Por qu¨¦ Ruanda podr¨ªa convertirse en el primer pa¨ªs en erradicar el c¨¢ncer de cuello uterino
La campa?a realizada para atajar la enfermedad mediante la vacuna del virus del papiloma humano ha tenido que vencer los tab¨²es culturales y los rumores sobre la esterilidad, pero est¨¢ salvando vidas
Las ni?as empezaron a hacer cola en el colegio esperando a que las llamasen por su nombre. Muchas estaban nerviosas. Al fin y al cabo, la mayor¨ªa no hab¨ªan vuelto a vacunarse desde que eran peque?as. Era el a?o 2013, y una nueva vacuna hab¨ªa llegado a Kanyirabanyana, en el distrito de Gakenke, en Ruanda. El pueblo, al que se llega por una pista de tierra roja, est¨¢ rodeado de ondulantes colinas y campos de cultivo en los que crecen desde bananas hasta patatas. A diferencia de las 10 vacunas proporcionadas hasta entonces a los ni?os como parte del programa de inmunizaci¨®n, esta era diferente. Se ofrec¨ªa a ni?as m¨¢s mayores, de 11 o 12 a?os, en el ¨²ltimo curso de primaria.
Tres a?os antes, el pa¨ªs hab¨ªa decidido hacer de la prevenci¨®n del c¨¢ncer de cuello uterino una prioridad. El Gobierno accedi¨® a asociarse con la farmac¨¦utica Merck para dar a las chicas ruandesas la oportunidad de vacunarse contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), causante de la enfermedad. Era la primera vez que un pa¨ªs del continente se embarcaba en un programa nacional para prevenir este tipo de c¨¢ncer. ?Podr¨ªa convertirse en el primero de ?frica en erradicarlo?
El objetivo era ambicioso. El c¨¢ncer de cuello uterino es el m¨¢s frecuente entre las mujeres ruandesas, y al proyecto se opon¨ªan importantes barreras culturales. El VPH es una infecci¨®n de transmisi¨®n sexual, y en Ruanda, hablar de sexo es tab¨². Adem¨¢s, debido al rumor de que la vacuna pod¨ªa provocar esterilidad, algunos padres eran reacios a permitir que sus hijas la recibiesen.
La econom¨ªa y la historia del pa¨ªs tambi¨¦n lo convert¨ªan en un poco probable candidato a conseguir una extensa difusi¨®n de la inmunizaci¨®n. Tras el genocidio de 1994, Ruanda pas¨® a ocupar uno de los primeros lugares entre los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo. Los pa¨ªses de rentas altas solamente hab¨ªan alcanzado niveles medios de vacunaci¨®n. Si Estados Unidos y Francia no eran capaces de llegar a niveles altos, ?c¨®mo iba a hacerlo Ruanda?
El c¨¢ncer de cuello de ¨²tero es la afecci¨®n cancerosa m¨¢s com¨²n entre las mujeres de todo el mundo. Se calcula que en 2018 se produjeron 570.000 nuevos casos y m¨¢s de 310.000 muertes, la mayor¨ªa en pa¨ªses de rentas medias y bajas. ?frica subsahariana va a la zaga del resto del mundo en la introducci¨®n de la vacuna del VPH y de los controles regulares, lo que significa que, a menudo, el c¨¢ncer no se detecta ni se trata hasta que se encuentra en un estadio avanzado.
En casi todos los casos, el origen de la dolencia es el VPH. El virus es una de las enfermedades de transmisi¨®n sexual m¨¢s frecuentes en el mundo, y la mayor¨ªa de las mujeres contraemos al menos un tipo de VPH en alg¨²n momento de nuestra vida, normalmente en la adolescencia o la juventud. Por lo general, se trata de virus inocuos que se curan de manera espont¨¢nea sin presentar s¨ªntomas, tales como las verrugas genitales.
Existen m¨¢s de 100 cepas de VPH, al menos 14 de las cuales pueden provocar c¨¢ncer de cuello de ¨²tero, as¨ª como una serie de c¨¢nceres menos comunes, incluidos los de pene, vagina y ano. La infecci¨®n persistente con las cepas 16 y 18 es responsable del 70% de los casos de c¨¢ncer de cuello uterino. La primera vacuna contra el VPH estuvo disponible en 2006. Fue la culminaci¨®n de d¨¦cadas de trabajo, en particular de los cient¨ªficos alemanes que en 1983 descubrieron la relaci¨®n entre el virus y el c¨¢ncer cervical.
