¡°Si tenemos fruta, ?por qu¨¦ no hacer zumo?¡±
Historias de emprendedores de Burkina Faso que aprovechando lo poco que tienen y usando recursos locales y sostenibles han montado sus propias empresas
?frica se suele identificar como un continente rico en materias primas. Colt¨¢n, uranio, oro, petr¨®leo o bauxita son los m¨¢s conocidos. Sin embargo, hay un recurso fundamental al que no se presta tanta atenci¨®n: la creatividad y el impulso de sus emprendedores. En un tranquilo barrio de la capital de Burkina Faso, uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, hay un espacio de coworking llamado La F¨¢brica en el que convergen el inventor de una pomada antimosquitos para ni?os y los creadores de un concentrado saludable que adereza las comidas, la mujer que produce bolsas de papel y lucha contra el pl¨¢stico y la empresaria que descubri¨® el potencial de los zumos a base de frutas locales. Es la ?frica que se abre paso.
Adem¨¢s de su empe?o y coraje, todos tienen algo en com¨²n: sus proyectos han sido seleccionados por La F¨¢brica para recibir el empuj¨®n que necesitan. Al frente de esta empresa que acompa?a a los emprendedores est¨¢ Lisa Tietiembou. ¡°Son gente apasionada¡±, asegura, ¡°no van a resolver todos los problemas, pero el modelo de empresariado social que proponen llena un vac¨ªo que ni el Estado ni las ONGs ni el sector privado ocupan¡±. Tras ser admitidos, Tietiembou y su equipo se convierten en sus socios. ¡°Nos implicamos a todos los niveles. Ellos tienen una buena idea y quieren llegar a un punto B, pero no tienen los recursos para hacerlo. Ah¨ª entramos nosotros, les prestamos ese dinero y les ayudamos. Si ellos fracasan, nosotros tambi¨¦n lo hacemos. Por eso somos muy selectivos, solo nos quedamos con un 3% de las propuestas que nos llegan, las que pensamos que realmente van a funcionar¡±, concluye.
La pomada antimosquitos
Al ingeniero burund¨¦s G¨¦rard Nigondiko le persigue la malaria. Tras perder a la mitad de su familia a causa de esta enfermedad y sufrir ¨¦l mismo graves crisis que le condujeron en tres ocasiones al hospital, decidi¨® dejar de huir y comenzar a hacerle frente. Fue en 2013 cuando ide¨® unos jabones a base de repelente especialmente pensados para ni?os. No es casualidad que alumbrara esta iniciativa en Burkina Faso, el pa¨ªs con m¨¢s muertos por paludismo de todo ?frica y donde, pese a todos los esfuerzos internacionales, la cifra de casos se resiste a descender. En un viaje a San Francisco conoci¨® al experto en nuevas tecnolog¨ªas Frank Langevin, quien se enamor¨® del proyecto y le acompa?a desde entonces.
¡°Cuando los ni?os duermen bajo mosquitera, y lo hace el 60%, est¨¢n protegidos, pero la mayor parte de las picaduras tienen lugar en el exterior por la tarde. Tras hacer varias encuestas descubrimos que m¨¢s del 90% de los menores de cinco a?os reciben una crema a esa hora para que puedan dormir mejor. Cambiamos de idea y en lugar de fabricar jab¨®n nos decidimos por una pomada. As¨ª naci¨® Ma?a¡±, explica Langevin. Tras realizar todas las pruebas sobre el terreno y obtener las autorizaciones pertinentes, en los pr¨®ximos meses comenzar¨¢ la distribuci¨®n de este suave ung¨¹ento antimosquito que se fabricar¨¢ en Costa de Marfil y que cuenta con un aliado fundamental, una asociaci¨®n de microfinanzas integrada por 18.000 mujeres que est¨¢n siendo formadas como vendedoras.
