de los procesos y condiciones de trabajo, y una evaluaci¨®n formativa y cualitativa, entendida como un ejercicio de reflexi¨®n colegiada, de retroalimentaci¨®n y de intercambio informado entre colegas que asumen el papel de interlocutores y no de jueces, cuyo prop¨®sito central sea la mejora de los procesos docentes e investigadores. Esto permitir¨¢ tomar en consideraci¨®n las diferencias en funci¨®n de los ¨¢mbitos de conocimiento, la etapa de desarrollo de la carrera en la que se encuentre el personal acad¨¦mico, la valoraci¨®n del trabajo en equipo y no solo de la trayectoria individual.
- Dar mayor transparencia a los procesos de evaluaci¨®n, explicitando al m¨¢ximo los criterios y procedimientos de decisi¨®n, incluido el derecho a la reclamaci¨®n, sin por ello judicializar las decisiones en extremo, que beneficia a quienes poseen mayores recursos para pleitear. Tambi¨¦n debe haber transparencia en los procesos de nominaci¨®n y gesti¨®n de las comisiones de evaluaci¨®n, cuyos miembros deber¨ªan ser seleccionados por m¨¦ritos, de car¨¢cter rotativo y tener un car¨¢cter no voluntario.
- Iniciar, definir y financiar una l¨ªnea de evaluaci¨®n y an¨¢lisis del sistema de evaluaci¨®n de la investigaci¨®n, que incluya a los organismos que la realizan, los procedimientos que se utilizan, los criterios y los procesos que se llevan a cabo, as¨ª como los efectos que est¨¢n generando. Esta metaevaluaci¨®n de la investigaci¨®n ha de realizarse de manera independiente y transparente. Una buena iniciativa es incluir la misma en los planes estatales de I+D+i.
- Crear una estructura y una estrategia que contemple mecanismos abiertos, p¨²blicos, transparentes, democr¨¢ticos y participativos para evaluar peri¨®dicamente el sistema de evaluaci¨®n del profesorado universitario que se implante; que d¨¦ participaci¨®n a toda la comunidad universitaria a trav¨¦s de sus representantes: estudiantes, profesorado y ¨®rganos de coordinaci¨®n; que se publiquen y difundan los resultados de esta evaluaci¨®n; que sirva para mejorar progresivamente el sistema de evaluaci¨®n con el acuerdo y consenso de la comunidad universitaria. Tambi¨¦n es fundamental evaluar cualitativa y cuantitativamente la actuaci¨®n, el funcionamiento, la organizaci¨®n y los resultados de ANECA, de las agencias de las comunidades aut¨®nomas y de la Agencia Estatal de Investigaci¨®n.
- Reorientar la actual deriva de la denominada pol¨ªtica de Open Science. CRUE Universidades Espa?olas emiti¨® en 2019 una Declaraci¨®n de impulso a la ciencia abierta que promueve una direccionalidad fundamental para nuestra investigaci¨®n. Sin embargo, esa orientaci¨®n, deseable y hasta imprescindible, se est¨¢ concretando en el trasvase de dinero p¨²blico a empresas multinacionales y a la potenciaci¨®n del denominado factor de impacto como criterio de evaluaci¨®n, en una reafirmaci¨®n de las condiciones estructurales del capitalismo acad¨¦mico.
Es evidente que otra universidad es posible. Desde el colectivo Unidigna reivindicamos un modelo alternativo de evaluaci¨®n del profesorado universitario, como condici¨®n para construir una universidad al servicio del bien com¨²n y de la sociedad. Un modelo de universidad donde la docencia y la investigaci¨®n reviertan sobre la sociedad en general, especialmente al servicio de los sectores m¨¢s desfavorecidos y de las necesidades sociales m¨¢s importantes, un modelo de universidad que no est¨¦ al dictado de empresas editoriales, como sucede en la actualidad, con marcados intereses comerciales y unas l¨ªneas de investigaci¨®n alejadas de los intereses y demandas de la sociedad en general.
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