Posteriormente, Ian Frazer y Jian Zhou, de la Universidad de Queensland, en Australia, desarrollaron la tecnolog¨ªa que hizo posible la vacuna. Utilizando t¨¦cnicas de recombinaci¨®n del ADN, generaron la c¨¢psula que envuelve el material gen¨¦tico del virus y crearon un VPH "vac¨ªo" en el laboratorio. "Hasta entonces nadie hab¨ªa conseguido nada parecido", explica Frazer. Los investigadores se dieron cuenta de que el VPH inocuo se pod¨ªa utilizar como vacuna para prevenir la infecci¨®n y el c¨¢ncer de cuello uterino.
La noticia de que hab¨ªa una nueva vacuna capaz de reducir dr¨¢sticamente el n¨²mero de mujeres afectadas por este tipo de c¨¢ncer corri¨® por el mundo. Sin embargo, el entusiasmo ven¨ªa acompa?ado por la constataci¨®n de que no todas las ni?as tendr¨ªan las mismas oportunidades de ser inmunizadas. Probablemente pasar¨ªa una d¨¦cada entre la introducci¨®n de la vacuna en los en pa¨ªses rentas altas y los de rentas bajas.
Hoy en d¨ªa existen tres vacunas: Gardasil y Gardasil 9, producidas por Merck, y Cervarix, fabricada por GSK. Las tres son muy eficaces para prevenir la infecci¨®n con los virus de los tipos 16 y 18. Gardasil 9 es la m¨¢s reciente. Se autoriz¨® en 2014 y protege contra nueve tipos de VPH, responsables en conjunto de alrededor del 90% de los c¨¢nceres de cuello de ¨²tero.
Las falsedades sobre la seguridad de la vacuna han contribuido a alimentar la preocupaci¨®n de los padres. Esta desinformaci¨®n se ha propagado con rapidez por todo el mundo a trav¨¦s de las redes sociales
En el genocidio de Ruanda murieron m¨¢s de 800.000 personas, y la destrucci¨®n generalizada que este trajo consigo dej¨® el pa¨ªs devastado. El alcance de la mayor¨ªa de las vacunas infantiles recomendadas por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud se desplom¨® por debajo del 25%. A pesar de ello, en 20 a?os el n¨²mero de ni?os ruandeses que reciben todas las vacunas recomendadas, como las de la polio, el sarampi¨®n y la rubeola, ha aumentado hasta cerca del 95%. Entre 2005 y 2011, la esperanza de vida de los ruandeses se ha multiplicado por m¨¢s de dos. El Gobierno hab¨ªa demostrado una actitud decidida y escrupulosa ante la vacunaci¨®n. ?Podr¨ªa tener el mismo ¨¦xito con el VPH?
Antes de que la vacuna del VPH llegase a Kanyirabanyana, Michel Ntuyahaga, un profesional sanitario de 63 a?os que trabaja para la comunidad, dedic¨® semanas a hacer propaganda por el pueblo, recorriendo una a una las 127 caba?as de barro para informar a los padres de la pr¨®xima campa?a de vacunaci¨®n.
Acompa?ado por una enfermera, explicaba a los que ten¨ªan una hija adolescente que se les ofrec¨ªa la oportunidad de vacunarla contra el c¨¢ncer de cuello de ¨²tero, una enfermedad mortal que afecta a las mujeres. "Les dec¨ªa que el c¨¢ncer es una enfermedad, y que lo ¨²nico que sirve para prevenirla es la vacunaci¨®n", cuenta. Ntuyahaga no era el ¨²nico que se dedicaba a sensibilizar a la comunidad sobre la campa?a.
Constantine Nyiransengiyera lleva 13 a?os ejerciendo de maestra en Kanyirabanyana. Adem¨¢s de ense?ar matem¨¢ticas, ciencias, franc¨¦s e ingl¨¦s, era, y sigue siendo, responsable de reunir a todas las ni?as de 12 a?os en la escuela del pueblo para concienciarlas en relaci¨®n con la vacuna. Silas Berinyuma, que ha ejercido de l¨ªder de la iglesia anglicana de la poblaci¨®n durante los ¨²ltimos 24 a?os, estuvo predicando sobre la importancia de la vacunaci¨®n varias semanas antes de que esta llegase a Kanyirabanyana. La Iglesia utiliz¨® el teatro para representar escenas de los efectos devastadores del c¨¢ncer de cuello uterino, y contin¨²a haci¨¦ndolo.?
