¡°No hay curas milagrosas para la suciedad del mar¡±
Henk Ovink el enviado especial de los Pa¨ªses Bajos para asuntos internacionales del agua, ve en la correcta administraci¨®n de los recursos h¨ªdricos un nuevo mercado
La poluci¨®n, provocada por nosotros, y el cambio clim¨¢tico, en gran parte tambi¨¦n, alimentan el 90% de los desastres relacionados con el agua. Estos problemas afectan al 15% de las econom¨ªas mundiales, seg¨²n Naciones Unidas. Y a¨²n hay m¨¢s: los refugiados del agua ya son una realidad, y se prev¨¦ que en las pr¨®ximas d¨¦cadas un 40% de la poblaci¨®n padecer¨¢ escasez de agua. Adem¨¢s, ya hemos explotado el 50% de los acu¨ªferos. Habr¨¢ un exceso de agua, debido a inundaciones y a otras cast¨¢strofes naturales, pero no ser¨¢ aprovechable para el consumo humano.
La salud actual de los r¨ªos y el entorno marino es precaria por culpa, sobre todo, del hombre, ese gran contaminador. Seg¨²n Henk Ovink, el primer enviado especial para asuntos internacionales del agua de los Pa¨ªses Bajos, estamos en el centro neur¨¢lgico del cambio clim¨¢tico. ¡°Somos la ¨²nica especie que puede resolver los problemas que hemos creado en nuestro planeta. De modo que el punto de referencia no puede ser el pasado, sino el futuro¡±. Este ministro del agua, de 49 a?os, es una suerte de embajador tem¨¢tico encargado de difundir las bondades del modelo holand¨¦s en la gesti¨®n de recursos h¨ªdricos, un sistema con siglos de historia y amplia experiencia en la contenci¨®n del agua sobre el terreno.
Para Ovink la correcta administraci¨®n del agua es un nuevo mercado donde, advierte, hay algo m¨¢s que p¨¦rdidas y desesperaci¨®n. Ve oportunidades y negocio, no solo en el sentido econ¨®mico del t¨¦rmino, sino tambi¨¦n en su dimensi¨®n social.
Enemigo de lo que denomina ¡°enfoque populista¡± y centrado en denunciar males pret¨¦ritos, prefiere la postura de figuras como Barack Obama, el ex presidente de Estados Unidos, que asegur¨® ante el Congreso, en Washington, que los efectos del cambio clim¨¢tico deber¨ªan ser considerados como ¡°una nueva realidad y una nueva econom¨ªa¡±. En su intervenci¨®n, Obama subray¨® as oportunidades que presentan las energ¨ªas renovables y el uso sostenible del mar, capaces de crear m¨¢s empleo que los combustibles f¨®siles.
Hay que entender que el agua est¨¢ relacionada con la calidad de vida, con guerras, migraciones y pobreza, en definitiva, con la gente
Ovink asesora al Gobierno de EE UU y al Centro Rockefeller y, adem¨¢s, imparte clases en la Universidad de Harvard, donde anima a sus estudiantes a no resignarse, aunque los datos sobre las superficies marinas no parecen muy halag¨¹e?os. Las cifras que maneja este ingeniero no proceden solo de la ONU. El Foro Econ¨®mico Mundial, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en sus siglas en ingl¨¦s) y Greenpeace coinciden en que en el oc¨¦ano hay pl¨¢sticos, pesticidas, herbicidas, fertilizantes, detergentes, petr¨®leo y residuos org¨¢nicos que pueden ser ingeridos por organismos acu¨¢ticos y entrar en la cadena alimentaria humana. Un ciclo perverso para las aguas que cubren tres cuartos de la Tierra, aportan casi la mitad del ox¨ªgeno que respiramos y absorben un cuarto del di¨®xido de carbono (CO2) que producimos. Ensuciar el oc¨¦ano implica una amenaza global, que Ovink propone paliar con un cambio de mentalidad.
PREGUNTA.?Usted prefiere no calificar la contaminaci¨®n marina y el cambio clim¨¢tico como problemas. ?Qu¨¦ son, entonces?
