El dif¨ªcil activismo contra el sida en Nicaragua
Su pa¨ªs no le ha puesto f¨¢cil a Marta luchar contra el virus que lleva dentro. El revuelto clima pol¨ªtico supone un nuevo reto
A Marta Garc¨ªa* le gusta cantar, bailar e ir al campo, donde naci¨® y fue criada. Tiene 40 a?os. Cuenta que come de todo un poco, porque trata de estar bien para enfrentar lo que le viene "por delante en la vida". Madre de tres hijos, explica que el VIH le lleg¨® cuando ten¨ªa 21. Su marido, Jorge, con quien se cas¨® a los 17, muri¨® un a?o despu¨¦s, cuando ambos conocieron sus diagn¨®sticos. "Estaba embarazada de mi segundo hijo. ?l naci¨®, enferm¨®, hicimos la prueba y el resultado fue positivo", relata.
Todo sucedi¨® muy r¨¢pido y temprano en la vida de Marta. El activismo surgi¨® a los 22 a?os. "Fue la necesidad de organizarnos la que me trajo a este lado. Era la ¨²nica forma de acceder a medicamentos", asegura. Aun as¨ª, no los consiguieron hasta participar en un proceso en la Corte de Derechos Humanos Internacional en Washington.
"Creamos la Asociaci¨®n Nicarag¨¹ense de Personas Viviendo con VIH. En total, ¨¦ramos 16 miembros. Cuando, por fin la medicaci¨®n lleg¨®, ocho ya hab¨ªan muerto", asegura. Cuatro a?os de discusi¨®n jur¨ªdica. Mucho tiempo para cualquier enfermedad. El gobierno de Nicaragua, entonces presidido por Arnoldo Alem¨¢n, del Partido Liberal Constitucionalista, heredero del antiguo Partido Liberal, recurri¨® durante varios a?os seguidos a la Corte de Derechos Humanos Internacional para impedir que los antirretrovirales llegaran a ese pa¨ªs.
"Cuando los medicamentos llegaron, acordamos que quien estuviera en mejores condiciones de salud, ceder¨ªa su cuota a otros que ya estaban m¨¢s debilitados. Yo estaba bien. Dej¨¦ mi lugar en la cola a otro activista amigo que estaba enfermando", cuenta.
Marta volvi¨® a la lista de espera y empez¨® a tomar medicaci¨®n a finales de 2004, cuando se qued¨® embarazada de nuevo. Su beb¨¦ no contrajo el virus gracias a todos los cuidados que tuvo durante la gestaci¨®n y el parto. Su otro hijo no tuvo esa suerte. "Est¨¢ bien, toma los medicamentos con regularidad".
No voy a agarrar mis maletas e irme. Tengo muchos amigos con VIH que no podr¨ªan hacer lo mismo
Desde julio de 2016, el presidente Daniel Ortega logr¨®, a trav¨¦s del Tribunal Electoral, sacar todos los cargos de diputados que hab¨ªan sido elegidos por la oposici¨®n. Ortega, con una maniobra pol¨ªtica, impuso un sistema de r¨¦gimen de partido ¨²nico.
Estudiantes y movimientos sociales comenzaron a protestar. Marta denunci¨® que todos los integrantes de organizaciones que trabajan con la defensa de derechos humanos y que protestan o muestran su oposici¨®n a las directrices impuestas por el presidente han sido perseguidos y amenazados de muerte. Seg¨²n sus declaraciones, en los ¨²ltimos meses la pr¨¢ctica se est¨¢ intensificando en el pa¨ªs que registra 314 j¨®venes asesinados. Ella misma recibi¨® una contundente amenaza por Facebook. Un d¨ªa, entr¨® a su p¨¢gina y se asust¨® al leer el mensaje: "Esta perra y todas ustedes morir¨¢n. Muerte, plomo y bala de sangre".
Marta cont¨® su historia y pidi¨® ayuda en una reuni¨®n p¨²blica realizada con otros integrantes activistas de Am¨¦rica Latina y el Caribe, con la presencia del representante del Onusida durante la Conferencia de Sida en ?msterdam, el pasado julio.
Para proteger a sus hijos, consigui¨® los documentos necesarios y mand¨® a dos, que estaban en la universidad, a Costa Rica, pa¨ªs vecino. "Ellos est¨¢n seguros en la casa de parientes", dijo aliviada. Ya est¨¢ organizando los documentos de la hija m¨¢s joven para que ella pueda unirse a los hermanos.
"No creo que la intimidaci¨®n que sufri¨® se produjera porque vive con el VIH, sino por el contexto socio-pol¨ªtico en que el pa¨ªs est¨¢ inserto", asegura C¨¦sar Nu?ez, director regional del Onusida para Am¨¦rica Latina y el Caribe.
Con todos los desaf¨ªos y sufrimientos que la vida le tra¨ªa, Marta, que es integrante de la ICW de Am¨¦rica Latina (Comunidad Internacional de Mujeres con VIH) y tiene parientes en Costa Rica, podr¨ªa organizarse y salir de Nicaragua por un tiempo. Hasta que se calmen las aguas y el pa¨ªs volviera a la normalidad democr¨¢tica, cuando los asesinatos y persecuciones no formaran ya m¨¢s parte de lo cotidiano. Ni siquiera piensa en eso. "No voy a agarrar mis maletas e irme. Tengo muchos amigos con VIH que no podr¨ªan hacer lo mismo. Son personas con las que tengo responsabilidad. Ellas no tienen c¨®mo salir. Conf¨ªa y tienen esperanza en m¨ª. Somos un movimiento ¨²nico. Tenemos que apoyarnos: es el camino, la salida para todos nosotros".
*El nombre ha sido cambiado por motivos de seguridad. Este art¨ªculo fue originalmente publicado en portugu¨¦s por la Ag¨ºncia de Not¨ªcias da Aids.
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