En todo el pa¨ªs se llev¨® a cabo la misma campa?a de concienciaci¨®n. Ruanda cuenta con una red formada por 45.000 trabajadores sanitarios comunitarios y voluntarios con presencia en cada pueblo. Bugesera es un distrito de la Provincia Oriental, no lejos de la frontera con Burundi. Sus carreteras est¨¢n jalonadas de carteles en los que la publicidad de refrescos convive con mensajes relacionados con la salud p¨²blica. Uno de ellos dice: "Hable de sexo a sus hijos. Podr¨ªa salvarles la vida".
A poca distancia de la carretera principal se encuentra Karambi, un pueblo rodeado de plantaciones de bananos. Los ni?os hacen rodar neum¨¢ticos por las pistas de tierra roja, los adolecentes acarrean hatillos de le?a sobre la cabeza, y los adultos pastorean las vacas y las cabras. En 2013, Ernestine Muhoza, que entonces ten¨ªa 12 a?os, fue vacunada contra el VPH en el colegio. "Los maestros reunieron solo a las chicas. Nos dijeron que hab¨ªan aumentado las casos de un tipo concreto de c¨¢ncer entre las ni?as de 12 a?os y que era el momento de vacunarnos", cuenta.
Cuando lleg¨® a su casa a explic¨¢rselo a sus padres, estos ya hab¨ªan o¨ªdo hablar de ello en la radio y a los trabajadores sanitarios del pueblo. Enseguida estuvieron de acuerdo. Pero no pas¨® lo mismo con todos. Algunos ten¨ªan dudas. Se preguntaban por qu¨¦ hab¨ªa que vacunar a sus hijas a esa edad y por qu¨¦ no se inmunizaba a todas las mujeres y las ni?as. Adem¨¢s, los rumores dec¨ªan que la vacuna provocaba esterilidad.
Odette Mukarumongi, una de las agentes sanitarias, trabaj¨® sin descanso en Karambi para neutralizar las habladur¨ªas. "Les dije a los padres que, si una chica contrae c¨¢ncer de cuello uterino, puede estar menstruando continuamente, como si tuviese una hemorragia constante", explica. Mukarumongi cuenta que los padres acabaron por "rendirse" y permitieron que se vacunase a sus hijas, y a?ade que ahora que han visto que la comunidad en general lo acepta, rara vez se niegan.
En Kanyirabanyana, Mtuyahaga hizo un esfuerzo parecido para convencer a los progenitores de que la vacuna no impedir¨ªa que sus hijas pudiesen tener hijos. "Los padres hab¨ªan o¨ªdo que la vacuna dejaba a las ni?as est¨¦riles. Nos cost¨® explicarles que no era verdad, que era mejor vacunarlas contra el c¨¢ncer porque, si lo contra¨ªan, s¨ª que se quedar¨ªan est¨¦riles".
Los trabajadores sanitarios y las enfermeras visitaban las casas con l¨¢minas en las que estaban representados los ¨®rganos reproductivos femeninos para mostrar a los padres el da?o que el c¨¢ncer cervical pod¨ªa causar a sus hijas. Seg¨²n Felix Sayinzoga, director de la divisi¨®n de salud materna, infantil y comunitaria del Ministerio de Sanidad, "los ruandeses tienen mucho miedo al c¨¢ncer, as¨ª que fue f¨¢cil [introducir la vacuna]. Tambi¨¦n depend¨ªa de la confianza de la comunidad en el Gobierno. Ese fue un factor decisivo. La comunidad sabe que no les llevamos cosas que no son buenas para ella".