RESPUESTA.?Los problemas suelen tener una soluci¨®n, pero no hay curas milagrosas para la suciedad de mares y oc¨¦anos y la deriva del clima. No se trata de acordar unas normas, tomar unas medidas y despu¨¦s olvidarlo. Frenar la basura empieza por uno mismo, y con no tirar o verter nada al agua debiera bastar. Desgraciadamente no es as¨ª, necesitamos modificar nuestro comportamiento, lo que yo denomino un cambio cultural. Hay que entender que el agua est¨¢ relacionada con la calidad de vida, con las guerras, las migraciones y la pobreza, en definitiva, con la gente. Su manejo supone un reto enorme y una oportunidad. En Holanda desembocan al mar dos de los grandes r¨ªos de Europa, el Rin y el Mosa, en un delta vulnerable, pero es una tierra f¨¦rtil en la que aprendimos a convivir con el agua y a sacarle partido. Por ejemplo, con el transporte fluvial, o con el puerto de R¨®terdam. Es cuesti¨®n de unir seguridad y calidad. Con el mar ocurre lo mismo. En la complejidad misma del reto que afrontamos hay una oportunidad para la econom¨ªa, el empleo, el desarrollo y la educaci¨®n. Para la prosperidad.
P.??En la transformaci¨®n que propugna incluye iniciativas como la del inventor holand¨¦s Boyan Slat, resuelto a limpiar la sopa de pl¨¢stico, movida por las corrientes, del Pac¨ªfico Norte?
R.?Es una buena forma de cambiar la percepci¨®n p¨²blica de la poluci¨®n marina, una cuesti¨®n similar a la deforestaci¨®n. Boyan ha medido y cartografiado las basuras, que son devastadoras para el oc¨¦ano, las especies y el clima. Adem¨¢s, ha reunido millones de euros para su recogida. Como la basura est¨¢ lejos no la vemos hasta que llega a nuestras playas. ?l ha mostrado, de forma urgente y comprensible, lo mucho que dependemos del agua.
P.?Propiciar la colaboraci¨®n entre Gobiernos, organizaciones multilaterales, ONG y el sector privado es dif¨ªcil. ?C¨®mo los convence?
R.?En los a?os ochenta y noventa el Rin estaba muy contaminado con residuos industriales, ahora la calidad del agua es buena porque nos hemos concienciado todos a lo largo del curso fluvial, en Alemania, Francia y Holanda. Con el oc¨¦ano, la meta es el Objetivo 14 ¡ªconservar y utilizar de forma sostenible los oc¨¦anos, los mares y los recursos marinos¡ª fijado en la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible, de la ONU. Para alcanzarlo se necesita el compromiso de jefes de Estado y de Gobierno.
P.??Qu¨¦ hacer, entonces, cuando presidentes como el estadounidense, Donald Trump, anuncia que abandona el Acuerdo de Par¨ªs para el Cambio Clim¨¢tico?
R.?Muchos de sus discursos son ret¨®ricos y es terrible. Niega la posibilidad de que el mundo se una para reparar los da?os que hacemos a diario. Pero tengo confianza en otros gestos. Por ejemplo, en la reuni¨®n entre Michael Bloomberg, exalcalde de Nueva York; el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, y la alcaldesa de Par¨ªs, Anne Hidalgo, del pasado junio. Bloomberg dijo que las ciudades y los Estados de EE UU s¨ª pod¨ªan ce?irse al Acuerdo del clima. Hasta Rusia, con su enorme producci¨®n de combustible f¨®sil, ha firmado un contrato con una empresa holandesa de energ¨ªa e¨®lica. El cambio del clima y la suciedad marina no son una ideolog¨ªa. Es preciso negociar y colaborar. Y si negocias, siempre pierdes algo, pero cuando colaboras, empiezas con una ambici¨®n colectiva alimentada por otras ideas, y con la ventaja de que deliberas sin miedo a cometer errores. Avanzas deprisa y eso facilita la aplicaci¨®n de medidas. Necesitamos el agua para sobrevivir y no es que estemos a tiempo de salvarla, es que no hay m¨¢s remedio.
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