Ni coches deportivos ni j¨®venes amantes, as¨ª es la crisis de los cuarenta en el siglo XXI
Seguimos atravesando por ese estado de baj¨®n en el que te cuestionas el sentido de tu vida, pero ahora aprovechamos para convertirlo en una catarsis emocional de la que salir beneficiados
Algunos psicoanalistas tienen una teor¨ªa para explicar por qu¨¦ hemos caricaturizado tanto la crisis de la mediana edad, en ocasiones llevada al absurdo a trav¨¦s de bromas o guiones televisivos en los que el hombre, obsesionado por los injertos capilares, aparece salivando como un ser desesperado que persigue a jovencitas con las que echar una canita al aire; mientras, la mujer, un tanto amargada y desquiciada, intenta recuperar esa juventud de la que nunca disfrut¨® teniendo un affaire con su entrenador personal. Ellos opinan, con cierta iron¨ªa, que llevar esta situaci¨®n al absurdo ha sido fundamental para la supervivencia, porque si hacer cambios radicales en tu vida se hubiera considerado como algo bien visto en la sociedad hubi¨¦ramos tenido un serio problema.
?Te imaginas que toda la poblaci¨®n mundial entre los 40 y 50 a?os optara por romper con todo y comenzar de nuevo a esas alturas de la vida? El mundo se desequilibrar¨ªa mucho m¨¢s de lo que est¨¢. Bromas aparte, este puede que haya sido el motivo por el que yo, como mucha otra gente, nunca haya sido capaz de identificar este fen¨®meno en mi persona, precisamente porque nunca me hab¨ªa visto reflejada en ese clich¨¦ que se ha dibujado de mujer que nunca se ha sentido libre, que no ha tenido juventud, que se cas¨® con su primer novio, que no ha viajado ni visto mundo y que, ahora en plena cuarentena, harta de limpiar, de cocinar y de quitar pa?ales, se da cuenta que no ha vivido lo suficiente y quiere escapar, dejarlo todo atr¨¢s. No es el caso. Reci¨¦n cumplidos los 44, ?me he librado de la crisis de la mediana edad?
La respuesta es negativa. La crisis de identidad de los cuarenta es real, lo que ocurre es que no se manifiesta de la misma manera, ni en el mismo momento, en todas las personas. Yo s¨ª reconozco esa profunda sensaci¨®n de haber llegado al ecuador de mi vida, de que ya ha comenzado la cuenta atr¨¢s. He empezado a cuestionarme si he cumplido con las expectativas que ten¨ªa para conmigo misma y tambi¨¦n las que el resto de la sociedad tiene puestas en m¨ª. ?Hacia d¨®nde voy? ?Lo que tengo es lo que quiero?, ?C¨®mo puedo mejorarlo? Y, lo m¨¢s importante, ?qu¨¦ miedo a perderlo! S¨ª, un absoluto, caos. Pero la psicoterapeuta M¨®nica Fabra me explica que todo este marem¨¢gnum sentimental es normal y que no soy rarita. "Seg¨²n has ido madurando has ido experimentando cambios en tu forma de ser, de relacionarte, y ahora, al llegar a los cuarenta o a los cincuenta, tienes un mayor conocimiento de ti misma y sueles disponer de m¨¢s recursos para satisfacer tus necesidades. Las exigencias de los hijos, que se han hecho mayores, han disminuido y te encuentras en la tesitura de poder hacer muchas cosas¡ Todo ello genera una peque?a crisis". Es como la maternidad, que te hablan mucho de ella sin que nadie te prepare para afrontarla, y tengo que decir que, a pesar de haber sido tan caricaturizada, la crisis de la mediana edad no tiene demasiada gracia. Eso s¨ª, me he dado cuenta de que, si eres capaz de ver todo lo bueno que puedes sacar de este episodio y darle un revulsivo a tu favor, merecer¨¢ la pena haber pasado por ¨¦l, porque sales reforzada. Puede que ese sea precisamente el objetivo de sufrirla.
