La trampa astuta
Joseph Heller no s¨®lo consigui¨® activar la conciencia pacifista con su novela 'Trampa 22', tambi¨¦n dio nombre a un tipo de paradojas
Con el uso de la paradoja se manifiesta lo complejo de la realidad, contribuyendo al desarrollo del marco mental y, con ello, al procesamiento de informaci¨®n abstracta. El cient¨ªfico Richard Feynman afirmaba que en f¨ªsica no existen las paradojas, en todo caso existen proposiciones mal expresadas. Con todo, la paradoja ha impulsado avances en el campo de la ciencia a partir de su relaci¨®n con las matem¨¢ticas.
Hay muchos tipos de paradojas y la que aqu¨ª nos ocupa supera los l¨ªmites de la ciencia, pues, en el juego de la l¨®gica, el problema suscitado por dicha paradoja nos conduce a una conclusi¨®n que resulta detenida en un callej¨®n ciego. Es entonces cuando se puede afirmar que estamos ante la perversidad de una Catch 22 o Trampa 22.
Un ejemplo de Trampa 22 ocurre cuando necesitamos apretar el tornillo de las gafas. No podemos hacerlo con ellas puestas y, si nos las quitamos, entonces, no alcanzamos a ver el diminuto tornillo que se ha aflojado. El introductor del t¨¦rmino Trampa 22 (Catch 22) fue el novelista norteamericano Joseph Heller que titular¨ªa as¨ª su libro m¨¢s c¨¦lebre, un alegato a favor del pacifismo que fue escrito a mediados de los a?os 50 y cuya prosa, circular y repetitiva, obedece en s¨ª misma a ese tipo de paradojas que convierten los di¨¢logos de su novela en un c¨ªrculo vicioso:
-?Est¨¢ loco?
¨C Claro que s¨ª ¨C respondi¨® el doctor Daneeka.
¨C ?Puedes darle de baja?
¨C Claro. Pero primero tiene que ped¨ªrmelo. As¨ª son las normas.
¨C ?Y por qu¨¦ no te lo pide?
¨C Porque est¨¢ loco ¨C respondi¨® el doctor Daneeka ¨C. Tiene que estarlo para seguir participando en misiones de combate despu¨¦s de todos los avisos que ha recibido. Claro que puedo darle de baja, pero primero tiene que ped¨ªrmelo.
M¨¢s que narrar, lo que hace Joseph Heller en esta f¨¢bula es insinuar, presentando una serie de acontecimientos que no se terminan de mostrar del todo hasta el final del libro, cuando acaben al descubierto. La novela de Joseph Heller se public¨® en 1961, resultando un libro cr¨ªtico hacia el militarismo y hacia su estructura jer¨¢rquica. La guerra del Vietnam la convertir¨ªa en una novela de culto en las universidades. Durante las manifestaciones de protesta contra la intervenci¨®n militar, la gente alzaba el libro de Joseph Heller como si fuera una pancarta.
Hay que decir que a Joseph Heller le toc¨® pilotar un B-52 durante la Segunda Guerra Mundial. Fue en uno de los vuelos sobre la zona de C¨®rcega, cuando le dio por pensar que, si alegaba demencia para escapar de la misi¨®n militar, no servir¨ªa de mucho, pues, lo de no querer formar parte de las acciones contra la poblaci¨®n civil, m¨¢s que locura, es un claro signo de salud mental. Con esta paradoja, una vez acabada la guerra, Heller se puso a escribir una de las novelas m¨¢s significativas de los ¨²ltimos tiempos; una denuncia contra la l¨®gica inmoral de muchas de las reglamentaciones que nos condicionan.
La trama se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial y, en un principio, Joseph Heller baraj¨® otros t¨ªtulos. El primero de todos fue Trampa 18, pero por coincidencias con la novela Mila 18 de Leon Uris, publicada en esas mismas fechas, Joseph Heller prefiri¨® titularla Trampa 11, t¨ªtulo que tambi¨¦n ser¨ªa descartado al poderse confundir con el estreno cinematogr¨¢fico de Ocean's Eleven, la pel¨ªcula de Lewis Milestone. Llevado a un callej¨®n sin salida por obra y gracia del azar que hac¨ªa coincidir sus n¨²meros con el de otros t¨ªtulos, Joseph Heller luch¨® por demostrar que un t¨ªtulo s¨®lo es id¨¦ntico a s¨ª mismo.
Pero como en el mercado editorial no estaban para juegos l¨®gicos, le pidieron otro t¨ªtulo, otro n¨²mero para su trampa. Joseph Heller, entonces, decidi¨® que su novela se titular¨ªa Trampa 17, decisi¨®n que tambi¨¦n fue rechazada debido a que podr¨ªa traer confusi¨®n con la nueva pel¨ªcula de Billy Wilder, la titulada Stalag 17 (Traidor en el infierno). Entonces Heller se decant¨® por Trampa 14, pero pareci¨® que el n¨²mero 14 no gustaba en la editorial por lo que, al final, Heller decidi¨® volver al principio y salir del callej¨®n sin salida, doblando el n¨²mero de uno de los primeros t¨ªtulos presentados, esto es, el 11, resultando as¨ª la novela con el nombre de Trampa 22.
Con este t¨ªtulo, Heller quiso hacer referencia a cierto reglamento burocr¨¢tico militar que bien se podr¨ªa interpretar como un razonamiento l¨®gico, aunque carente de moral. En la actualidad, podemos chocar con multitud de ejemplos en la reglamentaci¨®n legal que condiciona nuestras relaciones. Pero volviendo a la novela, la peripecia en la que se ver¨ªa envuelto Joseph Heller con la b¨²squeda del t¨ªtulo fue, por s¨ª misma, toda una paradoja de incompletitud, pues, mientras el autor, atendiendo al contenido de su obra, experimentaba con un t¨ªtulo (A) y lo suger¨ªa a sus editores, las directrices editoriales -basadas en teor¨ªas de mercado- no suger¨ªan ni (A) ni (no-A) puesto que el t¨ªtulo no era completamente rechazado.
¡°Trampa 22¡± ?Qu¨¦ significa? ?Qu¨¦ es la trampa 22?
¨C ?No se lo ense?aron? ¨C pregunt¨® Yossarian, dando patadas col¨¦rico y angustiado ¨C No les pidieron que se lo leyeran?
¨C No tienen que ense?ar la trampa 22 ¨C respondi¨® la vieja ¨C La ley dice que no tienen obligaci¨®n de hacerlo.
¨C ?Qu¨¦ ley dice eso?
¨C La trampa 22.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aqu¨ª a nuestra Newsletter
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.