?Qu¨¦ haremos con el tiempo libre que nos dejar¨¢n los robots?
?Y si la automatizaci¨®n nos ofreciese un mundo en el que trabajar solo un par de horas al d¨ªa? ?Qu¨¦ har¨ªamos con el resto? El panorama apunta a una crisis de identidad y un profundo cambio educativo y social
A Elena no la levantar¨ªa ning¨²n despertador, dejar¨ªa que su cuerpo decidiese, har¨ªa caf¨¦ cada ma?ana y se sentar¨ªa a desayunar sin mirar media docena de veces la hora. Manuela piensa y cree que morir¨ªa del aburrimiento. Daniel pedalear¨ªa cada tarde, ir¨ªa al mercado y no al s¨²per, terminar¨ªa una lista de pueblos que lleva intentando visitar ocho a?os. Pilar se mudar¨ªa de piso, se tumbar¨ªa en el sof¨¢ durante la siesta para ver series y aprender¨ªa a tocar el viol¨ªn. Carolina se preparar¨ªa para un Iron Man. Juanma y Sof¨ªa har¨ªan un calendario semanal de teatro, cine y museos, pintar¨ªan las paredes del sal¨®n, ser¨ªan padres. Noelia entra en p¨¢nico ante la idea de no tener nada que hacer. Alejandra cambiar¨ªa de trabajo o montar¨ªa una web de no sabe qu¨¦.
?Y si no tuvi¨¦semos que trabajar m¨¢s de un par de horas al d¨ªa? ?Qu¨¦ har¨ªamos con esa cantidad importante y poco habitual de tiempo libre? La respuesta autom¨¢tica suele ser aquello que se tiene ganas de hacer en ese instante y no se puede, aficiones abandonadas, deseos de un imaginario com¨²n: viajar, leer, ir al cine, al teatro, a conciertos, hacer m¨¢s deporte, aprender a cocinar-tocar un instrumento-bailar-tejer¡ Son ideas instintivas que surgen dentro de un contexto en el que lo com¨²n es tener poco tiempo disponible. Si la respuesta es meditada, se vuelve mucho m¨¢s ambigua, se llena de frases como "no s¨¦" o "tendr¨ªa que pensarlo mucho".
Ese extra?o escenario, que ahora parece lejano y del que solo se pueden hacer conjeturas, podr¨ªa materializarse en alg¨²n momento si las previsiones sobre la cuarta revoluci¨®n industrial (o revoluci¨®n rob¨®tica) se cumplen, si la tendencia contin¨²a y los androides empiezan a hacerse cargo de algunos de los trabajos del ser humano, total o parcialmente, como ya ha empezado a ocurrir; el pasado enero, por ejemplo, la aseguradora japonesa Fukoku Mutual Life sustituy¨® a 34 de sus empleados en oficinas por un sistema de inteligencia artificial basado en el IBM Watson Explorer (una plataforma de an¨¢lisis de contenido a partir de datos).
Seg¨²n el ¨²ltimo informe anual de la Federaci¨®n Internacional de Rob¨®tica (de 2016 con datos de 2015), actualmente hay en el mundo entre 1,5 y 1,75 millones de robots activos. Una cifra que habr¨¢ crecido, como viene haciendo durante los ¨²ltimos a?os, en las estad¨ªsticas que ese mismo organismo publicar¨¢ en septiembre y que ya lleva un tiempo ocupando la agenda de organismos internacionales.
Empieza a haber muchas y muy variadas previsiones de cifras para los empleos que se destruir¨¢n o los que se crear¨¢n: el Foro de Davos calcula que esta cuarta revoluci¨®n industrial acabar¨¢ con m¨¢s de 5 millones de puestos de trabajo en los 15 pa¨ªses m¨¢s industrializados del mundo de aqu¨ª a 2020, la OCDE estima que solo en Espa?a, el 12% de los trabajadores podr¨ªan ser sustituidos a corto plazo por robots, mientras, la Uni¨®n Europea calcula que solo la Inteligencia Artificial har¨¢ nacer casi un mill¨®n de empleos nuevos.