Primer s¨ªntoma: tomar consciencia de la mortalidad
El t¨¦rmino crisis de mediana edad lo acu?¨® Elliott Jacques en 1965, un psicoanalista canadiense que lo defini¨® como "un reflejo de la toma de consciencia de la propia mortalidad". ?l ten¨ªa 48 a?os. La idea apunta directamente al momento en que la muerte deja de ser un concepto general o un suceso vital consistente en la p¨¦rdida de alguien cercano para convertirse en un asunto personal. Es decir, cuando comienzas a pensar que eso te puede pasar a ti.
A los veinte a?os te crees inmortal, piensas que son otros los que fallecen, pero un buen d¨ªa la vida te pega una bofetada que te espabila y te dice que no, que la muerte nos alcanza a todos, y entonces te entra miedo porque ahora s¨ª que de verdad tienes muchas cosas que perder. Luego reflexionas, asumes tu temporalidad en este mundo y tomas conciencia de que tienes que aprovechar la vida y dedicar m¨¢s tiempo a aquello ¡ªy a aquellos¡ª que de verdad quieres. Fabra dice que "es frecuente saber lo que deseas en este momento vital de tu vida y no estar dispuesto a renunciar a ello. Te encuentras en la mitad de la vida y seguramente ya has tenido experiencias de p¨¦rdida o enfermedad de alguno de los padres, lo que ha incrementado el sentimiento de temporalidad. Es normal hacer un balance general de la vida, es un momento de tomar decisiones respecto a si lo que hacemos nos satisface, nos gusta o nos llena. Es un concepto nuevo, ya que nuestros padres y abuelos, por lo general, no se planteaban que en la vida cambian los anhelos, deseos y sue?os personales. La sociedad actual es m¨¢s consciente de ello".
Parece que a mitad de nuestra existencia la satisfacci¨®n vital decrece. Un estudio de la Universidad de Warwick, en Reino Unido, rastre¨® los datos de 35 millones de personas en 80 pa¨ªses diferentes, entre ellos Espa?a, para mostrar que existe un patr¨®n constante en la depresi¨®n y en los niveles de felicidad que est¨¢ relacionado con la edad y que nos suele dejar muy tristes al alcanzar la d¨¦cada de los 40. Para que nos hagamos una idea, si la felicidad sigue una curva en forma de u, est¨¢ muy alta al principio y al final de nuestras vidas, pero m¨¢s bajita en el medio. Los investigadores encontraron que para las mujeres el pico en el que se encuentra m¨¢s baja es alrededor de los 44 a?os, mientras que los hombres est¨¢ en los 50.
?He alcanzado el ¨¦xito? ?He cumplido las expectativas?
La decadencia f¨ªsica tiene que ver con este baj¨®n, para qu¨¦ vamos a negar lo evidente, pero yo no echar¨ªa la culpa de mi estado de ¨¢nimo a los 10 kilos extra que he ido a?adiendo al esqueleto entre mi 25 y 44 cumplea?os. Era una sensaci¨®n de cierta ansiedad e incertidumbre que tampoco s¨¦ bien c¨®mo explicar, pero que guarda m¨¢s relaci¨®n con los sue?os que no se han cumplido. La psic¨®loga me explica que puede que "me sintiera estancada en mi proyecto vital, con escasas posibilidades de crecimiento y expansi¨®n, y eso es algo que produce malestar". Esto me hizo reflexionar sobre lo poco que tiene que ver entonces esta crisis con el proceso natural del que habl¨¢bamos antes, porque, si lo piensas detenidamente, al final toda esta comedura de cabeza tiene que ver m¨¢s con la presi¨®n social, con lo que deber¨ªas ser o d¨®nde deber¨ªas haber llegado al cumplir los 40.
Confirma mi teor¨ªa el profesor de historia de la medicina de la Universidad de Exeter Mark Jackson, quien pidi¨® en el transcurso de una conferencia en la Royal Society que, por favor, dej¨¢ramos de trivializar el tema de la crisis de la mediana edad, ya que puede ser f¨¢cilmente el primer signo de una crisis depresiva. "Ya no es un fen¨®meno biol¨®gico, como se pensaba en el siglo pasado, sino que el sentir que llegas a los 40 sin alcanzar el ¨¦xito que alguna vez se esper¨® de ti, respecto a tus relaciones personales y al trabajo, se debe a factores culturales y sociales. Por ello, hay que ayudar a estas personas a mantener sus relaciones y carreras en un momento en el que la presi¨®n les puede hacer cometer un error (dejarlo todo porque la presi¨®n social les hace sentir que ni ese trabajo ni esa pareja es suficiente). Es necesario abordar el d¨¦ficit de informaci¨®n que existe sobre c¨®mo navegar por estos a?os", explic¨® en la conferencia.
