Julia Cag¨¦: ¡°Las ideas de derechas tienen m¨¢s peso porque est¨¢n mejor financiadas¡±
Economista cr¨ªtica con el elitismo en pol¨ªtica, apuesta por incluir a m¨¢s representantes de clase trabajadora para evitar crisis como la de los 'chalecos amarillos'
Los datos son inapelables; pero sus recetas est¨¢n abiertas a la discusi¨®n. La economista francesa Julia Cag¨¦ (Metz, 1984) mezcla el rigor acad¨¦mico con la voluntad de implicarse en el debate p¨²blico. En su libro Le prix de la d¨¦mocratie (El precio de la democracia) recopila y desmenuza d¨¦cadas de informaci¨®n sobre la financiaci¨®n de los partidos y las campa?as en varios pa¨ªses occidentales. Explica c¨®mo el dinero privado ¡ªdonativos con deducciones fiscales¡ª condiciona los resultados electorales y las pol¨ªticas de los Gobiernos. Y propone un imaginativo sistema de financiaci¨®n p¨²blica, y listas electorales que obligatoriamente incluyan a miembros de la clase trabajadora.
PREGUNTA. Los chalecos amarillos, sin dinero y sin organizaci¨®n, han tenido un mayor impacto pol¨ªtico que los sindicatos, y los partidos bien financiados. ?No desmiente esto la tesis de su libro?
RESPUESTA. M¨¢s bien veo los chalecos amarillos como una prueba de que las categor¨ªas populares o modestas ya no se sienten representadas por la clase pol¨ªtica ni por Macron, y que las medidas que ha tomado desde el principio del quinquenio solo benefician a los m¨¢s favorecidos y no a los tres cuartos de franceses m¨¢s humildes. ?Y c¨®mo han hecho para hacerse escuchar? Li¨¢ndola, por decirlo de manera un poco cruda. Y eso no me parece una manera sana de hacer pol¨ªtica. En un sistema sano, los problemas que ponen sobre la mesa, que me parecen justos, habr¨ªan sido objeto de debate p¨²blico. Ahora, no creo que lleguen a las elecciones europeas, precisamente porque no hay dinero, ni financiaci¨®n p¨²blica, ni organizaci¨®n.
P. Pueden votar. Un voto de un chaleco amarillo vale igual que cualquier otro.?
R. S¨ª, pero el voto de alguien que est¨¢ en los chalecos amarillos o mi voto hoy vale mucho menos que el de una persona que tenga mucho dinero. Este es el problema de nuestras democracias. Tenemos el voto en las urnas y, de otro lado, la cuesti¨®n de la financiaci¨®n de los partidos y las campa?as, pagadas por personas que forman parte del grupo de los muy favorecidos. Al final estos tienen m¨¢s voz que yo. Por eso los chalecos amarillos no se sienten representados y no conf¨ªan en el sistema democr¨¢tico, y por eso aumenta la abstenci¨®n o el voto populista.
P. ?Cree que Macron gan¨® gracias a la financiaci¨®n de su campa?a?
¡°Macron adopta medidas que benefician al 1% de los franceses m¨¢s ricos: quienes le han financiado¡±
R. Lo interesante es ver c¨®mo un partido que no exist¨ªa un a?o antes puede ganar. Es la formaci¨®n pol¨ªtica que en un intervalo m¨¢s corto recaud¨® m¨¢s dinero. Desde su creaci¨®n en 2016 hasta finales de 2017, La Rep¨²blica en Marcha recaud¨® m¨¢s de 13 millones de euros, la mayor parte de donaciones de 7.500 euros, el tope permitido. En el contexto franc¨¦s es una cifra enorme, aunque en Estados Unidos no ser¨ªa mucho.
P. ?Donantes ricos?
R. S¨ª, y han dado 7.500 e incluso m¨¢s: 7.500 en 2016, 7.500 en 2017, 4.600 euros para la campa?a. Y es legal. Macron hizo campa?a en Par¨ªs entre los m¨¢s ricos, en Londres, en Nueva York, en L¨ªbano. Y cuando solo se habla con gente as¨ª, ?qu¨¦ dicen ellos? ¡°Nuestra prioridad, si usted es presidente, es suprimir el impuesto de las fortunas e introducir la flat-tax [un tipo impositivo ¨²nico sobre los beneficios en los ahorros]¡±. Tenemos un presidente que, en vez de adoptar pol¨ªticas que ayuden al 99%, (suprimi¨® el impuesto sobre las fortunas y aplic¨® la flat-tax ), lo hace con las que benefician al 1%. Ellos le han financiado, y esto tiene efectos concretos en las pol¨ªticas que se est¨¢n aplicando, y explica en parte la crisis de los chalecos amarillos.
