No podemos seguir comiendo carne como hasta ahora

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Documentales como Cowspiracy (juego de palabras entre "vacas" y "conspiraci¨®n") se preguntaban, entre sospechas, por qu¨¦ la producci¨®n de alimentos de origen animal no aparec¨ªa entre los grandes frentes de lucha contra el cambio clim¨¢tico. El dato, desde luego, es llamativo: el 14,5% de los gases de efecto invernadero ¡ªaquellos que causan el calentamiento global¡ª emitidos por la acci¨®n humana vienen del sector de la ganader¨ªa, seg¨²n datos de la FAO (agencia de Naciones Unidas para la alimentaci¨®n y la agricultura). Es decir, la digesti¨®n de las vacas y otros animales en forma de ventosidades y excrementos, junto con el uso de la tierra que requiere su crianza y alimentaci¨®n, liberan m¨¢s gases que todo el sector mundial de transportes.

Grandes consumidores como China ya han presentado planes para recortar la ingesta de carnes en general, y los estadounidenses (los segundos que m¨¢s la comen por persona y a?o, despu¨¦s de Australia) toman hoy unos nueve kilos menos que hace 10 a?os. Pero la tendencia general es opuesta. El crecimiento econ¨®mico en los pa¨ªses en desarrollo y otros fen¨®menos desembocan en que cada vez comemos m¨¢s animales. Y, por otro lado, cada vez somos m¨¢s. Por lo que, si no hay grandes cambios, las emisiones achacables a la industria alimentaria seguir¨¢n creciendo.

Las v¨ªas para reducirlas son dos (aunque una no excluye a la otra): una es recortar el consumo de los alimentos m¨¢s contaminantes. Esto pasa por fomentar un cambio en las dietas que se traslade a los productores. "Nosotros siempre respondemos al mercado", aclara Pekka Pesonen, secretario general de Copa-Cogeca, la principal agrupaci¨®n de agricultores y ganaderos europeos. "Y, ?hasta qu¨¦ punto debemos guiar a los consumidores en sus elecciones, sea a trav¨¦s de impuestos, de promoci¨®n...?", se pregunta.

Pesonen se muestra pesimista sobre la efectividad de este enfoque, y pone el ejemplo del tabaco: "Sabemos que puede ser perjudicial y, a pesar de toda la informaci¨®n disponible, se sigue consumiendo", indica. Pero Rodrigo, de ProVeg, mantiene que la demanda de los ciudadanos no es tanto de productos concretos, como de prote¨ªnas "con un sabor y textura que les resulte familiar y agradable". Y por eso presenta como alternativa algunas iniciativas ya en marcha, como la producci¨®n de salchichas o jam¨®n a base de vegetales, e insiste en la necesidad de concienciaci¨®n.

Una de las principales contraindicaciones de ese camino, el de la reducci¨®n del consumo, es el efecto sobre la econom¨ªa de quienes se dedican a ello. De nuevo seg¨²n la FAO, unos dos tercios de las familias rurales m¨¢s pobres cr¨ªan ganado, y dependen de su carne o su leche para el sustento. En el mundo hay, adem¨¢s, unos 500 millones de pastores. "Cuando hablamos de carne o leche, no hablamos solo de comida, sino del modo de vida de millones de personas en ¨¢reas marginales", destaca Henning Steinfeld, experto de la agencia.

Por eso, la otra forma de hacer carnes y l¨¢cteos m¨¢s verdes es reducir la intensidad de sus emisiones. Es decir, disminuir la cantidad de gases de efecto invernadero que se liberan por cada kilo de prote¨ªnas. Steinfeld recurre a un ejemplo: mejoras en la cr¨ªa, el tratamiento veterinario o la alimentaci¨®n de los animales permitieron triplicar la producci¨®n lechera en varios lugares de India. La FAO defiende que extender estas pr¨¢cticas mejoradas en la cr¨ªa del ganado ¡ªseg¨²n la agencia, f¨¢cilmente disponibles¡ª puede reducir las emisiones globales del sector entre un 20% y un 30%.

"Al referirnos a la producci¨®n de alimentos a partir de animales no podemos pensar solo en el cambio clim¨¢tico: no ser¨ªa justo", sostiene Steinfeld. "Hay que medir m¨¢s factores, porque para mucha gente el ganado es mucho m¨¢s que sus emisiones de gases", abunda. Cuesti¨®n aparte es la diet¨¦tica.

Pero en el contexto general de la batalla clim¨¢tica, Pesonen a?ade que, a diferencia de otros sectores como el del transporte (14% del total de emisiones), el de la ganader¨ªa tiene incluso la capacidad, aun por explotar, de mitigar el calentamiento. "La mayor¨ªa de los pastizales est¨¢n degradados porque no se cuidan adecuadamente pero, si se gestiona bien el pastoreo, hay un gran potencial para recuperar esos suelos, que son un enorme almac¨¦n de carbono", sostiene Steinfeld. En cambio, otro estudio de Oxford sostiene que ese secuestro de carbono por parte del ganado pastoril solo se da bajo condiciones ideales.

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