Estos son los motivos por los que el primer curso de la ESO produce v¨¦rtigo en padres y ni?os
A lo largo del primer curso de Secundaria, el cuerpo y la mente de los ni?os sufre una enorme transformaci¨®n que adem¨¢s coincide con el cambio de modelo acad¨¦mico
Con el curso reci¨¦n iniciado en todos los institutos y colegios, muchos padres est¨¢n temblando al ver c¨®mo sus reto?os han pasado de Primaria a uno de los cursos m¨¢s temidos de la vida acad¨¦mica obligatoria. S¨ª, la adaptaci¨®n al primer curso de la ESO es un momento muy duro para progenitores e hijos. ?Podr¨¢ pasar sin problema de dos profesores a m¨¢s de 10? ?Cambiar¨¢ de amigos? ?Bajar¨¢n sus resultados acad¨¦micos? ?Comenzar¨¢ la revuelta contra nosotros, sus padres? ?Empezar¨¢ a maquillarse para ir a clase? Todas estas preguntas habituales en los progenitores se resumen en una sola: ?c¨®mo de traum¨¢tico va a ser su paso de la infancia a la adolescencia? Porque, en efecto, el paso a Secundaria est¨¢ marcado por el paso a una de las etapas m¨¢s convulsas en la vida de cualquier ser humano.
Tengamos en cuenta que comienzan a ir a un centro nuevo o, en el mejor de los casos, a un edificio y patio de recreo diferente en un mismo colegio. Adem¨¢s, cambian de compa?eros de clase; se acab¨® lo de tener un tutor y un profesor, sino que se encuentran con un docente por cada asignatura; pasan de ser los mayores de un centro a los peque?os de otro. Pero el problema no es que se produzcan todos estos cambios, sino que se realicen precisamente entre los 11 y los 13 a?os, el momento en el que la maduraci¨®n del ni?o sufre una enorme transformaci¨®n.
Ana Cobos, orientadora y presidenta de la Confederaci¨®n de Organizaciones de Psicopedagog¨ªa y Orientaci¨®n de Espa?a, habla de los cambios f¨ªsicos; los sociales y los psicol¨®gicos. Los primeros son evidentes y tienen que ver con la pubertad. Los segundos, con el cambio de referentes. ¡°Pasan a ser los benjamines del centro y los chicos y chicas mayores se convierten en el espejo en el que se miran. Una curiosidad que lo evidencia son las mochilas. Hasta sexto de Primaria m¨¢s o menos van con las de ruedas, pero en el instituto ni las nombres porque es de ni?os peque?os. Incluso muchas ni?as empiezan a querer pintarse porque adem¨¢s se est¨¢ sexualizando la infancia. Es lo que yo llamo robo de la infancia¡±. En efecto, a lo largo del primer curso de la ESO comienzan a querer salir con sus amigos y amigas y aparecen los primeros novios y novias.
De paso, la amistad se convierte en su prioridad. Una amistad que les ayuda a sentirse parte de un grupo, a tener sensaci¨®n de pertenencia. Por eso a menudo cambian de amigos. Para nuestra sorpresa, el amigo o amiga ¨ªntima del colegio deja de serlo en esta nueva etapa. ¡°El traslado al instituto lo perciben como una apertura a un mundo nuevo, nuevas oportunidades. Y buscan un grupo para sentirse parte de un colectivo. Se plantean que en un determinado grupo les respetan y eso hace que se sientan c¨®modos¡±. Una vez que lo encuentran o incluso en el proceso, ese grupo es prioritario en su vida. Jos¨¦ Antonio Luengo, psic¨®logo educativo y secretario de la Junta del Colegio de Psic¨®logos de Madrid, lo resume as¨ª: ¡°Empiezan a dar m¨¢s importancia a lo que dicen los iguales que a lo que decimos los padres¡±. Ana Cobos va m¨¢s all¨¢: ¡°El ni?o necesita saber qui¨¦n es, necesita construir su identidad y muchas veces no saben qui¨¦nes son, pero s¨ª saben que no son pap¨¢ y mam¨¢. ?Y c¨®mo se diferencian de ellos? Siendo distintos, llevando la contraria¡±. No cabe duda, eso nos descoloca.
