Okupar en R¨ªo: qui¨¦n dijo que los pobres no pueden vivir en el centro
En la ciudad brasile?a los problemas de vivienda aumentan y un 25% de habitantes reside en favelas. La poblaci¨®n se moviliza, toma espacios y presiona al Gobierno federal en busca de soluciones
En R¨ªo de Janeiro, los problemas de vivienda dificultan cada vez m¨¢s que los pobres puedan vivir en el centro de la ciudad. Sin embargo, tambi¨¦n ponen de manifiesto la creatividad de la gente a la hora de buscar v¨ªas para reivindicar sus derechos. La poblaci¨®n se moviliza, ocupa espacios y presiona al Gobierno federal en busca de ayuda. Aunque los acusen de delincuentes debido a que las okupaciones suelen ir acompa?adas de pobreza, tr¨¢fico de drogas y violencia, los m¨¢s desfavorecidos tratan de resistir y luchar por su derecho a la vivienda.
"La gente se re¨ªa de que quisi¨¦ramos vivir en el centro. Nos dec¨ªan que era imposible, que los pobres no podemos vivir all¨ª. Pero, ?por qu¨¦ no vamos a tener derecho a ello?", dice Elisate Napole?o, quien vive en el Centro Okupado Manuel Congo, a pocos metros del Ayuntamiento de R¨ªo de Janeiro. El lugar toma su nombre del l¨ªder de una de las mayores rebeliones de esclavos de la historia de Brasil. "El edificio llevaba vac¨ªo m¨¢s de 20 a?os. Un grupo de personas entramos y levantamos una barricada en la puerta hace diez a?os. Vino la polic¨ªa, pero no consigui¨® sacarnos. Nos hab¨ªamos preparado muy bien. Nos hab¨ªamos puesto en contacto con abogados y conoc¨ªamos nuestros derechos. Empezamos un proceso de negociaci¨®n y al final renovaron los pisos con un programa del Gobierno federal", cuenta.
A pesar de que es uno de los derechos humanos fundamentales reconocidos por la Constituci¨®n brasile?a, R¨ªo de Janeiro sufre graves problemas de vivienda. Alrededor del 25% de sus habitantes vive en las favelas, seg¨²n datos que proporcionan algunas ONG. Los pobres est¨¢n cada vez m¨¢s excluidos del centro urbano. A ra¨ªz de los colosales acontecimientos de los que ha sido escenario ?el Mundial de f¨²tbol de 2014 y los Juegos Ol¨ªmpicos de 2016?, R¨ªo ha experimentado un profundo proceso de transformaci¨®n. A ¨¦l se ha sumado el fen¨®meno de la gentrificaci¨®n, que ha agravado la marginaci¨®n de los pobres. Las zonas c¨¦ntricas con mayor porcentaje de poblaci¨®n con bajos ingresos, como el puerto, se han renovado. Los pobres han tenido que marcharse de varios sectores de la ciudad para dejar sitio a los lujosos edificios de viviendas para la clase media. Cuando no eran desalojados directamente, el aumento de los precios de la vivienda y de los alquileres los oblig¨® en muchos casos a marcharse del barrio, incluidas las favelas. Los gr¨¢ficos del ¨ªndice Fipe-Zap, la referencia del pa¨ªs para medir el sector inmobiliario, as¨ª lo muestran.
En los ¨²ltimos tres a?os, la poblaci¨®n sin hogar se ha triplicado, seg¨²n el Observatorio de Seguridad P¨²blica de la ciudad. Adem¨¢s, los Juegos Ol¨ªmpicos arruinaron al Estado de R¨ªo, de manera que los m¨¢s desfavorecidos no pueden esperar que el Gobierno les facilite un futuro mejor.
No obstante, los cariocas han intentado reivindicar su derecho a la ciudad, por ejemplo, okupando edificios vac¨ªos y casas antiguas en mal estado. En primer lugar est¨¢n las iniciativas particulares, por las cuales un grupo de personas se instala en un espacio abandonado. Este suele ser el caso de las antiguas casas coloniales del siglo XIX. En ocasiones, los propietarios originales murieron y se las dejaron a sus parientes de Portugal, que nunca fueron a Brasil a reclamarlas. A veces, las casas vac¨ªas son okupadas por personas que buscan un sitio donde vivir. La ley brasile?a proh¨ªbe cambiar la fachada, pero detr¨¢s de su colorida apariencia es frecuente que se hayan compartimentado para acoger a m¨¢s gente. Con frecuencia quienes entraron primero explotan el espacio exigiendo a los dem¨¢s un alquiler. Algunas de ellas han sido tomadas por camellos que venden droga en las calles del barrio de Lapa y en el centro de la ciudad.
