"Hay muchas farmac¨¦uticas en busca de la pastilla contra la obesidad. Pero a¨²n no existe nada efectivo"
Guadalupe Sabio, cient¨ªfica experta en enfermedades asociadas al exceso de peso, alerta sobre lo f¨¢cil que es caer en ¨¦l y lo dif¨ªcil que es salir. Y avisa: "El sobrepeso saludable es imposible"
Guadalupe Sabio (42 a?os) es una de las cient¨ªficas m¨¢s brillantes de Espa?a. Desde el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), y al frente de un equipo de once personas (nueve de ellas, mujeres), se adentra en los vericuetos de las serias enfermedades asociadas a la obesidad. En su haber, el Premio Impulsa de la Fundaci¨®n Pr¨ªncipe de Girona, que promueve la investigaci¨®n y la creatividad, o el reconocimiento de la Fundaci¨®n L'Oreal-Unesco, que la galardon¨® por su estudio sobre la relaci¨®n entre la obesidad y el c¨¢ncer hep¨¢tico y la diabetes, dos de las patolog¨ªas que m¨¢s ocupan su tiempo.
- P. ?Se puede estar gordo y sano?
- R. La obesidad saludable no existe. Estoy en contra de ese concepto. Ni siquiera el sobrepeso saludable, desenga?¨¦monos. El sobrepeso es una se?al de alarma, algo que te indica que la cosa no va bien y tienes que cambiar de h¨¢bitos. Porque puede ir a m¨¢s. E incluso aunque no vaya: una persona obesa tiene 6 veces m¨¢s posibilidades de tener diabetes que alguien en su peso, y una persona con sobrepeso, el doble. Si alguien cree que le sobra peso, deber¨ªa ir al m¨¦dico, que sabr¨¢ valorarlo y aconsejarle.
- P. ?Qu¨¦ otras enfermedades est¨¢n claramente asociadas al exceso de kilos?
- R. Adem¨¢s de la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, el fallo renal, las enfermedades de la ves¨ªcula biliar y algunos tipos de c¨¢ncer, como el hep¨¢tico, el de ovarios o el biliar.
- P. Usted ha dicho que la grasa es un ¨®rgano m¨¢s. Y que en el caso de los obesos, est¨¢ funcionando mal. Entonces, ?no se trata solo de una cuesti¨®n de h¨¢bitos?
- R. Los h¨¢bitos son cruciales para la prevenci¨®n. Pero una vez que te conviertes en obeso, entras en un c¨ªrculo vicioso. Claro que tu estilo de vida sigue importando, pero hay algo m¨¢s. La grasa tiene funciones clave en nuestro organismo y, entre ellas, le dice al cerebro cu¨¢nta hambre tenemos. Y no solo eso: le dice al h¨ªgado c¨®mo tiene que funcionar, al coraz¨®n c¨®mo tiene que latir¡ En resumen, estamos ante un nuevo ¨®rgano endocrino que, cuando estamos obesos, empieza a funcionar peor, secretando prote¨ªnas de forma an¨®mala. Esto influye en que desarrollemos enfermedades secundarias. Y determina el c¨ªrculo vicioso de la obesidad: a una persona obesa le cuesta mucho m¨¢s adelgazar, porque la grasa empieza a secretar esta prote¨ªna en mucha m¨¢s cantidad, y el cerebro no es capaz de responder. El problema es que esa prote¨ªna, en condiciones normales, le estar¨ªa diciendo a ese ¨®rgano que ya no queremos comer m¨¢s. El mensaje de saciedad falla. Por eso, las personas obesas muchas veces tienen tanta hambre.
"El machismo en la investigaci¨®n se ha reflejado en c¨®mo se investigaba, haciendo estudios solo con los machos, debido a un mito de que no se pueden utilizar hembras porque tienen las hormonas alteradas y eso afecta a los ensayos. Por fortuna, ya est¨¢ casi superado"
- P. Visto as¨ª, resulta casi imposible dejar de ser obeso sin una ayuda extra.
- R. Y ese es el objetivo de la investigaci¨®n: conseguir ofrecer esa ayuda que se sume al cambio de h¨¢bitos. Muchos grupos estamos investigando diferentes mecanismos que podr¨ªamos utilizar para que un sujeto obeso aumente su metabolismo basal, es decir, gaste m¨¢s energ¨ªa y esto le ayude a perder peso. Entre esas posibles dianas, est¨¢ la grasa parda: si fu¨¦ramos capaces de activarla, subir¨ªamos un poquito la temperatura corporal de la persona, algo que ayudar¨ªa. Tambi¨¦n hay estudios que indican que cambiando la flora intestinal podr¨ªamos reducir la obesidad en los pacientes. Y hay bastantes estudios que se?alan que nuestro intestino secreta una serie de prote¨ªnas (p¨¦ptidos) que regulan el metabolismo, por lo que modificarlas podr¨ªa ser una soluci¨®n. Hay muchas empresas farmac¨¦uticas intentado encontrar una pastilla contra la obesidad. Pero todav¨ªa no existe nada efectivo.
