A un (dif¨ªcil) paso para una vacuna espa?ola contra la tuberculosis
Una inmunizaci¨®n muestra su seguridad, pero le falta probar su eficacia en un ensayo cl¨ªnico complicado. De lograrlo ser¨ªa uno de los grandes avances m¨¦dicos de los ¨²ltimos a?os
Los investigadores llevan m¨¢s de 100 a?os buscando una vacuna para la tuberculosis, la enfermedad infecciosa que m¨¢s mata. La que existe tiene m¨¢s de un siglo y solo es eficaz en la variante diseminada y visceral, no contra la pulmonar, la m¨¢s peligrosa por su gran capacidad de contagio. Una investigaci¨®n espa?ola acaba de dar un nuevo paso para sustituir a esta arcaica inmunizaci¨®n y ser la bala de plata que acabe con una dolencia que cada a?o se cobra 1,5 millones de vidas. Para ello, todav¨ªa tendr¨¢ que superar varios ensayos cl¨ªnicos.
La investigaci¨®n se remonta m¨¢s de 20 a?os atr¨¢s, cuando en la Universidad de Zaragoza comenzaron estudiar c¨®mo debilitar a la bacteria para introducirla en el cuerpo humano y provocar una reacci¨®n inmune que protegiese contra ella. Pero el experimento sobre el terreno comenz¨® en 2015 en Sud¨¢frica, tras unas primeras pruebas en adultos en Suiza: una vez se hab¨ªa fabricado un f¨¢rmaco con el bacilo atenuado, se trataba de comprobar si era seguro en ni?os. Los resultados se acaban de publicar en la revista Lancet Respiratory Medicine y muestran que, efectivamente, tiene la misma seguridad que la antigua (conocida como BCG) y que la capacidad del sistema inmunitario para responder a la tuberculosis es mayor y m¨¢s sostenida en el tiempo.
La vacuna, de nombre MTBVAC, es segura y se ha observado una respuesta del organismo prometedora. En jerga cient¨ªfica, ha superado la fase 1b. Tiene por delante una serie de pruebas que determinar¨¢n si es capaz de prevenir la enfermedad. No ser¨¢ nada sencillo. Ya est¨¢ en marcha la etapa 2b, que tratar¨¢ de ajustar las dosis que son necesarias y suficientes para provocar inmunizaci¨®n prolongada en un lugar de alta prevalencia: tambi¨¦n Sud¨¢frica, el pa¨ªs m¨¢s end¨¦mico. Los resultados se conocer¨¢n previsiblemente el a?o que viene.
Y aqu¨ª llegar¨¢ el momento clave. La fase 3. Consiste en vacunar con la dosis que se haya determinado en las anteriores a miles de ni?os, observarlos durante unos a?os y comprobar si el n¨²mero de casos es sustancialmente inferior al que se produce con la BGC. Si la respuesta es negativa se habr¨¢ cerrado un esperanzador camino. Pero si es afirmativa estaremos ante uno de los descubrimientos m¨¦dicos m¨¢s importantes de las ¨²ltimas d¨¦cadas; aunque es una enfermedad a priori curable, numerosas trabas ¡ªsobre todo la falta de diagn¨®stico, que provoca que muchos enfermos no sepan que la padecen y sigan transmiti¨¦ndola¡ª hacen que su reducci¨®n en todo el mundo vaya demasiado lenta como para conseguir el objetivo mundial de acabar con la epidemia en 2030. De hecho, al ritmo actual esto no se conseguir¨ªa hasta finales del siglo que viene. Mientras, sigue matando a cientos de miles de personas e infectando a 10 millones cada a?o. Y las resistencias de la bacteria a los antibi¨®ticos existentes la hacen cada vez m¨¢s peligrosa.
La vacuna tiene por delante una serie de pruebas que determinar¨¢n si es capaz de prevenir la enfermedad. No ser¨¢ nada sencillo
Pero llegar a la fase 3 tampoco ser¨¢ f¨¢cil. Es car¨ªsimo. El promotor de esta investigaci¨®n, Biofabri (empresa biofarmac¨¦utica espa?ola responsable del desarrollo industrial y cl¨ªnico), en colaboraci¨®n con la Universidad de Ciudad del Cabo (SATVI, la iniciativa sudafricana de vacuna para la tuberculosis), la iniciativa europea para la vacuna (TBVI) y la Universidad de Zaragoza no podr¨ªan ponerla en marcha sin ayuda financiera. ¡°Con un f¨¢rmaco tan esperanzador es una obligaci¨®n moral darle un impulso definitivo que sirva para determinar si puede ser una vacuna eficaz¡±, asegura Carlos Mart¨ªn, uno de los investigadores. Reclama fondos de Gobiernos e instituciones filantr¨®picas para que impulsen las pruebas, como se hiciera con la vacuna contra el ¨¦bola, cuya aprobaci¨®n se aceler¨® por el peligro para la salud p¨²blica que supon¨ªa. ¡°Si es verdad que funciona va a salvar miles de vidas ya¡±, concluye.
Uno de los grandes obst¨¢culos que se encontrar¨¢ esa fase 3, aun si consigue fondos, es que la tuberculosis no tiene buenos marcadores inmunol¨®gicos que sean capaces de predecir si la vacuna va a ser efectiva o no. Se calcula que entre una cuarta parte y un tercio de la poblaci¨®n mundial est¨¢ infectada por bacilo sin desarrollar la enfermedad. Y en lugares end¨¦micos esta proporci¨®n se multiplica. As¨ª que es complicado distinguir si el organismo ha desarrollado defensas por la vacuna o por esta frecuente infecci¨®n. Como explica Mart¨ªn, una persona sana que se contagie y no desarrolle la enfermedad en el primer a?o queda protegida de nuevas infecciones. Los problemas vienen cuando falla el sistema inmunitario (la tuberculosis es especialmente letal para portadores del VIH), cuando hay mala alimentaci¨®n o con edades avanzadas.
La nueva vacuna tiene ¡ªal menos sobre el papel¡ª todas las ventajas de una infecci¨®n en cuanto a protecci¨®n sin sus inconvenientes, ya que la bacteria tiene suprimidos los genes que la hacen virulenta y peligrosa. Es una inmunizaci¨®n con el m¨¦todo m¨¢s cl¨¢sico, no muy distinto del que us¨® Louis Pasteur a finales del siglo XIX cuando invent¨® las vacunas
Alberto Garc¨ªa-Basteiro, investigador del instituto de salud ISGlobal, se muestra optimista, pero prudente ante este avance: ¡°Otros candidatos hab¨ªan demostrado buenos datos de inmunogenicidad en fases 1, y luego han fallado en demostrar protecci¨®n contra la enfermedad¡±. Estudiar si MTBVAC previene contra infecci¨®n tuberculosa en la gente vacunada es un gran desaf¨ªo. De todas formas, los resultados muestran que esta vacuna es segura y parece que produce una respuesta inmune m¨¢s potente que la BCG, lo cual es esperanzador¡±.
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