El mal reparto de las transferencias a la infancia en Argentina
De los 13 millones de ni?os y adolescentes que viven en el pa¨ªs, el 90% recibe alguna asignaci¨®n del Estado. Entre quienes carecen de ellas est¨¢n los m¨¢s vulnerables
La crisis econ¨®mica que atraviesa Argentina se ceba con la infancia. En esta coyuntura, aumenta el riesgo de que abandonen la escuela, ingresen tempranamente al mercado laboral, disminuyan la cantidad y calidad de alimentos que consumen, vean restringido su acceso a los servicios de salud o sean v¨ªctimas de violencia, entre otros riesgos sociales significativos, seg¨²n advierte Unicef.
Para revertir el escenario actual, en el que cuatro de cada diez ni?os son pobres, y garantizar que las familias con chicos cuenten con ingresos suficientes para vivir dignamente, el Estado transfiere ingresos a trav¨¦s de diferentes v¨ªas. ¡°Pero todav¨ªa hay m¨¢s de 1,4 millones de ni?os que no reciben ning¨²n tipo de transferencia. En su mayor¨ªa, se trata de ni?os de los sectores de menos ingresos¡±, cuenta Gala D¨ªaz Langou, directora del programa de Protecci¨®n Social de Cippec.
Los tres canales de ingresos son las asignaciones familiares del subsistema contributivo (AFH), la Asignaci¨®n Universal por hijo (AUH) del subsistema no contributivo y deducci¨®n del Impuesto a las ganancias. Percibir una u otra transferencia depende de la ocupaci¨®n de los padres: el primer caso se refiere a ni?os cuyos progenitores son empleados formales; en el segundo, son trabajadores informales o est¨¢n en paro; y en el tercero son trabajadores formales de ingresos m¨¢s altos. ¡°Este esquema es inequitativo y fragmentado. De los 13 millones de ni?os menores de 18 a?os, el 29% recibe AUH; el 39%, AFH; y un 5% reciben apoyo monetario a trav¨¦s de la deducci¨®n del Impuesto a las Ganancias. Del 27% restante, un 13% se encuentra cubierto por AFH contributivas provinciales y un 3% por pensiones no contributivas¡±, se?ala D¨ªaz Langou.
Seg¨²n la referente de Cippec, hay dos motivos principales por los cuales los ni?os est¨¢n apartados del r¨¦gimen de transferencias: ¡°Por un lado, se calcula que alrededor de 910.000 est¨¢n excluidos por normativa u otras razones. Esto incluye casos tales como peque?os a partir del sexto hijo en una familia ¡ªla AUH tiene un l¨ªmite de cinco prestaciones por familia ¡ª, los hijos de inmigrantes con menos de tres a?os de residencia, o los hijos cuyos padres reciben alguna otra prestaci¨®n de programas sociales o de empleo. El ¨²ltimo caso se debe a que, pese a existir un decreto que compatibiliza la AUH con otros programas, este no ha sido reglamentado. Por otro lado, alrededor de 467.000 ni?os y ni?as no estar¨ªan recibiendo una transferencia actualmente porque no tienen un adulto asociado en el registro y por ende se desconoce su situaci¨®n. Estos casos son los que el gobierno est¨¢ intentando identificar¡±.
Adem¨¢s, el sistema de transferencias del Estado a la infancia tiene otros problemas m¨¢s all¨¢ de la cobertura: los montos que reciben los ni?os var¨ªan, dando lugar a inequidades; los criterios de elegibilidad son heterog¨¦neos; y, en algunos casos, el acceso a la transferencia est¨¢ condicionada por corresponsabilidades que las familias deben cumplir. ¡°Este escenario inequitativo contribuye a la infantilizaci¨®n de la pobreza y supone un obst¨¢culo para el desarrollo del pa¨ªs: no abordar esta situaci¨®n implica desaprovechar la oportunidad que ofrece el llamado bono demogr¨¢fico. Es decir, la ventaja de que a¨²n la poblaci¨®n en edad de trabajar es mayor que la dependiente: ni?os y adultos mayores¡±, comenta, D¨ªaz Langou.
