El surrealismo m¨¢gico de las hechiceras africanas
La pel¨ªcula zambiana 'I am not a witch' aborda el tema de la brujer¨ªa como negocio perverso en algunos enclaves de ?frica

Agosto de 1612. Valle de Pendle (Pendle Hille), en el condado de Lancashire, Inglaterra. Hac¨ªa calor y la gente se agolpaba en el que se ha considerado como uno de los juicios de brujas m¨¢s famosos de la ¨¦poca. Alizon Device, una ni?a de 11 a?os, fue ahorcada, junto con otras nueve personas, despu¨¦s de admitir que era una hechicera que a menudo se encontraba con el demonio en compa?¨ªa de su abuela de 80 a?os. A ella tambi¨¦n la ahorcaron sin importar cu¨¢ntas canas luc¨ªa. Y la literatura ha hecho correr tinta desde entonces.
En las primeras im¨¢genes de I Am Not a Witch (No soy una bruja), el debut con un largometraje de la realizadora zambiana Rungano Nyoni, se reabre un debate similar en el momento en el que los aldeanos de una poblaci¨®n rural en Zambia rodean a un desconcertado oficial de polic¨ªa para explicarle los hechos que acaban de pasar. M¨¢s de 400 a?os despu¨¦s y a trav¨¦s de una ficci¨®n, la causa de consternaci¨®n colectiva es Shula (Maggie Mulubwa), una hu¨¦rfana muda de ocho a?os acusada por su comunidad de brujer¨ªa. Incluso un local alega que la ni?a le cort¨® un brazo con un hacha, aunque es evidente que dicha extremidad permanece visible y tercamente unida. Hay miedo y desesperaci¨®n por aferrarse al mito, a la creencia m¨¢gica. Y como Shula no puede hablar, es condenada a vivir en un campamento de brujas.
S¨ª, es una pel¨ªcula, pero estos espacios abocados al exotismo por la desprotecci¨®n de los gobiernos existen en la realidad. La directora pas¨® m¨¢s de un mes en uno de ellos en Ghana para documentar un guion que combina la denuncia social y la s¨¢tira y que contin¨²a cosechando ¨¦xitos despu¨¦s del debut en el festival de Cannes de 2017, por cierto, la primera pel¨ªcula zambiana que se ha presentado en el festival franc¨¦s. El ¨²ltimo de los galardones llegaba hace unas semanas con el BAFTA, los premios de cine que concede la Academia brit¨¢nica al debut como mejor direcci¨®n.
La trastienda de la magia
¡°La brujer¨ªa es una realidad vivida que impregna las sociedades y produce miedo y ansiedad¡±
Uno de los campamentos m¨¢s famosos que existen en Ghana es el Gambaga Witch Camp, una comunidad segregada dentro del municipio de Gambaga, en la Regi¨®n del Norte de Ghana, establecida en el siglo XVIII para dar cabida a presuntas brujas y magos que eran desterrados de sus comunidades. Este campamento, que no dispone de servicios de salud, tiene alrededor de 25 caba?as redondas y viven en torno a 100 mujeres. Y este componente hist¨®rico no deja de ser un triunfo de la desolaci¨®n de personas que son maltratadas por causa de la superstici¨®n de sus propios familiares y vecinos.
En la tesis doctoral de Leo Igwe, defendida en diciembre de 2016 en la Universidad de Bayreuth, Alemania, se explica que los campamentos est¨¢n dirigidos por tindanas, l¨ªderes capaces de limpiar a una mujer acusada para que la comunidad no solo est¨¦ protegida de cualquier brujer¨ªa, sino que est¨¦ a salvo de los vigilantes. Hoy todav¨ªa est¨¢n dirigidos por jefes locales, y pueden llegar a acomodar hasta 1.000 mujeres en caba?as espartanas sin electricidad ni agua corriente, y con techos que gotean. Una imagen que la zambiana Rungano Nyoni ha sabido captar a la perfecci¨®n.
Sin embargo, parecen existir dos discursos claros sobre la brujer¨ªa. La perspectiva extranjera / internacional y la que experimentan las propias personas implicadas. La primera representaci¨®n propone una pr¨¢ctica cultural est¨¢tica y caracterizada por acusaciones y violencia (ya sea econ¨®mica, f¨ªsica o psicol¨®gica) dirigida principalmente contra mujeres vulnerables. Este discurso internacional sugiere que la brujer¨ªa es una creencia irracional que las personas, a menudo hombres j¨®venes, emplean para oprimir, marginar y victimizar a las mujeres. Desde este punto de vista, las v¨ªctimas son representadas como mujeres ignorantes que deben ser protegidas y reeducadas. Una narrativa promovida por el activismo internacional de las ONG como sugiere la investigadora Shelagh Roxburgh de la Universidad de Ottawa, Canad¨¢, en un trabajo reciente publicado en enero.
La directora pas¨® m¨¢s de un mes en un campamento de brujas en Ghana para documentar su guion
Nyoni, en este sentido deja clara su intenci¨®n en una de las escenas m¨¢s descarnadas. La peque?a protagonista aparece escondida y desconcertada en una especie de refugio al tiempo que un autob¨²s lleno de turistas llega al campamento. Quieren la instant¨¢nea. El recuerdo. Olvidan las heridas de las mujeres que con la cara pintada los esperan. Pero hay una mujer blanca que se acerca a Shula con la que despu¨¦s de hacerse un selfie le dice que le enviar¨¢ la foto, que no se preocupe. Pura pornograf¨ªa del sufrimiento.
La segunda representaci¨®n de la brujer¨ªa es mucho m¨¢s compleja ya que postula que la brujer¨ªa no es un fen¨®meno que se crea o no, sino que es una parte integral de la realidad social en Ghana. Roxburgh subraya que ¡°aunque com¨²nmente se lo representa como un medio para explicar la desgracia o lidiar con las complejidades de la globalizaci¨®n moderna, incluidos los sistemas y las estructuras sociales, pol¨ªticas y econ¨®micas, la brujer¨ªa no es una met¨¢fora. La brujer¨ªa es una realidad vivida y experimentada que impregna las sociedades, produciendo miedo y ansiedades que se expresan en la inseguridad espiritual¡±.
La est¨¦tica de lo ex¨®tico
Hay espacio para la iron¨ªa, para el descr¨¦dito de los gobernantes que se aprovechan de las creencias de algunos habitantes y entienden el potencial econ¨®mico del contexto, pero, sobre todo, para el disfrute visual. Una de las claves de que I Am Not a Witch funcione tan bien es justamente la composici¨®n sim¨¦trica del director de fotograf¨ªa David Gallego, una huella que comienza a ser conocida en el sector tras su trabajo en la pel¨ªcula colombiana de Ciro Guerra, El abrazo de la serpiente: un uso moderado de im¨¢genes congeladas y una sutil paleta de colores blanco y negro que agrega un efecto de ensue?o. Unos planos fotogr¨¢ficos que se entrelazan con brillantes toques de m¨²sica que incluyen desde inquietantes cantos corales, fragmentos de Vivaldi o acordes de jazz.
El componente m¨¢s caracter¨ªstico de la pel¨ªcula es una cinta blanca que est¨¢ unida a la espalda de cada una de las mujeres del campamento. Tienen que cargar con ella. Una especie de cadena perpetua de tela blanca que les impide volar de forma literal y figurada. Una fractura social que interpelar¨¢ directamente al espectador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
