C¨®mo narrar los grandes desaf¨ªos de la Tierra hoy
Los medios tienen un papel fundamental en la comunicaci¨®n de los problemas y soluciones que afectan a la sostenibilidad del mundo. Es urgente contar bien lo que est¨¢ pasando. He aqu¨ª un intento
Cada mes de septiembre se celebra en Nueva York la asamblea general de Naciones Unidas. La ciudad entera, esa metr¨®poli global que no descansa, se convierte por unas semanas en un caldero ardiente repleto de l¨ªderes de todo el mundo. Cada uno lleva consigo su plato de intereses, y aunque gran parte de lo que all¨ª se trata tiene que ver con el bien com¨²n, el mayor ¨¦xito de estas reuniones suele ser que nadie se levante de la mesa insatisfecho. La de 2015 fue una Asamblea deliciosa, asombrosa: consigui¨® poner de acuerdo en el men¨² a todos los Estados miembros: la consecuci¨®n de 17 Objetivos (llamados de Desarrollo Sostenible) que sustitu¨ªan a los ya finiquitados, aunque no conseguidos, Objetivos del Milenio. Fue como un gran subid¨®n mundial. Una digesti¨®n satisfactoria. Todos all¨ª hablaban sin pausa y en todo formato de los Global Goals, de ODS o SDGs, de Agenda 2030¡ De recetas y recetas. Central Park brill¨® y bail¨® m¨¢s que nunca. El mundo parec¨ªa unido por un fin. Pero el ciudadano com¨²n no se enter¨®.
Tal situaci¨®n y sensaci¨®n se repetir¨ªan poco despu¨¦s con la Cumbre del Clima en Par¨ªs (en diciembre 2015) en una suerte de grito colectivo que ven¨ªa a decir: ¡°Somos conscientes ya de lo herido que est¨¢ nuestro planeta, de lo mal que lo hemos hecho... Lo somos, y queremos actuar, paliar, rectificar¡ porque el nivel del mar sube, porque la sequ¨ªa nos alcanza, porque ya vemos que las islas m¨ªnimas lo est¨¢n sufriendo¡¡±. De nuevo, hubo acuerdos lanzadera. Pero aun as¨ª, el terr¨ªcola corriente, aunque curioso por esas tem¨¢ticas de las que insistentemente hablaban ya hasta famosos como el actor Leonardo DiCaprio, segu¨ªa a lo suyo, como pensando: ¡°?Cambios clim¨¢ticos a m¨ª? ?En qu¨¦ me afecta, si la espada de Damocles que tengo sobre mi cabeza cada d¨ªa es la amenaza del paro, la precariedad laboral, el mantenimiento de mis hijos, la falta de asistencia sanitaria o de educaci¨®n, la casa que necesito¡?¡±.
Dos a?os m¨¢s tarde, en 2017, la Asamblea de Naciones Unidas luc¨ªa un tono oto?al muy distinto. Primero, y para la gran mayor¨ªa, porque el negacionismo y la insolidaridad mundial se hab¨ªan colado e instalado ya por la v¨ªa democr¨¢tica en la alta pol¨ªtica en formato presidencial y populista (Trump ocupaba la Casa Blanca desde enero). Segundo, para m¨ª y algunos m¨¢s, porque descubrimos en un evento paralelo a la Asamblea un concepto que marca, creo, un antes y un despu¨¦s en la historia de la Humanidad. Alguien lo hab¨ªa bautizado simplemente como ¡°salud planetaria¡±.
All¨ª, en la Quinta Avenida, se reuni¨® un buen pu?ado de expertos pronunciando palabras que recordaban a aquella alerta planetaria dada por un grupo de cient¨ªficos en 1992 (*). Ni el evento (organizado por la Rockefeller Foundation) ni el concepto aparecieron en las portadas de medios relevantes. No hab¨ªa c¨¢maras en la sala. Pero en Planeta Futuro, la secci¨®n sobre desarrollo humano y sostenible del diario El Pa¨ªs, abrimos en esos d¨ªas con esa historia aparentemente menor, realizada desde el terreno y con este titular:
Los problemas que nos traer¨¢ la mala salud del planeta.
El ser humano ha alcanzado altas cotas de bienestar a costa de la degradaci¨®n de la Tierra. Esto ya se est¨¢ volviendo en su contra. Una nueva disciplina, salud planetaria, se ocupa de ello
All¨ª inclu¨ªamos un gr¨¢fico aparentemente insignificante, donde se mostraba el n¨²mero de muertes por malaria y sida y por contaminaci¨®n en los a?os 2014 y 2016. La ¨²ltima mata ya casi cinco veces m¨¢s que las dos anteriores juntas. ?El aire, la base de todo! El aire, especialmente el que respiramos en esas m¨¢quinas inhumanas que son ya las ciudades, nos est¨¢ matando. Nos encontramos en un punto cr¨ªtico de la historia, dec¨ªan los oradores. Y la idea de que el planeta est¨¢ empezando a tomarse la revancha contra los seres humanos parec¨ªa crecer: ¡°La degradaci¨®n de los sistemas naturales amenazan con revertir las mejoras que se han conseguido en el ¨²ltimo siglo. En resumen, hemos hipotecado la salud de las generaciones futuras para conseguir el crecimiento econ¨®mico y el desarrollo del presente¡±. ?Sabe el p¨²blico general todo esto? ?Le llega? ?Se lo contamos desde los medios? ?Lo hacemos bien?
