Estudios para la madurez activa
La generaci¨®n que luce canas vuelve a clase para formar parte de la econom¨ªa del futuro
La poblaci¨®n europea, especialmente la espa?ola, est¨¢ envejeciendo a toda velocidad. Entre 1998 y 2018, el porcentaje de residentes en Espa?a mayores de 65 a?os pas¨® del 16,3% al 19,1% de la poblaci¨®n. Hay 2,9 millones de mayores de 80 a?os: un 6,1% del total frente al 3,7% de hace 20 a?os, mientras que el n¨²mero de centenarios se ha cuadruplicado.
Pero como cualquier persona que haya ido a uno de los 13 conciertos de los Rolling Stones el a?o pasado puede dar fe, envejecer en el siglo XXI es un concepto totalmente distinto. En Espa?a, la esperanza de vida al nacer supera los 83 a?os y es el pa¨ªs de la Uni¨®n Europea con la tasa de mortalidad m¨¢s baja. Y lo que es m¨¢s importante: en cada vez m¨¢s casos, los avances de la medicina y del cuidado de la salud, de la alimentaci¨®n y de la forma f¨ªsica permiten tener una vida plenamente satisfactoria hasta bien pasada la edad de jubilaci¨®n. "Las personas que superan los 55 cada vez est¨¢n m¨¢s activas, m¨¢s preocupadas en seguir trabajando", se?ala I?aki Ortega, de Deusto Business School, coautor (con Antonio Huertas, presidente de Mapfre) del libro La revoluci¨®n de las canas.
Es una generaci¨®n m¨¢s activa y m¨¢s dispuesta a cambiar y, sobre todo, a aprender. Cuando se le pregunta c¨®mo han cambiado los alumnos en los 20 a?os que lleva abierta la Universidad Francisco Yndur¨¢in, en Aoiz (Navarra), su director acad¨¦mico, Salva Guti¨¦rrez, es tajante: "No tienen nada que ver", declara. "Son jovenc¨ªsimos a sus 60 a?os". Esto ha hecho que cada vez m¨¢s mayores hayan decidido tomar un curso universitario especializado para ellos.
M¨¢s del 20% al a?o
Las estad¨ªsticas del Ministerio de Educaci¨®n no desglosan la poblaci¨®n universitaria por edades m¨¢s all¨¢ de los 30 a?os. Seg¨²n las cifras de la Asociaci¨®n Estatal de Programas Universitarios para Personas Mayores (AEPUM), desde 2005 el n¨²mero de estudiantes de estos programas ha crecido todos los a?os (a excepci¨®n del curso 2013-2014), pasando de 23.000 hace 14 a?os a 63.173 en el curso 2018-2019, un auge de m¨¢s del 20% al a?o de media. Y con el aumento de la demanda tambi¨¦n ha venido el de la oferta: si hace una d¨¦cada eran 31 las universidades que formaban parte de la AEPUM, ahora son 46. Pero estas cifras no incluyen a los mayores matriculados en cursos regulares.
"Por un lado queremos contribuir a la integraci¨®n del colectivo de mayores en la sociedad, facilit¨¢ndoles una actividad que les adapte a las exigencias de la sociedad cient¨ªfica y tecnol¨®gica actual", explica Jos¨¦ Antonio P¨¦rez L¨®pez, director del Programa Universidad para los Mayores de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. "Tambi¨¦n queremos mejorar su calidad de vida fomentando sus capacidades intelectuales y la adopci¨®n de costumbres saludables, as¨ª como potenciar los h¨¢bitos de convivencia y tolerancia interpersonales e intergeneracionales".