P. Las pol¨ªticas de derechas se explican b¨¢sicamente por el dinero que reciben, seg¨²n usted.
R. Las pol¨ªticas de derechas econ¨®micas. No es lo mismo con las cuestiones sociales, donde las preferencias de los muy ricos no siempre se inclinan a la derecha. En EE UU, el partido Dem¨®crata es tan conservador en el plano econ¨®mico como el Republicano. Este es el fracaso de Hillary Clinton: las clases populares no se sienten representadas por ella. Y en Europa, ?qui¨¦n acometi¨® la gran pol¨ªtica de flexibilizaci¨®n laboral en Reino Unido? El Partido Laborista. ?En Italia? Matteo Renzi, del Partido Democr¨¢tico, la izquierda. ?En Alemania? El SPD de Gerhard Schro?der. ?Y qu¨¦ ocurre hoy? En Alemania la AfD nunca ha estado tan arriba, porque las clases populares ya no se sienten representadas por la izquierda, y van a la extrema derecha. En Italia, la ca¨ªda de Renzi ha provocado la victoria de la Liga y el Movimiento 5 Estrellas. En Reino Unido tenemos el Brexit, y en EE UU, a Trump. Ha habido un divorcio entre las clases populares y los partidos hist¨®ricamente de izquierdas en cuestiones econ¨®micas.
¡°Propongo dar siete euros de dinero p¨²blico a cada franc¨¦s para que financie a un movimiento pol¨ªtico¡±
P. Usted parece creer que hay una especie de corrupci¨®n inherente en la derecha. Quiz¨¢ hay personas de derechas que simplemente creen que sus ideas son mejores para mejorar la sociedad.
R. No es corrupci¨®n, el sistema es legal. Pueden ser mejores las ideas de derechas, o las de izquierdas, pero el problema hoy es que las de derechas tienen m¨¢s peso porque est¨¢n mejor financiadas.
P. ?Cu¨¢l es la soluci¨®n?
R. Lo primero es limitar dr¨¢sticamente los donativos privados. En segundo lugar, la democracia tiene un coste, y si no queremos que lo cubran intereses privados y que capturen el juego democr¨¢tico, es necesario que los sufrague el poder p¨²blico. Propongo un sistema igualitario de financiamiento de la democracia: lo que llamo los bonos para la igualdad democr¨¢tica. Consiste en dar anualmente a cada ciudadano unos siete euros de dinero p¨²blico, en Francia, para que financie al movimiento pol¨ªtico de su elecci¨®n.
P. Tambi¨¦n propone una Asamblea mixta, que incorpore a representantes de las clases populares para representar mejor al conjunto de la sociedad. ?Qu¨¦ impide hoy a un obrero ser diputado?
R. Primero, se necesita dinero para hacer campa?a. Esto implica que ya hay una criba. Incluso para las legislativas, la aportaci¨®n media del partido es del 25% o 30% del gasto total, por lo que hay que encontrar financiaci¨®n complementaria.
P. ?Qui¨¦n pone el resto?
R. En Francia, el candidato usa su propio dinero, o el del partido, o donativos privados. Si emplea su fortuna personal le pueden rembolsar el 47,5% del li?mite de gastos si obtiene m¨¢s del 5% de votos. Esto explica la sociolog¨ªa de los cargos electos. Imagine que usted es cajera de supermercado. No tiene casa ni activos. Gana 1.200 euros al mes. Va al banco y dice: ¡°Me presentar¨¦ a las elecciones en tres meses. Necesito adelantar 30.000 euros, pero no se preocupen, sacar¨¦ m¨¢s del 5% y lo devolver¨¦¡±. El banco no presta nunca. Si usted es abogado, ya tiene el dinero o al banco no le importa prest¨¢rselo. Esto discrimina y hace que teggamos muchos menos candidatos de grupos sociales m¨¢s desfavorecidos. Y otra cuesti¨®n: las cosas como son. Al hablar de una Asamblea mixta con partidos como el socialista o los verdes se admite off the record que est¨¢n tan desconectados de las clases populares que, si ma?ana quisieran hacer listas mixtas, no lo lograr¨ªan.
P. Con este sistema, ?habr¨ªa habido un fen¨®meno como el de los chalecos amarillos?
R. No, porque habr¨ªan podido expresar sus reivindicaciones en la Asamblea Nacional. Todo habr¨ªa pasado por la v¨ªa del debate democr¨¢tico y no por los neum¨¢ticos quemados en las calles.
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