Paco Le¨®n: ¡°En mi familia, con una miga de pan se hace oro¡±

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Lleva a?os persiguiendo el fantasma de Ava Gardner por Madrid, pero Paco Le¨®n jura que no se considera mit¨®mano. Su propio historial de referencias lo desmiente. Cuando le preguntan por la fama, en vez de echar mano de Beyonc¨¦, asegura que no quiere ser Greta Garbo. Otro d¨ªa cita a Vivien Leigh: "La tele debe reflejar la realidad; el cine, la magia". Y ya, para colmo, confiesa que se le grab¨® en la mente una frase que le dijo Concha Velasco cuando triunfaba con el Luisma en A¨ªda. Llevaba varias temporadas de las 10 que encaden¨® seguidas y pensaba abandonar: "Nene, no lo dejes. Los j¨®venes de hoy sois un poco quejicas del ¨¦xito".

Recogi¨® el guante y sigui¨® metiendo p¨¢jaros en la cabeza de aquel yonqui de barrio, machacado, liante y optimista hasta la obcecaci¨®n: "Era la clave, ten¨ªa su alma de arlequ¨ªn". Lo dice Le¨®n, que ha estudiado a fondo la Commedia dell'arte italiana desde sus tiempos de formaci¨®n en grupos de teatro independientes sevillanos. Entonces ya se pagaba el alquiler por la ciudad donde naci¨® hace 44 a?os animando bingos, karaokes o fiestas en casas cuartel. Fue antes de empezar a ser reconocido por la calle primero por sus apariciones en la tele de Andaluc¨ªa y luego de la mano de la productora El Terrat con programas como Moncloa, ?d¨ªgame? u Homo Zapping.

Despu¨¦s lleg¨® el cine y m¨¢s tele como pura ficci¨®n. Primero se coloc¨® ante las c¨¢maras; despu¨¦s, detr¨¢s. Y cuando eligi¨® lo segundo, como se considera apa?ado e inquieto, no quiso ser solo un actor que probaba como director. Su intenci¨®n fue retar la estructura del negocio. Dinamitarla un poco para echarle un chaleco salvavidas. "Me gusta liarla, s¨ª", reconoce. As¨ª fue como con 50.000 euros rod¨® Carmina o revienta y nos present¨® a su madre. Lo colg¨® en internet, vendi¨® copias en DVD nada m¨¢s salir y quiso rebajar el precio de la entrada para atraer m¨¢s p¨²blico en contra del criterio de la industria.

Ten¨ªa raz¨®n. Gan¨®. Y de paso, volv¨ªa a casa, de donde hab¨ªa salido con cierto desapego s¨®lo atemperado por el aroma de la infancia cuando de vez en cuando ¡ªy mani¨¢tico de los olores, como se define¡ª se frota con unas gotas de colonia Nenuco. "Yo no soy como mi hermana Mar¨ªa (tambi¨¦n actriz), no me siento nada enmadrado. Ella s¨ª. Ha sustituido el cord¨®n umbilical por fibra y m¨®vil. Pero me sirvi¨® para hacer un homenaje a ese volc¨¢n que es mi madre".

La convirti¨® en estrella, de paso. Ya son tres en la familia de origen. Aunque, seg¨²n Paco, para artista, don Antonio, su padre. Entre el bar y la venta de jamones no ha podido mostrar su aut¨¦ntica sensibilidad, muy marcada por pertenecer al bando perdedor de la guerra. Paco Le¨®n se mostr¨® activo en la b¨²squeda de la tumba de su bisabuelo. Era maestro republicano y cay¨® asesinado en aquella oleada sangrienta que el ogro Queipo de Llano, hoy enterrado en La Macarena, decret¨® en Andaluc¨ªa poco despu¨¦s del golpe de Estado del 36. Con aquella frase que le hizo famoso ¡ªdarles caf¨¦¡ª depur¨® a miles de personas ese verano, entre ellas a Federico Garc¨ªa Lorca.

A los Le¨®n, les toc¨® sobrevivir. "En mi familia, con una miga de pan se hace oro", comenta. El colmo de ese arte, lo domina su madre, Carmina Barrios: "En esta ¨¦poca donde triunfa el feminismo, ella es un ejemplo de tirar pa'lante. Para m¨ª, representa, sobre todo, el poder de la cuchara frente al del cuchillo". Pero, sobre todo, la ve como una gran comunicadora: "Podr¨ªa perfectamente presentar un programa de televisi¨®n y llegar a alcaldesa. Aunque tiene una dureza muy propia de madre espa?ola. Ese mirar fuerte sin necesidad de gritar".

De comunicar sabe. De hecho, cree que es la clave para construir una carrera siglo XXI dentro del mundo farandulero. Lo que le diferencia a ¨¦l de otros es la autenticidad. "El cartel que vendes ha de ser real", asegura. "Pero yo creo que la claves est¨¢ m¨¢s en la naturalidad". Esa que echa lazo a titulares como quien no quiere la cosa, buscando meollos entre par¨¦ntesis. Para prueba, cuando le coment¨® a Bert¨ªn Osborne, as¨ª, al vuelo, que antes de casarse hab¨ªa tenido novio.

Natural por encima de todo, incluso ante sus ambig¨¹edades. Como la que muestra en su personaje de La peste, m¨¢s cercano a la Espa?a de Quevedo que a la de comedia, habitual en ¨¦l: "Ese s¨ª era mal¨¦fico. Ahora me siento c¨®modo en esa faceta. M¨¢s tenebrosa. Ser¨¢ la edad, que oscurece". Con ese tono blanco y negro que predominaba en las calles en la ¨¦poca que se desarrolla Arde Madrid (Movistar series). Una ciudad de Pur¨ªsima y oro, si recordamos la canci¨®n de Sabina: "Para la tisis, caldo de gallina; para la Ava Gardner, Luis Miguel". En ese ambiente desarrolla Paco Le¨®n la historia que ha puesto en pie junto a su esposa, Anna Rodr¨ªguez Costa y que Variety ha calificado como la mejor serie internacional de 2018. "Hemos adoptado a Ava en la familia", afirma. Y el parentesco sigue, porque ya preparan la segunda temporada despu¨¦s de haber sido la propuesta de producci¨®n propia m¨¢s vista en la plataforma.

Cabe en su casa del centro de Madrid, junto a su hija Manuela y a Eloi, actor tambi¨¦n y descendiente de una relaci¨®n anterior de Anna. La paternidad ilumina por contraste esa negrura de sus nuevas facetas interpretativas. "Te sientes fr¨¢gil pero al tiempo fuerte y capaz de cualquier cosa por ellos". Dentro de un orden y siempre con la armon¨ªa familiar por delante y la buena salud que han demostrado como pareja Anna y ¨¦l despu¨¦s de salir indemnes tras haber creado juntos una serie de esa ambici¨®n.

Para inspirarse en la siguiente entrega no renunciar¨¢ a ese lado callejero que le hace lanzarse al aire del centro de la ciudad pese a que apenas le dejen avanzar sus admiradores por la demanda de selfies. Lo lleva con paciencia. La suficiente para que no le impida darse una vuelta por los anticuarios del rastro, meterse en tablaos flamencos o hacer cola para comprarse un pollo asado y pasar de cocinar los domingos.