La hist¨®rica huella de tres espa?oles en Tombuct¨²
El granadino Es Saheli, el navarro Sidi Yahya y el almeriense Yuder Pach¨¢ forman parte del brillante pasado de la m¨ªtica ciudad maliense
Hay tres personas clave en la historia de la m¨ªtica ciudad de Tombuct¨² que nacieron en lo que hoy se conoce como Espa?a, tres figuras reconocidas por su saber, su arte y su capacidad militar que conforman un pasado compartido desconocido para el gran p¨²blico. Fernando Garc¨ªa-Vali?o Carb¨®, lector de espa?ol en la Universidad de Letras y Ciencias Humanas de Bamako, ha investigado sobre la huella dejada por estos tres personajes hist¨®ricos; el poeta y arquitecto Abu Isaq Es Saheli, el sant¨®n Sidi Yahya y el jefe militar Yuder Pach¨¢, nacidos en Granada, Tudela y Cuevas de Almanzora, respectivamente.
Es Saheli, sobre quien el escritor y exministro Manuel Pimentel ha escrito una maravillosa novela titulada El arquitecto de Tombuct¨², naci¨® en Granada en 1290. ¡°Desde muy joven sinti¨® el gusto por la poes¨ªa, la escritura y la belleza en general. Era hijo del alam¨ªn de los perfumeros y aunque lleg¨® a ser notario y secretario de la Canciller¨ªa de la Alhambra, se dio a una vida bohemia¡±, declara Garc¨ªa-Vali?o. Quiz¨¢s por ello se vio obligado a huir y comenz¨® un largo viaje que le llev¨® hasta El Cairo y La Meca, donde conoci¨® al entonces emperador de Mal¨ª, el gran Kanku Moussa, considerado el hombre m¨¢s rico de toda la historia.
Al parecer, ambos se hab¨ªan quedado fascinados por las pir¨¢mides de Egipto y el soberano mandinga encarga a Es Saheli, quien se hab¨ªa unido a su s¨¦quito, la construcci¨®n de una mezquita en Tombuct¨². ¡°Poeta soy y la arquitectura es la poes¨ªa del barro y la piedra, por eso al igual que canto y recito alg¨²n d¨ªa levantar¨¦ palacios y mezquitas¡±. Esta frase atribuida al granadino revela su af¨¢n por perseguir la belleza en todas sus formas. Con toscos materiales consigui¨® as¨ª erigir en 1327 la gran mezquita de Djingareyber, su obra cumbre y una de las referencias del estilo arquitect¨®nico sudan¨¦s que se extendi¨® por toda esta regi¨®n. Es Saheli muri¨® en 1346 pero su influencia lleg¨® muy lejos hasta artistas como Gaud¨ª o Miquel Barcel¨®.
Un siglo despu¨¦s pone el pie en Tombuct¨² un tal Sidi Yahya al Tutila al Andalousi. Aunque su historia se mueve en parte entre la realidad y la leyenda, se sabe que naci¨® en Tudela, en la actual Navarra, all¨¢ por el a?o 1400. En la actualidad una mezquita de la ciudad maliense lleva su nombre porque fue el primer imam y profesor de Cor¨¢n de la misma. Pero hay quien asegura que su aparici¨®n fue m¨¢s misteriosa. El templo y madrasa al mismo tiempo fue mandado a construir por un rico comerciante llamado El Moctar Hamalla, pero se neg¨® a abrir sus puertas hasta que apareciera ¡°un santo venido del norte¡± que se convertir¨ªa en su primer predicador. Nada menos que 40 a?os despu¨¦s, en 1441, aparece el tudelano en escena y se presenta como el elegido.