PARTICIPA EN LA ENCUESTA
La iniciativa REIsearch, con apoyo de la Uni¨®n Europea, est¨¢ realizando una encuesta a todos los ciudadanos europeos para conocer su opini¨®n sobre el impacto de la tecnolog¨ªa en aspectos como la econom¨ªa, el trabajo, las esfera p¨²blica y la vida privada. Puedes participar en esta iniciativa pinchando en este enlace. Los resultados de esta campa?a de encuestas ser¨¢n presentados a la Comisi¨®n Europea.
Sin embargo, es muy escasa la literatura en la que se hable del tiempo libre que dejar¨¢ ese cambio, de los cambios sociales que acarrear¨¢ y ni hablar de fechas probables en las que eso podr¨ªa ocurrir. Aunque s¨ª empieza a haber inter¨¦s por adentrarse m¨¢s all¨¢ de la econom¨ªa en este futuro que parece inevitable: la iniciativa REIsearch, lanzada el pasado a?o con apoyo de la Uni¨®n Europea y la Comisi¨®n Europea, est¨¢ haciendo una encuesta a todos los ciudadanos europeos para conocer su opini¨®n sobre el impacto de la tecnolog¨ªa en aspectos como la econom¨ªa, el trabajo, las esfera p¨²blica y la vida privada.
Antonio Rodr¨ªguez de las Heras, catedr¨¢tico de la Universidad Carlos III de Madrid y director del Instituto de Cultura y Tecnolog¨ªa de esa misma instituci¨®n, reflexiona precisamente sobre c¨®mo estamos observando ese cambio de paradigma desde un punto de vista puramente econ¨®mico y de alteraci¨®n en los puestos de trabajo y en el tipo de profesiones: ¡°Pero lo que nos espera de la robotizaci¨®n es una agudizaci¨®n de la crisis cultural que ya estamos viviendo y que va a alterar profundamente las estructuras¡±.
Si cualquiera se frota las manos hoy cuando escucha la palabra "libranza" o "vacaciones" es porque la sociedad est¨¢ siendo educada, desde hace d¨¦cadas, para la producci¨®n, para ser rentable y para contribuir al statu quo del actual sistema capitalista. "Nadie sabe qu¨¦ har¨ªa cada individuo con ese tiempo, pero la cuesti¨®n va m¨¢s all¨¢ de ir tres d¨ªas al cine en vez de uno", apunta Rodr¨ªguez de las Heras.? Aqu¨ª, algunas de las claves de ese "m¨¢s all¨¢", que no forma parte por el momento del debate informativo, centrado en cifras, porcentajes y t¨¦rminos de coste y beneficio y que est¨¢ lleno de incertidumbre. "Hay muy poca previsi¨®n y muy poca creatividad en cuanto a los escenarios posibles", puntualiza. Para ¨¦l, no se trata de anunciar cual profetas o especular de forma apocal¨ªptica, sino de reflexionar: "Estamos trivializando la robotizaci¨®n, que es un fen¨®meno capilar que va a ir entrando, a veces, de forma invisible, y que es mucho, mucho m¨¢s profundo".
?Estamos preparados para tener mucho m¨¢s tiempo libre?
Un s¨ª al un¨ªsono podr¨ªa esperarse como respuesta obvia a esta pregunta. El tiempo es, probablemente, la magnitud de la que cualquiera quiere m¨¢s, la que la humanidad siempre ha ansiado (y ans¨ªa) con m¨¢s fuerza. En la realidad que Andrew Niccol dibuj¨® en In Time, la pel¨ªcula protagonizada por Justin Timberlake en 2011, los seres humanos han dejado de envejecer, sin embargo, cuando cumplen 25 a?os se activa una cuenta atr¨¢s que les dar¨¢ un a?o m¨¢s de vida; durante esos 12 meses, deben empezar a ganar tiempo: si el reloj digital que se dibuja en sus antebrazos llega al cero, mueren. Luchan, sudan, sufren y matan por conseguir segundos en lo que podr¨ªa ser una met¨¢fora dist¨®pica del mundo occidental.
