El ¡®Hombre Compresa¡¯: Bollywood pierde una oportunidad para contar el drama de la mujer india
La pel¨ªcula, basada en una historia real, lleva el tab¨² de la menstruaci¨®n al cine por primera vez en el pa¨ªs. Pero silencia el drama que afecta a las v¨ªctimas reales de esta historia
El pasado 9 de febrero se estren¨® la pel¨ªcula PadMan (hombre compresa, en espa?ol), la primera producci¨®n de Bollywood que trata los problemas de la falta de higiene asociados con el tab¨² de la menstruaci¨®n en India. Basada en la historia real de Arunchalam Muruganantham, la cinta relata su lucha para crear compresas econ¨®micamente accesibles para las mujeres; haciendo frente a las supersticiones y el ostracismo que acompa?an al periodo en todo el subcontinente indio y otras partes del planeta.
La tragicomedia cuenta c¨®mo un hombre com¨²n de la India rural, angustiado porque su mujer utiliza trapos sucios y jirones de su sari para contener la hemorragia menstrual, manufactura ¨¦l mismo toallas sanitarias. Como ocurri¨® en realidad; el personaje es rechazado por su familia, desterrado de su localidad e ignorado por las instituciones. Pero el incansable soldador consigue crear una m¨¢quina de producci¨®n de compresas de bajo coste. Su invenci¨®n se instala en casi toda India y en otros 18 pa¨ªses en desarrollo. La haza?a lleva al h¨¦roe a compartir su visi¨®n con el mundo y, por supuesto, a recuperar a su esposa.
India ha reconocido el esfuerzo por llevar a la gran pantalla un tema estigmatizado ¡ªla pel¨ªcula ya ha sido prohibida en el vecino Pakist¨¢n. Pese a competir con la producci¨®n de Bollywood del a?o, Padmavaat, cuya controversia ha ocupado titulares durante meses; la historia del hombre compresa recaud¨® 1,7 millones de euros en su primer d¨ªa en cartel. Estrellas de cine han apoyado la cinta en las redes sociales. Mientras que la cr¨ªtica nacional e internacional aplaude la adaptaci¨®n de la historia real y su pretensi¨®n de concienciar a la audiencia. Pero ?cu¨¢l es el papel la mujer en la trama? ?D¨®nde est¨¢ la dolorosa, y en casos mortal, discriminaci¨®n por la menstruaci¨®n?
La pel¨ªcula consigue proyectar la huella del tab¨² que supone algo tan natural como tener el periodo en India; donde un 10% de la poblaci¨®n femenina cree que es una enfermedad. Risas en las butacas cuando el protagonista intenta involucrar a las mujeres de su entorno para probar su invento, justo antes de que ellas mismas lo expulsen de sus vidas por brujer¨ªa. Fidelidad en el an¨¢lisis del papel de la mujer en el estigma: juezas y verdugos de su propia discriminaci¨®n. Pero sin se?al de las v¨ªctimas.
La pel¨ªcula consigue proyectar la huella del tab¨² que supone algo tan natural como tener el periodo en India; donde un 10% de la poblaci¨®n femenina cree que es una enfermedad
La primera hora del filme acaso muestra el sufrimiento de la mujer a trav¨¦s de una pesadilla del protagonista, quien imagina a su esposa desangrada en el hospital. Como si las infecciones por falta de higiene menstrual que llevan a la muerte fuesen solo temores de hombres concienciados con la salud de sus compa?eras. Pasado el ecuador de la cinta, la discriminaci¨®n se dulcifica en el momento en que una vecina del protagonista arropa a su hija, afectada por su primer periodo, acost¨¢ndola en el porche de su casa. Mientras que la amarga realidad en la India rural pone a miles de ni?as en riesgo de agresiones al ser forzadas a dormir al raso. O mientras en el vecino Nepal, menores mueren v¨ªctimas de la at¨¢vica tradici¨®n hind¨² del chaupadi.
Apenas unas gotas edulcoradas de la condena social que supone ser mujer en India cuando, en m¨¢s de dos horas y media de metraje, un par de ni?as se ausentan del colegio. Mientras que fuera de las pantallas, el 20% de las menores indias abandonan los estudios tan pronto como empiezan a menstruar; lo que las convierte en carne de ca?¨®n de la dependencia econ¨®mica, los matrimonios forzosos y otros tantos males que asedian a la mujer en pa¨ªses machistas y en desarrollo.
No se trata ni de dramatizar excesivamente las historias, ni de hacer otro tipo cine en India. La industria de Bollywood, con m¨¢s de 1.500 producciones al a?o, es la m¨¢s grande del mundo y, aunque su cine comercial no acostumbra a apoyar pel¨ªculas de contenido social, existen precedentes reconocidos. Ejemplos son Estrellas en la Tierra (2007), la cinta sobre dislexia y enfermedades raras producida, dirigida y protagonizada por el conocido Amir Khan, siempre involucrado en causas sociales. O, m¨¢s recientemente, Pink (2017), un drama polic¨ªaco sobre las agresiones sexuales y la violaci¨®n del consentimiento femenino. En ninguna de esas producciones exitosas, por mencionar solo dos, se pasan por alto los dramas de los que se nutren las tramas; sino que se utilizan los elementos narrativos del s¨¦ptimo arte para ponerlos sobre relieve.
El director y guionista, R. Balki, siempre ha dejado claro que su PadMan no pretend¨ªa ser un biopic y, ni mucho menos, quer¨ªa anteponer la denuncia social al entretenimiento. Sin embargo, su pel¨ªcula mantiene el esp¨ªritu de empresa social que inspira la historia. Como en la realidad, el protagonista insiste en que su invenci¨®n no sirva para su enriquecimiento personal sino para ayudar al 70% de la poblaci¨®n india que no puede permitirse adquirir las compresas comercializadas en el mercado. As¨ª, la pel¨ªcula subraya el impacto de una invenci¨®n que ha creado decenas de miles de empleos femeninos y que ha mejorado la vida de millones sin recursos.
Fuera de las pantallas, el 20% de las menores indias abandonan los estudios tan pronto como empiezan a menstruar
Por poca importancia que tuviesen las mujeres en la historia del hombre compresa, con la marcada ausencia sus dramas cotidianos el filme, no solo pierde una oportunidad ¨²nica para concienciar a una sociedad que, en gran parte, vive la realidad a trav¨¦s de la pantalla grande. Sino que desperdicia los elementos narrativos m¨¢s importantes de una ¨¦pica: el origen de la trama y la repercusi¨®n de la haza?a del h¨¦roe. Cualquiera que aprecie el arte de contar historias se cuestionar¨ªa c¨®mo se puede describir la guerra sin tratar la violencia. O, contextualizando en campo de la innovaci¨®n, si es que se puede contar la historia de la invenci¨®n del tel¨¦fono sin reflexionar sobre la falta de comunicaci¨®n antes de que existiese aquel dispositivo.
En PadMan, la ¨¦pica de la historia real del inventor de las compresas de bajo coste en India est¨¢ impecablemente reflejada. Tan pulcra ha sido la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica, que no hay gota del estigma sangrante de la menstruaci¨®n en 140 minutos de metraje.
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