Tras las huellas de los esclavos liberados de Guet Ndar
Un relato por cap¨ªtulos de las bambalinas del proyecto period¨ªstico que inici¨® la secci¨®n Planeta Futuro en la ciudad senegalesa de Saint Louis a principios de a?o. Toca ir haciendo balance de lo visto y vivido
Saint Louis. Buscas en Internet el nombre y surgen una y otra vez im¨¢genes y textos de tal ciudad, s¨ª, pero en Misuri, Estados Unidos. Pero no es ella la que le interesaba el pasado mes de enero a la redacci¨®n de Planeta Futuro, la secci¨®n de desarrollo y pobreza del diario El Pa¨ªs. Lo que busc¨¢bamos era otro Saint Louis muy distinto: m¨¢s cercano, m¨¢s desconocido, m¨¢s pobre, con mucha m¨¢s historia. La m¨ªtica ciudad costera y pesquera en Senegal.
Un viaje en avi¨®n de cuatro horas y media desde Madrid a Dakar en vuelo directo y otras tantas en coche hasta casi la frontera de Mauritania. Es todo. Ese era el destino de los 10 reporteros desplazados a mitad de ese mes para poner en marcha un proyecto period¨ªstico muy especial: contar desde el terreno la vida de una ciudad africana, y los desaf¨ªos del continente entero a trav¨¦s de ella. Y tal cosa, cronol¨®gicamente se puede seguir desde entonces bajo el t¨ªtulo Un a?o en Saint Louis, basta pinchar aqu¨ª o en el cuadro de al lado.
?Por qu¨¦ ella y no otra?
Todo naci¨® con una convocatoria, unas risas, un flechazo vacacional previo, una casualidad... O no, quien sabe. La organizaci¨®n Hahatay Sonrisas de Gandiol, surgida con poder¨ªo de una triste historia que ya contamos en Planeta Futuro en 2105 y 2016, invitaba a una persona del equipo a participar en las jornadas sobre tratamiento informativo de las migraciones (que fueron un ¨¦xito, ver aqu¨ª) en su recien inaugurado centro cultural en la localidad de Gandiol, vecina a Saint Louis.
Todas en redacci¨®n (somos mayor¨ªa de mujeres en Planeta Futuro) quer¨ªan ir. Y esa invitaci¨®n despert¨® una bombilla hasta entonces desconectada, un deseo latente que exist¨ªa ya desde el nacimiento de la secci¨®n en 2014: elegir un punto geogr¨¢fico en ?frica en el mapa y contar el mundo desde ¨¦l. Con un objetivo: deshacer t¨®picos, acercar y desvelar la vida cotidiana de nuestros vecinos, presentar personajes, impactar de alg¨²n modo y ayudar a mejorar ese entorno propenso al recelo y la xenofobia hacia los africanos y los migrantes y los extra?os y los pobres que predomina ¨²ltimamente en Espa?a... Elabor¨¦ inmediatamente un proyecto, muy improvisado, con solo una idea clara: hab¨ªa que colocarse en un lugar geogr¨¢fico africano durante largo rato para ver de verdad, en toda su inmensidad, qu¨¦ es lo que all¨ª sucede.?Por qu¨¦ estamos tan cerca y tan lejos a un tiempo de ?frica? La mayor¨ªa de periodistas en Espa?a nunca han pisado el continente. ?C¨®mo poder contar entonces su realidad? ?Y c¨®mo hacerlo bien?
Se trataba de impactar con ese arma de paz que es el periodismo, la m¨¢s potente, y crear as¨ª nuevas v¨ªas informativas. S¨®lo eso. Un intento humilde. Otras razones no existen. No hay muchas lecciones que nosotros podamos dar a los africanos en cuanto a modos de vida, sostenibilidad o b¨²squeda de la felicidad. La Historia, con may¨²sculas, nos indica m¨¢s bien que muchos de los actos m¨¢s viles y deshumanizados de ella se realizaron desde Europa en su territorio, a manos de europeos o de africanos pagados, contratados, amenazados o explotados... Hay una gran huella en el continente del horror que fue la esclavitud, las manos que movieron aquella cuna durante siglos. Y en Senegal, la isla de Gor¨¦e y en Saint Louis fueron dos enclaves significativos en esta triste historia.
Hab¨ªa pisado por primera vez Saint Louis dos a?os atras. Me pareci¨® m¨¢gica. Cargada de esa energ¨ªa que tienen las ciudades con historia. Llov¨ªa cada d¨ªa torrencialmente durante largo rato. Y ese tiempo quedaba detenido mientras te proteg¨ªas bajo los dinteles de las puertas, en los soportales de las casas, en el interior de ellas. R¨¢pidamente alguien sacaba una banqueta o una silla, para oriundos o visitantes, tanto daba, y los ojos y las palabras se iban hacia la calle y el agua.