Como en aquel filme, el concepto de ocio, y por tanto el de trabajo, se alterar¨ªan mucho bajo esta hip¨®tesis. Aunque antes de eso, el historiador Rutger Bregman (Westerschouwen, Holanda, 1988), cree necesario "repensar qu¨¦ es trabajo": "Hoy, millones de personas hacen trabajos que creen que carecen de sentido ¡ªest¨¢n enviando correos electr¨®nicos o escribiendo informes que nadie lee¡ª. Creo que debemos trabajar menos, para que podamos hacer m¨¢s , para vivir una vida rica y significativa". Una idea que enlaza con una idea que tambi¨¦n da Rodr¨ªguez de las Heras: "El trabajo se consider¨® un castigo hasta que el sistema econ¨®mico consigui¨® darle la vuelta y sublimarlo hasta el punto de reclamarlo. Trabajo y m¨¢s trabajo para que el sistema siga funcionando como buenos consumidores".
Y el horizonte de ocio trastocar¨ªa el modelo actual por completo, seg¨²n el catedr¨¢tico: "Actualmente se nos quita lo ¨²nico que somos, tiempo, hay una alienaci¨®n tan sublimada por la hiperactividad que podr¨ªa decirse que vac¨ªa a las personas, las deja sin capacidad reflexiva. ?C¨®mo vamos a enfrentarnos a ocho horas libres diariamente?". Para Bregman, viendo el contexto actual, se puede: "Si comparamos diferentes pa¨ªses, en realidad son aquellos con las semanas de trabajo m¨¢s cortas donde la gente dedica m¨¢s tiempo a cuidar a los ancianos, los voluntarios trabajan y participan en sus comunidades locales. Son los pa¨ªses con las semanas de trabajo m¨¢s largas donde la gente ve m¨¢s televisi¨®n, no se puede hacer mucho m¨¢s si est¨¢s cansado despu¨¦s de horas y horas en una oficina aburrida".
La sociedad est¨¢ educada para la producci¨®n, para ser rentable y para contribuir al statu quo del actual sistema capitalista
La doctora N¨²ria Codina, profesora de la Universidad de Barcelona y especialista en Psicolog¨ªa Social y Ocio y Gesti¨®n del Tiempo, apunta por el contrario a que la sociedad no est¨¢ educada para el uso y la gesti¨®n del tiempo: "Es el bien m¨¢s escaso y m¨¢s democr¨¢tico y no se valora". Y se pregunta, adem¨¢s, si ese futuro tiempo de "no trabajo" ser¨¢ realmente "tiempo libre": "Probablemente se nos mantendr¨¢ ocupados. En esta l¨ªnea posiblemente tome fuerza una modalidad de ocio, conocida entre los especialistas como 'ocio serio', que es aquello a lo que la persona se dedica procurando realizar la actividad cada vez mejor (idiomas, aprendizaje de instrumentos, disciplinas que requieren horas de pr¨¢ctica para desarrollarse bien...)".
?Y las estructuras?
Los poderes p¨²blicos, que viven pegados a la soluci¨®n inmediata de los problemas inmediatos, no se han parado a pensar en el problema del tiempo m¨¢s all¨¢ de las consecuencias en sus estad¨ªsticas de poblaci¨®n activa. Codina cree que solo adoptar¨¢n medidas en el momento en el que se manifiesten problemas sociales: "Problemas que pueden venir por parte de aquellos que no sepan qu¨¦ hacer con su tiempo".