?Existir¨¢ el planeta en el medio o en el largo plazo, nos pregunt¨¢bamos en esos inicios? ?C¨®mo ser¨¢ nuestra Tierra: la misma, desigual y amenazada que conocemos?
Hoy he recordado todo esto al ver el titular de portada del primero de los doce libros de esta magn¨ªfica colecci¨®n titulada El estado del planeta, editada por la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO) y distribuida por el diario EL PA?S. Aborda, desde una perspectiva atractiva, clara y divulgativa, todos esos retos a los que nos debemos enfrentar de forma urgente. ?Estamos a tiempo de salvar nuestro planeta?, se pregunta el volumen inicial.
Casualmente, la misma cuesti¨®n que, en cierto modo, dio origen a nuestra secci¨®n, Planeta Futuro, all¨¢ por el invierno de 2013, cuando conseguimos fondos de la Fundaci¨®n Bill & Melinda Gates para poner en marcha un proyecto apasionante: crear un proyecto period¨ªstico sobre desarrollo en un medio internacional en castellano como EL PA?S para divulgar los problemas mundiales de desigualdad o de acceso a derechos b¨¢sicos como sanidad o educaci¨®n; para atender a los movimientos migratorios de las personas, a las violaciones de derechos humanos y a la injusticia socioecon¨®mica. ?Existir¨¢ el planeta en el medio o en el largo plazo?, nos pregunt¨¢bamos en esos inicios. ?C¨®mo ser¨¢ la Tierra: la misma, desigual y amenazada que conocemos? ?O ser¨¢ otra muy distinta si no nos ponemos de inmediato a proteger su biodiversidad? ?Qu¨¦ mundo les vamos a dejar en herencia a nuestros hijos, el puro desierto y el reino de la basura de un universo agotado a lo Mad Max o la belleza virgen, grandiosa, impoluta a¨²n hoy, de lugares como ese Ant¨¢rtico que una reciente campa?a de Greenpeace intenta convertir en santuario protegido? ?Y con qu¨¦ derecho nos atrevemos nosotros, esta generaci¨®n, a deteriorar as¨ª una casa p¨²blica y com¨²n?
?Estamos a tiempo de salvar nuestro planeta? La respuesta a tal pregunta, nuestra respuesta desde el peque?o equipo de seis personas que conforman la redacci¨®n, es diaria. Tiene constantes titulares, relatos y rostros. Y se define en una sola palabra: quiz¨¢.
- Quiz¨¢ estemos a tiempo de salvarlo (y salvarnos) si somos capaces de asumir de una vez por todas que habitamos una gran casa com¨²n; un hogar polifac¨¦tico y diverso afectado por lo que cada uno hace individualmente en cada minuto, hora, d¨ªa, mes, a?o... La huella que un ser humano deja a lo largo de su existencia, multiplicada por siete mil millones, no es cuesti¨®n balad¨ª. Y nunca pensamos en ello en nuestra vida cotidiana: nunca cuando consumimos, viajamos, comemos, contaminamos con ello en mente¡ Como si residi¨¦ramos en una burbuja particular donde todo nos es dado porque nosotros lo valemos.
- Quiz¨¢, si somos capaces de reconocer y actuar contra la inmensa desigualdad existente entre los m¨¢s de siete mil millones habitantes de la Tierra.
- Quiz¨¢, si somos capaces de eliminar o mitigar defectos de un sistema socioecon¨®mico que ha optado por la producci¨®n m¨¢s salvaje y devastadora, y sustituirla por otro m¨¢s sostenible, m¨¢s amable con la vida misma, con el individuo y con el incre¨ªble y rico entorno natural que nos ha sido dado.
- Quiz¨¢, si somos capaces de comunicar bien todo esto y cada habitante del planeta es consciente del riesgo.
Y en tal cosa, en comunicar y contar, nos empe?amos cada d¨ªa en Planeta Futuro. Publicamos historias de cada uno de los 17 objetivos y 169 metas de esa hoja de ruta internacional definida como Agenda2030, en cuya consecuci¨®n, una sociedad global m¨¢s justa y equitativa, se afanan (o deber¨ªan) ya Gobiernos, organizaciones internacionales y ONG¡ Convertimos esta gu¨ªa optimista, colaborativa y global en noticias en espa?ol, tangibles, reales, cercanas, protagonizadas por seres humanos contempor¨¢neos; por personas que habitan en aldeas perdidas, en desiertos, en monta?as; gente que escucha las balas en su vida cotidiana, siente el dolor del hambre, que llora a sus muertos por malaria, sida o neumon¨ªa, carece de hospitales o escuelas o carreteras o ve c¨®mo sus cosechas y sus casas desaparecen con la subida del mar por culpa del impacto cada vez m¨¢s evidente del cambio clim¨¢tico...