Dicen algunos que te das cuenta de que est¨¢s atravesando una crisis de la mediana edad cuando te descubres a ti mismo espiando a tus ex en las redes sociales (que son una trampa para la soledad), y tienen raz¨®n; un s¨ªntoma de estar pasando por esta crisis es cuando te embarga la nostalgia. Seguro que hubo ¨¦pocas gloriosas en nuestras vidas, y est¨¢ bien recordarlas, pero eso no significa que sea algo normal desear regresar a ellas. Los a?os de universidad, por ejemplo, fueron memorables, pero ?volver a las aulas, de verdad me apetece? Creo personalmente que aquello pas¨®, que estar¨ªa desubicada, y, sobre todo, no creo estar preparada para que mis juergas queden recogidas en las redes sociales. Todo lo que pas¨® en la uni se queda en la uni y, lejos querer regresar, solo puedo expresar mi agradecimiento inmenso a la tecnolog¨ªa por haber retrasado la llegada del smartphone hasta que pasaran mis locos a?os 20. No es cierto que cualquier tiempo pasado fuera mejor, por ello, de todas las citas c¨¦lebres que existen sobre la mediana edad, mi preferida es una de Eleanor Roosevelt: "La ¨²nica vez que vives plenamente es de 30 a 60. Los j¨®venes son esclavos de los sue?os, los viejos sirvientes del arrepentimiento. Solo los de mediana edad tienen todos sus cinco sentidos para mantener su ingenio".
Respecto a aquellos a?os, recuerdo que lo ¨²nico que me preocupaba de mis amigas era si determinado chico les hab¨ªa hecho caso o si la resaca estaba siendo llevadera. No s¨¦ exactamente cu¨¢ndo pas¨®, pero aquellas conversaciones dieron paso a compartir otro tipo de confidencias: las que afectan a los problemas de salud que est¨¢n viviendo sus padres, las relacionadas con la educaci¨®n de los hijos, las malas y buenas etapas que atraviesan con sus parejas, su estabilidad laboral... Lo mismo ocurre con tus padres, ?acaso hace 20 a?os te obsesionaba tanto su estado de salud como ahora? Atravesar por esta crisis me ha hecho empatizar m¨¢s con ellos. Como se?ala un estudio, cuantos m¨¢s conflictos tenemos que hacer frente en nuestra vida, m¨¢s empatizamos con los dem¨¢s.
Por ejemplo, ahora veo en mis amigas algo m¨¢s que personas con la que me gusta salir y divertirme, he comenzado a observar a aquellos que quiero con otros ojos, los de la admiraci¨®n al descubrir c¨®mo se han convertido en mujeres fuertes e independientes que crecen en sus carreras profesionales, superan retos de salud complicados, salen de crisis econ¨®micas o sobreviven a divorcios dif¨ªciles. Y qu¨¦ decir de c¨®mo te cambia la percepci¨®n sobre tus padres.