Para Bregman, la disposici¨®n o no de las grandes estructuras para este cambio no es del todo importante: "El cambio real nunca comienza con las grandes potencias pol¨ªticas o econ¨®micas, comienza en los m¨¢rgenes de la sociedad". El historiador recuerda c¨®mo cada hito de la civilizaci¨®n (la democracia, el fin de la esclavitud, el estado de bienestar) fue alguna vez una fantas¨ªa ut¨®pica. "Siempre comienza con alguien que es desechado (por las grandes potencias) como irracional y poco realista. La tarea de los intelectuales es hacer realista lo irreal, hacer inevitable lo imposible". Y a?ade una frase de ?scar Wilde: "El progreso es la realizaci¨®n de utop¨ªa".
Rodr¨ªguez, adem¨¢s, apunta a un cambio que ya se est¨¢ produciendo y que podr¨ªa calar del todo si hubiese m¨¢s momentos para la reflexi¨®n: un mundo donde no hay p¨²lpitos ni balcones sino corrillos y reuniones en las calles. "Los grandes poderes ya est¨¢n viendo que esa plaza, que antes les miraba a ellos, ha dejado de hacerlo y se ha puesto a hablar. Es una forma de organizaci¨®n que nos cuesta trabajo entender ahora por la falta de referencias cercanas, pero necesaria". Para el catedr¨¢tico, esta es una situaci¨®n amplificada por la sociedad en red: "Da la palabra a los que, hasta ahora, solo pod¨ªan escuchar. Es lo m¨¢s revolucionario". Y frente a eso, asegura, ese intento de desprestigiar estos movimientos "alegando que solo se dicen idioteces, trivialidades, que son un peligro¡".
M¨¢s tiempo, m¨¢s reflexi¨®n, m¨¢s revoluci¨®n contra lo establecido. Algo que, por otra parte y seg¨²n Gabriela Vargas-Cetina, profesora de Antropolog¨ªa en la Universidad Aut¨®noma de Yucat¨¢n (M¨¦xico) y autora del art¨ªculo Tiempo y poder: la antropolog¨ªa del tiempo, el poder intentar¨¢ coartar: "Son ellos (poderes pol¨ªticos y econ¨®micos) quienes est¨¢n promoviendo los cambios en las formas de empleo y trabajo que nos llevar¨¢n a un mundo cada vez m¨¢s desigual en t¨¦rminos del disfrute del tiempo libre".
Pararse y darse cuenta o la crisis de identidad
Como cada periodo de cambio en la historia, las preguntas se acumulan respecto al futuro y a veces se repiten. La fil¨®sofa y pol¨ªtica Hannah Arendt, en los a?os 50, ya se preguntaba qu¨¦ ocurrir¨ªa si el trabajo diese tanto tiempo libre como para que la gente se dedicase a otras actividades. "Y dec¨ªa que no hay ninguna que cree tanta identidad como el trabajo", arguye Jos¨¦ Francisco Dur¨¢n, profesor de sociolog¨ªa de la Universidad de Vigo. En aquel momento, las horas que el periodo laboral dejaban vac¨ªas la sociedad las dedicaba a realizarse, sobre todo, socialmente.
"Ahora es tiempo de consumo, de puro entretenimiento, y eso tiene problemas para crear identidad a largo plazo". La anomia, que ?mile Durkheim introdujo en La divisi¨®n del trabajo social (1893), es la palabra que Dur¨¢n elige para este futuro hipot¨¦tico. "Aunque ya se da hoy en d¨ªa. Es ese estado en el que hay una incapacidad para encajar la sociedad con el individuo y este no siente inter¨¦s por hacer nada, no est¨¢ motivado, ni para s¨ª mismo ni para los dem¨¢s". Seg¨²n el profesor, hoy las motivaciones vienen principalmente del ¨¢mbito del consumo, lo que hace que tengan que generarse nuevas de forma continua: "No hay un proceso vital de largo recorrido, todo es nuevo y pasa r¨¢pido. Eso crea un estado an¨®mico que repercute en una crisis de identidad".
