Cruzar un continente y un mar con solo 10 a?os
Miles de menores no acompa?ados realizan solos la traves¨ªa migratoria m¨¢s peligrosa del mundo
Los menores no acompa?ados rescatados por el Aquarius se dividen en dos categor¨ªas: los que se acercan a los 18 a?os y aquellos que, a¨²n estando lejos de ese list¨®n, viajan sin el soporte de un adulto responsable. Los miembros m¨¢s j¨®venes de este segundo grupo apenas tienen nueve a?os de edad.
Imagina tener nueve a?os y tener que usar t¨² solo un transporte urbano. Ahora imag¨ªnate cruzando todo un continente y un mar sin compa?¨ªa de familiar alguno. O, como a veces vemos, realizar este viaje mientras cuidas de hasta tres hermanos m¨¢s peque?os.
Algunos de nuestros menores no acompa?ados comienzan sus odiseas con adultos. Solo se separan de ellos cuando son secuestrados o ubicados en embarcaciones diferentes en las playas de Libia. En otros casos, los adultos que les acompa?an mueren durante el viaje. Muchos son tambi¨¦n los que empiezan el viaje solos, a menudo empujados por sus familias que ya no quieren cuidar de ellos o que los impulsan a emprender el viaje con la esperanza de que lleguen a Europa y env¨ªen dinero a la familia.
No puedo entender la presi¨®n que sienten estos ni?os; a su edad estaba centrada en ahorrar parte de mi paga para comprar un libro, no en buscar comida para mis hermanos medio muertos de hambre.
Los menores no acompa?ados me rompen el coraz¨®n cuando caminan por el Aquarius, en el que trabajo desde hace tres meses. Estos chicos quieren estar en cubierta, afuera, con los hombres adultos, pero en realidad deben permanecer junto a la cl¨ªnica, en la parte de la nave donde se ubican las mujeres y los ni?os. Lo cierto es que no encajan en ninguno de los espacios. Incluso en la relativa seguridad del Aquarius, estos chicos son sumamente vulnerables.
A veces, me he puesto firme y los he enviado a la cama en la zona de las mujeres y ni?os, junto a la cl¨ªnica del barco, en lugar de permitirles dormir fuera con los hombres. A los chicos puede no gustarle, pero al menos, durante un breve per¨ªodo de tiempo, tienen un equipo de personas que velan sus intereses; parte de nuestro trabajo es mantenerlos a salvo y que se sientan seguros.
Por mucho que lo intenten, estos ni?os no son adultos
Puede que su ubicaci¨®n no les parezca guay. Sin embargo, mientras que ellos mismos insisten en que son lo suficientemente mayores como para estar afuera con los adultos, viene a mi mente un recuerdo de un incidente ese mismo d¨ªa cuando el mismo cr¨ªo lloraba porque alguien le hab¨ªa robado el bol¨ªgrafo con el que estaba jugando. Por mucho que lo intenten, estos ni?os no son adultos. Deseo con todas mis fuerzas que podamos devolverles su infancia durante m¨¢s horas que las que dura la traves¨ªa a Italia.
Hace poco tuvimos a bordo un ni?o de 10 a?os que viajaba con sus tres hermanos, todos ellos lo suficientemente peque?os para llevar todav¨ªa pa?ales. Manten¨ªa a su equipo unido, se aseguraba de que estuvieran secos y que permanec¨ªan alejados de los problemas, pero la responsabilidad estaba, sin duda, aplast¨¢ndolo. Nos cont¨® que hab¨ªa cuidado solo de sus hermanos durante m¨¢s de dos meses. Parec¨ªa un poco m¨¢s feliz cuando le dimos algunos l¨¢pices de colores y papel y pint¨® el dibujo que acompa?a este texto.
Asma, nuestro mediador cultural, pudo, a partir de la informaci¨®n que le facilit¨® el cr¨ªo, localizar a una mujer en Facebook que podr¨ªa ser la madre de ellos. Imprimi¨® una foto de la mujer y se la mostr¨® al mayor. Este, tras d¨ªas sin mostrar ning¨²n tipo de emoci¨®n, estall¨® en la mayor de las sonrisas imaginables. Cogi¨® la foto para mostr¨¢rsela a sus hermanos y todos comenzaron a abrazar y besar la fotograf¨ªa. Nuestra matrona, Jonquil, que se encarga de la zona de las mujeres en el barco, tomo una foto de los cuatro durmiendo y nuestro equipo se puso en contacto con el programa de Reunificaci¨®n Familiar de Cruz Roja y Save The Children en tierra, proporcion¨¢ndoles la informaci¨®n necesaria para ayudar a reunir a la familia.
Algunos podr¨ªan preguntarse por qu¨¦ no le mandamos un mensaje por Facebook a la madre explic¨¢ndole el paradero de sus hijos. Pero en un entorno tan complicado para los menores, tenemos que extremar las precauciones y apoyarnos en los expertos en reunificaci¨®n familiar.
La mayor¨ªa de las ni?as que no van acompa?adas nos cuentan que han tenido problemas en casa, a menudo con un padrastro o pariente
Y luego est¨¢n las ni?as. Aunque muchas de ellas no lo saben, corren el riesgo de caer en las manos de redes de trata y tr¨¢fico en Europa. La mayor¨ªa de las ni?as que no van acompa?adas nos cuentan que han tenido problemas en casa, a menudo con un padrastro o pariente con quien supuestamente viv¨ªan. Estoy segura de que todos so?¨¢bamos con huir de casa en alg¨²n momento de nuestra infancia, pero muchas de estas chicas acaban siendo captadas por redes que les prometen puestos de trabajo f¨¢ciles y lucrativos en Europa. Estas redes las conducir¨¢n a situaciones en las que sufrir¨¢n continuos abusos y violencia sexual durante semanas, meses o a?os.
Durante la traves¨ªa a tierra, tratamos de identificar a estas ni?as vulnerables para que, una vez en tierra, organizaciones como Save The Children y ACNUR realicen el seguimiento de sus casos. En todo caso, somos conscientes que muchas de ellas desaparecer¨¢n de unos centros de recepci¨®n italianos saturados.
Lo ideal ser¨ªa que Europa contara con un proceso de recepci¨®n que protegiera activamente a estos ni?os y ni?as y que trabajara de forma ¨¢gil y r¨¢pida para reunirlos con sus familiares o encontrarles familias de acogida. Lamentablemente, este no es el caso. Hasta que esto suceda, haremos todo lo posible para brindarles en el Aquarius unos d¨ªas durante los que puedan disfrutar de su infancia si les apetece, duerman en un ambiente protegido y queden bajo la tutela de otras ONG que velan por sus intereses.
Sarah Giles es doctora de urgencias del Aquarius, el barco de b¨²squeda y rescate de personas en el Mediterr¨¢neo, operado conjuntamente por M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) y SOS M¨¦diterran¨¦e.
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