El VIH de Irina en el pa¨ªs m¨¢s pobre de Europa
Esta es la historia de una mujer que, tras tocar fondo y estar al borde de la muerte, lidera la lucha contra el estigma de este virus y la tuberculosis en Moldavia
Doce de la ma?ana, carretera M14 direcci¨®n B?l?i donde Initiativa Pozitiva, la mayor ONG de lucha contra el VIH en Moldavia, tiene una oficina. Mientras conduce, Irina repasa en alto algunas partes de la charla que dar¨¢ dentro de una hora. Ella es la presidenta y fundadora de la organizaci¨®n; seropositiva y exdrogadicta, y ayuda ahora a otras personas que se encuentran en la misma situaci¨®n que ella a?os atr¨¢s.
La polic¨ªa de carreteras da el alto al Toyota de Irina en el kil¨®metro 65. Ha excedido el l¨ªmite de velocidad en poblado, la multa ser¨¢n 600 lei (30 euros). ¡°Yo iba a 50, es imposible que me haya saltado el l¨ªmite, pero necesitan sacar dinero de donde sea, ya no saben a qui¨¦n m¨¢s robar¡±, comenta resignada mientras firma. La percepci¨®n de los moldavos sobre su administraci¨®n es p¨¦sima, el pa¨ªs ocupa el puesto 122 de 180 en el ¨ªndice de corrupci¨®n que elabora cada a?o Transparencia Internacional. Todav¨ªa se puede oler la indignaci¨®n debido al esc¨¢ndalo que hace dos a?os salpic¨® al Gobierno moldavo. Mil millones de d¨®lares fueron sustra¨ªdos del Banco Nacional para salvar de la bancarrota a tres grandes bancos. Las entidades quebraron pero el dinero nunca volvi¨® a las arcas p¨²blicas, y ahora el ejecutivo sigue intentando recuperarse de aquel agujero mediante recortes de inversi¨®n p¨²blica e infraestructuras.
Irina sigue su camino,?B?l?i es su ciudad natal. La acompa?a la psic¨®loga de la organizaci¨®n a impartir una charla de concienciaci¨®n a mujeres portadoras de VIH. Esta ciudad al norte del pa¨ªs es la segunda m¨¢s grande de Moldavia por tama?o e importancia y la tercera por n¨²mero de poblaci¨®n ¡ªdespu¨¦s de Chisinau y Tir¨¢spol¡ª. Es el lugar que la vio nacer hace 54 a?os y tambi¨¦n donde comenz¨® su calvario. Ella es una de las 15.000 personas que viven con VIH en Moldavia (con cuatro millones de habitantes) seg¨²n datos del ¨²ltimo informe del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el sida (Onusida) en 2016 y que aumenta en 1.600 nuevas personas al a?o. Las drogas inyectables son la causa principal de infecci¨®n.
Moldavia adem¨¢s limita con Ucrania, donde la guerra, la destrucci¨®n del sistema de asistencia sanitaria y la pobreza est¨¢n provocando un repunte de los casos de personas seropositivas. Seg¨²n datos del Ministerio de Salud ucraniano, en 2017 se registraron casi 15.000 nuevos casos, con lo que casi 240.000 personas que viven con VIH en el pa¨ªs.
Ella es una de las 15.000 personas que viven con VIH en Moldavia, un pa¨ªs de cuatro millones de habitantes
20 a?os atr¨¢s, la econom¨ªa moldava sufri¨® un gran retroceso tras el colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica de la que formaba parte. Fue agravada la situaci¨®n por la guerra con Transnistria en 1992, que acabar¨ªa con la victoria de esta ¨²ltima gracias al apoyo ruso y posterior declaraci¨®n de independencia aunque no ha sido reconocida por la comunidad internacional. Hasta el a?o 2000 el pa¨ªs lleg¨® a tener casi el 50% de su poblaci¨®n viviendo bajo el umbral de la pobreza, seg¨²n datos del Banco Mundial. Muchos expertos catalogan a Moldavia como el m¨¢s pobre de Europa. Por ilustrar con cifras, la renta per c¨¢pita de Espa?a es de 25.528 d¨®lares, la de Italia de 30.527 y la de Francia de 36.854. La de Moldavia no alcanza los 2.000. En la lista del ?ndice de Desarrollo Humano (IDH) la exrep¨²blica sovi¨¦tica se encuentra en el puesto 107, por detr¨¢s de pa¨ªses como Uzbekist¨¢n o Libia.
