El contratenor Philippe Jaroussky ense?a los secretos de la t¨¦cnica que salv¨® su voz
El contratenor franc¨¦s, uno de los artistas l¨ªricos m¨¢s medi¨¢ticos, vive entre giras y una academia donde?impulsa la carrera de j¨®venes talentos y transmite la t¨¦cnica vocal que salv¨® su carrera
AL SENA le nace la isla Seguin a su paso por el oeste de Par¨ªs. Sobre ella se alza el edificio estrecho de La Seine Musicale y, en lo alto, su c¨²pula de cristal parece una inmensa pompa que se le escapa al r¨ªo. Aqu¨ª, en torno a uno de los pasillos de este centro de actividades culturales, ha abierto el contratenor Philippe Jaroussky (Maisons-Laffitte, 1978) una academia. La fund¨® hace un a?o para descubrir vocaciones en ni?os de hogares con pocos recursos, impulsar la carrera de j¨®venes talentos y transmitir la t¨¦cnica vocal que salv¨® su carrera hace dos d¨¦cadas.
Jaroussky se ha convertido en uno de los artistas l¨ªricos m¨¢s medi¨¢ticos del momento, pero no siempre tuvo claro que su camino deb¨ªa cruzarse con la ¨®pera. A los 10 a?os era un chaval inquieto al que le gustaba canturrear en clase y que no pertenec¨ªa a una familia de m¨²sicos. Su talento natural llam¨® la atenci¨®n de uno de sus profesores, que avis¨® a los padres de las aptitudes de su hijo. Siguiendo el consejo del maestro, lo apuntaron a viol¨ªn. ¡°Sin ¨¦l, jam¨¢s me habr¨ªa dedicado a la m¨²sica¡±, confiesa ahora desde una de las aulas de la Acad¨¦mie Musicale Philippe Jaroussky. Por eso, uno de los objetivos que el cantante se ha marcado ahora es devolver el gesto. ¡°Despu¨¦s de 20 a?os de carrera, pens¨¦ que me tocaba a m¨ª ofrecer esa oportunidad. Cuando no se cuenta con un origen musical es dif¨ªcil iniciarse. Y eso hace que mucho talento se pierda. Si un ni?o descubre que la m¨²sica es su pasi¨®n, su vida cambiar¨¢ completamente. A m¨ª me pas¨®¡±.
Empez¨® siendo bar¨ªtono y poco a poco fue sinti¨¦ndose atra¨ªdo por un registro heredero de los extinguidos ¡®castrati¡¯
El viol¨ªn fue su primer contacto con un instrumento, pero Ja?roussky le debe la carrera a su voz. Empez¨® siendo bar¨ªtono y poco a poco fue sinti¨¦ndose atra¨ªdo por un registro heredero de los extinguidos castrati: el de contratenor. La m¨¢s aguda de las voces masculinas, un sonido flexible, femenino, potente y m¨ªstico. Poco usual cuando Jaroussky, que cantar¨¢ en el Teatro Real del 23 de octubre al 9 de noviembre, empez¨® a debutar en las salas de conciertos y mucho m¨¢s conocido ahora gracias a ¨¦l. Con rostro de ni?o y voz de mujer al cantar, la estrella francesa impact¨® al mundo de la l¨ªrica y, junto a figuras como la mezzosoprano Cecilia Bartoli, ha vuelto a dar protagonismo al repertorio barroco para elevarlo a lo m¨¢s alto. Ha colaborado con los mejores conjuntos actuales, como Les Arts Florissants y Les Musiciens du Louvre-Grenoble, y en importantes salas como el Concertgebouw de ?msterdam. Agota entradas en los mejores teatros y es uno de los m¨²sicos de cl¨¢sica que m¨¢s discos venden.
