Envejecer en femenino
El autor defiende que la protecci¨®n social est¨¢ obligada a integrar una perspectiva de g¨¦nero
El envejecimiento de la poblaci¨®n est¨¢ llamado a ser una de las transformaciones sociales m¨¢s significativas del siglo XXI, seg¨²n la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU). Las previsiones, revisadas este mismo a?o, consideran que en 2050 una de cada seis personas tendr¨¢ m¨¢s de 65 a?os (16%) frente a una de cada once en 2019 (9%). En 2050, uno de cada cuatro europeos y norteamericanos ser¨¢ mayor de 65 a?os y el a?o pasado, por primera vez en la historia, las personas con 65 o m¨¢s a?os superaron el n¨²mero de ni?os menores de cinco a?os. Es m¨¢s, las personas con 80 o m¨¢s a?os se triplicar¨¢n y pasar¨¢n de los 143 millones, en 2019, a los 426, en 2050.
Este envejecimiento de la poblaci¨®n est¨¢ directamente relacionado con la dependencia. La dificultad para realizar de manera independiente actividades b¨¢sicas de la vida cotidiana (como ba?arse, alimentarse o moverse libremente por una habitaci¨®n) aumenta al cumplir a?os, especialmente a partir de los 80. Es necesario, pues, un apoyo que en buena parte del mundo ha sido tradicionalmente brindado por las mujeres en el ¨¢mbito familiar.
La feminizaci¨®n del cuidado, derivado del papel hist¨®ricamente asignado a las mujeres a las tareas del hogar, se ve claramente en Am¨¦rica Latina y el Caribe. Una comparativa entre tres pa¨ªses de esta regi¨®n realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestra que en Costa Rica, por ejemplo, son mujeres el 80% de los cuidadores de adultos mayores dependientes y, si se computan las horas destinadas a esas tareas, son ellas quienes realizan el 88% de esta carga de cuidado.
La atenci¨®n a la dependencia en la vejez, una tarea desempe?ada mayoritariamente por mujeres
Es una realidad que trae consigo enormes impactos econ¨®micos y laborales. La ONU ha destacado que si los cuidados y el trabajo dom¨¦stico que se realizan en el hogar tuvieran valor econ¨®mico, representar¨ªan entre el 10% y el 39% del Producto Interior Bruto. Pero, adem¨¢s, el hecho de cuidar a sus familiares mayores aleja a las mujeres del empleo, o tiene como resultado una disminuci¨®n en el n¨²mero de horas trabajadas fuera del hogar. En Colombia, las mujeres que cuidan y trabajan dedican cada semana 40 horas a su labor, frente a las 44 horas de aquellas que solo trabajan y no cuidan a adultos mayores. A ello se une la doble carga de tiempo y esfuerzos que tienen que destinar las muchas mujeres que desempe?an ambas tareas. En Chile, por ejemplo, terminan trabajando 14 horas semanales m¨¢s que sus cong¨¦neres que no tienen mayores a su cargo.
La situaci¨®n no es sostenible. El BID estima que en el a?o 2050 en Am¨¦rica Latina y el Caribe vivir¨¢n cerca de 30 millones de adultos mayores en situaci¨®n de dependencia. Los recientes cambios que se han producido en las estructuras familiares debido a la reducci¨®n del n¨²mero de integrantes de la unidad familiar y a la incorporaci¨®n de la mujer al mercado de trabajo, as¨ª como la propia evoluci¨®n social y cultural, est¨¢n transformando el papel de las mujeres en los hogares. Las capacidades de las familias para atender por s¨ª solas a las personas con dependencia se est¨¢n reduciendo y, paralelamente, muchos adultos mayores carecen de una red familiar que les pueda prestar la ayuda que necesitan para el desarrollo de actividades b¨¢sicas.
Estamos ante uno de los retos m¨¢s importantes para la protecci¨®n social. Los Gobiernos han de ser capaces de dise?ar sistemas de cuidados para los adultos mayores y, a la vez, han de adoptar una perspectiva de g¨¦nero que permita abrir nuevas oportunidades para las mujeres teniendo en cuenta que la creaci¨®n de servicios de apoyo no solo libera tiempo de quienes cuidan a sus familiares, sino que permite generar oportunidades de empleo formal femenino como proveedoras de dichos servicios.
Marco Stampini es especialista l¨ªder en la divisi¨®n de protecci¨®n social y salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
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