En ese contexto de descomposici¨®n del entramado sovi¨¦tico, Irina comenz¨® a inyectarse hero¨ªna y de una de aquellas agujas contrajo el virus del que no se sab¨ªa pr¨¢cticamente nada en aquel momento. ¡°?Ves aquella ventana? La polic¨ªa tuvo que arrancar los barrotes para sacarme y quitarme la hero¨ªna porque yo no les abr¨ªa la puerta¡±, dice en su antiguo apartamento. Tuvo su primera hija, Sasha, libre de VIH, pero Irina fue abandonada por su marido al saber que ella era seropositiva.
Entr¨® en un centro de desintoxicaci¨®n donde tuvo alg¨²n intento de suicidio, que fue abortado por los enfermeros. All¨ª conoci¨® a su actual marido, Ruslan, portador de VIH y padre de su segunda hija, Alexandra, libre tambi¨¦n del virus.
Despu¨¦s de varias reca¨ªdas decidieron mudarse a Chisinau, la capital y ciudad m¨¢s grande del pa¨ªs. Gracias a la ayuda de la Iglesia consiguieron un apartamento donde empezaron a recibir gente con problemas similares para darles apoyo psicol¨®gico. Despu¨¦s de tener a su segunda hija, Irina fue internada en el hospital. Padec¨ªa tuberculosis, hepatitis C. La dieron por muerta. La mandaron a casa a esperar el final, su final. ¡°Pero un d¨ªa renac¨ª. No s¨¦ qui¨¦n decidi¨® que yo ten¨ªa que seguir viviendo. Fue como si me diesen un cuaderno en blanco para volver a escribir mi historia¡±, asegura ella.
La mayor¨ªa de las mujeres con las que trabajamos son exdrogadictas o han sido explotadas sexualmente. Moldavia es la cantera de prostitutas de Europa
La estigmatizaci¨®n de estas personas debido a la incultura general sobre el virus hace que sea muy dif¨ªcil detectarlas y ayudarlas ya que todas tratan de ocultar que lo portan por miedo al rechazo de la sociedad o de la familia. Por eso, el trabajo que Irina realiza por todo el pa¨ªs, en la televisi¨®n y en la radio es fundamental: ¡°La mejor herramienta de trabajo es contar mi experiencia, decirle a esas mujeres que yo tambi¨¦n me drogaba, que tambi¨¦n me intent¨¦ suicidar, pero que se puede. Que ahora soy abuela, vivo feliz y desintoxicada. Eso les ayuda a creer que pueden salir de todo esto y tener una vida plena¡±, comenta ilusionada. ¡°La mayor¨ªa de las mujeres con las que trabajamos son exdrogadictas o han sido explotadas sexualmente. Moldavia es la cantera de prostitutas de Europa. El trabajo psicol¨®gico que hacemos con ellas es gigante, tienen que recobrar la confianza en s¨ª mismas, y yo intento ayudarlas con mi ejemplo¡±.
La organizaci¨®n de Irina Poverga se sostiene gracias a la inversi¨®n extranjera de fundaciones privadas como Soros Moldova o gracias a fondos para el desarrollo procedentes de organizaciones internacionales como Unicef, Onusida o la Organizaci¨®n Mundial de la Salud.
Y mientras, el pa¨ªs es usado como tablero geopol¨ªtico entre las grandes potencias territoriales, Rusia y la Uni¨®n Europea, la ciudadan¨ªa no aprecia mejoras en su calidad de vida. La poblaci¨®n sigue disminuyendo desde hace 22 a?os. Pertenecen a Europa, al continente m¨¢s rico, pero ven pasar el progreso como un tren al que no pueden subirse. Mientras en otros lugares luce el sol del desarrollo, ellos viven en la sombra, en la sombra de Europa.
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