El agua es muy importante en Saint Louis. Lo supe entonces. Y qued¨® meridianamente claro en enero. El oce¨¢no Atl¨¢ntico la nutre y la ataca al mismo tiempo. El r¨ªo Senegal alimenta sus campos, da vida a sus orillas y se desboca cada tanto en su desembocadura. Su superficie isle?a es una suerte de milagro de la naturaleza. Est¨¢ rodeada de agua por todos lados y se mantiene a flote con tenacidad sorprendente. Da la sensaci¨®n de que sus habitantes cuentan con su desaparici¨®n un d¨ªa, por eso lo que se hace en la isla, la zona colonial, una zona cargada de rechazo para los locales, carece de plan, planificaci¨®n o importancia. Han sido muchos los proyectos que se han intentado desde fuera. Declararla Patrimonio de la Unesco fue uno de ellos. Casi todos fracasados.
Lo comunitario aqu¨ª se palpa, tan intenso como los sonidos de la ciudad cuando despierta o los c¨¢nticos de las Mezquitas (hoy s¨¦ que hay un hotel que no puede ni abrir sus puertas por culpa del jolgorio del rezo) a todas horas.
Elegimos esta ciudad senegalesa para contarla o ella m¨¢s bien me eligi¨® a m¨ª primero y luego a nosotros, al equipo al completo, para ser contada. Y la elegimos por estas 10 razones, entre otras:
1. Est¨¢ cargada de historia. Fue zona de esclavos liberados y uno de los primeros asentamientos europeos en ?frica occidental (1659). Jug¨® un importante papel en la independencia de Senegal.
2. La isla sobre la que se asienta es patrimonio de la Unesco, pero la mayor parte de sus edificios hist¨®ricos est¨¢n muy deteriorados.
3. Por su ubicaci¨®n, frontera con Mauritania, es puerta del desierto. El r¨ªo Senegal desemboca en ella y en ella se une al oc¨¦ano. Y por su cercan¨ªa a Espa?a: Senegal est¨¢ a cuatro horas de vuelo.
4. Es una ciudad media, de unos 250.000 habitantes. La regi¨®n, del mismo nombre, tiene tres departamentos con medio mill¨®n de personas, y un gran peso agr¨ªcola marcado por el r¨ªo Senegal.
5. Tiene un amplio sector de pescadores de vida muy dif¨ªcil y con condiciones de trabajo y entorno muy precarios. Sufre ya impacto por el cambio clim¨¢tico.
6. Se debate entre la pobreza, las migraciones, la falta de trabajo e infraestructuras y los sue?os de un futuro mejor (que nunca acaban de llegar). Ahora hay esperanza: se ha descubierto gas y petr¨®leo.
7. La escasez de trabajo y de oportunidades la han convertido en s¨ªmbolo de emigraci¨®n de j¨®venes. Desde sus costas partieron las barcas de la llamada crisis de los cayucos de 2006 y 2007 hasta las islas Canarias.
8. Tiene una universidad influyente, en la que adem¨¢s ¡°se habla¡± espa?ol. En el Departamento de Lenguas Aplicadas y el de Filolog¨ªa hay 17 profesores y 2.000 alumnos de espa?ol.
9. Es vibrante y generadora de cultura, arte y festivales de m¨²sica, museos de fotograf¨ªa... Abundan los temas de econom¨ªa, educaci¨®n, mujeres, sanidad e infancia.
10. Tiene parques naturales ¨²nicos.
El equipo en pleno valor¨® desde los primeros d¨ªas la amabilidad de la gente, ese deseo constante por ayudar, la familiaridad que se respira y la mezcla de todo lo imaginable que hay en ella. Y todos nos quedamos pendientes de esos retos por solucionar: la pobreza, las situaci¨®n de los ni?os mendigos (talib¨¦s, los hay a miles), el pl¨¢stico, la falta de saneamiento, de infraestructuras...
Empezamos a trabajar con entusiasmo y lo que vimos y vivimos ya lo hemos ido contando. Pero a¨²n estamos all¨ª, mirando al mar...
Y parte del equipo ha ido contado su experiencia en estos textos, por ejemplo.
Pablo Linde. Saint Louis por sorpresa.
Alejandra Agudo. Una familia en Saint Louis.
Tiziana Trota: Contar una ciudad durante el Ramad¨¢n
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