La vacuidad a la que alude Dur¨¢n puede derivar, a veces, en supuestos negativos. Gabriela Vargas-Cetina alude a las situaciones de "reconocimiento interno y exclusi¨®n" que pueden darse alrededor de esa creaci¨®n de identidad: "Muchas veces quedan en el borde del totalitarismo". En un mundo como el actual, con repuntes de los movimientos ultraderechistas, ese tiempo libre podr¨ªa acabar us¨¢ndose, seg¨²n Vargas-Cetina, en expresar ese resentimiento. "Nos estamos enfrentando a una crisis identitaria en el sentido de un reforzamiento de las identidades grupales como formas totalitarias de identidad".
Todos los que que renunciaron a sus sue?os porque pensaban que ten¨ªan que ganarse la vida, podr¨ªan lanzarse a cumplirlos Rutger Bregman
De forma constante, la sociedad se remite a movimientos pasados para preveer los futuros; en muchos casos con una carga mesi¨¢nica importante. "Y es un modelo totalmente desajustado. Sabemos que el cambio vendr¨¢, y lo har¨¢ poco a poco y calando profundamente, y cuando llegue, el ser humano se dar¨¢ cuenta de que nunca antes hab¨ªa tenido tiempo para reflexionar y se dar¨¢ cuenta de las lagunas inmensas que tiene", arguye el catedr¨¢tico Antonio Rodr¨ªguez de las Heras. Habla de nuevos malestares previos a un cambio social muy profundo del que no saldr¨¢ un l¨ªder, sino un movimiento m¨¢s atomizado y global que, seg¨²n Bregman, debe pasar no solo por prepararse para una nueva identidad, sino superar la verdadera crisis de esta, que se est¨¢ dando ahora.
Apunta el historiador holand¨¦s a que cerca de un tercio de la mano de obra moderna est¨¢ actualmente atrapada en un trabajo que encuentra in¨²til. Y asegura que no habla de agricultores, enfermeras o profesores, sino de abogados, banqueros y consultores: "Todos los que que renunciaron a sus sue?os porque pensaban que ten¨ªan que ganarse la vida. Es una de las grandes tragedias de nuestro tiempo: estamos desperdiciando una cantidad incre¨ªble de energ¨ªa, ambici¨®n e inteligencia con todas esas personas inteligentes que trabajan en algo que no aporta nada de valor. O incluso peor (en el caso del sector financiero) que lo destruyen". Para Bregman no es una coincidencia que los que trabajan en este ¨¢rea, a menudo, terminen con agotamiento o depresi¨®n: "La verdadera crisis de identidad de nuestros tiempos".
Adi¨®s, educaci¨®n actual
Para que ese cambio de paradigma tenga lugar, todos coinciden en un punto clave: la educaci¨®n, ahora enrocada en el af¨¢n por alienar y adoctrinar en los valores de la productividad, la rentabilidad y el futuro econ¨®mico sostenible bajo los criterios de la jerarqu¨ªa de la oferta y la demanda. Para la antrop¨®loga Vargas-Cetina, desde las estructuras hegem¨®nicas de poder y el status quo, los cambios nos est¨¢n llevando de una educaci¨®n m¨¢s cr¨ªtica a una m¨¢s t¨¦cnica, donde las ciencias sociales, las artes y las humanidades son relegadas. "Visto desde un futuro mejor para todos, deber¨ªamos tener m¨¢s arte, m¨¢s cr¨ªtica, m¨¢s ciencias sociales y m¨¢s herramientas que nos ayuden a entender por qu¨¦ la t¨¦cnica nunca es 'solamente' una aplicaci¨®n de las cosas, sino la implementaci¨®n de una cierta filosof¨ªa".?