La crisis trae cambios positivos para la salud
S¨ª, todas estas dudas y disquisiciones, inevitablemente terminan afectando a la vida en pareja. El resultado no tiene que estar directamente relacionado con la disminuci¨®n de la frecuencia en el sexo, pero todo afecta. No es f¨¢cil decirle a tu compa?ero de vida: "Unilateralmente he decidido dejar el trabajo porque no me hace feliz, a partir de ma?ana contamos con un sueldo menos" y terminar los dos tan contentos disfrutando de buen sexo como si esa conversaci¨®n nunca hubiera existido, y no fuera a afectar a toda la familia. Por cosas como esta y muchas m¨¢s, no es de extra?ar que los divorcios y las crisis de pareja aparezcan en esta franja de edad. Me lo confirma la psic¨®loga y terapeuta de pareja Teresa Vaquero: "Las mujeres comienzan antes a notar que se est¨¢n produciendo cambios en ellas. Muchas, a los 30 a?os, ya se dan cuenta que han comenzado otra fase, pero en general es un proceso m¨¢s progresivo, que se va produciendo m¨¢s lentamente y, por ello, se trata de una transici¨®n m¨¢s llevadera. En los hombres, sin embargo, ocurre de repente, normalmente ocurre entrados los 40, por lo que resulta m¨¢s abrupto". Vaquero cuenta que las parejas acuden a terapia porque hay un malestar, algo que falta en sus vidas, pero tambi¨¦n se?ala que estas crisis, la mayor¨ªa de las veces, no tienen demasiada trascendencia porque ambos terminan por adaptarse a los cambios que est¨¢n viviendo y seguir el camino juntos.
"No se encuentran a gusto con su cuerpo, notan que envejecen y comienzan a analizar esas cosas que no han hecho en la vida y que les gustar¨ªa hacer. Estos cuestionamientos pueden resultar positivos, ya que la mayor¨ªa de las personas optan por hacer algo al respecto: un viaje juntos, perder peso, dejar el alcohol, hacerse un retoque est¨¦tico, comenzar a correr, apuntarse al gimnasio o a clases de baile". Es cierto, a m¨ª me sirvi¨® para dejar de fumar, pero es solo un ejemplo de c¨®mo esta revisi¨®n que hacemos puede servir para incorporar cambios que nos van a ayudar a sentirnos bien sin desequilibrar demasiado nuestras vidas. Seg¨²n el estudio de la empresa BUPA, a los 30 a?os las mujeres empiezan dejando el alcohol y el tabaco y se apuntan al gimnasio, mientras que los hombres esperan a los 40 para llevar a cabo los nuevos y saludables prop¨®sitos, que ya no son comprarse la moto o el deportivo, sino hacerse vegetariano, correr una marat¨®n o apuntarse a una Tough Mudder, una carrera militar de obst¨¢culos imposibles.
Pero hay otras crisis que no son tan pasajeras y que necesitan cambios mucho m¨¢s profundos, cambios que a veces no se hacen bien y que pueden desembocar en situaciones complicadas. "Hablamos de cuestionar tu relaci¨®n de pareja, si est¨¢s o no enamorado. Esto es algo que tambi¨¦n se puede plantear directamente con la pareja, porque en algunos casos se habla y, a ra¨ªz de plantear estos sentimientos, la relaci¨®n mejora. Pero el problema llega cuando comienzas a buscar la soluci¨®n por tu cuenta, porque entonces lo que suele ocurrir es que se suelen tomar decisiones que ponen en peligro tu equilibrio de vida y de pareja, como, por ejemplo, cuando uno opta por buscar la satisfacci¨®n sexual fuera", cuenta la terapeuta. ?Y qu¨¦ ocurre tras esa relaci¨®n extramatrimonial? "Puede que te haga sentir bien ¡ªa?ade Teresa Vaquero¡ª, por lo que el trance de separarte y todo lo que conlleva te habr¨¢ servido para encontrarte a ti mismo y ser feliz. Pero tambi¨¦n puede suceder que despu¨¦s de dejar a la pareja (e incluso de acompa?ar esta decisi¨®n con otras como la de dejar el empleo) te encuentras con que a¨²n no eres feliz".
En estos casos, "la crisis de la mediana edad ha sacado a la luz un problema real que necesita tratamiento, ya que puede desenmascarar una depresi¨®n (por ejemplo, algo que se suele dar en personas que nunca han hecho en la vida lo que ellas quer¨ªan, que no saben qui¨¦nes son ni lo que quieren hacer con sus vida)", dice la experta. Este momento de la vida supone un gran reto, es como una prueba de fuego que nos pone la vida antes de pasar a otra fase de nuestro ciclo vital. La psic¨®loga M¨®nica Fabra tambi¨¦n lo ve de esta manera. "El reto consiste en poder vivir asumiendo las responsabilidades que nos corresponden como adultos sin renunciar a aquellas cosas que son importantes para nosotros".
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