Ciudades sin freno
?C¨®mo garantizar la sostenibilidad en las megaciudades del futuro?
Crecen de forma descontrolada. Desde hace tiempo. Hemos escuchado hasta la saciedad que el mundo se ha vuelto urbano. Que m¨¢s de la mitad de la humanidad ya vive en ciudades. Que en el 2050 la poblaci¨®n urbana llegar¨¢ a un 66 % ?Pero c¨®mo crecen? ?y d¨®nde crecen?
Se sabe que alrededor del 90 % de ese crecimiento se llevar¨¢ a cabo en Asia y ?frica. Se intuye que dentro de las ciudades, no va a ser un crecimiento planificado. Desgraciadamente, lo que m¨¢s est¨¢ creciendo son los asentamientos informales. Asentamientos formados por viviendas autoconstruidas bajo condiciones deficientes de habitabilidad, de dif¨ªcil acceso ya que no hay infraestructuras adecuadas que los conectan al resto de la ciudad, con acceso limitado a servicios como agua y saneamiento, electricidad, acceso a centros de salud o centros educativos.
Seg¨²n los c¨¢lculos de ONU H¨¢bitat, actualmente existen mil millones de personas que viven en barrios marginales. Es una de cada ocho personas en el mundo. Y se prev¨¦ que esta cifra se doblar¨¢ antes del 2030. Dos mil millones de personas viviendo en asentamientos informales. Desde 2000, la poblaci¨®n mundial de barrios marginales creci¨® a un promedio de seis millones por a?o. 16.500 personas diarias cada d¨ªa. Desgraciadamente, estos asentamientos informales emergen espont¨¢neamente y se imponen cada vez m¨¢s como un sistema de convivencia alternativo y dominante en muchas ciudades, antag¨®nico a todos los logros urbanos que han conseguido las ciudades desarrolladas.
El origen y sentido de la ciudad, en sus primeras formaciones, fue sobre todo la protecci¨®n y satisfacer las necesidades de sus habitantes. Ah¨ª quedan para el recuerdo las ciudades amuralladas que pretend¨ªan mantener seguridad dentro de la ciudad de todo lo que ven¨ªa de afuera. Actualmente, las ciudades han pasado a ser centros de creaci¨®n de oportunidades. N¨²cleos de crecimiento, de progreso, que potencian el desarrollo de sus habitantes.
Aunque el crecimiento demogr¨¢fico de la poblaci¨®n y la formaci¨®n creciente y descontrolada de los asentamientos informales pone en jaque el modelo urbanista y todo el progreso que se haya podido lograr en planificaci¨®n urbana. En 1990, por ejemplo, exist¨ªan diez "megaciudades" con 10 millones de habitantes o m¨¢s. Conjuntamente albergaban alrededor de 153 millones de personas, lo que representaba el 7 % de la poblaci¨®n urbana mundial de aquel momento.
Actualmente, existen m¨¢s de 35 megaciudades en todo el mundo, hogar de 680 millones de personas: m¨¢s de una de cada diez personas actualmente vive en una megaciudad que supera los diez millones de personas. Guangzhou, con 48 millones de personas pas¨® a ser la ciudad m¨¢s grande del mundo, seguida por Tokio (39 millones) y Shangh¨¢i (31 millones). En ciudades sobrecargadas, una serie reciente publicada por the Guardian, se examina el impacto de las megaciudades en la urbanizaci¨®n, contando las historias de personas afectadas por el boom de la poblaci¨®n y el consumo del siglo XXI.
Uno de los casos descritos por la serie es Lagos, la capital de Nigeria. En 1960, Lagos era una peque?a ciudad costera de estilo occidental rodeada de algunas aldeas africanas semirrurales. Los caminos pavimentados se convert¨ªan r¨¢pidamente en tierra y los campos en bosques. En dos generaciones, Lagos ha crecido 100 veces, pasando de menos de 200,000 personas a casi 20 millones. Pero la mayor¨ªa de sus residentes viven en asentamientos informales, no est¨¢ conectada a agua corriente ni tiene un sistema de saneamiento. Como ejemplo, su principal vertedero cubre 40 hect¨¢reas y recibe ?10.000 toneladas m¨¦tricas de desechos cada d¨ªa!
Sabemos que los centros de poblaci¨®n mundial se est¨¢n trasladando a Asia y ?frica (solo 14 de las 101 ciudades m¨¢s grandes del mundo residir¨¢n en Europa o Am¨¦rica). De hecho, las proyecciones sugieren que las ciudades crecer¨¢n a un ritmo asombroso, y existe una gran incertidumbre sobre las implicaciones que ello tendr¨¢ sobre nuestro futuro como humanidad y la sostenibilidad de nuestra relaci¨®n con el ecosistema. En este sentido, la gesti¨®n de las ¨¢reas urbanas se ha convertido claramente en uno de los desaf¨ªos de desarrollo m¨¢s importantes del siglo XXI.
Ante el panorama de un escenario mundial con megaciudades ya no de 10 millones sino de m¨¢s de 50 millones de habitantes y con el 20 % de la poblaci¨®n mundial residiendo en asentamientos informales descontrolados, el temor de que las ciudades se vuelvan ingobernables es m¨¢s real que nunca. Y no solo debido a los retos de gesti¨®n y provisi¨®n de servicios b¨¢sicos, sino tambi¨¦n la necesaria adaptaci¨®n al aumento de las temperaturas y los niveles del mar, a la contaminaci¨®n y la escasez de agua, por mencionar algunos.
En definitiva, que las ciudades se vuelvan centros urbanos sostenibles, de convivencia y tolerancia, con sistemas de gobernanza participativa que incorpore mecanismos de resiliencia para la adaptaci¨®n constante a los retos que vayan surgiendo; o se conviertan en barrios marginales y ca¨®ticos, con aire irrespirable y poblaciones empobrecidas con dificultad de acceso a alimentos, agua y servicios de salud y educaci¨®n, depender¨¢ de nosotros. Sobre todo, de c¨®mo priorizamos los retos de planificaci¨®n urbana hoy y ponemos en marcha planes de acci¨®n, con las gu¨ªas de actuaci¨®n que propone la nueva agenda urbana, para promover un crecimiento sostenible de logre proyectar ciudades del futuro, pero inclusivas para todos sus habitantes.
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