Hacerse con el control de la educaci¨®n es formar el mundo que t¨² quieres Antonio Rodr¨ªguez de las Heras
En 2015, la reforma educativa espa?ola (LOMCE) redujo la asignatura de Filosof¨ªa en las aulas de manera significativa; en aquel momento, profesores y expertos se levantaron y arguyeron que la materia llevaba a?os siendo maltratada. Aquel fue solo un ejemplo m¨¢s del escaso inter¨¦s que la pol¨ªtica ¡ªal fin y al cabo quien tiene en su mano la palanca de mando¡ª tiene por inculcar el amor a la sabidur¨ªa. "Los grandes poderes, tanto nacionales como supranacionales, fomentan una educaci¨®n vinculada directamente al trabajo; y la otra forma que han entendido hasta ahora ha estado vinculada al tema de la ciudadan¨ªa, pero eso s¨ª, con valores superfluos y d¨¦biles", subraya Dur¨¢n.
Rodr¨ªguez de las Heras tambi¨¦n se encamina hacia ah¨ª: "La educaci¨®n siempre es revolucionaria o contrarrevolucionaria, por eso se disputa continuamente. Todos queremos en nuestra mano el mando para mover o contener el mundo y hacerse con la educaci¨®n es formar el mundo que t¨² quieres". El catedr¨¢tico coloca la educaci¨®n como la protagonista ¨²nica de un cambio que habr¨¢ de darse en cada individuo y que lo prepare frente a la indefensi¨®n y la vulnerabilidad que supondr¨ªa este futurible. "Disponer de tiempo, al principio, nos deja indefensos frente a la invasi¨®n que supone el entretenimiento, una especie de sonajero sin trasfondo".
Los grandes poderes, tanto nacionales como supranacionales, fomentan una educaci¨®n vinculada directamente al trabajo Jos¨¦ Francisco Dur¨¢n
Preparar a las personas para ser cultos, aprender a observar el mundo, discernir lo que sucede tras lo que es contado, alejar el trabajo como ¨²nica realizaci¨®n personal, bajarle los humos al ¨¦xito profesional como indicador de felicidad... Un indicador que, probablemente, dejar¨ªa m¨¢s en pa?ales que al resto a aquellos saturados de t¨ªtulos, cargos y honores laborales. Rodr¨ªguez apunta a quienes tienen un nivel sociocultural m¨¢s alto como los m¨¢s afectados: "Su proceso educativo ha sido extraordinariamente transformador, una horma muy fuerte para que ser una pieza de relojer¨ªa en la maquina social, por tanto, ah¨ª puede producirse un derrumbamiento". Aunque asegura que el da?o y las perturbaciones pueden ser muy dispares. "Los efectos de ese posible escenario va a darnos sorpresas, no son nada predecibles".
N¨´ria Codina suma una arista m¨¢s a las hip¨®tesis que podr¨ªan darse: no solo un cambio educativo es "esencial", sino que habr¨ªa que introducir expertos en gesti¨®n del tiempo y el ocio. "No se trata solo de ocupar el tiempo, lo ¨®ptimo es invertirlo en aquello que realmente aporte el desarrollo psicosocial de la persona. Y aqu¨ª es importante destacar que algunas escuelas desarrollan experiencias piloto en las que el contenido acad¨¦mico se imparte a partir del ocio; unas experiencias que aportan innovaci¨®n y nos preparan para otro modelo de ense?anza".
Poderoso caballero es Don dinero
Para asegurar un cambio positivo en lo que podr¨ªan ser las escuelas del futuro, Bregman, autor de Utop¨ªa para realistas, apunta hacia la renta b¨¢sica garantizada como puntal para que las nuevas generaciones se dediquen m¨¢s a seguir lo que desean y no lo que deben: "Los padres a menudo dicen a sus hijos 'aseguraos de estudiar algo que tenga un buen sueldo'. El resultado es que muchos j¨®venes no estudian artes, m¨²sica, danza, historia o filosof¨ªa, porque tienen miedo de no ganar suficiente". Si supieran que esa parte est¨¢ cubierta, las decisiones de millones de personas, seg¨²n el historiador, empezar¨ªan a ser otras.