Ruanda ha mostrado al mundo que puede lograr una excelente cobertura vacunal. El Ministerio de Sanidad informa de que, actualmente, el 93% de las ni?as reciben la vacuna
Diane Gashumba, actual ministra de Sanidad, coincide en que la confianza en el Gobierno ha sido fundamental para el apoyo a la administraci¨®n de la vacuna, pero reconoce que fue dif¨ªcil contrarrestar los las habladur¨ªas que la rodeaban.? "No hab¨ªamos contado con los rumores, pero, claro, como la vacuna del VPH era nueva e iba dirigida a un grupo de poblaci¨®n distinto de los anteriores, se planteaban muchas preguntas". Asimismo, se?ala que los l¨ªderes religiosos y locales, los agentes sanitarios de las comunidades y los programas de radio desempe?aron un papel decisivo para acabar con los mitos en torno a la inmunizaci¨®n.
A pesar de que puede salvar vidas ?millones, de hecho?, la vacuna del VPH se ha visto envuelta por la pol¨¦mica y la hostilidad, una situaci¨®n que se ha intensificado en los ¨²ltimos a?os. La vacuna est¨¢ recomendada para las ni?as, y en algunos pa¨ªses tambi¨¦n para los ni?os, de entre 12 y 13 a?os porque a esa edad todav¨ªa no ha empezado la actividad sexual, causante del riesgo de exposici¨®n al VPH. En consecuencia, su administraci¨®n se ha relacionado con la promiscuidad. Seg¨²n esta creencia, vacunar a las ni?as contra una enfermedad de transmisi¨®n sexual las sexualiza y las anima a tener relaciones. No hay pruebas de que los chicos o las chicas vacunados practiquen el sexo antes que los que no lo est¨¢n. Sin embargo, esta preocupaci¨®n es una de las causas de que en India, un pa¨ªs en el que m¨¢s de 67.000 mujeres mueren de c¨¢ncer de cuello uterino, se haya negado a introducir la vacunaci¨®n contra el VPH en su programa de inmunizaci¨®n.
Leela Visaria, investigadora social y catedr¨¢tica honoraria del Instituto Gujarat de Investigaci¨®n para el Desarrollo de India, declaraba: "La raz¨®n de fondo por la que la gente no la quiere [la vacuna] es que se administra a adolescentes. Tienen miedo de que las chicas se vuelvan promiscuas".
Las falsedades sobre la seguridad de la vacuna han contribuido a alimentar la preocupaci¨®n de los padres. Esta desinformaci¨®n se ha propagado con rapidez por todo el mundo a trav¨¦s de las redes sociales. En Jap¨®n, el ¨ªndice de aceptaci¨®n se ha desplomado del 70% a menos del 1%. La cobertura tambi¨¦n ha ca¨ªdo en algunos pa¨ªses de Europa, como Dinamarca. En Irlanda, por el contrario, una campa?a espec¨ªfica en las redes sociales ha empezado a revertir el fuerte descenso de la tasa de vacunaci¨®n contra el VPH.
Peter Hotez, experto en vacunaci¨®n y decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical de la Escuela de Medicina de Baylor, en Texas, reconoce tambi¨¦n que el temor a que la vacuna sexualice a las jovencitas es un problema. "El otro es que el movimiento antivacunas ha afirmado cosas que no son verdad, como que provoca enfermedades autoinmunes y par¨¢lisis". "Creo que el movimiento intenta trazar una l¨ªnea roja y defender que hay que dejar de vacunar definitivamente, y cuando aparece algo como el virus del papiloma humano, lo atacan con todo lo que pueden. Su actitud est¨¢ teniendo un efecto desastroso. Me preocupa que exportemos esa basura y tenga consecuencias para la aceptaci¨®n de la vacuna en ?frica".
"Al principio, cuando la vacuna del VPH se introdujo en varios pa¨ªses, hab¨ªa opiniones divergentes sobre si centrarse en el virus mismo y en c¨®mo se transmite, o en el hecho de que es el agente que causa el c¨¢ncer y en que la vacuna puede evitar esta enfermedad", explica Mark Feinberg, el exdirector de salud p¨²blica y responsable de ciencia de Merck que particip¨® en el programa ruand¨¦s.? "Ruanda hizo hincapi¨¦ en la prevenci¨®n del c¨¢ncer. El objetivo era transmitir que la vacuna sirve para proteger a las j¨®venes del c¨¢ncer de cuello uterino".
