Nina, de Morgan, la voz de arena
UN HOMBRE arranca con violencia la piel de una zanahoria en la cocina hasta que la mujer frena sus movimientos con una leve caricia en la nuca. No se conocen pero se amar¨¢n m¨¢s all¨¢ de la fecha de caducidad establecida.?
Una joven besa salvajemente a otra en el dormitorio, se miran a trav¨¦s de los ojos. No imaginaban tal belleza en el acto de entregarse, no habr¨¢ libro ni tratado capaz de describir la emoci¨®n del instante. En el cuarto contiguo dormita, despu¨¦s de mucho sollozar, un hermano que ha descubierto las oscuras consecuencias de dejarse llevar.
Entre tapices, en el sal¨®n, el abuelo, con los huesos cargados de dolor, ayuda a la abuela a vestirse. Tirada en el suelo del cuarto de ba?o, su nieta intenta pegar los pedazos de una foto de pareja rota. Dentro de un rato, en otro lugar, otros, en una ba?era que alberg¨® l¨¢grimas, se amar¨¢n sin desgastarse.
Cu¨¢nto polvo acumulan en el trastero las cartas que escribi¨® cuando pens¨® que amaba. Solo fue un espejismo y ahora, los armarios principales de la casa, se est¨¢n llenando de la cotidianidad de otra. El silencio que se cuela en sus conversaciones descubre el v¨¦rtigo de saltar al vac¨ªo, la inevitable cuenta atr¨¢s que acaba en desastre o victoria.??
Mientras todo esto sucede, en la azotea, desde donde se divisa el mundo de hojalata, una voz y una guitarra hacen el amor entre edificios y cielos pintados al agua. Un escudo de aire parece protegerles del ruido y del fr¨ªo de la ciudad sonrojada que queda de fondo.
La suave brisa de la melod¨ªa despierta los sentidos. Entra por la nariz con tanta fuerza que huele a los primeros frutos de la primavera, a comida reci¨¦n hecha cuando el hambre duele, al perfume en la ropa del que se fue. Sabe a gloria, a c¨ªtrico porque es amargo pero gusta. Hormigueo placentero en la piel, escalofr¨ªo que no hiela, acaricia. Imagen que no se desgasta a pesar de tanto alcanzarla con los dedos.
La canci¨®n Marry you de Morgan, de su ¨²ltimo disco AIR, interpretada por Carolina de Juan (Nina) y Paco L¨®pez para una nueva entrega de Malditos Domingos, es lo m¨¢s parecido al amor que has conocido nunca.
La voz de Nina tambi¨¦n lo es, como si todas sus manifestaciones y tonalidades pudieran resguardarse dentro de una garganta. Salir a flote perfectamente orquestadas. La c¨¢mara no es ajena al atardecer de su mirada ni al movimiento de sus manos, que se sostienen por momentos la una a la otra como dos amantes.?
Ella es puntos suspensivos, suspirar, una l¨¢grima incontrolable que abrasa la mejilla. Una sonrisa t¨ªmida que termina por abarcarlo todo por su inmensidad. La guitarra completa el c¨ªrculo, moldea los l¨ªmites del hurac¨¢n.
Las Golden Girls, las coristas que acompa?an a la banda en directos y discos, definen a Nina con exactitud: es la voz de arena porque atraviesa, llega directamente al est¨®mago y ara?a el alma.
Arranca un viaje, a trav¨¦s de las palabras, cuando abre la boca. Ella y las canciones de Morgan se est¨¢n haciendo cada vez m¨¢s imprescindibles para acompa?ar la vida.
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