Zanz¨ªbar regulariza a los curanderos
El uso en ?frica de sanadores pone en peligro muchas veces la medicina tradicional. Zanz¨ªbar ha dado un paso adelante para colaborar con ellos y mejorar el control de calidad y estandarizaci¨®n de las plantas usadas como medicamentos
Las autoridades de Zanz¨ªbar, un archipi¨¦lago del oc¨¦ano ?ndico, est¨¢n decididas a regularizar a los curanderos que tratan toda clase de dolencias, desde depresiones hasta hernias, y por eso est¨¢n elaborando un registro de m¨¦dicos tradicionales que utilizan hierbas, escrituras sagradas y masajes.
Seg¨²n Hassan Combo, registrador del Consejo encargado de la tarea, desde que esta regi¨®n perteneciente a Tanzania, en ?frica oriental, aprob¨® la Ley de Medicina Tradicional y Alternativa en 2009, se ha inscrito en la lista a m¨¢s de 340 mgangas [curanderos], y se calcula que hay otros 2.000 que esperan ser a?adidos.
La sanadora tradicional Bi Mwanahija Mzee, de 56 a?os, ya est¨¢ registrada. Atiende a los pacientes en su concurrida cl¨ªnica, donde las mujeres hacen cola bajo el primer sol de la ma?ana mientras acunan a sus hijos enfermos. Una familia busca alivio para un peque?o que sufre de una hernia umbilical porque tienen miedo de que, si lo llevan al hospital para que lo operen, se morir¨¢, mientras que una embarazada que ha tenido varios abortos acude para recibir consuelo, hierbas y oraciones que le aseguren que, esta vez, el beb¨¦ sobrevivir¨¢.
¡°La gente viene porque yo le doy verdadera ayuda. Tengo muchos pacientes que primero fueron al hospital y no les curaron o los medicamentos que les dieron no funcionaron¡±, asegura esta sanadora, que aprendi¨® el oficio de sus padres. ¡°Hace m¨¢s de 20 a?os que trabajo en esto seis d¨ªas a la semana, as¨ª que lo hago mejor y s¨¦ m¨¢s que ellos. Los que vienen a mi consulta no se mueren¡±.
Para entrar en el registro, los mgangas tienen que tener 18 a?os, al menos tres de experiencia y una carta de recomendaci¨®n de un m¨¦dico tradicional experimentado. Un consejo formado por 11 miembros, entre los que puede haber parteras, curanderos de prestigio, ancianos y abogados, aprueba cada mes las solicitudes. Combo explica que la intenci¨®n del Gobierno no es imponer m¨¦todos a los supuestos sanadores, pero s¨ª colaborar con ellos en el control de la calidad, por ejemplo, asegurando que todas las plantas que utilizan como medicamentos cumplen los mismos est¨¢ndares.
El funcionario a?ade que un grupo organizado por la oficina de registradores pone en contacto a los m¨¦dicos con los curanderos para darles formaci¨®n sobre determinadas enfermedades como la hipertensi¨®n o la diabetes, o sobre el embarazo. Los mgangas comparten con los facultativos informaci¨®n referente a las estad¨ªsticas y las necesidades de los pacientes.
Esp¨ªritus sobrenaturales
Algunos sanadores utilizan hierbas; otros, textos del Cor¨¢n, el libro sagrado de los musulmanes. La mayor¨ªa emplean ambas cosas. La creencia en los esp¨ªritus sobrenaturales, como los djinns, desempe?a un papel importante. Haji Mrisho es uno de los m¨¦dicos tradicionales que se dedica principalmente a dar bendiciones a las embarazadas para evitar que sus beb¨¦s sean pose¨ªdos por estos genios. Tambi¨¦n los hay que leen el Cor¨¢n para expulsar a los djinns, a los que se culpa de muchas enfermedades. Es el caso de los jeques de la cl¨ªnica natur¨®pata Shifaa. Mwanahija Mzee usa una combinaci¨®n de masajes, medicamentos elaborados a base de ra¨ªces, hierbas y hojas, y vers¨ªculos cor¨¢nicos, a veces escritos en un plato con colorante alimentario rojo. El plato se enjuaga, y el agua se bebe como parte del tratamiento m¨¦dico.
Ya se han inscrito m¨¢s de 340 sanadores tradicionales, y se calcula que hay otros 2.000 esperando a ser a?adidos
Algunos pacientes, como Fatma Hamad, afirman que se f¨ªan m¨¢s de los curanderos que de los hospitales p¨²blicos saturados de usuarios y faltos de fondos, en los que muchas personas tienen la sensaci¨®n de que sus enfermedades no reciben el tratamiento adecuado.
Fatawi Haji Hafidh, director de la cl¨ªnica Makunduchi, el segundo hospital p¨²blico m¨¢s grande de la isla principal de Zanz¨ªbar, reconoce que es posible que los m¨¦dicos y las enfermeras, sobrecargados de trabajo, no dispongan de equipo diagn¨®stico o no tengan tiempo para visitar a los pacientes. Estos, por su parte, a veces no se pueden permitir las medicinas que les han recetado, o dejan de tomarlas antes de tiempo, lo cual provoca reca¨ªdas y aumenta su desconfianza en los servicios sanitarios oficiales.
Muchos creen, sencillamente, que el problema son los djinns. Fatma Hamad llev¨® a su hija de dos a?os al hospital cuando se le paraliz¨® una pierna durante un episodio de fiebre alta. El hospital no consigui¨® averiguar cu¨¢l era el problema utilizando rayos X, as¨ª que recomend¨® a la madre que buscase un curandero. Mwanahija Mzee empez¨® a dar masajes a la ni?a, y despu¨¦s de unas cuantas sesiones, la movilidad mejor¨®. Hamad considera que esto demuestra que la enfermedad era consecuencia de una posesi¨®n. ¡°Ha tenido que ser un djinn, como me dijo Bi Mwanhija¡±, concluye.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.