Junto a figuras como Cecilia Bartoli, este contratenor ha devuelto el protagonismo al repertorio barroco
Pero quien no conozca su inmensa trayectoria musical tardar¨ªa unos minutos en distinguir al profesor del alumno en la clase de canto. A Jaroussky se le ha metido la pernera izquierda del pantal¨®n por dentro del bot¨ªn. La otra asoma por encima. Lleva los vaqueros algo ca¨ªdos. El reloj, en la mu?eca derecha. La camisa de cuadros roja, por fuera, remangada hasta los codos y desabrochado el primero de sus botones. Tiene 40 a?os, pero conserva la hechura de un adolescente de pelo cano y rostro de ni?o. Ja?roussky se levanta del taburete del piano, se acerca a Clarisse Dalles, uno de los siete alumnos de canto de la academia, y le agarra los cachetes. ¡°?Respira!¡±, grita. Y cuando la joven soprano retoma de nuevo el aria de Las bodas de F¨ªgaro, Jaroussky abre mucho los ojos y dice en espa?ol a los oyentes del aula: ¡°No se ven muchas condesas as¨ª. ?Y solo tiene 22 a?os!¡±. Todos sus alumnos cuentan de ¨¦l lo mismo: no se rinde jam¨¢s. Cuando quiere algo, no para hasta conseguirlo. ¡°Pero es comprensivo y amable¡±, a?ade Dalles. Tambi¨¦n generoso. ¡°No hay muchos artistas l¨ªricos con la fama que tiene Phi?lippe y nos ha dado la oportunidad de disfrutar de su visibilidad. Esto es important¨ªsimo porque los j¨®venes m¨²sicos no contamos con una estructura que nos ayude a iniciar nuestra carrera cuando terminamos el conservatorio¡±.
Cuenta la soprano que el director de la ?pera Real de Versalles llam¨® a Jaroussky porque el contratenor de una producci¨®n se puso enfermo y necesitaba un reemplazo. Jaroussky le dio el nombre de William Shelton, compa?ero de promoci¨®n de Dalles. Poco despu¨¦s, el joven int¨¦rprete estaba debutando con Les Arts Florissants.
Pero m¨¢s all¨¢ de proporcionarles oportunidades y contactos, el objetivo de Jaroussky consiste en ense?arles a cuidar y conservar su voz para obtener el m¨¢ximo rendimiento. El contratenor entiende perfectamente la impaciencia de los j¨®venes m¨²sicos por sonar mejor y con m¨¢s potencia: ¡°A m¨ª tambi¨¦n me pas¨®. Al principio todo era f¨¢cil. Mi voz era flexible pero no muy grande y me preocupaba tener que hacerla sonar en las salas de conciertos. Empec¨¦ a fatigarme porque el esfuerzo que hac¨ªa era excesivo, y eso me ocasion¨® peque?os problemas durante un par de a?os hasta que, gracias a un profesor, consegu¨ª construir otra manera de cantar. Fue una labor paciente. Creo que ha llegado el momento de transmitir el fruto de este trabajo de 20 a?os que salv¨® mi voz¡±.
¡°Mis alumnos me recuerdan la ilusi¨®n que ten¨ªa al principio?y me han ense?ado que todav¨ªa puedo cantar mejor¡±
Su agenda le va a llevar solo en verano a Lituania, Suiza, B¨¦lgica, Austria, Noruega¡ Y aun as¨ª, asegura que es f¨¢cil compaginarla con otros proyectos porque programa sus conciertos con dos o tres a?os de antelaci¨®n. Disfruta de su nueva faceta de maestro y se ha dado cuenta de que no solo da lecciones, tambi¨¦n las recibe: ¡°A mis alumnos les pido cosas que yo no hac¨ªa a su edad. De joven no escuchaba demasiado, fui un estudiante un poco vago. Me han dado mucha energ¨ªa. Me recuerdan la ilusi¨®n que ten¨ªa al principio de mi carrera y me han ense?ado que todav¨ªa puedo cantar mejor, y eso es fant¨¢stico¡±.
La clase de m¨²sica est¨¢ a punto de comenzar para los m¨¢s peque?os de la academia. Mac¨¦o ha sido el primero en llegar. Su idea era tocar el piano, pero ha descubierto que le encanta sentir en el pecho la vibraci¨®n del chelo. A¨²n no sabe si es su pasi¨®n, pero quiz¨¢ Jaroussky pueda sentirse orgulloso dentro de unos a?os de haber ayudado a convertir al joven Mac¨¦o en un m¨²sico de ¨¦xito.?
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