Es Saheli construy¨® en Tombuct¨² la mezquita de Djingareyber,? referencia del estilo sudan¨¦s
¡°Entonces los habitantes de Tombuct¨² van a ver a El Moctar y le hablan de Sidi Yahya, a lo que aquel responde que hab¨ªa enterrado las llaves en un lugar secreto y que si las encontraba ser¨ªa la prueba de que efectivamente era un santo¡±, explica Garc¨ªa-Vali?o. Dicho y hecho. Yahya las localiza, abre las puertas y dirige su primera oraci¨®n. M¨¢s all¨¢ de la leyenda, lo cierto es que se trata de uno de los poetas m¨ªsticos andalus¨ªes m¨¢s importantes y que su sabidur¨ªa y religiosidad dejaron una huella indeleble en el esp¨ªritu de Tombuct¨². La Puerta del Fin del Mundo de la mezquita Sidi Yahya as¨ª como su mausoleo fueron destruidos por los yihadistas que ocuparon la ciudad en 2012 y posteriormente restaurados.
Sobre el tercer personaje hist¨®rico abundan las cr¨®nicas y citas. Se trata de Diego de Guevara, luego conocido como Yuder Pach¨¢, quien naci¨® en Cuevas de Almanzora, entonces Cuevas de Vera, Almer¨ªa, a mediados del siglo XVI. Tras ser capturado por unos piratas berberiscos en su juventud y convertido en eunuco es llevado a Marrakech, donde logr¨® ir ascendiendo hasta convertirse en un destacado militar a las ¨®rdenes de Al Mansur, sult¨¢n de Marruecos. Sin embargo, el destino le ten¨ªa preparada una sorpresa. La ambici¨®n del soberano sit¨²a a Yuder al frente de un ej¨¦rcito que parte a la conquista del Imperio songhay, al sur del desierto del Sahara.
Sus tropas, formadas por unos 5.000 arcabuceros y lanceros de los que al menos 3.000 proced¨ªan de Espa?a, a los que hay que sumar unos 10.000 dromedarios y una decena de ca?ones, debieron dar mucho miedo en aquella ¨¦poca. Aunque diezmados por el largo viaje, la batalla de Tondibi, que ocurri¨® alrededor del 13 de marzo de 1591, fue muy sonada. De hecho, era la primera vez que se escuchaba el ruido de la p¨®lvora y los ca?onazos en esta regi¨®n del mundo. ¡°El askia (emperador) Ishaq II lanz¨® una manada de bueyes contra las tropas marroqu¨ªes, pero tras matar a los que iban delante las bestias dieron la vuelta y arrasaron a los songhays¡±, explica el lector de espa?ol.
A ra¨ªz de la invasi¨®n marroqu¨ª, numerosas palabras espa?olas se incorporaron a la lengua local
Tras su victoria, que marc¨® el fin del Imperio Songhay, Yuder Pach¨¢ se convirti¨® en el gobernante de Tombuct¨² (de ah¨ª procede el apelativo de pach¨¢) a las ¨®rdenes del sult¨¢n marroqu¨ª, cargo en el que permaneci¨® ocho a?os. Sin embargo, la impronta que dejaron ¨¦l y sus hombres, muchos de ellos moriscos o renegados espa?oles, llega hasta hoy. Sus descendientes, fruto de la mezcla con mujeres songhays, son conocidos a¨²n hoy como los arma, nombre que se deriva seg¨²n Garc¨ªa-Vali?o de las armas de fuego que portaban, y muchas palabras espa?olas se incorporaron al idioma local.
¡°Era la lengua que se hablaba en 1590 en el sur de Espa?a. Hay que pensar que Cervantes escribi¨® el Quijote apenas 15 a?os despu¨¦s, por lo que deb¨ªa ser un espa?ol pr¨¢cticamente moderno, muy parecido al actual¡±, explica. En la ciudad de Gao, antigua capital songhay, la familia Tour¨¦ a¨²n conserva los tambores y estandartes que trajeron sus antepasados espa?oles desde Marruecos. En Tombuct¨², muchos de ellos fueron gobernadores y durante d¨¦cadas mantuvieron el v¨ªnculo con el norte. Esta historia, que Fernando Garc¨ªa-Vali?o trata de rescatar a partir del trabajo hecho en los ¨²ltimos a?os por otros investigadores como el escritor Antonio Lozano o el profesor Manuel Villar Raso, sigue estando muy presente entre sus descendientes.
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