Sayinzoga, del Ministerio de Sanidad, coincide en que los responsables pol¨ªticos tomaron conscientemente la decisi¨®n de no relacionar la vacuna con el sexo. "En nuestro caso, no asociamos la vacunaci¨®n con la pr¨¢ctica sexual, sino que nos centramos en los efectos secundarios del c¨¢ncer cervical, que puede provocar esterilidad. El sexo no form¨® parte de la campa?a", aclara. La mayor¨ªa de expertos en salud p¨²blica aprueban la decisi¨®n, que consideran acertada.
Ian Frazer, el inmun¨®logo coinventor de la primera vacuna de VPH, afirma que "el virus del papiloma humano ha tenido una connotaci¨®n negativa. Ha convertido el c¨¢ncer del cuello de ¨²tero en una enfermedad de transmisi¨®n sexual, y efectivamente lo es, pero tenemos que ser cautelosos. Los mensajes son adecuados seg¨²n para qu¨¦ pa¨ªs. Por ahora nos referimos a la vacuna como prevenci¨®n del c¨¢ncer de cuello uterino. Creo que es la estrategia correcta". En Karambi, Muhoza, que ahora tiene 17 a?os, recuerda: "Ya sabe, hay cosas de las que no se puede hablar abiertamente, sobre todo cuando tienen que ver con el sexo".
El acuerdo que firmaron Ruanda y Merck establec¨ªa que, a partir de 2011, la farmac¨¦utica proporcionar¨ªa gratuitamente al pa¨ªs vacunas del VPH durante tres a?os. Merck, una de las mayores empresas del mundo en el sector, quer¨ªa demostrar que era viable introducir la vacuna en pa¨ªses de rentas bajas. Esperaba que, as¨ª, Gavi ?una alianza sanitaria mundial cuyo objetivo es ampliar el acceso a la vacunaci¨®n en esos pa¨ªses? tomar¨ªa nota y se sumar¨ªa a la iniciativa.
"Es verdad que Merck es una empresa que busca el beneficio econ¨®mico, pero lo que nos motivaba era conseguir que la vacuna tuviese el mayor impacto posible. Quer¨ªamos encontrar maneras de que sus innovaciones estuviesen al alcance de m¨¢s gente", defiende Feinberg, que actualmente es presidente y consejero delegado de la Iniciativa Internacional por una Vacuna contra el Sida. "Enseguida nos dimos cuenta de que dispon¨ªamos de una vacuna que pod¨ªa tener repercusiones de primer orden para la prevenci¨®n del c¨¢ncer de cuello uterino, y de que el mayor riesgo de contraer la enfermedad se concentra en las comunidades m¨¢s pobres del mundo. Si se tiene algo de conciencia, es imposible no dar un paso al frente, hacer asequible la vacuna y crear un programa de vacunaci¨®n sostenible. El programa de Ruanda ten¨ªa un doble objetivo. Se trataba de llevar la vacuna a una poblaci¨®n que pod¨ªa beneficiarse de ella, pero tambi¨¦n de demostrar hasta d¨®nde se pod¨ªa llegar. Ruanda es un pa¨ªs incre¨ªblemente comprometido con la salud nacional. Si all¨ª no era posible, sab¨ªamos que tampoco lo ser¨ªa en ning¨²n otro".
A la decisi¨®n del pa¨ªs africano de asociarse con Merck no le faltaron las cr¨ªticas. En una c¨¢ustica carta a Lancet, varios expertos en salud p¨²blica alemanes proclamaron sus "serias dudas" de que el programa contra el VPH se desarrollase "en inter¨¦s de la gente". Una cuesti¨®n fundamental, sosten¨ªan, era que si bien el impacto del c¨¢ncer de cuello uterino en la zona era considerable, hab¨ªa otras enfermedades contra las que era mucho m¨¢s urgente vacunar, como el t¨¦tanos y el sarampi¨®n.
Agnes Binagwaho, entonces ministra de Sanidad del pa¨ªs, respondi¨® p¨²blicamente en una carta firmada junto con dos investigadores estadounidenses. En ella afirmaban que Ruanda ya ten¨ªa altas tasas de vacunaci¨®n contra el t¨¦tanos y el sarampi¨®n, y preguntaban: "?Acaso a las 330.000 ni?as ruandesas a las que se vacunar¨¢ gratuitamente durante la primera fase del programa contra un virus oncog¨¦nico de alta prevalencia no se las considera 'la gente'?"
