Tener un segundo hijo deteriora la salud mental de los padres
Un reciente estudio australiano apunta en esta direcci¨®n pero, ?y si la culpa no es de los ni?os?
Dice la ciencia que los primog¨¦nitos nacen con las papeletas para ser los m¨¢s listos, aunque tambi¨¦n hay estudios que apuntan a que tienen peor salud que sus hermanos, como contamos en BuenaVida. Sobre los peque?os tambi¨¦n hay investigaciones: son m¨¢s propensos a tener peor comportamiento que los mayores, aunque la historia ha demostrado que son capaces de hacer grandes cosas (Marie Curie, Darwin o Bach son algunos ejemplos). Ahora, un estudio australiano desvela nuevas conclusiones sobre los segundos hijos: al parecer, podr¨ªan empeorar la salud mental de sus progenitores.
La investigaci¨®n, que se ha basado la encuesta sobre hogares, ingresos y din¨¢micas laborales en Australia (HILDA), que se hizo a 20.000 australianos durante 16 a?os, analiza c¨®mo afectan el nacimiento y la crianza de los hijos a la salud de los padres, tanto a corto como a largo plazo. Las conclusiones apuntan a que el segundo genera mucho m¨¢s estr¨¦s que el primero, sobre todo a las madres. Pero la culpa podr¨ªa no ser del peque?o de la familia.
La mayor parte de la carga recae sobre las madres
Si en Espa?a las mujeres dedican m¨¢s tiempo que los hombres al cuidado de los ni?os, en Australia no es distinto. All¨ª, ellas cuentan con un a?o de baja por maternidad mientras ellos, en cambio, siguen trabajando?debido a las reducciones de sueldo de las madres y a una mentalidad tradicional de los papeles de g¨¦nero. Esto hace que la mayor parte de la carga de los ni?os recaiga sobre ellas.?
La llegada de un segundo hijo incrementa las exigencias y, lejos de facilitar las cosas, las empeora: aumenta las diferencias entre los roles y produce mayor estr¨¦s en las madres, un estado biol¨®gico que puede favorecer al desarrollo de graves problemas de salud. Los padres, por su parte, aunque tambi¨¦n ven un deterioro de su salud mental en un principio, no lo sufren a largo plazo, seg¨²n las conclusiones del estudio.
"El efecto sobre la salud mental es incuestionable, pero lo que lo empeora no es el hecho de tener un segundo hijo sino la falta de corresponsabilidad dom¨¦stica, adem¨¢s de las condiciones econ¨®micas y sociales", explica Alberto Soler, psic¨®logo especializado en crianza y autor del libro Hijos y padres felices: C¨®mo disfrutar la crianza. Parece que el estudio de Australia tiene un enfoque tendencioso.
Un problema de la sociedad
"La muestra del estudio se da en un contexto familiar tradicional en el que la mujer es la cuidadora y el hombre, el proveedor", observa Soler, quien considera que, como los valores en Espa?a empiezan a cambiar, "no tendr¨ªamos los mismos datos en un estudio nacional".
Aunque negativos para las mujeres, los resultados podr¨ªan tener su lado positivo: "Al aportar evidencias sobre la dificultad en la crianza de los hijos, la investigaci¨®n podr¨ªa contribuir al desarrollo y puesta en marcha de nuevas pol¨ªticas sociales", indica Amaya Prado, psic¨®loga educativa y vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Madrid. Sin embargo, hay otro problema, en su opini¨®n: "El estudio no plantea soluciones para que las parejas que lo deseen puedan tener un segundo hijo".
Desarrollar una paternidad positiva
M¨¢s all¨¢ de la respuesta como sociedad, tambi¨¦n es necesario actuar en casa. Soler explica que muchos padres no son capaces de abandonar la visi¨®n hedonista de la vida cuando llegan los ni?os: "Los que tienen un problema son los que dicen querer tener hijos pero no quieren les cambien la vida". Y es algo inevitable, apunta, pues con su llegada cambia por completo "la forma de relacionarse con el mundo, con el trabajo y con la pareja".
Tambi¨¦n es cierto, se?alan los expertos, que el segundo hijo a?ade m¨¢s estr¨¦s a la ecuaci¨®n, pero tambi¨¦n hay formas de atajarlo y desarrollar una paternidad positiva. "Una clave positiva es que las habilidades parentales ya est¨¢n cuando se tiene el segundo hijo, solo que el centro de atenci¨®n se divide en dos", indica Prado, quien advierte a los padres que asuman que los momentos iniciales ser¨¢n cr¨ªticos para mitigar el futuro estr¨¦s y anticipar una soluci¨®n a los problemas.
Para el control de las dificultades, la psic¨®loga Prado plantea llevar una planificaci¨®n de rutinas y h¨¢bitos como reservar tiempos individuales. Esto incluye los momentos de los ni?os y tambi¨¦n los de los padres tanto juntos como a solas, aunque sean periodos muy cortos. Por ejemplo: que uno salga a correr por la ma?ana y otro por la tarde.?
"El tiempo donde pueda confluir la pareja tambi¨¦n importa, como ver una pel¨ªcula juntos mientras la prole duerme", se?ala. Todos esos peque?os respiros llevan a sentimientos m¨¢s positivos. Para conseguirlo solo hace falta, dice la experta, "una buena comunicaci¨®n", que debe empezar antes de la llegada de los ni?os. "Son cuestiones que se pueden consensuar antes del nacimiento y ayudan a prevenir y solucionar dificultades en la pr¨¢ctica", concluye Prado.
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