- P. Y hasta que llegue, ?qu¨¦ nos queda?
- R. Los h¨¢bitos saludables. Reducir el consumo alimenticio, sobre todo de grasas y az¨²cares simples. Y hacer ejercicio. Hay determinados tipos de cirug¨ªas para gente muy muy obesa. Y, en general, se ha visto que tienen un efecto beneficioso si la persona que se somete a ella est¨¢ dispuesta despu¨¦s a comer menos (si no, vuelves a lo mismo).
- P. ?Qu¨¦ opini¨®n le merecen t¨¦cnicas anta?o tan populares como la liposucci¨®n?
- R. Que todav¨ªa hace falta entenderla mejor. La liposucci¨®n es una t¨¦cnica est¨¦tica de la que no sabemos si tendr¨¢ repercusiones positivas o negativas en la salud. Es verdad que, cuando se hace, se intenta sacar un tipo de grasa hipertrofiada, esa de la que decimos que est¨¢ mal distribuida, pero no hay estudios a fondo para saber si podr¨ªa ser incluso perjudicial. Porque, al fin y al cabo, estamos quitando parte de un ¨®rgano¡
- P. Si cada vez tenemos m¨¢s informaci¨®n, ?por qu¨¦ al mismo tiempo no dejamos de engordar?
- R. Comemos mal. Es verdad que s¨ª somos capaces de identificar qu¨¦ deber¨ªamos comer, pero lo combinamos con productos precocinados que no sabemos qu¨¦ llevan. Por ejemplo, te preparas una ensalada, pero la ali?as con una salsa empaquetada que es una bomba de grasa. Este tipo de cosas son muy habituales. El problema son las prisas y el estilo de vida, que nos llevan a elegir alimentos muy procesados o a comer fuera demasiado a menudo. Todo esto hace que aunque sepamos qu¨¦ deber¨ªamos comer, no somos capaces de saber lo que hay en nuestro plato. Y necesitamos ser capaces de identificarlo.
- P. ?Qu¨¦ papel juega la gen¨¦tica en que lleguemos a ser obesos?
- R. Uno importante. Pero tambi¨¦n es cierto que uno tiene que ser consciente de que si tiene un metabolismo que no quema demasiada grasa, no puede comer como el que est¨¢ todo el d¨ªa corriendo. Tenemos que intentar adaptarnos al metabolismo que nos ha tocado. Tambi¨¦n hay un componente gen¨¦tico relevante en el hambre que tenemos, aunque a¨²n nos cuesta mucho cuantificarlo. Una vez que lo sepamos, e identifiquemos qu¨¦ genes y prote¨ªnas hay involucrados, se dar¨¢ un paso importante en la lucha contra la obesidad.
- P. Mientras tanto, ?pueden ayudar los test de nutrigen¨¦tica?
- R. Est¨¢n en un punto muy verde. Hay poca ciencia real tras ellos. El problema de la obesidad es epid¨¦mico y de salud mundial. Si hubiera un test milagroso, ya lo estar¨ªamos utilizando.
- P. ?Ha afectado tambi¨¦n el machismo al modo en que se investigan las enfermedades relacionadas con la obesidad?
- R. S¨ª. Muchos de los estudios hoy en d¨ªa se hacen en machos. Pero, por fortuna, la cosa est¨¢ cambiando de manera muy r¨¢pida. El mito de que no se pueden utilizar hembras porque tienen las hormonas alteradas y eso afecta a los ensayos, est¨¢ casi superado. Hoy en d¨ªa, las directrices europeas y americanas son claras: hay que usar machos y hembras en todos los estudios.
- P. Es clara la falta de referentes en la ciencia para las ni?as. ?Cu¨¢les fueron los suyos?
- R. Los encontr¨¦ de m¨¢s adulta: Mar¨ªa Blasco y Ana Cuenda, mi jefa de tesis. Hay que animar a las ni?as a que se busquen referentes cercanos: una profesora, una investigadora que est¨¢ empezando¡ Pero para eso necesitamos mujeres haciendo cosas en todos los sitios.
- P. Usted, adem¨¢s, es madre de tres hijos. ?Le ha resultado dif¨ªcil compaginarlo con su carrera?
- R. No, porque tengo una pareja que se implica al 50%. No habr¨ªa sido capaz de otra manera. Mi marido y yo ajustamos las agendas para poder estar con ellos. La familia la montamos entre los dos, y el compromiso de tener ni?os fue de ambos. Necesitamos que todas las parejas lo entiendan, y que criemos desde la igualdad a nuestros hijos, que vean con naturalidad que tanto el padre como la madre son trabajadores. Solo as¨ª habr¨¢ un cambio generacional.
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