El sistema de transferencias del Estado a la infancia tiene otros problemas m¨¢s all¨¢ de la cobertura: los montos que reciben los ni?os var¨ªan, dando lugar a inequidades
Impacto de la asignaci¨®n universal por hijo
El 72% de los cubiertos por la AUH se encuentran en el quintil m¨¢s bajo de ingresos. El monto por hijo es de 1.694 pesos (unos 38 euros). Esta asignaci¨®n es una transferencia mensual que equivale al 80% del monto total, mientras que el restante 20% se abona a fin de a?o en un ¨²nico pago previa constataci¨®n de corresponsabilidades en salud y educaci¨®n. Se requiere que las familias cumplan con controles sanitarios y el plan de vacunaci¨®n obligatorios para ni?os menores de cinco a?os. Adem¨¢s, se debe presentar el certificado de alumno regular en una escuela para mayores de cinco a?os. Para la AFH y la deducci¨®n del Impuesto a las Ganancias no se exigen corresponsabilidades.
Sebasti¨¢n Waisgrais, especialista de monitoreo e inclusi¨®n social de Unicef, asegura que la AUH tiene mayor impacto sobre la pobreza extrema. Hoy la canasta b¨¢sica, que determina lo que necesita una familia para no ser pobre, est¨¢ en torno a los 20.000 pesos (unos 445 euros). Waisgrais agrega: ¡°El poder adquisitivo de las transferencias se ve acotado en este contexto econ¨®mico complicado¡±.
La provincia (equivalente en Espa?a a comunidad aut¨®noma) de Santiago de Estero, una de las m¨¢s pobres del pa¨ªs, ejemplifica el funcionamiento de estas ayudas. All¨ª, el Ministerio de Desarrollo Social trabaja en conjunto con la ONG Haciendo Camino para identificar a las familias de mayor vulnerabilidad. Al iniciar el proyecto en febrero de 2017, identificaron 293 personas con posibilidad de tramitar la AUH. A partir del acompa?amiento, ya realizaron 208 gestiones exitosas.
La fundadora de Haciendo Camino, Catalina Hornos asegura que en Santiago del Estero muchas personas viven solo de la AUH. ¡°Esto les permiti¨® comer muchos m¨¢s d¨ªas al mes. No digo todos, porque no les alcanza para llegar a fin de mes. La asignaci¨®n es reimportante porque dio m¨¢s acceso a la alimentaci¨®n, a la escuela y a las vacunas. Pero es una ayuda que deber¨ªa ir acompa?ada de otras acciones como acompa?amiento a los padres. Es importante ense?arles a administrar el dinero y formarlos para evitar que la base de las compras sean snacks y gaseosas¡±, afirma.
Brenda Medina tiene 21 a?os y asiste al Centro de Haciendo Camino de la ciudad de Santiago del Estero. Su familia est¨¢ compuesta por su pareja y cuatro hijos de entre ocho y tres a?os. ¡°Empec¨¦ a cobrar la AUH cuando mi hija m¨¢s grande ten¨ªa dos a?os y medio. Cuando empec¨¦ a cobrar la asignaci¨®n, fui comprando cemento y, con el tiempo, pude construir una pieza chica. Mi mam¨¢ me ayud¨® a hacer el tr¨¢mite en la Administraci¨®n Nacional de la Seguridad Social (Anses) porque yo ten¨ªa 12 a?os cuando tuve a mi primera hija, y necesitaba un garante. Mi mam¨¢ me cobraba la asignaci¨®n en ese momento¡±, relata la joven. Hoy Medina tambi¨¦n cobra la tarjeta social de 2.300 pesos (unos 51 euros) para alimentos que da el Ministerio de Desarrollo Social. Adem¨¢s de estos ingresos, desde hace m¨¢s de un a?o que ella trabaja haciendo limpieza en varias casas de familia.
