Dos mujeres, dos mundos aparte, una misma lucha
Phumzile Mlambo-Ngcuka, directora de ONU Mujeres y Rebeca Grynspan, secretaria general Iberoamericana, reivindican la lucha feminista para lograr la igualdad de g¨¦nero
Ambas nacimos en el mismo a?o, a medio mundo de distancia, y en un tiempo en el que el g¨¦nero determinaba las opciones de las personas, igual que para el resto de nuestra generaci¨®n. Sin embargo, en las ¨²ltimas d¨¦cadas la movilizaci¨®n social y el cambio pol¨ªtico han hecho mucho para ampliar esas alternativas, algo que se refleja en nuestras trayectorias personales. Nuestras vidas encarnan los logros de los movimientos sociales y feministas que han reclamado la igualdad de derechos de las mujeres en la educaci¨®n, el empleo y la participaci¨®n pol¨ªtica.
Desde luego, nuestras sociedades a¨²n tienen un largo camino por delante; los avances suelen ser demasiado lentos. Por eso debemos ejercer presi¨®n all¨ª donde se pueda obtener el m¨¢ximo beneficio. Uno de estos puntos es cambiar de las leyes abiertamente discriminatorias: En la actualidad, las restricciones legales influyen negativamente en las opciones de m¨¢s de 2.700 millones de mujeres.
Seg¨²n el Banco Mundial, en 104 pa¨ªses existen leyes que impiden que las mujeres puedan trabajar en determinados empleos, como por ejemplo en la miner¨ªa; en 59 pa¨ªses las mujeres no est¨¢n protegidas legalmente contra el acoso sexual en el lugar de trabajo, y en 18 pa¨ªses los maridos tienen el derecho legal de impedir que sus esposas trabajen. Del total de 189 naciones analizadas, un 40% tiene al menos una restricci¨®n sobre los derechos de propiedad de las mujeres.
Seg¨²n el Banco Mundial, en 104 pa¨ªses existen leyes que impiden que las mujeres puedan trabajar en determinados empleos, como por ejemplo en la miner¨ªa
Am¨¦rica Latina no es una excepci¨®n. En cada pa¨ªs de la regi¨®n hay una media de dos leyes como m¨ªnimo que diferencian a hombres y mujeres en cuanto a empleo y emprendimientos. La mayor¨ªa de las naciones latinoamericanas carecen de normas que garanticen la igualdad de salarios y en muchos casos no existe la baja de maternidad remunerada de 14 semanas, el m¨ªnimo establecido por la Convenci¨®n de la OIT (Organizaci¨®n Internacional del Trabajo) para la Protecci¨®n de la Maternidad. Y son pocos los pa¨ªses que regulan el permiso de paternidad remunerado, que con frecuencia se reduce a unos pocos d¨ªas.
En concreto, las empleadas del hogar contin¨²an luchando para que las leyes nacionales las protejan y les permitan disfrutar de sus derechos laborales y acceder a la seguridad social y otros beneficios. Sin ello, corren un mayor riesgo de caer en la pobreza y sufrir m¨²ltiples formas de inequidad.
Unidas por el cambio
En la lucha por la igualdad, la legislaci¨®n y la pol¨ªtica pueden ser un catalizador positivo para el cambio. Un ejemplo es el sistema de cuotas electorales, que ha resultado crucial para fomentar la participaci¨®n pol¨ªtica de las mujeres y garantizar una masa cr¨ªtica femenina en puestos de poder. No es una coincidencia que Am¨¦rica Latina, gracias a la adopci¨®n de cuotas, se sit¨²e entre las regiones del mundo con mejores resultados en cuanto a presencia de mujeres en gobiernos y parlamentos.