?Qu¨¦ se estudia en los cursos para mayores? "Las carreras que tienen m¨¢s demanda son las relacionadas con la historia y la historia del arte", explica Antonio Rodr¨ªguez Mart¨ªnez, presidente de AEPUM. "Tambi¨¦n hay muchas materias de tipo experimental y cient¨ªfico". El perfil de los estudiantes est¨¢ cambiando, no obstante. "La gente que ahora est¨¢ cumpliendo 50 a?os naci¨® en los a?os sesenta", explica Rodr¨ªguez Mart¨ªnez. "Es decir, gente que ya est¨¢ escolarizada bajo el plan de 1970, que introdujo la educaci¨®n obligatoria en Espa?a. Y al contrario que las generaciones anteriores, que quer¨ªan ir a la universidad porque nunca hab¨ªan tenido la oportunidad, en muchos casos es gente que ya tiene una carrera. Y, por tanto, ya quieren hacer algo diferente, mientras que a los anteriores las materias casi les daban igual".
El aumento de la esperanza y de la calidad de vida de los mayores es un triunfo para la humanidad, pero un desaf¨ªo para su sociedad y su econom¨ªa. Junto con el descenso de la natalidad (que parece acompa?ar inexorablemente al desarrollo econ¨®mico), la poblaci¨®n activa tiende a caer en todas las sociedades desarrolladas. Espa?a, no obstante, est¨¢ a¨²n por debajo de la media europea en la tasa de dependencia (por cada 10 personas que trabajan hay 2,9 jubiladas, seg¨²n las ¨²ltimas cifras de Eurostat).
En estas circunstancias, ser¨ªa l¨®gico considerar que esa prolongaci¨®n de la edad activa se hiciera extensiva al mercado de trabajo. "Hoy, a los 60 a?os, tenemos la salud que ten¨ªamos a los 40 y 45", apunta Ortega. "Adem¨¢s, los trabajos intensivos en mano de obra, que requieren mucho esfuerzo f¨ªsico, son cada vez menos". "Tenemos un entorno en el que las instituciones desincentivan seguir trabajando", contin¨²a Ortega. "Tenemos m¨¢s expedientes de regulaci¨®n de empleo y m¨¢s prejubilaciones que nunca. La Seguridad Social todav¨ªa desincentiva la jubilaci¨®n parcial y es muy dif¨ªcil conciliar pensi¨®n y trabajo".
No solo se tiende a prescindir de los empleados m¨¢s mayores; tampoco se valora lo que pueden aportar cuando siguen en la empresa. Seg¨²n Ortega, esto est¨¢ cambiando. "Est¨¢n empezando a valorar talento como la resiliencia o la capacidad de gestionar crisis", apunta. "Tampoco los j¨®venes tienen tanta lealtad hacia las compa?¨ªas. ?Qui¨¦n va a ense?ar la cultura, los valores de una empresa?". "Es una cuesti¨®n de competitividad", consideraba Francisco Mesonero, director general de la Fundaci¨®n Adecco, en la presentaci¨®n del informe Tu edad es un tesoro. "En ning¨²n caso la edad garantiza la adecuaci¨®n del candidato al puesto de trabajo y, adem¨¢s, desechar a un profesional por tener m¨¢s de 45 o 50 a?os es renunciar a la diversidad de valores que un s¨¦nior puede aportar, como la experiencia o la madurez".
Todo esto tiene un efecto negativo en la econom¨ªa espa?ola. "La utilizaci¨®n relativamente limitada de las competencias en el puesto de trabajo y la escasa implementaci¨®n de pr¨¢cticas innovadoras en el entorno laboral conllevan un desperdicio de talento que bien podr¨ªa destinarse a potenciar la productividad y competitividad de las empresas", apunta un informe de la OCDE.
"Es algo que no se valora por parte de las instituciones: en muchos casos, te jubilas y est¨¢s en la calle", considera Guti¨¦rrez. Pero no todo es pesimismo. "Las cifras que nos da el Monitor Global de Emprendimientos nos cuentan que hay m¨¢s emprendedores de m¨¢s de 55 a?os que de menos de 30", considera Ortega.