Material educativo para guarder¨ªas
Cuando en su empresa supieron que Rosine Kiema estaba embarazada, solo tardaron diez d¨ªas en despedirla. Pero esta mujer que a los ocho a?os ya compraba cacahuetes a granel para luego revenderlos en paquetitos en la calle y que se fue a Niamey ella sola para estudiar con la ayuda de una beca, no es de las que reculan. Tras dar algunos tumbos, en enero de 2018 decidi¨® poner en marcha su idea. Por propia experiencia hab¨ªa detectado la falta de material educativo en las guarder¨ªas y aulas de preescolar de su pa¨ªs, as¨ª que se dijo, ?y por qu¨¦ no lo fabrico y lo vendo yo misma? As¨ª fue como naci¨® BiiBop.
Junto a otra socia, Kiema visit¨® a costureras, artesanos, carpinteros y tejedores. Recorri¨® el pa¨ªs de punta a punta para descubrir el mejor algod¨®n, la lana m¨¢s suave y las calabazas m¨¢s redondas. Hasta lleg¨® a los pa¨ªses vecinos si algo no la convenc¨ªa. Y contact¨® con el Gobierno, las ONG y las agencias de Naciones Unidas que se ocupan de la protecci¨®n de la infancia. Todo cuadraba. Hab¨ªa una demanda no cubierta y ella pod¨ªa satisfacerla. Dicho y hecho. ¡°Nosotras valorizamos el faso danfani (una tela local), usamos la mejor madera y damos trabajo a una veintena de personas¡±, asegura con orgullo Kiema mientras muestra sus puzles geom¨¦tricos, sus grandes cubos y sus marionetas. Todo marca BiiBop.
Bolsas biodegradables de papel y tela
Cuando Aisha Traor¨¦ era peque?a vio agonizar a un cordero delante de sus ojos por haber tragado bolsas de pl¨¢stico de la calle. ¡°Est¨¢n por todos lados, atascan las conducciones de agua, afean nuestras calles, son cancer¨ªgenas¡±, asegura, ¡°pero ver morir a aquel animal me impresion¨®¡±. A?os m¨¢s tarde, su marido volvi¨® de un viaje a Europa cargado de regalos que guardaba en paquetes de papel. ¡°Si ellos lo hacen, ?por qu¨¦ nosotros no?¡±, se pregunt¨® Traor¨¦. Adem¨¢s, en 2014 el Gobierno de Burkina Faso prohib¨ªa las bolsas de pl¨¢stico sin que esto produjera ning¨²n efecto porque los comerciantes no ten¨ªan una alternativa.
Para ese entonces, Traor¨¦ trabajaba en una imprenta. Investig¨® por Internet y empez¨® a hacer pruebas. Se lo propuso a un primer cliente, luego a otro y en la actualidad tiene medio centenar. ¡°Ahora hacemos diferentes modelos de bolsas de papel seg¨²n el grosor y hemos incluido las de tela, todo biodegradable. Adem¨¢s, las podemos personalizar¡±, a?ade. Esta emprendedora de 35 a?os acab¨® montando su propia empresa con nueve empleados y un agente comercial y ya est¨¢ pensando en doblar la producci¨®n y vender tambi¨¦n en Mal¨ª y N¨ªger. Su sue?o es comprar una m¨¢quina que cuesta unos 50.000 euros para poder rebajar el precio de venta al p¨²blico y, entonces s¨ª, ofrecer un producto m¨¢s barato incluso que el pl¨¢stico.
Concentrado saludable para las comidas
Kevin Dipama y Abdel Kader Tiemtor¨¦ son amigos desde la infancia. Ambos nacieron en P?, estudiaron en el mismo colegio y se vinieron juntos a la universidad en Uaga. Cada fin de semana quedaban para comer. ¡°Un d¨ªa preparamos un arroz y no nos qued¨® muy bueno. Entonces mi cu?ada le ech¨® un preparado que hab¨ªa elaborado con pescado seco y especias y su gust¨® cambi¨® de ra¨ªz¡±, asegura Dipama. Tan rico estaba que decidieron patentarlo y presentarse a un concurso. ¡°?Y ganamos!¡±, recuerda a¨²n incr¨¦dulo Tiemtor¨¦. Aquello fue el comienzo de una fiebre por conseguir la receta perfecta para un concentrado capaz de competir en sabor con lo que ya existen en el mercado y que, al mismo tiempo, no fuera perjudicial para la salud.
