Los amores prohibidos de lord y lady Mountbatten
El t¨ªo favorito del pr¨ªncipe Carlos era, seg¨²n una nueva biograf¨ªa, bisexual y aficionado a los j¨®venes militares. ¡°Pasamos nuestro matrimonio meti¨¦ndonos en las camas de otros¡±, lleg¨® a afirmar
De lord Louis Mountbatten, el estimado mentor del pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra en su juventud, ha quedado para los brit¨¢nicos el recuerdo terrible de su asesinato por el IRA en 1979. Tambi¨¦n su condici¨®n de ¨²ltimo virrey de la India, forzado a entregar la joya de la corona del imperio y sellar la independencia del subcontinente.
A las puertas del 40? aniversario de su muerte?¡ªque se cumple hoy¡ª, el pasado jueves sali¨® a la venta un libro que se ha atrevido a adentrarse en una faceta privada m¨¢s indiscreta del personaje, que relata los avatares de su matrimonio abierto con lady Edwina y, por primera vez, descubre la afici¨®n del arist¨®crata y diplom¨¢tico por chicos muy j¨®venes. El autor, Andrew Lownie, sustenta la informaci¨®n en archivos desclasificados del FBI estadounidense.
Las revelaciones que inserta el t¨ªtulo Los Mountbatten: their lives and loves (sus vidas y amores)?van a tocar una fibra sensible de la familia real inglesa: un miembro de la nutrida prole de bisnietos de la reina Victoria, adem¨¢s de t¨ªo materno del duque Felipe de Edimburgo ¡ªel marido de Isabel II¡ª y t¨ªo abuelo del pr¨ªncipe?Carlos, hoy heredero de la corona brit¨¢nica. El pariente al que todos apodaban Dickie, una personalidad de arrollador atractivo, fue consejero informal pero privilegiado de la actual monarca inglesa en los primeros a?os de su reinado. Y, m¨¢s tarde, una suerte de figura paterna para su primog¨¦nito, Carlos.
¡°Pasamos nuestra vida matrimonial meti¨¦ndonos cada uno en las camas de otros¡±, lleg¨® a admitir lord Mountbatten en un momento de debilidad y como resumen de su matrimonio con Edwina Ashley, tambi¨¦n arist¨®crata y heredera de una ingente fortuna. Se casaron en 1922 y, a los dos a?os, emprendieron rumbo a Nueva York en compa?¨ªa del entonces pr¨ªncipe de Gales, el futuro y ef¨ªmero rey Eduardo VIII, que entreg¨® el trono supuestamente por el amor de Wallis Simpson.?Entonces? Louis se puso enfermo y su mujer no quiso que aquella amigdalitis le aguara la fiesta. A lo largo de la traves¨ªa, flirte¨® noche tras noche con j¨®venes atra¨ªdos por una mujer guapa y rica, pero solo tras su desembarco estadounidense recab¨® al primer amante. Le siguieron muchos m¨¢s.
Hasta aqu¨ª el libro no presenta grandes novedades sobre la historiograf¨ªa oficiosa de una pareja que acab¨® cerrando un pacto para capear el esc¨¢ndalo que se cern¨ªa sobre la casa de los Windsor: Edwina apoyar¨ªa a su marido en su carrera y a cambio cada uno se labrar¨ªa sus propias aventuras sexuales. La promiscuidad de ella lleg¨® a ser objeto de algunos art¨ªculos que consiguieron superar la f¨¦rrea censura de aquellos tiempos. Y que tuvieron su pico cuando una columnista brit¨¢nica aventur¨® que hab¨ªa entablado relaciones con un hombre ¡°de color¡±, el int¨¦rprete Paul Robeson, aupado al ¨¦xito gracias a su Otelo en el West End. Se daba por hecho que lord Mountbatten tambi¨¦n dorm¨ªa en otros lechos, pero en la ¨¦poca aquello no se le ten¨ªa en cuenta.
Otros rumores, m¨¢s soterrados, sobre la supuesta bisexualidad de Dickie siempre toparon con el bloqueo del establishment. Las relaciones gais estaban penadas entonces con la c¨¢rcel. Algunos de los documentos secretos recopilados por los servicios de inteligencia estadounidenses a lo largo de tres d¨¦cadas son ahora recogidos en un libro que le atribuye una especial debilidad por los hombres j¨®venes, y en especial los uniformados.
¡°Esa perversi¨®n¡±, sosten¨ªa la baronesa Decies, amiga de la reina madre, en sus contactos con el FBI, ¡°le incapacita para cualquier clase de operaci¨®n militar¡±, seg¨²n reza uno de los pocos archivos que no acabaron destruidos. El ch¨®fer de lord Mountbatten en su consiguiente destino en Malta tambi¨¦n confirm¨® sus frecuentes visitas a un burdel gay frecuentado por oficiales de la marina. El relato del libro incluye posteriores testimonios de los a?os sesenta y setenta sobre las artes seductoras del arist¨®crata centradas en oficiales y alg¨²n marinero, todos ellos muy j¨®venes.
El libro sostiene que tambi¨¦n hubo muchas mujeres en su vida, entre ellas la estrella hollywoodense Shirley MacLaine, y que las andanzas del lord no iban a la zaga de las de Edwina. Pero hasta ahora ella siempre hab¨ªa sido el foco de su disfuncional matrimonio. Un cap¨ªtulo especial en la vida de lady Mountbatten fue su estrecha relaci¨®n con el futuro fundador de la India independiente, Jawaharlal Nehru, cuando ¨¦l era primer ministro y ella ejerc¨ªa de esposa del ¨²ltimo gobernador brit¨¢nico. Un secreto a voces. ¡°Nehru era un viudo que estaba solo en la c¨²spide del poder, y mi madre se convirti¨® en su confidente¡±, confirmaba hace doce a?os en otro libro la hija menor de los Mountbatten, Pamela (Hicks es su apellido de casada). Siempre ha quedado en el aire si se trat¨® de un amor plat¨®nico por ambas partes o si hubo algo m¨¢s.
Edwina muri¨® en 1960, dejando tras de s¨ª una reputaci¨®n de mujer disoluta para los cerrados par¨¢metros de la ¨¦poca. Las variadas aficiones sexuales de Louis fueron en cambio enterradas bajo un c¨®digo de silencio. Y solo han salido a la luz cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de que estallara una bomba colocada por los terroristas en el barco en el que navegaba por aguas cercanas al Ulster. Ten¨ªa 79 a?os y una reputaci¨®n impoluta.
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