En la lucha por la igualdad, la legislaci¨®n y la pol¨ªtica pueden ser un catalizador positivo para el cambio
ONU Mujeres y la Secretar¨ªa General Iberoamericana (SEGIB) han unido fuerzas para eliminar las barreras legales que impiden la participaci¨®n plena y en condiciones de igualdad de las mujeres en el mercado laboral, como parte de los esfuerzos globales por cumplir con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
El activismo es fundamental para conectar la estructura legal con la realidad de la experiencia y para que haya una rendici¨®n de cuentas
Sin embargo, la aprobaci¨®n de normas es solo el primer paso. Es necesario forjar una amplia alianza para garantizar que las leyes sean acompa?adas de pol¨ªticas adecuadas, que se implementen en el terreno y tengan un impacto real en la vida cotidiana de las personas, de modo que no solo se produzca un cambio legal, sino tambi¨¦n cultural.
Incluso en casos de legislaciones progresistas, si no se reequilibra el poder, si no hay un cambio en las expectativas de las sociedades y, lo que es m¨¢s importante, tolerancia cero ante la violencia, no veremos los frutos de estas importantes medidas.
El activismo es fundamental para conectar la estructura legal con la realidad de la experiencia y para que haya una rendici¨®n de cuentas. Este a?o, millones de mujeres se movilizaron y manifestaron a trav¨¦s de las redes sociales, utilizando hashtags como #YoTambien (#MeToo), #MiPrimerAcoso (My First Harassment), #NiUnaMenos (Not One Less) y #NoTeCalles (Don¡¯t Stay Silent).
Leyes innovadoras
Por un lado, necesitamos eliminar las leyes discriminatorias que no solo son anticuadas, sino que adem¨¢s reflejan una visi¨®n paternalista de las mujeres en el mercado laboral, como prohibirles trabajar en determinados empleos o sectores econ¨®micos. Por otro lado, deber¨ªamos adoptar normas innovadoras para apoyar la plena participaci¨®n femenina en la econom¨ªa.
La ratificaci¨®n de la Convenci¨®n 189 sobre Trabajo Dom¨¦stico de la OIT (2011) por parte de todos los pa¨ªses, as¨ª como la reforma de leyes y pol¨ªticas laborales nacionales para adaptarlas a ella, representar¨ªa importante avance en esa direcci¨®n.
Necesitamos eliminar las leyes discriminatorias que no solo son anticuadas, sino que adem¨¢s reflejan una visi¨®n paternalista de las mujeres en el mercado laboral
Otro paso relevante ser¨ªa calcular el valor del trabajo de cuidados no remunerado para determinar su contribuci¨®n real a las econom¨ªas nacionales, y para reducir y redistribuir la carga desproporcionada de este tipo de labores en las mujeres y las ni?as.
Esto nos exige promover un reparto equitativo de responsabilidades entre las mujeres y los hombres, las ni?as y los ni?os, el Estado y el sector privado. La provisi¨®n de cuidados no solo debe ser compartida dentro de los hogares, sino tambi¨¦n m¨¢s all¨¢ de sus paredes, priorizando el desarrollo de infraestructuras, pol¨ªticas de protecci¨®n social, servicios de cuidados de calidad accesibles y asequibles, y permisos de maternidad y paternidad.
Son este tipo de transformaciones las que producen un reajuste en los equilibrios del poder de nuestras sociedades y que, al hacerlo, contribuyen de manera fundamental a conseguir la igualdad entre mujeres y hombres. Somos conscientes de que los cambios legislativos no son suficientes y que, no obstante, representan sin duda alguna un paso fundamental y necesario hacia la igualdad de g¨¦nero, la reducci¨®n de la violencia contra las mujeres y una econom¨ªa que funcione para todos.
Tenemos la oportunidad y la responsabilidad de reformar y adaptar nuestra legislaci¨®n para que refleje y haga posible las sociedades que anhelamos.
Phumzile Mlambo-Ngcuka es directora ejecutiva de ONU Mujeres y Rebeca Grynspan es secretaria general de la Secretar¨ªa General Iberoamericana.?
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