Campanadas a medianoche | Cinco minutos antes de la cuenta atr¨¢s
En nochevieja, los padres responsables ya no hacen el Falstaff.
Igual que los tomates, las nocheviejas de ahora ya no tienen el sabor de antes. Que para los ni?os ochenteros se resume en especiales de Martes y Trece, canciones de Mecano y permiso para trasnochar.
Pero el problema no es la nostalgia sino que ya no somos ni?os.
Y ahora nos preocupan m¨¢s cosas adem¨¢s de comernos nosotros las figuritas de mazap¨¢n antes de que alg¨²n ego¨ªsta sea m¨¢s r¨¢pido.
Ahora somos los padres que tienen que organizarlo todo: en qu¨¦ cadena vemos las campanadas (porque el especial, si no queremos rebeli¨®n hogare?a de la ni?a, ser¨¢ de Peppa Pig), que las uvas est¨¦n peladas para que no se atragante ni las escupa, cu¨¢nto az¨²car en forma de figurita o turr¨®n puede asimilar nuestra hija sin convertirse en un gremlin, y hasta qu¨¦ hora la dejamos despierta sabiendo que los vecinos tendr¨¢n sus fiestas montadas y tampoco se dormir¨¢ r¨¢pidamente.
(Y todo esto si jugamos la modalidad ¡°f¨¢cil¡± de celebrar la nochevieja en casa, que tambi¨¦n hay valientes que alquilan una casa rural, viajan a la t¨ªpica ciudad europea para darle pedigr¨ª a las fotos de instagram o salen a la calle para celebrarlo en el piromusical de turno, y entonces al pack b¨¢sico hay que sumarle abrigo, provisiones y raci¨®n extra de imprevistos.)
La responsabilidad y el liderazgo obligado han convertido las fiestas m¨¢s apetecibles del a?o en un videojuego donde cada d¨ªa sin escuela infantil es una fase llena de enemigos en forma de constipados, agendas a cuadrar y comidas a preparar o a celebrar cual carrera contrarreloj, sin dejar de jugar todas las horas posibles con la ni?a.
Para ponernos shakesperianos: adi¨®s Falstaff, ahora el pr¨ªncipe Hal tiene que madurar.
(Y hacerse mayores y responsables a veces implica que despu¨¦s de atiborrarnos de comida a lo Ob¨¦lix, encararemos las campanadas tomando 12 ¨¢lmax.)
A cambio nos libramos de la ropa interior roja, de las fiestas masificadas con entradas car¨ªsimas y cotillones cutres, de hacer cola para todo, de buscar taxi entre borrachos que cruzan la calle para rob¨¢rtelo antes¡
Acabaremos el a?o y empezaremos el nuevo con la persona que m¨¢s queremos del mundo.
Y mientras la ciudad amanece sucia y resacosa, en el nuevo a?o nosotros nos levantaremos pronto como esa gente que tiene voluntad de hierro para ir a al gimnasio a las siete de la ma?ana y practicaremos el deporte paternal de ir a jugar al parque si hace solecito.
Feliz 2018 paternal a todos.
PD: De regalo, os dejo el t¨ªpico refrito poco sutil, con mis 10 columnas m¨¢s apreciadas del a?o:
- Dormir de un tir¨®n /elpais/2017/01/27/mamas_papas/1485522583_607472.html
- ?La paternidad es recomendable? /elpais/2017/01/20/mamas_papas/1484915521_737791.html
- La responsabilidad de los canguros /elpais/2017/03/03/mamas_papas/1488531852_897723.html
- Aventuras en el chiquipark /elpais/2017/02/17/mamas_papas/1487327730_235612.html
- Los nuevos padres /elpais/2017/03/19/mamas_papas/1489906405_381364.html?rel=mas
- ¡°Los terribles dos¡± /elpais/2017/04/03/mamas_papas/1491229105_776051.html
- La convivencia con otros padres /elpais/2017/05/19/mamas_papas/1495186135_718808.html
- Ya no s¨¦ qu¨¦ cocinarle /elpais/2017/06/14/mamas_papas/1497444908_499902.html
- Ni?os y bodas /elpais/2017/09/20/mamas_papas/1505900797_075884.html
- Peleas en el parque /elpais/2017/10/31/mamas_papas/1509460974_107949.html
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