Vino la polic¨ªa, pero no consigui¨® sacarnos. Nos hab¨ªamos puesto en contacto con abogados y conoc¨ªamos nuestros derechos. Empezamos un proceso de negociaci¨®n y renovaron los pisos con un programa del Gobierno federal
Otra forma de okupaci¨®n es la que llevan a cabo los movimientos sociales, que entran en espacios abandonados de manera organizada, como en el caso del Manuel Congo. El objetivo de estas iniciativas es instalarse en un edificio vac¨ªo y solicitar financiaci¨®n a Minha Casa, Minha Vida, el mayor programa de vivienda social del Gobierno federal, ejecutado por el banco estatal Caixa Econ¨®mica Federal. Si se concede la ayuda, se puede renovar el edificio, como se hizo en Manuel Congo, o construir uno nuevo destinado a viviendas sociales. El ¨¦xito de Manuel Congo se ha convertido en un modelo de rebeld¨ªa y una fuente de inspiraci¨®n para iniciativas similares.
Mariana Crioula, llamado as¨ª por una esclava que se convirti¨® un modelo de resistencia, es el nombre del movimiento social que okup¨® un almac¨¦n vac¨ªo del puerto, situado inmediatamente a espaldas de Morro da Providencia, la favela m¨¢s antigua de R¨ªo. Gran parte del edificio est¨¢ descubierto debido a que el tejado se derrumb¨®. Desde hace siete a?os, el movimiento lucha por su derecho a una vida digna. Aunque en el antiguo almac¨¦n solo viven permanentemente cuatro personas en chabolas construidas por ellas mismas, el grupo al que pertenecen est¨¢ formado por 70 miembros que pagan una cuota, asisten a las asambleas y participan activamente en el proceso para obtener una vivienda. Todos aspiran a conseguir un hogar en los pisos que Minha Casa, Minha Vida proyecta construir en el almac¨¦n.
Siete a?os de tedio burocr¨¢tico, reuniones interminables y grandes dosis de frustraci¨®n han transformado sus esperanzas en desesperaci¨®n. Augusto, un director de cine que no pod¨ªa pagar el alquiler en la favela Rocinha, donde antes ten¨ªa su casa, ahora vive en Mariana Crioula. Apunta que "todo est¨¢ preparado. Los arquitectos han dise?ado el edificio, tenemos los planos y los dibujos. Cumplimos todos los requisitos. Lo ¨²nico que esperamos es que el banco transfiera el dinero para que podamos empezar a construir, pero no sabemos si ese d¨ªa va a llegar". Seg¨²n un art¨ªculo publicado en O Globo, solamente el 0,5% de los fondos de Minha Casa, Minha Vida gastados en 2017 se destinaron a las personas de ingresos m¨¢s bajos, que son las m¨¢s vulnerables y las que m¨¢s necesitan una vivienda. Augusto explica que es parad¨®jico que un banco sea el encargado de llevar a cabo un proyecto sin ¨¢nimo de lucro. "Los bancos quieren sacar beneficio, no ayudar a los pobres. Prefieren comprar el edificio, echar a los okupas y construir pisos para vend¨¦rselos a la clase media a precios alt¨ªsimos".
Alrededor del 25% de sus habitantes vive en las favelas. En los ¨²ltimos tres a?os, la poblaci¨®n sin hogar se ha triplicado
En el proyecto Vito Gianotti, el edificio okupado fue un antiguo hotel de la zona de San Crist¨®bal que ya estaba dividido en habitaciones. Sus habitantes se cansaron de esperar y empezaron a renovarlo ellos mismos a sus expensas. Quilombo da Gamboa, tambi¨¦n en la zona del puerto, se okup¨® hace dos a?os. Roberto Santos aclara que "en realidad, el proyecto se remonta al a?o 2016. Entramos en otro edificio y empezamos los tr¨¢mites con Minha Casa, Minha Vida. Para que todo salga bien es fundamental una buena organizaci¨®n, lo cual significa, entre otras cosas, un control estricto sobre qui¨¦n permanece en el edificio y qui¨¦n lo abandona. En nuestro caso no funcion¨® y los traficantes de drogas se hicieron poco a poco con el poder". Santos cuenta que hab¨ªa sido elegido l¨ªder por sus compa?eros. Un d¨ªa recibi¨® una amenaza de muerte, le rompieron el ordenador con su tesis de m¨¢ster para la universidad y tuvo que huir. Por miedo a que lo matasen, busc¨® un lugar seguro en el que esconderse y se instal¨® en el almac¨¦n vac¨ªo actualmente conocido como Proyecto Quilombo da Gamboa.
Hace unas semanas, un incendio destruy¨® parte del edificio y ahora sus habitantes van a tener que reconstruir sus viviendas provisionales. Los bomberos acudieron y quisieron echarlos. Aunque los vecinos resistieron, qued¨® demostrado, como dice Roberto, que "cuando eres okupa, puedes perder tu casa de la noche a la ma?ana". Los habitantes de los espacios okupados se enfrentan a diferentes peligros, pero esto no les impide resistir y seguir luchando por su derecho a la vivienda.
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