El monto que reciben las familias por hijo con discapacidad es mayor. El total es de 5.491 pesos (aproximadamente 122 euros). Milagros D¨ªaz tiene 20 a?os y su hijo Mateo de tres, padece par¨¢lisis cerebral. Cobrar la AUH la ayuda a pagar los remedios que (s¨ª o s¨ª) tiene que darle a su hijo y con ese dinero se siente segura de que va a poder comprar los pa?ales. Milagros asiste al centro de Haciendo Camino desde su embarazo. Como ella era menor, la organizaci¨®n la acompa?¨® en todo el proceso de solicitud de la AUH. Se la ayud¨® a conseguir los turnos en la Anses, gestionar los papeles y varios trabajadores sociales la acompa?aron.
Propuestas para cambiar el sistema de transferencias del Estado
Tanto Waisgrais como D¨ªaz Langou coinciden en que es necesario alcanzar a todos los ni?os que actualmente no reciben transferencias. Creen que es importante eliminar el requerimiento de cumplimiento de corresponsabilidades, dado que imponen una exigencia y potencial penalizaci¨®n para las familias de contextos m¨¢s vulnerables y con m¨¢s dificultades para cumplirlas. ¡°En caso de mantenerlas, se las deber¨ªa establecer para las tres v¨ªas del esquema de transferencias con el fin de promover la equidad del r¨¦gimen y no penalizar a quienes viven en situaci¨®n de mayor vulnerabilidad¡±, dice la referente de Cippec. Seg¨²n Waigrais, la evidencia muestra que en los pa¨ªses, donde la transferencia no requiere corresponsabilidades los efectos son los mismos. Otro punto que ambos modificar¨ªan es el tope de cinco prestaciones por familia. Por otro lado, argumentan, ser¨ªa interesante incluir a hijos de inmigrantes con menos de tres a?os de residencia.
Adem¨¢s, proponen aumentar el monto de la AUH para acercarlo al valor de la canasta b¨¢sica, con el fin de otorgar un monto que permita reducir la pobreza y la indigencia. Se?alan que esto deber¨ªa hacerse sobre la cantidad ordinaria de la prestaci¨®n y no a trav¨¦s de bonos extraordinarios.
¡°Frente a la elevada volatilidad macroecon¨®mica, la tendencia a la baja en los indicadores de pobreza e indigencia que se registr¨® en los ¨²ltimos trimestres probablemente se revierta. El acuerdo firmado con el FMI incluye una cl¨¢usula de salvaguarda que permite incrementos de hasta un 0,2% del PIB para proteger a los sectores m¨¢s vulnerables en caso de que las condiciones sociales empeoren. Desde Cippec, proponemos una reforma gradual del r¨¦gimen de transferencias, con el fin de considerar las restricciones presupuestarias que operan en la actualidad¡±, resalta D¨ªaz Langou.
Modelos de la regi¨®n
En la regi¨®n, muchos pa¨ªses fueron modificando y mejorando sus programas de transferencias condicionadas con el fin de fortalecerlos como una herramienta para reducir la pobreza. En Chile, el Ingreso ?tico Familiar otorga un monto fijo incondicional a las familias ¨Cel pilar de dignidad¨C y adiciona montos variables ¨Cel pilar de deberes y el pilar de logros¨C que s¨ª dependen del cumplimiento de las corresponsabilidades. ¡°Esto se diferencia del caso argentino, que quita la transferencia completa en caso de incumplimiento de los requisitos de salud y educaci¨®n, as¨ª penalizando a las familias de contextos m¨¢s vulnerables¡±, explica D¨ªaz Langou.
Otro caso interesante es el de Familias en Acci¨®n en Colombia. Las transferencias se otorgan a las familias seg¨²n el ¨ªndice del Sistema de Identificaci¨®n de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales, que considera la vulnerabilidad de manera multidimensional. As¨ª, adem¨¢s se otorgan montos diferentes seg¨²n el grado de vulnerabilidad, si la zona es rural o urbana, la edad y el n¨²mero de hijos. En algunos casos, como el Programa Progresa en M¨¦xico, el importe de las transferencias aumenta cuanto mayores son los ni?os. Con este fin, las transferencias buscan retener a los adolescentes en la escuela, otorg¨¢ndoles un dinero que intenta cubrir el costo de oportunidad de trabajar de esos ni?os.
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