Ruanda o c¨®mo sobrellevar tu propio genocidio
Los ruandeses conmemoran el 24? aniversario de la matanza que cost¨® casi un mill¨®n de vidas de tutsis y hutus con un duelo de cien d¨ªas y actos de reflexi¨®n sobre la justicia, la reconciliaci¨®n y la memoria
Hace ahora 24 a?os del genocidio tutsi en Ruanda, que en 1994 se cobr¨® la vida de entre 800.000 y un mill¨®n de tutsis y hutus moderados en 100 d¨ªas.
Es un buen momento para reflexionar sobre la historia de la pol¨ªtica y la pr¨¢ctica de la memoria, la justicia y la recuperaci¨®n del pa¨ªs a lo largo de estos casi cinco lustros. Dos preguntas son especialmente pertinentes: ?Qu¨¦ formas de memoria han adoptado los ruandeses tras el genocidio? ?En qu¨¦ medida han sido significativo estos procesos?
A partir de una serie de casi 60 entrevistas mantenidas en el pa¨ªs desde 2015, he aprendido mucho, y desde distintas perspectivas, sobre la memoria y la justicia.
Los resultados indican que la memoria del genocidio en Ruanda es diversa y din¨¢mica. A menudo, los entrevistados ofrec¨ªan ¨¢ngulos sorprendentes e inesperados que no podr¨ªan haberse asumido leyendo noticias de segunda mano ni observando las conmemoraciones desde la distancia.
Por ejemplo, muchas personas ¡ªentre ellas supervivientes del genocidio y experpetradores¡ª tienen un concepto m¨¢s hol¨ªstico de la justicia que el castigo a los perpetradores. Y hay un enorme deseo de espacios para dialogar sobre el impacto que tienen los recuerdos del genocidio en la vida cotidiana. Estos espacios reunir¨ªan a supervivientes, perpetradores, retornados y ciudadanos corrientes. Hay tambi¨¦n un gran deseo de saber c¨®mo pueden utilizarse estos recuerdos para buscar justicia y respaldo, y promover la coexistencia, en especial para las generaciones futuras.
Lo que descubrimos
Entrevist¨¦ a supervivientes del genocidio, experpetradores y ciudadanos de a pie que no fueron v¨ªctimas del genocidio pero que tampoco hab¨ªan participado en la matanza. Tambi¨¦n entrevist¨¦ a autoridades dedicadas a los procesos de memoria en Ruanda.
Las ceremonias de conmemoraci¨®n se desarrollan a lo largo de un periodo de 100 d¨ªas conocidos como el periodo kwibuka, a partir del 7 de abril de cada a?o. Durante este tiempo, los ruandeses visitan monumentos municipales, comarcales o nacionales conocidos como urwibutso; en ellos est¨¢n enterradas las v¨ªctimas. Organizan ceremonias de recuerdo que incluyen escuchar testimonios de supervivientes y representantes de organizaciones de supervivientes. Los l¨ªderes locales y regionales relatan la historia del genocidio y, en ocasiones, algunos perpetradores dan su testimonio.
A¨²n hoy se siguen encontrando cad¨¢veres de las v¨ªctimas en fosas o granjas. Estos restos de trasladan durante el periodo de kwibuka a los monumentos comunitarios. A veces se observa un icyunamo (tiempo de duelo). Se trata de una pr¨¢ctica cultural de duelo informal que tiene lugar durante la noche, normalmente alrededor de una hoguera.
Con independencia del programa del kwibuka, lo ideal es que cada conmemoraci¨®n rinda respeto a las v¨ªctimas del genocidio y sirva para unir a los ruandeses.
Hay un enorme deseo de espacios para dialogar sobre el impacto que tienen los recuerdos del genocidio en la vida cotidiana
Pero no todos los actos de recuerdo est¨¢n necesariamente guiados por la intenci¨®n de alcanzar la paz y la justicia, la unidad y la reconciliaci¨®n. Esto se debe en parte a las diferencias de perspectiva y resistencia de cada persona. Dicho de manera sencilla, algunos soportan mejor los da?os sufridos por distintas razones, entre ellas la fe, la educaci¨®n y las mejoras econ¨®micas desde el genocidio.
