¡®La favorita¡¯: sue?o y pesadilla en un mundo pos-MeToo
La pel¨ªcula de Y¨®rgos L¨¢nthimos presenta un universo de poder femenino que invierte el patriarcado. Con 10 nominaciones al Oscar, el filme, situado en el siglo XVIII, interpela y dialoga con el momento presente
Si, como sugiere el ge¨®grafo cultural Jeff Hopkins, ¡°el paisaje cinematogr¨¢fico no constituye un espacio neutral de entretenimiento o un mero reflejo de la realidad, sino una creaci¨®n cultural, ideol¨®gicamente cargada, que construye, legitima, cuestiona y oculta significados sociales¡±, La favorita ser¨ªa una prueba m¨¢s de que el movimiento MeToo est¨¢ cambiando nuestra mirada.
¡°Se te est¨¢ corriendo el r¨ªmel¡±, le espeta sarc¨¢stica la duquesa de Marlborough a un emperifollado conde de Oxford en una escena de la pel¨ªcula, mientras ¨¦ste trata de convencerla de la necesidad de terminar la guerra con Francia. Cabe preguntarse si el largometraje dirigido por Y¨®rgos L¨¢nthimos ¡ªcon guion de Deborah Davis y Tony McNamara¡ª hubiera triunfado del mismo modo (10 nominaciones al Oscar y 10 premios BAFTA, entre otros reconocimientos) de haberse distribuido en otro momento que no fuera el actual, y si la pel¨ªcula hubiera sido la misma antes del estallido del movimiento MeToo en octubre de 2017.
Estamos ante una superproducci¨®n de ¨¦poca, situada en la corte de la reina Anne en la Inglaterra de principios del siglo XVIII, en la que las ¨²nicas escenas rom¨¢nticas son l¨¦sbicas ¡ªentre la reina y sus favoritas¡ª y el ¨²nico acto heterosexual de la pel¨ªcula consiste en una fr¨ªa masturbaci¨®n de una de ellas a su esposo en la noche de bodas. La favorita se distancia as¨ª de otras m¨ªticas cintas situadas en un ambiente cortesano y aristocr¨¢tico que indagan en juegos de cama y de poder como la c¨¦lebre Amistades peligrosas (1988), de Stephen Frears, o la est¨¦ticamente rompedora Marie Antoi?nette (2006), de Sofia Coppola. En ellas, las mujeres tambi¨¦n son protagonistas, pero est¨¢n sujetas a los hombres. Cuando ejercen su influencia, lo hacen coyunturalmente, con mano izquierda y utilizando esencialmente su capital er¨®tico: la autoridad, en ¨²ltima instancia, es masculina y cualquier exceso de poder femenino se paga caro.
La favorita escenifica un universo de poder femenino en el que los varones, si no prescindibles, resultan reemplazables. Cuando la reina Anne delega el gobierno de Inglaterra en Sarah Churchill, duquesa de Marlborough, ¨¦sta env¨ªa sin pesta?ear a su esposo a una cruenta guerra con Francia. Su prima venida a menos Abigail Hill, que termina concurriendo con ella por los favores de la reina, utiliza a Samuel Masham para asegurar su posici¨®n en la corte sin ocultar su escasa estima hacia ¨¦l. Su desprecio vendr¨ªa alimentado tambi¨¦n por los numerosos abusos sexuales masculinos que sufri¨® antes de llegar a palacio.
En el Palacio de Kensington del filme, los hombres tambi¨¦n utilizan el capital er¨®tico para conseguir las cosas
Con su caracter¨ªstico instinto grotesco, L¨¢nthimos nos muestra a parlamentarios y cortesanos de apariencia vulnerable, aparatosamente maquillados y peinados, tratando de convencer o seducir a alguna de las protagonistas que aparecen, en contraste, con la cara lavada y el gesto ¨¢spero. En el palacio de Kensington, los hombres tambi¨¦n utilizan el capital er¨®tico y los rodeos para conseguir las cosas.
