La escuela cor¨¢nica que protege a los transg¨¦nero
Este centro en Yogjakarta, en la isla de Java, es refugio de la comunidad LGTBI en un momento en el que arrecian los ataques contra ella en Indonesia
En el centro de la isla de Java, la principal del archipi¨¦lago indonesio, se encuentra la bohemia ciudad universitaria de Yogjakarta. La joya de la corona de una intensa actividad cultural alternativa, rica en bares, caf¨¦s, clubs, con una mirada en los modelos occidentales de vida. En la ciudad vive Shinta Ratri, una se?ora transg¨¦nero de 54 a?os, muy elegante y educada, l¨ªder de la ¨²nica escuela cor¨¢nica en el mundo por y para lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT): la Pondok Pesantren Waria al Fatah.
Llegar a la escuela no es f¨¢cil. El edificio se encuentra escondido en un laberinto de callejuelas en un distrito remoto de la ciudad, cercano a la zona de los antiguos mercados. Ratri fund¨® este centro en su vieja casa con el fin de crear un lugar donde los waria, pudiesen rezar juntos, sin permanecer aisladas en sus casas. Waria es una palabra que combina los t¨¦rminos indonesios wanita (mujer) y pria (hombre), y se usa para definir a los transg¨¦nero. Esta comunidad ha perseguido desde hace m¨¢s de una d¨¦cada el reconocimiento formal como tercer g¨¦nero adem¨¢s de la paridad a nivel religioso, en un ambiente cada vez m¨¢s conflictivo.
El intento de Ratri es el de abatir aquel precepto religioso, dejando atr¨¢s el binarismo de g¨¦nero, que exige tanto a hombres como a mujeres que recen separados en la mezquitas, en los lugares y momentos de culto. ¡°Hemos sufrido varios ataques armados intimidatorios, que buscaban que cerr¨¢semos la asociaci¨®n, operados por parte de las falanges m¨¢s intransigentes del Front Pembela Islam y del Front Jihad Islam, los movimientos islamistas radicales que operan en la Regi¨®n de Java. Lo m¨¢s importante para todas nosotras y nosotros es demostrar que el islam acepta a las personas transg¨¦nero y que es una religi¨®n para toda la humanidad¡±, admite Ratri.
En la misma escuela se efect¨²an diferentes actividades sociales con el fin de enlazar las relaciones entre la comunidad LGBT y la sociedad civil: comidas, cenas, fiestas tradicionales como el Eid al Adah... Cualquiera del vecindario es bienvenido. Lo que une a todos en la escuela es el culto del Cor¨¢n, que se estudia rigurosamente bajo la supervisi¨®n de Ratri. ¡°Desde que ten¨ªa 10 a?os, lo que me interesaba no era jugar con los chicos, sino estar con las ni?as, vestir como ellas, compartir sus necesidades. Nunca tem¨ª repercusiones en mi vida social o familiar¡±, explica, ¡°No soy transg¨¦nero por simple elecci¨®n, este es mi destino¡±, concluye.
Un enorme problema de la comunidad LGBT en este pa¨ªs es que los afectados puedan permitirse el tratamiento sanitario contra la difusi¨®n del SIDA/VIH
Ratri forma parte de una familia de ocho hermanos y hermanas que han sabido aceptar su condici¨®n desde temprana edad. Muestra orgullosa fotos antiguas de la escuela que hoy dirige. En ellas aparecen miembros de su familia participando en las actividades del centro. ¡°Mi condici¨®n es totalmente aceptada, por esto me siento muy afortunada; no todos los waria son aceptados por sus seres queridos. Las personas transg¨¦nero no son, generalmente, objeto de esclavitud sexual en Indonesia, pero siguen viviendo en una circunstancia de extrema marginalizaci¨®n, analfabetismo y exclusi¨®n social¡±, asegura.
No todos cuentan lo mismo. ¡°Mi vida no ha sido tan f¨¢cil como la de Ratri. Mi familia primero y en el trabajo despu¨¦s nunca fui aceptada, la Waria al-Fatah es ahora mi familia, mi vida, mi trabajo¡±, se?ala Dewi, otro miembro de la escuela que desde hace m¨¢s de cinco a?os reside all¨ª de forma permanente.