?Y qu¨¦ pasa con sus resultados acad¨¦micos? Tal y como sospechamos, en muchos casos, les afecta a la baja. Cobos: ¡°Ni?os que han ido justos en Primaria pueden tener sus primeros suspensos; y los que han ido muy bien, sufren ligeras ca¨ªdas. Pero no es definitivo. Suele ser parte de la adaptaci¨®n¡±. Luengo cifra esta bajada en un 30%, sin que exista una explicaci¨®n. Pero desde luego que existe. En parte, por las expectativas que les planteamos. ¡°De manera inconsciente, se les pide que maduren muy r¨¢pido solo porque pasan a Secundaria. Y se les transmite la idea de que ¡®ahora viene lo dif¨ªcil, la disciplina¡±.
Todo esto sucede en un momento tremendamente delicado desde el punto de vista psicol¨®gico. Comenta Jos¨¦ Antonio Luengo: ¡°Dejan atr¨¢s la etapa en la que el pensamiento se maneja en el terreno de lo concreto, tangible, y pasan al pensamiento abstracto¡±. Ese en el que no solo existe el aqu¨ª y ahora, sino tambi¨¦n el ma?ana. Podr¨ªa parecer poca cosa, pero es un gran paso. ¡°Esto les lleva a tener conciencia de qui¨¦n soy; qui¨¦n voy a ser y qui¨¦n quiero ser. Comienzan a ser conscientes de que lo que hoy me ha producido desasosiego, tendr¨¢ consecuencias ma?ana. Reflexionan sobre qu¨¦ repercusi¨®n tiene en el futuro lo que me est¨¢ pasando hoy¡±. Los adultos estamos acostumbrados a vivir en el pensamiento abstracto, ¡°pero ellos empiezan a vivirlo de repente; se dan cuenta de que nada es f¨¢cil y eso les produce una enorme sensaci¨®n de angustia.¡± Es m¨¢s, les lleva a sentir por primera vez sufrimiento y miedo al fracaso.
La principal consecuencia de estos cambios es la inseguridad, que ¡°genera una suerte de miedos e inquietudes que hay que trabajar desde el centro escolar y desde casa. Porque esa inseguridad les hace tremendamente vulnerables¡±, afirma el psic¨®logo educativo. Los padres tenemos una labor fundamental en ese momento. Un trabajo que Ana Cobos cuenta de esta manera: ¡°El acompa?amiento es fundamental. Pero hay que dejar que el ni?o tenga la sensaci¨®n de que puede tomar decisiones, que debe aprender a resolver sus dudas, que puede equivocarse y frustrarse, que es buen¨ªsimo porque uno aprende mucho de s¨ª mismo. Debe saborear el gusto del ¨¦xito, y aprender del fracaso. Dejarle libre sin soltar la cuerda para que cuando surja el problema poder tensarla¡±. Nuestra obligaci¨®n es darles la seguridad que en ese momento no tienen, incluso si parece que la rechazan. Juan Antonio Luengo concluye: ¡°Aunque no nos lo pidan, necesitan ese abrazo, ese trato que les permita sentirse cerca de sus padres. Necesitan sentirse queridos, pero no nos lo van a decir¡±.
Demasiado pronto para Secundaria
Es posible que el hecho de que la edad de la transformaci¨®n coincida con el cambio de Primaria a Secundaria complique el cambio. Ana Cobos asegura que no encuentra ventajas en que el tr¨¢nsito de etapas se haga en este momento, justo a los doce a?os: ¡°Se trata de una etapa que necesitar¨ªa que se prolongara en el tiempo lo suficiente para que los ni?os y ni?as llegaran al centro de secundaria con la etapa de la infancia superada, es decir, vivida y experimentada hasta el final de la misma¡±. Por otro lado, asegura que en la ESO, ¡°el contexto escolar supone una presi¨®n social de tal calibre para ellos que se ven obligados a hacerse "mayores" en apenas unas semanas¡±. Esta situaci¨®n provoca que se acorte la infancia, precisamente ahora que la esperanza de vida ha aumentado y que quiz¨¢s habr¨ªa que tratar de alargarla.
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