Privado bueno, p¨²blico malo
El contribuyente paga la factura de los activos p¨²blicos menos eficientes y los eficientes se privatizan
En el a?o 2010, uno de los n¨²meros de The Economist dedic¨® su portada a los peligros de un Estado grande; aparec¨ªa un dibujo de un gran monstruo y el editorial dec¨ªa: ¡°El mundo rico tiene una elecci¨®n clara: aprender de los errores del pasado o ver c¨®mo el Leviat¨¢n crece hasta convertirse en un aut¨¦ntico monstruo¡±. En un ejemplar m¨¢s reciente dedicado al futuro de la revoluci¨®n tecnol¨®gica, el semanario escrib¨ªa que el Gobierno deb¨ªa limitarse a establecer las reglas del juego: invertir en bienes b¨¢sicos, como la educaci¨®n y las infraestructuras, para despu¨¦s apartarse y que los negocios revolucionarios pudieran dedicarse a sus asuntos.
Esta es la visi¨®n que los ortodoxos tienen de la econom¨ªa: la narrativa de que el Gobierno es ineficiente y de que su plan ¨®ptimo deber¨ªa ser ¡°limitado¡± para evitar interferencias en el mercado. Por ello, si aparece alguien que pone en cuesti¨®n con argumentos ¡ªy no con la ideolog¨ªa contraria¡ª esa narrativa, puede ser considerado revolucionario. Es el caso de la catedr¨¢tica de Econom¨ªa en Londres Mariana Mazzucato, considerada por The New Republic una de las tres pensadoras m¨¢s importantes en materia de innovaci¨®n, que acaba de presentar en Madrid su ¨²ltimo libro, El valor de las cosas (editorial Taurus), una especie de versi¨®n actualizada, corregida y aumentada de su influyente best seller, El Estado emprendedor (RBA). Mazzucato ya combat¨ªa entonces (a?o 2013) la opini¨®n de que para recuperar el crecimiento despu¨¦s de la crisis financiera de 2008 bastaba con disminuir el d¨¦ficit reduciendo el gasto p¨²blico; recordaba que esa crisis la caus¨® la deuda privada, no la deuda p¨²blica; y demostraba que un factor clave del crecimiento econ¨®mico hab¨ªa sido la inversi¨®n p¨²blica en ¨¢reas como la educaci¨®n, la investigaci¨®n y el cambio tecnol¨®gico. Sin inversiones p¨²blicas no se tendr¨ªa ninguna de las tecnolog¨ªas de los dispositivos inteligentes, desde Internet al GPS o Siri. Tampoco se habr¨ªan desarrollado algunas de las energ¨ªas renovables de la revoluci¨®n verde, ni muchos de los nuevos f¨¢rmacos punteros para tratar enfermedades. En estos ejemplos los fondos p¨²blicos han proporcionado la paciencia y la estrategia de largo plazo previos a la disposici¨®n de las empresas a invertir. Se observa la capacidad potencial del Estado como inversor de primera instancia, de forma que puede contribuir a abordar los grandes retos de nuestro tiempo: el cambio clim¨¢tico, la sanidad, la revoluci¨®n digital, etc¨¦tera.
La autora analiza ahora los mitos sobre las empresas emergentes de alta tecnolog¨ªa y los emprendedores solitarios que han acaparado la teor¨ªa y la pr¨¢ctica de la innovaci¨®n mientras se ignora a un actor clave que ha sido un inversor de primer nivel: el Estado. Cita al Nobel de Qu¨ªmica Paul Berg cuando denunciaba: ¡°?D¨®nde estabais vosotros [capitalistas de riesgo] en las d¨¦cadas de 1950 y 1960 cuando toda la financiaci¨®n ten¨ªa que dedicarse a la ciencia b¨¢sica? La mayor¨ªa de los descubrimientos que la han alimentado [a la industria] se crearon entonces¡±.
La economista critica la suposici¨®n de que cuando algo es de propiedad p¨²blica, este activo se debe privatizar per se, reteniendo las empresas malas en manos p¨²blicas y vendiendo la empresa ¡°buena¡±. Mazzucato pone el ejemplo del banco malo: se quitan los activos t¨®xicos de la parte buena del banco y se colocan en un banco malo gestionado por el Gobierno. Al hacer eso se permite que el banco privado se recupere y el contribuyente asume la responsabilidad de gestionar o vender los activos malos. Ello supone la socializaci¨®n de los riesgos y la privatizaci¨®n de las recompensas. Raramente aparece ello en el cap¨ªtulo de ayudas a la banca. El contribuyente paga la factura de la parte de los activos p¨²blicos menos eficientes y vende las mejores partes al sector privado, frecuentemente, con rebajas y con descuentos.
No es extra?o que en el frontispicio de ambos libros figure la frase de Keynes: ¡°Lo importante para el Gobierno no es hacer cosas que ya est¨¢n haciendo los individuos y hacerlas un poco mejor o un poco peor, sino hacer aquellas cosas que en la actualidad no se hacen en absoluto¡±.?
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