Un l¨¢ser disparado desde el Teide para desintegrar basura espacial
La Agencia Espacial Europea investiga desde las islas Canarias un nuevo sistema para vaciar de chatarra la ¨®rbita terrestre
Un rayo l¨¢ser disparado desde las alturas del Teide puede ser la soluci¨®n al problema de la basura espacial. Desde el comienzo de la exploraci¨®n espacial hace m¨¢s de 60 a?os se ha acumulado en la ¨®rbita terrestre una masa de chatarra hecha de fragmentos de cohetes y sat¨¦lites viejos. Actualmente hay casi un mill¨®n de objetos de m¨¢s de un cent¨ªmetro que viajan por el espacio pr¨®ximo siete veces m¨¢s r¨¢pido que una bala. Estos enjambres de metralla son capaces de arruinar costosos sat¨¦lites o provocar un desastre en el ¨²nico lugar habitado fuera de la Tierra: la Estaci¨®n Espacial Internacional, que orbita a unos 400 kil¨®metros de altura.
¡°Ha habido un incremento enorme de basura espacial en los ¨²ltimos a?os y en algunas zonas estamos cerca del punto de no retorno despu¨¦s del cual las colisiones entre objetos resultan imposibles de controlar¡±, explica Tim Flohrer, analista de la Oficina Basura Espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA). Seg¨²n los modelos que maneja la agencia, esto podr¨ªa suceder dentro de pocas d¨¦cadas en las zonas m¨¢s contaminadas de la ¨®rbita baja terrestre, como la que est¨¢ a entre 700 y 800 kil¨®metros de altitud y la que hay entre los 1.200 y 1.400 kil¨®metros. Es en estas zonas donde hay m¨¢s sat¨¦lites desplegados y donde se espera que en el futuro se sit¨²en constelaciones de sat¨¦lites de observaci¨®n y comunicaci¨®n. ¡°El mayor riesgo es que haya ¨¢reas de la ¨®rbita terrestre que queden completamente inutilizadas¡±, explica Flohrer. La basura espacial llega mucho m¨¢s lejos, hasta la zona en la que orbitan los sat¨¦lites geoestacionarios a unos 36.000 kil¨®metros de la superficie terrestre.
Cada a?o se gastan 14 millones de euros en desviar sat¨¦lites para evitar choques con basura espacial. El 99% de los avisos resultan ser falsas alarmas, seg¨²n la ESA. Esto se debe a que los modelos actuales que se encargan de predecir el comportamiento de la basura espacial en base a los objetos que ya se han detectado y catalogado ¡ªunos 22.000¡ª no son perfectos. Uno de los objetivos de la ESA es perfeccionar los m¨¦todos de detecci¨®n para afinar los modelos predictivos y asegurarse de que no se van a arruinar naves que pueden costar cientos de millones de euros.
Parte de la soluci¨®n de la chatarra espacial empieza en un remoto edificio circular situado a 2.400 metros de altura en la isla de Tenerife, cerca de la cima del Teide. La Estaci¨®n ?ptica Terrestre, inaugurada en 1995, es una instalaci¨®n experimental de la ESA para estudiar la comunicaci¨®n espacial usando luz l¨¢ser. Este tipo de luz amplificada ofrece una gran potencia y direccionalidad para transmitir informaci¨®n. De hecho, las comunicaciones ¨®pticas, que emplean l¨¢seres para enviar se?ales a trav¨¦s del espacio, ofrecen un ancho de banda y una seguridad mucho mayores que sus equivalentes de radio. Desde esta estaci¨®n se han demostrado sistemas para comunicarse con sat¨¦lites que est¨¢n en ¨®rbita geoestacionaria e incluso con sondas que orbitan la Luna, a unos 384.000 kil¨®metros.
Casi un mill¨®n de objetos de m¨¢s de un cent¨ªmetro que viajan por el espacio siete veces m¨¢s r¨¢pido que una bala
La ESA planea instalar aqu¨ª un nuevo telescopio l¨¢ser cuyo objetivo ser¨¢ el seguimiento de fragmentos de basura espacial. En el futuro podr¨ªa funcionar como un ca?¨®n para eliminar los pedazos de basura espacial m¨¢s amenazadores.
La idea es ¡°usar este tipo de instalaciones para desviar objetos hacia la atm¨®sfera de la Tierra y que se desintegren por el rozamiento¡±, explica Rafael Rebolo, director del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), que alberga la instalaci¨®n de la ESA dentro del complejo de telescopios del Observatorio del Teide.
El nuevo telescopio es un prototipo experimental que intentar¨¢ ¡°probar que el l¨¢ser puede comunicar un momento lineal a una pieza de basura de un tama?o relativamente peque?o, de menos de 10 cent¨ªmetros, para desplazarla y conseguir su pulverizaci¨®n en la atm¨®sfera¡±, detalla Rebolo. El director del IAC espera que el telescopio entre en operaci¨®n en tres o cuatro a?os y sirva de modelo de demostraci¨®n para que despu¨¦s se puedan usar estos ca?ones l¨¢ser de forma rutinaria para limpiar las zonas m¨¢s contaminadas.
El Gobierno de Australia, un pa¨ªs pionero en esta t¨¦cnica, financi¨® en 2014 un proyecto p¨²blico-privado para desarrollar estos ca?ones l¨¢ser limpiadores de basura. Otros pa¨ªses, incluidos EE UU y China, han explorado la posibilidad de montar los l¨¢seres en sat¨¦lites y que estos se encarguen de ir empujando la basura a su destrucci¨®n por fricci¨®n contra la atm¨®sfera. Un estudio publicado en 2011 por investigadores del centro de Investigaci¨®n Langley de la NASA aseguraba que es posible desarrollar este tipo de sistemas aumentando el tama?o de los paneles solares para generar luz l¨¢ser de alta potencia.
Hay unos 1.000 sat¨¦lites abandonados y algunos podr¨ªan explotar
El trabajo desarrollado en la estaci¨®n del Teide se enmarca en el nuevo plan de seguridad espacial de la ESA, un proyecto de 600 millones de euros que debe ser aprobado a finales de este a?o en la reuni¨®n ministerial de los pa¨ªses miembros que se celebra en Sevilla. Adem¨¢s de desarrollar los nuevos m¨¦todos de retirada de la basura espacial, el programa afronta otro problema no muy conocido. Tras seis d¨¦cadas de lanzamientos espaciales hay unos 5.000 sat¨¦lites en la ¨®rbita terrestre. Solo unos 1.900 de ellos est¨¢n operativos, seg¨²n datos de la ESA. Unos 1.000 est¨¢n completamente abandonados y algunos podr¨ªan explotar a?adiendo miles de fragmentos de basura a la ya existente. La ESA ha calculado que si se cumplen las normas actuales para que no prolifere la basura espacial y se retiran cinco sat¨¦lites de gran tama?o o etapas de cohetes cada a?o se podr¨ªa estabilizar la situaci¨®n. Para ello propone el despliegue una flota de sat¨¦lites capaces de llevar combustible o reparar aquellos sat¨¦lites que son recuperables o, de lo contrario, empujarlos para que ardan en la atm¨®sfera.
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