Horas y horas y cientos de pruebas y an¨¢lisis despu¨¦s, los dos estudiantes de P? lograron dar con lo que para ellos es el combinado ideal, que lleva un 50% de una especia local llamada soumbal¨¢ y el resto moringa, cebolla, jengibre, pescado seco, ajo, sal y perejil en las proporciones justas. ¡°Todo se consigue en Burkina Faso y nada es qu¨ªmico. De hecho, este concentrado ayuda a que estemos en buena forma porque regula la tensi¨®n¡±, explica Dipama. Por ahora, a la espera de contar con los estudios de mercado y las autorizaciones, fabrican el producto en su casa, pero su idea es dar el salto a una peque?a producci¨®n industrial. Menos mal que no lo vender¨¢n en Espa?a porque el nombre que han escogido, Mata (mam¨¢ en hausa, un idioma local), no les ayudar¨ªa mucho.
Desinfectante para potabilizar el agua
¡°Bilada es el sue?o de una ?frica en la que todas las comunidades vulnerables tengan un acceso sostenible a un desinfectante para el agua producido localmente¡±. El microbi¨®logo experto en saneamiento burkin¨¦s Hamed Arthur Yo define as¨ª su peque?a empresa, que nace de una cifra terrible: el 92% de sus compatriotas no tiene agua potable en casa. Bilada, un producto hecho a base de sodio que con solo media botella que cuesta 1,5 euros permite tratar 2.000 litros de agua, es decir, el consumo de una familia media durante un mes, se vende ya en farmacias y supermercados.
La idea es combatir las frecuentes diarreas, la tercera causa de consultas m¨¦dicas en Burkina Faso, con un viejo sistema que hasta ahora no ha estado al alcance de todos. ¡°Hemos pasado todas las pruebas del Gobierno y ya fabricamos 3.000 botellas por semana¡±, asegura Yo, quien aclara que no se trata de nada nuevo. ¡°Hace 200 a?os, Inglaterra sufr¨ªa una terrible epidemia de c¨®lera y un tratamiento de agua como este permiti¨® superar el brote. Nuestro reto ahora es aumentar la producci¨®n¡±, culmina.
Zumos de fruta naturales
Esther Diender¨¦ daba clases de Ciencias de la Vida y de la Tierra en un instituto de la capital y usaba a menudo el laboratorio para hacer pr¨¢cticas de transformaci¨®n de leche y frutas. ¡°Se me ocurri¨® que productos como yogures y zumos pod¨ªan sacarse a la venta para valorizar nuestras materias primas, crear empleo y dar oportunidades a nuestros j¨®venes. As¨ª surgi¨® Glou¡±, explica. Todo comenz¨® en el a?o 2000 y ya en 2010 el ¨¦xito de la peque?a empresa permiti¨® a Diender¨¦ alquilar una casa para ampliar la producci¨®n. ¡°Empec¨¦ con el yogur, pero los numerosos problemas de electricidad romp¨ªan la cadena de fr¨ªo y tuvimos muchas p¨¦rdidas. As¨ª que me inclin¨¦ por los zumos. Si tenemos las mejores frutas, ?por qu¨¦ no?¡±.
Sobre la mesa, esta profesora de 56 a?os despliega su arsenal de botellas de todos los colores y sabores, muchos de ellos locales, como tamarindo, uva, naranja, bissap, baobab, jengibre o lim¨®n. La fabricaci¨®n es totalmente artesanal y no contiene un solo conservante o aditivo. De Burkina Faso, Diender¨¦ ya ha dado el salto a otros pa¨ªses y vende tambi¨¦n en Mal¨ª y Costa de Marfil, y espera hacerlo pronto en N¨ªger. Su sue?o es alcanzar tambi¨¦n Europa. ¡°Hacemos unas mil botellas por d¨ªa pero queremos alcanzar la escala industrial; si cont¨¢ramos con inversores o socios financieros podr¨ªamos hacerlo¡±, explica. A su juicio, no es solo cuesti¨®n de negocio. ¡°Queremos que toda la poblaci¨®n mundial pueda disfrutar de nuestra naturaleza¡±, remata.
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