Hay quienes no se sienten especialmente conectados con los monumentos conmemorativos. Y, sin embargo, s¨ª asisten a las ceremonias. Esto puede causar conflictos de memoria, en especial cuando lo que se recuerda difiere de la experiencia que el individuo tiene del fen¨®meno genocida. De modo que es importante preguntar a los ruandeses si los urwibutso y el kwibuka les sirven para alcanzar una sensaci¨®n de justicia, y qu¨¦ aspectos de estos procesos les parecen significativos.
Culturas de memoria locales
Es tambi¨¦n importante considerar la cultura de Ruanda para abordar el proceso de reflexi¨®n y recuerdo del genocidio. Eso sirve para asegurarse de que estos procesos son trascendentes para los propios ruandeses, con independencia de su origen.
Alcanzar estos objetivos no es f¨¢cil. Por ejemplo, la proximidad es un factor importante, ya que los supervivientes del genocidio, los genocidas, los retornados y otros siguen viviendo juntos en estrecho contacto, en comunidades locales y aldeas de Ruanda.
Adem¨¢s, el genocidio tuvo lugar en un tiempo de guerra civil (1 de octubre de 1990 ¨C 4 de julio de 1994) y fue planeado por un Gobierno que hab¨ªa abandonado a su gente. El Gobierno oblig¨® a muchos a participar en las matanzas. Se sirvi¨® de a?os de propaganda deliberada, discurso de odio y t¨¢cticas de deshumanizaci¨®n para adoctrinar a otros en la ideolog¨ªa del odio.
Muchos de los supervivientes descienden de matrimonios mixtos, con un progenitor hutu y otro tutsi. Esta realidad pone en entredicho la naturaleza dual de la victimizaci¨®n y la perpetraci¨®n del genocidio en Ruanda.
Dotar de significado y conmemoraci¨®n
Las entrevistas plantean tambi¨¦n otras preguntas: ?qu¨¦ fortalece a los ruandeses y qu¨¦ les parece significativo de estos monumentos conmemorativos y del kwibuka para sostener esos procesos en el tiempo?
La investigaci¨®n, por ejemplo, demuestra que si bien algunos supervivientes se sienten respaldados cuando los antiguos perpetradores se les unen en las ceremonias de conmemoraci¨®n, otros temen que exigirles a los exgenocidas que asistan cuando todav¨ªa no aceptan su culpa pueda provocar una reacci¨®n.
Algunos asisten al kwibuka para apoyar a sus vecinos, pero no lo consideran su ¡°propia historia¡±. Otros lo consideran uno de los d¨ªas m¨¢s significativos y emocionantes del a?o. Otros lo abordan como una oportunidad para recordar a sus seres queridos en compa?¨ªa de amigos y vecinos. Y otros lo temen por el trauma renovado, el dolor, la depresi¨®n y la ira que puedan sentir.
Estos son algunos ejemplos de las diversas perspectivas sobre el kwibuka, todas las cuales son v¨¢lidas y coexisten cada abril en el mismo espacio f¨ªsico y emocional en Ruanda.
Samantha Lakin prepara su doctorado en el Centro Strassler de Estudios del Holocausto y los Genocidios; es perceptora de una beca Fulbright, Universidad de Clark. Cl¨¢usula de divulgaci¨®n: Samantha Lakin es asesora del Instituto de Investigaci¨®n y Di¨¢logo para la Paz. Es perceptora de una beca Fulbright-IIE. Colabora con la Asociaci¨®n Fulbright y el programa SURF. Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation. Fue redactado en colaboraci¨®n con Eric Ndushabandi, director del Instituto de Investigaci¨®n y Di¨¢logo para la Paz de Ruanda. Traducci¨®n de News Clips.
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