Los autores de la carta establec¨ªan una analog¨ªa con la pasada oposici¨®n a la terapia antirretroviral en ?frica y denunciaban que esa clase de objeciones eran "la ¨²ltima reacci¨®n negativa contra las pol¨ªticas sanitarias progresistas de los pa¨ªses africanos. Cuando existe la posibilidad de prevenir, condenar a la mujeres a morir de c¨¢ncer solo por haber nacido en determinado lugar es una violaci¨®n de los derechos humanos".
Binagwaho, que actualmente es vicerrectora de la Universidad para la Equidad Sanitaria Global de Ruanda, sigue descalificando a los adversarios de la decisi¨®n de administrar la vacuna de manera generalizada. "Los autores de las cr¨ªticas no han hecho los deberes. No conocen nuestro pa¨ªs y no saben que nuestros ni?os est¨¢n inmunizados con todas las vacunas que existen. [La vacuna del VPH] es una herramienta magn¨ªfica para prevenir unos de los c¨¢nceres que m¨¢s se ceban en las mujeres. Prevenir el c¨¢ncer cervical y todo el sufrimiento que conlleva es menos costoso".
Ruanda ha mostrado al mundo que puede lograr una excelente cobertura vacunal. El Ministerio de Sanidad informa de que, actualmente, el 93% de las ni?as reciben la vacuna. Casi todas las ni?as ruandesas van al colegio, y la inclusi¨®n sistem¨¢tica de los l¨ªderes locales y religiosos, los trabajadores sanitarios de las comunidades y los maestros en la estrategia de vacunaci¨®n ha resultado ser altamente eficaz para difundir el mensaje sobre las ventajas de la inmunizaci¨®n y combatir los prejuicios.
"Creo que, entre las principales razones por las que Ruanda ha tenido tanto ¨¦xito, se encuentra, ante todo, la voluntad pol¨ªtica y la movilizaci¨®n nacional. Y en segundo lugar, la decisi¨®n de desarrollar un programa tomando como base los colegios", opina Claire Wagner, una estudiante de la Escuela M¨¦dica de Harvard que hab¨ªa trabajado como ayudante de investigaci¨®n de Binagwaho. Los buenos resultados a la hora de conseguir que las ni?as se vacunen han reforzado la confianza en que el pa¨ªs est¨¢ cada vez m¨¢s cerca de erradicar la enfermedad. "Estamos trabajando en nuestro objetivo. Nuestra prioridad son las personas", afirma la ministra Gashumba.
Desde 2006, m¨¢s de 80 pa¨ªses han introducido la vacuna del VPH en sus programas regulares de inmunizaci¨®n. La mayor¨ªa son pa¨ªses de rentas altas, desde Australia hasta Reino Unido, pasando por Finlandia. Todos ellos cuentan tambi¨¦n con programas de detecci¨®n precoz del VPH y est¨¢n sustituyendo la prueba de Papanicolaou por otra m¨¢s avanzada, que se realiza cada cinco a?os y detecta las infecciones de alto riesgo por VPH antes de que aparezca el c¨¢ncer.
Hasta la introducci¨®n de la vacuna en 2011, la sanidad p¨²blica ruandesa no realizaba pruebas de detecci¨®n precoz. Solo unas cuantas cl¨ªnicas privadas y algunas ONG las ofrec¨ªan de vez en cuando. Junto con el programa de vacunaci¨®n, el pa¨ªs africano ha puesto en marcha un plan estrat¨¦gico nacional de prevenci¨®n, control y tratamiento de las lesiones y el c¨¢ncer cervical. Se supone que las mujeres se someten a una inspecci¨®n visual del cuello del ¨²tero con ¨¢cido ac¨¦tico (IVAA) en el ambulatorio local o en el hospital del distrito. La prueba la llevan a cabo m¨¦dicos y enfermeras, y se ofrece a las mujeres de entre 30 y 50 a?os infectadas por el VIH, y a las no infectadas de entre 35 y 45. No est¨¢ claro hasta qu¨¦ punto la prueba es eficaz y a cu¨¢ntas mujeres llega.
