El magnetismo de la Espa?a rural para criar ni?os felices
Dos familias decidieron marcharse de la ciudad al campo y para a ellos fue la mejor decisi¨®n: ?Qu¨¦ les motiv¨® a dar este cambio radical de vida?
En el 30% del territorio espa?ol vive el 90% de la poblaci¨®n. Como el agua que se filtra por gotitas desde el interior de la tierra saliendo a la superficie creando eternos r¨ªos, hay familias que cambiaron su modo de vida. Se trasladaron desde ciudades masificadas pensando en ellos y sus hijos. Es el caso de Blas Rodr¨ªguez, riojano afincado hace a?os en Madrid y que junto a su pareja Paqui Benito y su hija ?ngela, regresaron a las tierras de sus or¨ªgenes. Tras meditarlo, analizando pros y contras, se trasladaron a Pr¨¦jano (La Rioja), un municipio con 230 habitantes, para que la ni?a viviera rodeada de abuelos, t¨ªos y primos. A?os antes, Blas y Paqui vivieron y trabajaron en M¨¦xico e Italia porque quer¨ªan labrarse sus caminos profesionales. Tambi¨¦n lo hicieron Jos¨¦ Alejandro Calonge y su mujer Esther Juan hace dos a?os. Se marcharon con sus dos hijos desde Soria a Tardelcuende, municipio soriano de ¡°441 habitantes seg¨²n el censo de septiembre de 2018¡±, como nos confirma su alcalde Ricardo Corredor.
?Qu¨¦ les motiv¨® a ese cambio radical de vida?
Blas Rodr¨ªguez, soci¨®logo y dedicado a estudios de mercado, nos relata como fue la aventura con Paqui y ?ngela, con cuatro a?os cuando trasladaron sus b¨¢rtulos desde Madrid a Pr¨¦jano.?? ¡°Busc¨¢bamos calidad de vida. Y al tener una hija, elegimos darle un entorno diferente para crecer y cuando tenga 18 a?os podr¨¢ ser urbanita si as¨ª lo desea. Vive en un entorno infantil mejor, con su familia cerca. Cambiamos el d¨ªa a d¨ªa de muchos a?os en Madrid por una vida m¨¢s tranquila pero sin perder nuestra orientaci¨®n y vocaci¨®n profesional¡±. El cambio fue radical, "tajante". Rodr¨ªguez conserv¨® un puesto de trabajo en la capital, y ahora gestiona su trabajo desde casa y coge el tren hasta Madrid cada semana para despachar all¨ª un par de jornadas. Paqui se deslig¨® de su antigua compa?¨ªa y ahora es una aut¨®noma exitosa en el campo de los Recursos Humanos.
Las primeras lluvias y nieves ya han ca¨ªdo, pero los Calonge Juan gozan de ellas tras a?o y medio viviendo en Tardelcuende. ?C¨®mo llegaron a este municipio? Con franqueza y fluidez nos lo explica Calonge: ¡°Tras un negocio que no nos funcion¨®. Estaba cansado de la explotaci¨®n laboral del mileurista, habl¨¦ con el alcalde de Tardelcuende, y estuve trabajando en los montes para el Ayuntamiento. Aprend¨ª de los resineros, y me hice aut¨®nomo tras una inversi¨®n inicial que ya he amortizado. Mi mujer trabaja en el comedor escolar que se ha reabierto este curso al contar con 13 escolares, cuando el curso anterior tan solo eran seis o siete¡±.
?Qu¨¦ aporta la vida rural a los ni?os?
Para Rodr¨ªguez, lo m¨¢s importante son ¡°sobre todo los est¨ªmulos que no hay en la ciudad. Con seis a?os, ?ngela pod¨ªa ir sola a la calle. Aqu¨ª los ni?os son de todos, cuando un peque?o empieza a salir a la calle te crea una cierta inquietud. En el mundo rural, este miedo se pasa m¨¢s r¨¢pido, aprenden mejor a ser aut¨®nomos en cuanto a la gesti¨®n de sus juegos y de su libertad¡±. Una experiencia de la que tambi¨¦n gozan los dos hijos de la familia Calonge Juan en Tardelcuende. "Est¨¢n creciendo con una amplitud de miras que antes no disfrutaban en Soria. En los montes en los que trabajo, hay muchos animales. Ellos saben lo que es una piedra, lo que es un caracol, lo que es una mosca, lo que es un t¨¢bano, lo que es una seta, cuando hay ni?os que creen que los pollos nacen envasados como los ven en los supermercados. O, por ejemplo, aqu¨ª sus clases son personales al haber pocos ni?os, mientras que en una clase de 25 ¨® 30 ni?os, son solo uno m¨¢s¡±.