Eso s¨ª, no se puede universalizar la prolongaci¨®n de la vida laboral. "Hay gente con 50 a?os que no est¨¢ para trabajar y gente con 70 que s¨ª", apunta Guti¨¦rrez. Adem¨¢s, hay una barrera cultural enorme: evidentemente, por mucho que el cuerpo permita seguir trabajando, la opci¨®n de jubilarse casi siempre ser¨¢ mejor bienvenida. "No se trata de seguir trabajando igual, ocho horas al d¨ªa, hasta que cumplas los 70", apunta Ortega. Se pueden buscar formas m¨¢s flexibles, uno, dos d¨ªas a la semana. Sobre todo, esto no puede asustar a la gente". "A partir de una determinada edad, lo que buscan es una oportunidad, no un trabajo de 40 horas", considera Rodr¨ªguez Mart¨ªnez.
El problema fundamental a la hora de incorporar a los mayores espa?oles al mercado laboral es su baj¨ªsimo nivel educativo. Seg¨²n las cifras del INE, m¨¢s de la mitad de los mayores de 55 a?os (un 54,4% de los hombres y un 56,7% de las mujeres) no tienen la educaci¨®n secundaria, el peor dato de la UE para la poblaci¨®n femenina y el segundo peor (tras Portugal) para la masculina. "En Espa?a existen cerca de 10 millones de adultos con un bajo nivel de rendimiento ya sea en comprensi¨®n lectora o en competencia matem¨¢tica", se?ala un informe de la OCDE de 2015.
"Nuestra poblaci¨®n ha abandonado la escuela muy pronto", considera Florentino Felgueroso, de Fedea. "Y tampoco hay una cultura de la educaci¨®n continua. En Espa?a, entre un 9% y un 10% de la poblaci¨®n est¨¢ recibiendo alguna clase de formaci¨®n. En el auge de la crisis esa cifra lleg¨® a ser del 11%. Pero el objetivo de la UE es el 15%, y en los pa¨ªses escandinavos esta cifra es del 30% o del 40%".
Y conforme va cayendo la natalidad, la importancia de los mayores va creciendo en el conjunto de la poblaci¨®n activa. "Aproximadamente dos tercios de estos adultos escasamente cualificados seguir¨¢n estando en el mercado laboral dentro de 10 a?os y m¨¢s de un tercio seguir¨¢n trabajando dentro de 20", se?ala la ?OCDE. "Estos adultos son menos propensos a participar en programas de formaci¨®n y educativos que los adultos de otros pa¨ªses de la OCDE con un nivel de cualificaci¨®n equiparable". "El crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs va a estar muy pendiente de su capital humano", considera Felgueroso. "Es un problema grande porque esta poblaci¨®n va a pasar a ser predominante".
I?aki Ortega, de Deusto Business School¡°?En qu¨¦ cabeza cabe que lo que estudiaste con 20 a?os en una carrera universitaria te puede servir ahora?<span>¡±</span>
Es por eso por lo que formar a los mayores se ha convertido en esencial. "?En qu¨¦ cabeza cabe que lo que estudiaste con 20 a?os en una carrera universitaria te puede servir ahora?", apunta Ortega. "Uno de los objetivos de la formaci¨®n es que sea m¨¢s eficaz, que sirva para las carreras laborales, para incorporar a gente al mercado de trabajo, para las personas en riesgo de perder su empleo, para que puedan promocionar", se?ala Felgueroso. "Hay que adaptarse, m¨¢s que a las nuevas tecnolog¨ªas, a los nuevos puestos de trabajo", explica Lola Santillana, responsable de formaci¨®n de Comisiones Obreras.
En Espa?a, la educaci¨®n para adultos no tiene la visibilidad ni la prioridad de otros programas acad¨¦micos. "Comparados con otros pa¨ªses m¨¢s avanzados, los recursos que tenemos son menores", apunta Felgueroso. "Hemos tenido un recorte del 40% que se ha recuperado un poco, pero que sigue sin estar a niveles de otros pa¨ªses europeos. Pero, m¨¢s que los recursos, el problema aqu¨ª est¨¢ en c¨®mo los gastamos", considera Felgueroso. "Para introducir nuevas cualificaciones hay que llevar a cabo procesos muy largos", reflexiona Santillana. Tambi¨¦n hay dificultades por parte de los propios potenciales alumnos. "Son demasiadas horas y tienen que hacer ex¨¢menes, y una persona tiene una vida personal y familiar", estima Felgueroso.