La asociaci¨®n de Ratri no solo promueve que sus miembros logren la plena inclusi¨®n en la sociedad, sino que tambi¨¦n les ense?a a prevenir infecciones sexuales, les proporciona una peque?a ayuda econ¨®mica y educaci¨®n espiritual, pilar fundamental para la plena inclusi¨®n en la comunidad de Indonesia. ¡°Un enorme problema de la comunidad LGBT en este pa¨ªs es que los afectados puedan permitirse el tratamiento contra la transmisi¨®n del VIH-sida. Que lo consigan es uno de los principales objetivos de la asociaci¨®n¡±, apunta Ratri. "El tratamiento es muy duro y muy caro, y el Gobierno no provee ninguna subvenci¨®n¡±.
La comunidad transg¨¦nero en Indonesia es bastante numerosa, no existen cifras exactas, pues nunca se ha realizado un censo oficial. Seg¨²n Ratri, que acoge a personas desde todo el pa¨ªs, solo en la ciudad de Yogyakarta hay 372 personas transg¨¦nero; y en toda la isla de Java, m¨¢s de un mill¨®n. En los ¨²ltimos a?os, el n¨²mero de radicales religiosos se ha incrementado de forma evidente. En febrero de 2014, una ley nacional supuso un punto de inflexi¨®n al permitir al gobierno regional de la isla de Sumatra la reintroducci¨®n de la sharia. En 2016 y principios de 2017, los ataques organizados por grupos islamistas y las numerosas detenciones hechas en el marco de operaciones policiales contra la comunidad LGBT (uno de ellos llev¨® frente al tribunal de Jakarta, en solo un d¨ªa, m¨¢s de 140 personas) han alarmado la capital.
El ministro de Defensa de Indonesia, describi¨® el movimiento LGBT como una ¡°forma de guerra moderna ¨²til para socavar, debilitar, la credibilidad de Indonesia¡±
La homosexualidad no es ilegal en Indonesia, sin embargo, dada la creciente influencia de los grupos islamistas en el Gobierno nacional, a menudo los miembros de la comunidad LGBT son perseguidos y condenados por cr¨ªmenes relacionados con la pornograf¨ªa, blasfemia y sodom¨ªa. Muchas veces las condenas tienen un car¨¢cter vejatorio y son aplicadas en forma de violencia f¨ªsica como la flagelaci¨®n p¨²blica.
Seg¨²n Human Rights Watch, hasta 2015, la comunidad LGBT vivi¨® en Indonesia en un ambiente de tolerancia, pero en los primeros meses del 2016, el reemplazo de cargos pol¨ªticos regionales y la intensificaci¨®n de la propaganda islamista del grupo Front Jihad Islam, muy activo en las zonas conservadoras de Java y Sumatra, ha producido una evidentemente involuci¨®n en materia de derechos civiles.?
A principios de 2016, Ryamizard Ryacudu, ministro de Defensa de Indonesia, describi¨® el movimiento LGBT como una ¡°forma de guerra moderna ¨²til para socavar, debilitar, la credibilidad de Indonesia¡±. El mismo a?o el vicepresidente, Jusuf Kalla, ha presionado al PNUD (el programa de Naciones Unidas por el Desarrollo) para que el fondo que dedica al cese de las hostilidades y la discriminaci¨®n hacia la comunidad LGBT, fuese suspendido.
Seg¨²n la opini¨®n del activista de los Derechos Humanos, Juli Susanto, miembro de Inset, una organizaci¨®n que opera en la isla de Lombok, que se dedica a la protecci¨®n de los derechos de la comunidad transg¨¦nero, sostiene que muchos problemas amenazan a¨²n la vida de los LGBT en las ¨¢reas m¨¢s remotas del pa¨ªs. ¡°En las islas del norte y Sumatra, los problemas est¨¢n ligados a la resistente, y siempre m¨¢s vigorosa, fuerza de los grupos radicales; aqu¨ª en el sur, Bali, Lombok, en las islas de las especias, la gran falta de control sanitario y educativo tiene su origen en la dificultad de comunicaci¨®n con el centro de Indonesia¡±, apunta.
Juli sigue detectando una condici¨®n marginal de los transg¨¦nero: ¡°Es dif¨ªcil identificar a personas que necesitan ayuda porque son ellas mismas las que son reacias al revelar su estado p¨²blicamente¡± . Para sustituir la ausencia de programa social por parte de las instituciones, la ONG de Juli Susanto proporciona programas de educaci¨®n sexual y controles sanitarios para evitar la difusi¨®n de VIH-sida. Un peque?o grano de arena en medio de una situaci¨®n dif¨ªcil para esta comunidad.
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