¡°Saber que una ni?a es v¨ªctima de abusos y callarme es imposible¡±

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Hay d¨ªas en los que quiero dejarlo todo, pero no puedo. La explotaci¨®n sexual de ni?os y ni?as, infelizmente, es una realidad en Brasil, en especial en el lugar en el que vivo, la Amazonia. Luchar en contra de ella no es f¨¢cil, pero creo que proteger a esos menores es mi misi¨®n en la Tierra. La dificultad es grande y las persecuciones, hasta mayores. Cuando uno entra en ese tema, pelea con gente muy poderosa.

As¨ª es: o agradas a todo el mundo y aceptas opciones que no son buenas para ni?os y ni?as, o desagradas a los poderosos y dices lo que tiene de ser dicho. Yo decid¨ª ir por el segundo camino. Y hoy, trabajando para acabar con la explotaci¨®n sexual de ni?os y ni?as desde hace m¨¢s de 20 a?os, veo que tom¨¦ el mejor.

Nac¨ª hace 43 a?os en Manaus, en la Amazonia brasile?a. Desde muy joven empec¨¦ a trabajar con unos amigos en las pastorales de la iglesia. Llev¨¢bamos comida a familias y ni?os que viv¨ªan en las calles. En poco tiempo, me di cuenta de que los problemas de esas personas eran mayores y m¨¢s complejos. Conseguimos algunos donativos y creamos una casa en la que los ni?os pod¨ªan pasar el d¨ªa. Nac¨ªa as¨ª el Instituto de asistencia a la infancia y la adolescencia Santo Antonio (IACAS).

Mientras empezaba a conocer mejor las historias de esos ni?os y ni?as, un tema me puso nerviosa: muchos de ellos, en especial las ni?as, eran v¨ªctimas de explotaci¨®n sexual. Manaus es una ciudad tur¨ªstica y recibe gente de todo el mundo. Descubr¨ª que hab¨ªa agencias internacionales de turismo que ofrec¨ªan a extranjeros viajes en barco por los r¨ªos de la Amazonia en los que se inclu¨ªa la explotaci¨®n sexual de menores. Ni?as entre 11 y 17 a?os eran convencidas para entrar en esas naves, drogadas y violadas. Empec¨¦ a cuidar de ellas.

Descubr¨ª que no se trataba de un caso aislado. Si uno iba para el interior de la Amazonia, por los r¨ªos, el problema se multiplicaba. Como la mayor¨ªa de esas ni?as era muy pobre, muchas volv¨ªan a embarcarse. Una vez, una chica de 11 a?os me dijo: ¡°Volv¨ª porque el t¨ªo del barco hab¨ªa dicho que me llevar¨ªa a Disney World¡±. Ten¨ªa sue?os de ni?a peque?a.

Hay d¨ªas en los que quiero dejarlo todo, pero no puedo

Esas chicas ve¨ªan sus vidas destrozadas. Atendimos a 20 de ellas en IACAS. Otras se quedaron embarazadas, murieron o fueron asesinadas. Las que sobrevivieron hab¨ªan perdido la dignidad.

En ese momento, entend¨ª que no conseguir¨ªa solucionar el problema sola. La explotaci¨®n sexual de ni?as en la Amazonia no es exclusividad de uno u otro barco. Est¨¢ presente en las muchas municipalidades y es un tema complejo.

Decid¨ª ampliar la actuaci¨®n de IACAS para abordar el problema a mayor escala. Pas¨¦ a trabajar con las municipalidades para que ni?os y ni?as tuviesen apoyo para decir ¡°no¡± a la explotaci¨®n sexual. Empec¨¦ a reunir personas que estudiaban el tema y especialistas para crear una metodolog¨ªa de trabajo estructurada.

Seleccion¨¦ las nueve municipalidades con los peores indicadores e iniciamos un trabajo de apoyo, sensibilizaci¨®n y formaci¨®n de t¨¦cnicos para la lucha contra la explotaci¨®n sexual de menores. Es un trabajo grande que encuentra resistencias en todos los lugares. Hay que cambiar la cultura y eso no es simple.

Hoy, dedico mi vida a ese proyecto. No somos bienvenidos en muchas partes del Estado. Incomodamos a mucha gente y pagamos un alto precio por eso. Pero alguien tiene que hacer ese trabajo. Yo no escog¨ª ese papel, pero saber que una ni?a es v¨ªctima de abusos y callarme es imposible. Cada una de esas ni?as necesita a alguien que hable por ella. Y yo decid¨ª ser esa persona.

Amanda Cristina Gomes Ferreira trabaja en el Instituto de asistencia a la infancia y la adolescencia Santo Antonio de Manaus (Amazonia, Brasil) en un proyecto apoyado por Unicef Brasil.?

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