Pero, sobre todo, la pregunta: ?de qu¨¦ sirve formar a los mayores para seguir trabajando si el mercado laboral los rechaza? "El problema es que la mentalidad empresarial no quiere abrir las puertas", denuncia Santillana. "Es cortoplacista y considera que un trabajador que se quiere formar en tiempo de trabajo se quiere escaquear, cuando en realidad lo est¨¢ haciendo m¨¢s rentable". "Hay que ponerse en la piel de los empresarios", matiza Felgueroso. "Tienen una imagen del trabajador que es muy dif¨ªcil de cambiar y la formaci¨®n no es suficiente por s¨ª sola. Son personas que tienen un horizonte laboral m¨¢s corto y probablemente no est¨¦n capacitados para enfrentarse a las nuevas tecnolog¨ªas".
Un proceso de inversi¨®n
"Para las empresas es un proceso de inversi¨®n", contin¨²a Felgueroso. "Uno forma para el d¨ªa de ma?ana, y si el ma?ana es ma?ana mismo y no hay posibilidades de rentabilizar porque ma?ana me voy a jubilar, ni el trabajador tiene incentivos para formarse ni el empresario para formar". "Habr¨ªa que empezar por los Gobiernos", apunta Guti¨¦rrez. "Si ellos no dan valor a esta educaci¨®n, ?c¨®mo lo van a hacer las empresas privadas?".
En el nivel superior, la inmensa mayor¨ªa de cursos universitarios especializados para mayores no est¨¢n adaptados a ese cambio de paradigma. "Nuestros cursos no tienen car¨¢cter de ampliaci¨®n de conocimientos para el ejercicio de ninguna profesi¨®n", apunta P¨¦rez L¨®pez, de la UAM. "Las universidades de mayores no surgieron para que la gente pudiera trabajar", se?ala Guti¨¦rrez. "Estaban dise?adas para gente que hab¨ªa hecho sus vidas y no hab¨ªa tenido la posibilidad de estudiar". "En estos momentos, la mayor¨ªa quiere volver a la universidad para cosas que les gustan", reconoce Rodr¨ªguez Mart¨ªnez.
En estas circunstancias, hasta el propio concepto de universidad para adultos se pone en duda. "Crear universidades de mayores nos parece discriminaci¨®n por edad", apunta Ortega. "Para nosotros, el futuro de la educaci¨®n pasa por hibridar a las diferentes generaciones. Nosotros tenemos cursos para funciones que se pueden tener a los 25, a los 35 y a los 55 a?os". "Y procuramos que los cursos que impartimos tengan un 30% de menores de 50 a?os, para que se d¨¦ una relaci¨®n intergeneracional", indica Guti¨¦rrez.
Los amplios bolsillos de una larga vida
El envejecimiento de la poblaci¨®n abre una puerta de oportunidades econ¨®micas para todos. Seg¨²n un estudio de la Comisi¨®n Europea publicado el a?o pasado, la llamada econom¨ªa canosa aport¨® a la econom¨ªa del continente 4,2 billones de euros y m¨¢s de 78 millones de empleos.
Y eso que, seg¨²n un informe del Instituto Milken para el Envejecimiento, "ni los mercados de consumo ni los sectores empresariales clave (sean servicios financieros, transporte, educaci¨®n o tecnolog¨ªa) han sido dise?ados con los adultos mayores en mente, y menos todav¨ªa pensando en las diferentes necesidades de una poblaci¨®n madura con edades que abarcan varias d¨¦cadas".
Una poblaci¨®n envejecida requerir¨¢ servicios cada vez m¨¢s especializados y, en consecuencia, abrir¨¢ espacio a la formaci¨®n de profesionales para esos servicios. La edad activa necesita de un cuidado permanente, tanto de servicios sanitarios como de productos especializados (medicinas, alimentos, equipamientos para ejercicio). Otras oportunidades potenciales est¨¢n en la adaptaci¨®n de las infraestructuras existentes a una poblaci¨®n mayor, as¨ª como los cambios en el sector tur¨ªstico.
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