Democracia: ?alguien tiene algo mejor?
No hay vacunas que nos salven ni sistema mejor en el horizonte que defender
Nada dura eternamente. La democracia ten¨ªa que pasar a la historia alg¨²n d¨ªa. Nadie, ni siquiera Francis Fukuyama ¡ªquien all¨¢ por 1989 anunciara el fin de la historia misma¡ª, ha cre¨ªdo que las virtudes de este sistema lo hicieran inmortal¡±, escribe el profesor brit¨¢nico David Runciman (As¨ª termina la democracia, Paid¨®s). Las democracias se deslizan poco a poco hacia el autoritarismo, todos los d¨ªas hay ejemplos de ello, y pierden calidad. Habr¨¢ que seguir atentamente las diferentes valoraciones que se practican de este sistema pol¨ªtico (Varieties of Democracy, Freedom House o la de The Economist). En breves d¨ªas se conocer¨¢ el referente de nuestro pa¨ªs, que elabora el Informe sobre la Democracia en Espa?a de la Fundaci¨®n Alternativas, con un panel de m¨¢s de 250 expertos que punt¨²an 57 cuestiones (corrupci¨®n, participaci¨®n pol¨ªtica, medios de comunicaci¨®n, dimensi¨®n internacional, control del Gobierno, acci¨®n del Gobierno, derechos econ¨®micos y sociales, derechos civiles y pol¨ªticos, etc¨¦tera).
La Uni¨®n Europea (UE) se ha percatado del problema que implica la anemia de la democracia en un espacio que, a priori, habr¨ªa de estar a la cabeza de la misma. Dos pa¨ªses, Alemania y B¨¦lgica, han presentado la iniciativa de crear un Pacto de Calidad Democr¨¢tica, a imagen y semejanza del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que domina la econom¨ªa de la zona. Se tratar¨ªa de un mecanismo de vigilancia para frenar el deterioro de las libertades y del Estado de derecho de sus miembros (que en estos momentos tiene su principal escenario en algunos pa¨ªses de Europa central como Hungr¨ªa y Polonia). Se har¨ªa una revisi¨®n peri¨®dica de cada pa¨ªs en par¨¢metros como los citados en el p¨¢rrafo anterior y otros como el funcionamiento de la justicia o la inseguridad jur¨ªdica. El Pacto de Calidad Democr¨¢tica no contempla, como en el caso de su hom¨®logo econ¨®mico, sanciones monetarias, pero la negativa de un Gobierno a corregir sus derivas autoritarias conllevar¨ªa la apertura de procesos disciplinarios y, en el extremo, la aplicaci¨®n de la ¡°bomba at¨®mica¡±: el art¨ªculo 7 del Tratado de la UE que permite privar a un pa¨ªs socio del voto en el Consejo Europeo.
Un pacto democr¨¢tico y el pilar social son dos de los instrumentos de los que debe dotarse Europa para recuperarse de los destrozos que la crisis econ¨®mica y la gesti¨®n aplicada desde hace una d¨¦cada para corregirla han generado entre sus ciudadanos, con el descr¨¦dito paralelo de los partidos tradicionales. La necesidad de ese pilar social (y tambi¨¦n la desesperanza en que se alcance pronto) aparece en esa especie de testamento sobre el futuro de Europa que han dejado los europarlamentarios cesantes en forma de resoluci¨®n.
Una informaci¨®n exhaustiva publicada el pasado d¨ªa 8 en el diario franc¨¦s Le Monde (¡°C¨®mo millonarios americanos intentan desestabilizar Europa¡±) muestra que los problemas del Viejo Continente no son s¨®lo end¨®genos o causados por la interferencia tecnol¨®gica de la Rusia de Putin. No se trata s¨®lo de Steve Bannon, el antiguo estratega de Trump, instalado en Roma (¡°?Se entiende c¨®mo cambiar¨¢ la vida con un Parlamento Europeo con Orb¨¢n, Salvini y Le Pen liderando los mayores partidos?¡±, dec¨ªa, probablemente euf¨®rico, en EL PA?S el 25 de marzo pasado), sino de una serie de empresarios estadounidenses, algunos de los principales financiadores de la campa?a presidencial de Trump, que utilizan tambi¨¦n su dinero para influir en Europa (a favor de los chalecos amarillos, en contra de la emigraci¨®n y de la propia Bruselas). Entre ellos est¨¢ Robert Mercer, copresidente del fondo de alto riesgo Renaissance Technologies, que financi¨® en su momento el sitio digital Breitbart News, desde el que Bannon se hizo famoso defendiendo posiciones de populismo extremo y favoreciendo la llamada derecha alternativa (alt-?right). Mercier ha creado el instituto de pensamiento Gatestone, cuyo radio de acci¨®n es europeo. Le Monde cita otros abundantes ejemplos.
Atentos a estas campa?as, expl¨ªcitas o subliminales, de desestabilizaci¨®n del proyecto europeo, una de las pocas utop¨ªas factibles que quedan, pese a sus muchos sus defectos. No hay vacunas que nos protejan ni nada mejor que defender en el horizonte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.