Ken Bugul se abre en canal para poder respirar
La escritora presenta la reedici¨®n de su primera novela 'El baobab loco', donde narra un viaje exorcizante en la tierra que cre¨ªa de sus antepasados
A veces llega un momento en el que se siente la necesidad de volcar hacia afuera todo lo que se lleva dentro. Cuando ya no se soporta vivir con el horadado y maltrecho interior, azuzado por decenas de experiencias vitales al l¨ªmite. Quiz¨¢s fue eso lo que le ocurri¨® a Mari¨¦tou Bil¨¦oma Mbaye, verdadero nombre de Ken Bugul. As¨ª parece que lo ha expresado en varias ocasiones. Al hablar, en este sentido, del poder sanador de la escritura que se vislumbra en su obra, gran parte de la cual es autobiogr¨¢fica. Tiene l¨®gica lo anterior, en realidad es una consecuencia: o vomitarlo o morir.
El pasado s¨¢bado, dentro de las actividades de la Feria del Libro de Las Palmas, habl¨® sincera y humana Ken Bugul que ven¨ªa a presentar la reedici¨®n de su primer libro El baobab loco, editado por Baile del Sol y Casa ?frica. Un volumen imposible de encontrar ya en su primera edici¨®n, de cuya traducci¨®n no qued¨® satisfecha la autora. A su lado se encontraba el escritor Antonio Lozano, en quien ha reca¨ªdo dicha tarea para esta ocasi¨®n. Lozano es, adem¨¢s de un experto en literaturas africanas, un gran conocedor de su obra.
¡°Una Ken Bugul peque?a, con los pelos sin peinar¡±, dice al mirar la fotograf¨ªa de la portada, obra del fot¨®grafo Robert Nzaou-Kissolo. Entonces su rostro se ilumina y detr¨¢s de las gafas brillan sus ojos. Este gesto lo repetir¨¢ varias veces, porque a pesar de su trayectoria, dura, ¨¢rida, salvaje y terriblemente dolorosa, esta mujer se funde con la vida, una y otra vez.
La escritura se convirti¨® en un acto terap¨¦utico, en el que encontr¨® el alivio al sacudirse todo lo que hab¨ªa vivido
Con el micr¨®fono en la mano ocurre lo que nadie quiz¨¢s esperaba. Las palabras de Mari¨¨tou parece que debieran provenir de otro rostro y otro cuerpo, tantas vidas ha vivido la mujer que ante nosotros recuerda su juventud desde sus incre¨ªbles 70 a?os. Por eso la sorpresa va creciendo cuando la escritora va desgranando su periplo que la conduce desde Senegal hasta B¨¦lgica y despu¨¦s a Francia. Desde sus estudios brillantes hasta la droga. Y desde el baobab al hospital psiqui¨¢trico.
Mientras va y viene. Mientras va y se desgaja. Desvelando que debajo de toda su andadura, salpicada de episodios de violencia f¨ªsica y ps¨ªquica, de bandazos empujada por los que no ven en ella m¨¢s que un exotismo o un objeto sexual, se encuentra la necesidad de encontrarse a s¨ª misma. Mujer y negra busca incansable aqu¨ª y all¨ª. Entre los restos de la identidad falsa de sus antepasados galos en tierras europeas. En la sombra protectora del ¨¢rbol de su tierra. Mari¨¨tou ara?a la superficie para poder mostrarse mientras se deja por el camino en jirones. ¡°Todo ser necesitaba ser apoyado, alabado, agradecido, glorificado, reconocido, galvanizado, subyugado, odiado, amado, herido, acosado¡±, escribir¨¢ despu¨¦s.
Las tres obras hablan en clave de autobiograf¨ªa. Recorriendo los senderos de extirpadores viajes que conducir¨¢n a la narradora a la necesidad de regresar al origen
Lo que los otros llaman locura, cuando se trata en realidad de inmersi¨®n en la lucidez, nunca la deja, la persigue. Bajo ese nombre su propia familia la rechaza y ella se interna en las calles, donde vive durante un a?o. En Las Palmas, la escritora rememora aquellos duros momentos pero tambi¨¦n descubre que fue all¨ª donde encontr¨® su tabla de salvaci¨®n. ¡°Un compa?ero de estudios al verme as¨ª, me dio el equivalente a dos euros- recuerda la escritora- con ese dinero compr¨¦ una libreta y empec¨¦ a escribir¡±. Su primera intenci¨®n no fue publicar, la escritura se convirti¨® en un acto terap¨¦utico, en el que encontr¨® el alivio al sacudirse todo lo que hab¨ªa vivido. As¨ª surgi¨® El baobab loco. Despu¨¦s llegar¨ªan La locura y la muerte y Riwan o el camino de arena.
Las tres obras hablan en clave de autobiograf¨ªa. Recorriendo los senderos de extirpadores viajes que conducir¨¢n a la narradora a la necesidad de regresar al origen, de morir para poder volver a nacer. Siempre a la b¨²squeda, los ¨¢rboles tampoco le han faltado nunca. ¡°La maleza que se ofrec¨ªa all¨ª, hasta el infinito, de sabanas, infinito de baobabs siempre espectaculares, infinito de hierbas amarillas, infinito de ¨¢rboles gigantes de follajes espesos que segu¨ªan el ritmo de los ruidos de la vida¡±, escribe. El ¨¢rbol se impone en su vida y en sus recuerdos. Son las ra¨ªces, el baobab que se mantiene siempre firme. En ¨¦l ve un s¨ªmbolo de lo que ella es.
Toca el momento de acabar aqu¨ª en la ¡°Feria del Libro de Las Palmas¡± pero a pesar del poco tiempo que ha tenido para hablar, Mari¨¨tou nos ha transmitido su densidad humana. Para ella todo es posible, concluye, y siempre m¨¢s para una mujer ¡°dejar de estar alienada, de ser manipulada y estar bajo los hilos de otro. Siempre va a ser posible para una mujer ser libre¡±. A la b¨²squeda de la vida.
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