Esas vivencias no solo la experimentan las familias residentes en la Espa?a rural y en la Espa?a vac¨ªa, tambi¨¦n las viven los extra?os que en vacaciones se trasladan a esos entornos. "Cuando vienen los forasteros con sus hijos est¨¢n encantados con estos pueblos peque?os frente a los entornos urbanos. Los ni?os aprecian esa nueva libertad, les obliga a socializar m¨¢s, a ingeniar qu¨¦ hacen y a d¨®nde van, sin tener que estar dirigidos todo el rato por los padres¡±. Mientras que en las ciudades masificadas es habitual escuchar conversaciones de padres y madres, o abuelos, con el miedo metido en el cuerpo por no saber a d¨®nde van sus hijos en su tiempo libre, en el mundo rural, la ¨²nica preocupaci¨®n ¡°son los sitios por donde se meten o los objetos que a veces usan¡±, afirma Rodr¨ªguez.
Cambios necesarios para la integraci¨®n
"El reto es integrarte porque traes una experiencia mental muy abierta. En la ciudad, el tipo de gente con el que te relacionas est¨¢ dentro de una franja con un perfil m¨¢s o menos parecido. Aqu¨ª en el pueblo, los perfiles de personas son muy variados, tienes que cambiar esos registros permanentemente, y ser flexible porque ni tu lenguaje en la ciudad es el de aqu¨ª, ni tampoco tu forma de ver la vida", explica este padre. "Obviamente, echas de menos compartir m¨¢s tiempo con otro perfil de persona", prosigue, "pero se te ampl¨ªan m¨¢s los espacios de ocio para las aficiones, hay m¨¢s tiempo en general para hacer cosas. El invierno es la etapa m¨¢s dura, pero tambi¨¦n percibes mejor c¨®mo las estaciones forman parte de los ciclos de la vida, y sientes m¨¢s la muerte porque hay m¨¢s personas envejecidas. Lo que m¨¢s podemos echar de menos es tener m¨¢s eventos culturales¡±.
Calonge en cambio no echa en falta la Soria que le vio nacer, y solo va a ella cuando necesita comprar algo concreto o a hacer alguna gesti¨®n: ¡°Aqu¨ª cuando tienes un problema, vas al Ayuntamiento y se preocupan de ayudarte a solventarlo y de que sigas viviendo a gusto. En Sevilla o en Soria, vas y te dicen: ap¨²ntese aqu¨ª y ya veremos qu¨¦ podemos hacer¡±. Esta es la cotidianidad de cientos de miles de familias, unos diez millones de personas, que viven en la Espa?a rural y vac¨ªa.
?Y el futuro?
Entre las aportaciones que estas y otras familias provenientes del medio urbano est¨¢n haciendo al mundo rural, destacan los avances de confortabilidad y comodidad en sus casas. Son ejemplos para sus nuevos vecinos. Este es el escenario que nos describe Rodr¨ªguez: ¡°Cuando los urbanitas nos venimos a los pueblos, los urbanizamos tambi¨¦n. Preparamos la casa siguiendo un concepto urbano en cuanto a equipamiento tecnol¨®gico e Internet. Los asentamientos tienen que ver con la est¨¦tica de los pueblos, pero la gente que va a ellos con un proyecto de vida serio tambi¨¦n tiende a urbanizarlos, y se vuelven mixtos. En mi opini¨®n, es un beneficio para el medio rural¡±.
"En un mundo obsesionado desde finales de los a?os ochenta por la productividad, hasta el punto de haberse convertido en una enfermedad mundial, la posibilidad de vivir en lo rural desempe?ando la vocaci¨®n laboral que uno eligi¨®, es una terapia que debi¨¦ramos aplicar al sistema de vida occidental para sanarlo", argumenta este hombre. ¡°Por ejemplo, cuando haces teletrabajo como es nuestro caso, la inmigraci¨®n en el entorno rural es en el sector servicios. Esto tiene ventajas e inconvenientes. Est¨¢s preparado mentalmente para trabajar en casa, pero exige disciplina y autocontrol. Y la ventaja es que el trabajo es m¨¢s eficiente porque el entorno donde est¨¢s y la forma de trabajar te ayuda a pensar mucho mejor las decisiones, les sacas m¨¢s partido y requiere menos tiempo¡±, concluye Rodr¨ªguez.
Por su parte, Calonge explica que ¡°para que haya una repoblaci¨®n real del mundo rural es necesario un gancho, adem¨¢s de una casa tiene que haber un trabajo. Nadie daba dos duros cuando Ricardo, el alcalde, decidi¨® apostar por la resina. Y hoy por hoy ha cogido un auge tremendo en toda Espa?a. Se han reabierto montes, incluso, vinieron capaces de Guip¨²zcoa al pueblo y les estuve explicando c¨®mo se prepara y trabaja el pino. Hay que tener la mente abierta y cambiar objetivos¡±, termina.
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