Con una renta b¨¢sica garantizada, por primera vez en la historia, todos ser¨ªan verdaderamente libres Rutger Bregman
Por eso cree en la absoluta necesidad de adquirir ese nuevo derecho: "Es crucial que demos a todos la libertad de decidir por s¨ª mismos qu¨¦ quieren hacer con su vida. Ser¨ªa el mayor logro del capitalismo y de la socialdemocracia". Por primera vez en la historia, todos y no solo los ricos, podr¨ªan decir "no" a un trabajo que no quieren hacer. "Por primera vez en la historia, todos ser¨ªan verdaderamente libres".
Bienvenida de nuevo, cultura
Dentro de esa educaci¨®n renovada, sin duda para los expertos, la cultura se posicionar¨ªa en cabeza. "La educaci¨®n y la cultura se desmembraron la una de la otra hace tiempo y eso cre¨® una anomal¨ªa en el cociente educativo y cultural", anota Rodr¨ªguez de las Heras, aludiendo a una divergencia que ha generado carencias inmensas en el desarrollo de las personas. "Si vuelven a integrarse, aquellas cosas que ahora pueden incluso molestar, como la pintura o la escritura creativa, se recuperar¨¢n". El catedr¨¢tico est¨¢ convencido de que este tipo de habilidades, ahora pertenecientes al mundo del tiempo libre de cada uno, tendr¨¢n un renacimiento: "Ese ocio llevar¨¢ a aquello que te han robado porque no cab¨ªa durante el tiempo laboral impuesto".
Aunque, como en el resto de sectores, la cultura deber¨¢ atravesar un proceso de cambio que ofrezca respuestas y satisfaga las necesidades (que se antojan m¨¢s profundas) del nuevo p¨²blico. Unos espectadores que, en su mayor¨ªa y por el momento, "consumen cultura". El profesor Dur¨¢n explica que, aunque ahora existe un af¨¢n cultural enorme, es solo un especie de espejismo del af¨¢n por el entretenimiento "enfocado a recuperar fuerzas para volver a trabajar". Sin embargo, afirma, deber¨ªa ser algo que permitiese ser mejor moralmente, tener m¨¢s capacidad y mejores herramientas para comprender el mundo: "El entretenimiento convierte a las personas en la masa, mientras que la cultura pasa por apreciar lo que se experimenta, por cultivarlo. Solo entonces se es m¨¢s libre".
Para todo lo anterior hay matices: la situaci¨®n no ser¨ªa igual en India que en Australia, ni ser¨ªa lo mismo para aquellos con profesiones vocacionales que mec¨¢nicas, ni creativas que burocr¨¢ticas. Pero parece claro que, en un mundo en el que nos han ense?ado a ser eficientes operarios del sistema, habr¨ªa que aprender, de nuevo y casi de cero, a vivir. Bregman est¨¢ convencido de que millones de personas podr¨¢n dedicar m¨¢s tiempo a cosas que creen que son realmente valiosas ¡ªsiempre y cuando se cumpliese la premisa de la renta b¨¢sica garantizada¡ª: "De repente todo el mundo podr¨ªa pasar a un trabajo diferente, una ciudad diferente y comenzar una nueva empresa. Aunque, obviamente, no sabemos con certeza lo que ocurrir¨¢".
Por el momento, es dif¨ªcil hacerse a la idea de un mundo en el que trabajar ocupara una parte m¨ªnima del tiempo; por el momento hay que volar, tener cinco brazos y dos agendas, rezar porque el transporte p¨²blico sea puntual o no haya atasco, porque no se bloquee el ordenador o no caiga ninguna de las redes que son el puente de contacto con el resto del mundo; por el momento, el mundo es una carrerita en bucle entre el coyote y el correcaminos. El tiempo, claro, es el coyote y nosotros el correcaminos.
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