"El problema con la IVAA es que una de cada cinco mujeres da positivo, pero solo el 5% necesita tratamiento. Esto supone un coste enorme para el sistema de salud", explica Frazer. "Si queremos resultados r¨¢pidos necesitamos alguna clase de programa de detecci¨®n. El problema es que hay un gran debate sobre qu¨¦ caracter¨ªsticas deber¨ªa tener la campa?a en los pa¨ªses en desarrollo y si es factible".
En Bugesera, Odette Mukarumongi lamenta que el centro de salud m¨¢s cercano no practique pruebas de detecci¨®n de c¨¢ncer de cuello uterino. A falta de tests, recomienda a las chicas y a las mujeres que, si tienen alg¨²n s¨ªntoma como dolor p¨¦lvico o menstruaciones constantes, se dirijan al centro de salud para que les hagan un reconocimiento.
Dado que la mayor¨ªa de los casos de c¨¢ncer cervical se dan en mujeres en la cuarentena y la cincuentena, para que Ruanda consiga acabar con la enfermedad hace falta un programa coherente de detecci¨®n precoz y que llegue a todas las mujeres que no se han beneficiado de la vacuna.
Los pa¨ªses del ?frica subsahariana y de Asia han tropezado con grandes dificultades a la hora de poner en pr¨¢ctica programas de detecci¨®n precoz. Debido a los obst¨¢culos geogr¨¢ficos, la falta de fondos y la competencia de otras dolencias, como el sida y la malaria, para la mayor¨ªa de responsables pol¨ªticos el c¨¢ncer de cuello de ¨²tero no ha sido una prioridad. Mientras que en los pa¨ªses de rentas altas representa menos del 1% de los c¨¢nceres en mujeres, en los de rentas bajas y medias se eleva hasta casi el 12%. Por eso la vacuna del VPH es clave. Para las ni?as y las mujeres de esos pa¨ªses, es la mejor, y a menudo la ¨²nica l¨ªnea defensiva contra la enfermedad.
Otro factor del ¨¦xito de la campa?a de Ruanda para erradicar el c¨¢ncer cervical ser¨¢ su capacidad para continuar el programa de vacunaci¨®n contra el VPH. En 2014 finaliz¨® la donaci¨®n de Gardasil por parte de Merck. Como Feinberg esperaba, la alianza Gavi anunci¨® que apoyar¨ªa la campa?a a trav¨¦s de un modelo de cofinanciaci¨®n. Ruanda paga 20 c¨¦ntimos por dosis de vacuna, y Gavi cubre los 4,50 d¨®lares restantes. Dado que la econom¨ªa del pa¨ªs sigue creciendo, sus obligaciones de cofinanciaci¨®n ir¨¢n aumentando hasta alcanzar un umbral tras el cual el apoyo de la alianza se ir¨¢ retirando paulatinamente a lo largo de un periodo de cinco a?os. Al final, Ruanda financiar¨¢ el coste total de la vacuna.
?Podr¨¢ permit¨ªrselo?
Sayinzoga reconoce que le preocupa si el pa¨ªs podr¨¢ pagarla en el futuro. "La vacuna del VPH es muy cara. Cada a?o analizamos c¨®mo planificar los tres siguientes. Aceptamos la ayuda de Merck porque la necesit¨¢bamos. Tenemos que invertir en la vida de nuestra gente", declara. Seg¨²n Gashumba, el Ministerio est¨¢ examinando opciones para conseguir que el programa de vacunaci¨®n sea sostenible, entre ellas incluir la vacuna en el seguro m¨¦dico.
Sean cuales sean los problemas futuros, actualmente Ruanda ha conseguido una difusi¨®n considerable de la vacuna del VPH en ni?as, lo cual representa un logro extraordinario en materia de salud p¨²blica que deber¨ªa servir de est¨ªmulo para otros pa¨ªses de todo el mundo.
Mientras Ruanda se prepara para una nueva tanda de vacunaciones a finales de a?o, el inmun¨®logo responsable de la vacuna que ha salvado la vida a tantas mujeres piensa que el mundo no puede darse por satisfecho. "No podemos celebrarlo hasta que la vacunaci¨®n alcance a todos", concluye.
Este art¨ªculo fue originamente publicado en ingl¨¦s en Mosaic.
Wellcome, editor de Mosaic, financia diversos proyectos relacionados con el VPH en pa¨ªses como Reino Unido, Tanzania y Gambia.
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