Quiz¨¢ estemos a tiempo de salvar el planeta (y salvarnos) si somos capaces de asumir de una vez por todas que habitamos una gran casa com¨²n
Pisamos tierra. Escribimos no solo sobre y desde el lugar (f¨ªsico) donde habitamos sino en global, describiendo lo m¨¢s de cerca posible las situaciones de aquellos que viven en precario, que sufren, que son la cara visible del cambio clim¨¢tico, que est¨¢n pagando ya el precio de la inacci¨®n ante los desaf¨ªos y en un proceso de crecimiento continuo de la poblaci¨®n. Y lo venimos haciendo desde 2014: cada d¨ªa publicamos una media de seis temas sobre desarrollo, con especial hincapi¨¦ en ?frica, all¨¢ donde se encuentran los diez pa¨ªses m¨¢s pobres de la Tierra. En Planeta Futuro ofrecemos cada mes unas 250 historias (unas 3.000 al a?o, casi 10.000 desde que nacimos) sobre lo que acontece en el mundo, sobre pobreza, sostenibilidad, salud global, ciudades, cambio clim¨¢tico, infancia, educaci¨®n¡ Hemos elaborado 12 proyectos especiales sobre enfermedades olvidadas, ciudades sostenibles, ?frica en desarrollo o infancia, y contamos con 250 colaboradores repartidos por el mundo. Hemos recibido m¨¢s de 15 premios period¨ªsticos desde nuestro nacimiento. Pero aun as¨ª, no somos nada. Solo un peque?¨ªsimo grano de arena.
Los medios tenemos un papel extraordinario en la comunicaci¨®n de esta nueva agenda. Pero son pocos, y la mayor¨ªa muy peque?os, los que ponen el foco en este contenido. La pobreza no vende. Se invisibiliza bajo la consideraci¨®n de que no es un problema com¨²n, sino exclusivo de aquellos a los que afecta. Pero basta poner un pie en cualquier rinc¨®n de ?frica, cuando uno llega desde Europa o Am¨¦rica, desde lugares desarrollados del mundo, para darse cuenta de que algo urgente debe hacerse para paliar tan incre¨ªble desigualdad entre los distintos territorios. Esa que genera conflictos, guerras, enfermedades globales, migraciones innecesarias... Hoy d¨ªa hay 815 millones de hambrientos en el mundo. Y ni la magnitud esc¨¢ndalo, ni su sufrimiento, ni su voz tienen un reflejo diario en los medios generalistas. El ciudadano normal no se entera.
Los gobiernos de todo el mundo suscriben la Agenda 2030. O dicen que lo hacen. Muchos, concienciados, han avanzado ya medidas para el medio y largo plazo. Otros andan todav¨ªa discutiendo entre partidos pol¨ªticos, planeando como la lechera del cuento, demorando un tiempo precioso para trasladar a la poblaci¨®n general la urgencia de un planteamiento de vida nuevo, de un cambio de sistema: adi¨®s a los combustibles f¨®siles; adi¨®s al consumo desaforado; hola a otro tipo de energ¨ªas, medios de transportes, viviendas... Pero parece que la informaci¨®n no es a¨²n suficiente para incitar a la acci¨®n.
Estos 12 libros que hoy presentamos son una gu¨ªa definitiva para entender el mundo actual; una suerte de s¨®lido cimiento a todo aquello que nos planteamos en Planeta Futuro a diario y que urge solucionar. ?Es ya irreversible el cambio clim¨¢tico? ?Estamos al borde de la sexta extinci¨®n? ?Est¨¢n nuestros mares en peligro? ?C¨®mo ser¨ªa un mundo sin ¨¢rboles? ?Lo imaginamos? Todo esto se preguntan estos libros de la FAO, actualizados con las informaciones de expertos de la propia organizaci¨®n y de Naciones Unidas, y presentados en un formato manejable, limpio, colorista y repleto de gr¨¢ficos, pensados y dirigidos para ser degustados por todos los p¨²blicos. Qui¨¦n se los pierda se perder¨¢ uno de los mejores relatos del estado del mundo de nuestro tiempo.
(*) Y poco tiempo despu¨¦s de la Asamblea de Naciones Unidas, en noviembre de 2017, 15.000 cient¨ªficos de 184 pa¨ªses publicaron en la revista BioScience un art¨ªculo titulado Advertencia de los cient¨ªficos del mundo a la Humanidad: Un segundo aviso. Un nuevo llamamiento 25 a?os despu¨¦s del primero en que se advert¨ªa de que vamos por un camino insostenible, de la seria amenaza al bienestar humano y a la Tierra que estamos provocando desde nuestras sociedades hiperindustrializadas. ¡°Casi todos los problemas que acucian al planeta son ahora "mucho peores", apuntaban.
Este texto est¨¢ incluido en 'Los grandes desafios', el primer volumen de la colecci¨®n El Estado del Planeta que se puede conseguir a partir de ma?ana 22 de abril de 2018 con El PA?S.
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