Cual ni?os despreocupados, se divierten apostando a las carreras de patos en el interior de palacio o turn¨¢ndose para ser el blanco, desnudo, del lanzamiento de jugosas naranjas. Mientras tanto, Sarah y Abigail entrenan sus habilidades de tiro al blanco en el exterior, al tiempo que intercambian agudas palabras sobre la lealtad y el poder. No hace falta situarlas en el frente de guerra para evocar la imagen de las amazonas, las mujeres guerreras del C¨¢ucaso que participaron en las guerras de Troya. Un imaginario que a L¨¢nthimos, como griego, es probable que le resulte familiar: no en vano est¨¢ inscrito en las metopas del Parten¨®n en Atenas.
En la secuencia, muy f¨ªsica, en la que Abigail y un excitad¨ªsimo Samuel luchan en el bosque resuena otra escena m¨ªtica: la lucha entre Pentesilea, reina de las amazonas, y Aquiles en la que, seg¨²n la mitolog¨ªa griega, Pentesilea es vencida y muere. En su reciente obra art¨ªstica, titulada Amazonomaquia, Clara Carvajal recupera un final m¨¢s fiel al esp¨ªritu de La favorita, el que el autor rom¨¢ntico Heinrich von Kleist plante¨® a la leyenda: la vencedora es Pentesilea, que tras matar a Aquiles lo despedaza a mordiscos, que para Kleist no son sino besos fruto de una pasi¨®n sin mesura.
Si bien La favorita invierte el orden de las cosas y los hombres pasan a ocupar el papel secundario que hist¨®ricamente se atribuye a las mujeres, la pel¨ªcula no idealiza, de ning¨²n modo, el poder que ellas ostentan. Lo equipara, sencillamente, al imperio masculino, tal y como lo hemos conocido durante milenios, con sus luces y sus sombras, sus virtudes y sus bajezas. Lo determinante es c¨®mo se ejerce el poder, no el sexo de quien lo ejerce, nos dice t¨¢citamente la pel¨ªcula. Parafraseando a Phyllis Chesler en Las mujeres y la locura, no es que una sociedad de dominaci¨®n femenina basada en la opresi¨®n de los hombres sea m¨¢s justa que una sociedad de dominaci¨®n masculina; sencillamente, es m¨¢s favorable a los intereses de las mujeres.
La maternidad truncada de la reina Anne cortocircuita por momentos la er¨®tica del poder que fluye entre las tres mujeres protagonistas. Pronto sabemos que los 17 conejos que la reina cr¨ªa en sus aposentos (una de las licencias art¨ªsticas de L¨¢nthimos) encarnan a cada uno de los hijos que perdi¨® a lo largo de su vida (un dato hist¨®rico): ¡°Algunos nacieron como sangre, otros sin aliento y algunos estuvieron conmigo un tiempo muy breve¡±, le confiesa a Abigail. Los caprichos de la reina cobran en ese instante otra dimensi¨®n; la de un dolor inenarrable, superior si cabe a la agon¨ªa f¨ªsica que le provocan los ataques de gota. Es posible que lo que m¨¢s hubiera deseado la reina en este mundo es ser madre. As¨ª, a diferencia del reino de las amazonas en el que las mujeres son guerreras y madres, en la traslaci¨®n de la l¨®gica patriarcal a un universo femenino que realiza la pel¨ªcula, la maternidad es una ausencia que nos interpela directamente: ?acaso en la sociedad patriarcal contempor¨¢nea el ejercicio del poder no entra?a la renuncia a la maternidad o, al menos, la hace muy dif¨ªcil?
Al igual que Marie Antoinette de Coppola, con su escenograf¨ªa prerrevolucionaria pastel punk de lujo desmesurado, se mimetizaba con la frivolidad consumista y el desenfreno neoliberal previos a la Gran Recesi¨®n, La favorita evoca los sue?os y las pesadillas del mundo pos-MeToo. La inversi¨®n del patriarcado, el sue?o de muchas mujeres de verse ellas en el lugar privilegiado de los hombres, termina torn¨¢ndose en pesadilla. La atm¨®sfera, crecientemente inquietante y claustrof¨®bica, de la pel¨ªcula as¨ª lo sugiere.
En la ¨²ltima escena, a Abigail, postrada sumisamente ante la reina, a quien masajea mec¨¢nicamente sus piernas adoloridas, se le nubla progresivamente la vista, como si cayera presa de una alucinaci¨®n de la que ya no pudiera despertar.
Olivia Mu?oz-Rojas es doctora en Sociolog¨ªa por la London School of Economics e investigadora independiente.?
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