Vivir con el coraz¨®n en un pu?o cuando tu hija tiene alergia al huevo
Durante la primera excursi¨®n de la ni?a a una granja escuela, mis pensamientos siempre apuntaban a la fatalidad, a que se iba a caer en el corral de las gallinas
Son las siete de la ma?ana y la ni?a se va de excursi¨®n a la granja escuela. Comenzamos con la preparaci¨®n de la mochila. Hay que hacerlo bien y no olvidar nada. Mi peque?a de tres a?os tiene alergia al huevo y a los frutos secos. Vamos, una broma. Lo m¨¢s importante, siempre, es que los tres medicamentos para combatir un posible ataque no falten. Primer paso: Polaramine. Metido. Segundo paso: Estilsona. Metido. ?ltimo paso: la epinefrina. Y las dosis claras en un papel. Los introduces lentamente, suspirando y pensando: ¡°Es por si acaso. No va a pasar nada¡±. Te autoconvences.
Una hora y media m¨¢s tarde, dejas a tu peque?a, vestida para la ocasi¨®n y dispuesta, en la Escuela Infantil. Y oyes solo voces. Los profes te aseguran que est¨¢n preparados, que en la granja escuela lo saben, que va a estar muy controlada. Mi hija es la ¨²nica al¨¦rgica de su clase. ¡°Pobre, otra vez segregada¡±, reflexionas mientras observas a tu peque?a totalmente excitada y te despides con un t¨ªmido: ¡°P¨¢satelo muy bien¡±, casi atragantado. Sonrisa forzada. T¨² eres una buena madre y lo que quieres es que tu hija disfrute como todos los dem¨¢s. Te repites. Cuesta. Ufff¡
Coges el coche y te diriges al trabajo. Intentas poner la m¨²sica a todo volumen para que los pensamientos m¨¢s atroces dejen de resonar en tu cabeza, tipo: "Y si se cae en el corral de gallinas y justo encima de los huevos" o "Y si otro ni?o le da uno y lo toca". Un bucle infinito. Respiras y vuelves a tu ser.? Aparcas, te tomas un caf¨¦, subes y lo primero que haces es mirar el WhatsApp. Y hay suerte. Llega la primera foto. En ella, todo el grupo est¨¢ cantando en el autob¨²s. Sentaditos. Con el cintur¨®n. Pero espera. Te fijas un poco m¨¢s. Y ves como en la lejan¨ªa hay algo nuevo en la camiseta de tu hija. Es un c¨ªrculo amarillo. ?Qu¨¦ pone? Haces zoom. El mensaje es claro. ¡°Ni?a al¨¦rgica¡±. Pobre, otra vez segregada. Pero bueno, te tranquilizas y piensas: "La pegatina seguro que se ve mejor desde cerca".
Hora y media despu¨¦s. Ni noticias ni fotos. Y justo cuando est¨¢s a punto de no poder m¨¢s, de poner todo patas arriba y de llamar a todos los hospitales de tu comunidad, la alarma del m¨®vil te avisa de un nuevo mensaje. Bueno, suena dos veces. Son fotos. En una se ve a la ni?a, ataviada con guantes de l¨¢tex, que se acerca a los animales. En la otra, todos los de la clase aparecen sentados en la mesa comiendo pasta. Pero la ni?a tiene algo distinto en su plato, no son espaguetis¡? Es arroz con tomate: "Vale. Es seguro y le gusta¡±. Respiro.
Durante el resto de la jornada, intentas evadirte trabajando. Solo tienes un objetivo: que lleguen las 16.00 de la tarde y tu hija est¨¦ sana y salva. Y ocurre. La recoges con la misma sonrisa con la que la dejaste. Eso s¨ª, con mucho m¨¢s alivio. Ella est¨¢ cansada, pero te habla de todos los animales que ha visto, de lo bien que se lo ha pasado¡ de lo que ha disfrutado. T¨², en cambio, est¨¢s exhausta y has debido perder unos dos kilogramos. Pero ha merecido la pena.
Es cierto, que cuando nuestros hijos padecen alguna alergia o enfermedad que pone en riesgo su vida, nos cuesta mucho soltar la cuerda. Pero hay que tener confianza. Pensar que lleva todo lo necesario, que las personas, los trabajadores, est¨¢n preparadas para tratar con todo tipo de ni?os, que tendr¨¢n contacto con urgencias y que cuentan con conocimientos m¨¦dicos para actuar. Eso s¨ª, en estos casos, siempre hay que preguntar y asegurarse que as¨ª es. Obviamente, a veces los accidentes ocurren, pero eso no se puede evitar.
Tengo que decir que, tras mi primera experiencia, su primera en una excursi¨®n, espero que haya muchas m¨¢s. Y, por supuesto, siempre prefiero sufrir yo unas pocas horas y que ella se divierta y disfrute como todos los ni?os. Como lo que es.
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