Arquitectura de entrepierna
Los endebles cimientos del amor que, a veces, el sexo tambalea
Si tuviera que comparar el proceso de enamoramiento con una profesi¨®n, esta ser¨ªa sin duda la de arquitecta. Pocas cosas necesitan cimientos m¨¢s s¨®lidos que una relaci¨®n. ?Somos buenos arquitectos?
Tener la misma pareja desde hace muchos a?os es toda una tarea arquitect¨®nica. Empezamos las relaciones con ganas. Con muchas.? Marta Ib¨¢?ez, terapeuta de parejas, psic¨®loga y sex¨®loga, justifica ese subid¨®n porque est¨¢ aderezado de todos los ingredientes para que nos enganchemos con nuestro amor. Tanto como para transformarlo en una droga. "Olvidar a un buen amante es como el mono de la coca¨ªna", asegura la terapeuta. Y lleva parte de raz¨®n porque los primeros elementos que utilizamos en la construcci¨®n del nuevo edificio no dejan de ser sino estupefacientes naturales y absolutamente legales: Dopamina, hormona que se libera cuando sentimos placer, cosa que suele ocurrir muy a menudo en esos primeros encuentros sexuales del principio; noradrenalina, que aporta aut¨¦nticas descargas de euforia al cerebro, y feniletilamina, responsable de la p¨¦rdida de sue?o y apetito que provocan los enamoramientos fuertes. Seg¨²n Donald F. Klein y Michael R. Liebowitz, esta anfetamina natural se dispara por gestos tan simples como un roce cruzando deprisa una calle o manteniendo la mirada deleit¨¢ndose. Unir sexo y arquitectura va m¨¢s all¨¢ de querer un amante del gremio. Ya lo hac¨ªan en la Edad Media y hasta que no llegaron los curas, la sexualidad formaba parte de los capiteles rom¨¢nicos.
Por eso tenemos que desescombrar. Condici¨®n indispensable para edificar de nuevo.
Superar una ruptura pasa por asumir que todo lo que empieza, acaba. Acept¨¢ndolo en cuanto aquello comience. El melodrama no conduce a nada sano y los rencores, por favor, al¨¦jenlos de aqu¨ª. Da la sensaci¨®n que nos recomponemos porque cada vez tenemos relaciones m¨¢s conscientes. Y eso, qu¨¦ quieren que les diga, tranquiliza. Marta Ib¨¢?ez se?ala que lo primero, siempre, eliminar a la otra persona de nuestro radio de acci¨®n. Purgar. Pasar el duelo. Hacerse a la idea. Ll¨¢menlo como gusten, asumir que la persona con la que hemos sido felices se fue. O la echamos. Pero seguir, siempre seguir. Derrumbar y desescombrar para volver a construir de nuevo, con nuevos planos encima de la mesa y utilizando materiales de primera calidad. Seamos responsables de la una nueva construcci¨®n acorde a nuestros sentimientos e intenciones.
Hace poco m¨¢s de dos a?os tuvo lugar en el CCCB de Barcelona una exposici¨®n que reun¨ªa en mil metros cuadrados una recopilaci¨®n de los espacios urbanos y particulares dise?ados para el placer, para alcanzar el ¨¦xtasis. Desgraciadamente, me enter¨¦ tarde. A cambio, alguien que me quiere me hizo llegar el libro recopilatorio del evento, Arquitectura y sexualidad, con textos de Ad¨¦laide de Caters, Beatriz Colomina, Pol Esteve, Esther Fern¨¢ndez, Fulvio Ferrari, Rosa Ferr¨¦, Marie- Fran?oise Quignard, Ingo Niermann y Red Koolhaas. Una mezcla de artistas de todas las disciplinas empe?ados en analizar los arbotantes de cualquier entrepierna, a trav¨¦s de tres cap¨ªtulos: Utop¨ªas sexuales, refugios libertinos y sexograf¨ªas. Pasear entre sus p¨¢ginas es un recorrido de lo m¨¢s carnal por las principales excusas arquitect¨®nicas para hacer del espacio un referente sexual. Imaginen la cara que se te queda cuando te enteras de que Claude-Nicolas Ledoux, arquitecto y urbanita, alma m¨¢ter del neocl¨¢sico franc¨¦s, construy¨® edificios de planta f¨¢lica a mediados del siglo XVIII. No quieran que les cuente lo que me he imaginado haciendo en la torre Agbar de Barcelona...
?ltimamente me relaciono con arquitectos. Curiosamente, todos lo son de estudios y profesi¨®n en mayor o menor medida, pero la mayor¨ªa de los que conozco, adem¨¢s de ser arquitectos, ejercen de algo m¨¢s. Periodistas, directoras de una escuela de formaci¨®n, escritores y hasta actores tengo en mi haber arquitect¨®nico. Fui amante de alguno; no descarto serlo de otros. Sin embargo, me abruman. Los imagino a todos obsesionados por las l¨ªneas rectas, el orden, el perfeccionismo, las virutas de los l¨¢pices perfectamente eliminadas en el contenedor apropiado. Vivo inmersa en un personal caos interior y exterior dif¨ªcil de soportar por los que me rodean; imaginar tener contacto con arquitectos me incomoda porque doy por hecho que produzco rechazo a una mentalidad excesivamente milim¨¦trica.
Me congratula saber que ya hay arquitectos capaces de construir para zonas s¨ªsmicas. As¨ª no me sorprender¨¦ tanto si aparece por mi cama uno de estos.
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