¡®Tiempo de silencio¡¯
En su novela, el psiquiatra Luis Mart¨ªn Santos denuncia el atraso cultural, y con ello el atraso cient¨ªfico, que padecimos tras la Guerra Civil
A finales de los a?os cuarenta, en plena posguerra, Espa?a se encontraba totalmente aislada del resto del mundo. El retroceso se hab¨ªa venido acelerando tras la ca¨ªda del Eje Roma-Berl¨ªn.
Los habitantes de nuestro pa¨ªs, sin apenas recursos, enga?aban al hambre como pod¨ªan. Los malos tiempos se disparaban en todas las direcciones, incluyendo el sitio reservado a la investigaci¨®n cient¨ªfica. De esto, y de muchas m¨¢s cosas, trata la novela?Tiempo de silencio, escrita por un notable psiquiatra que, en su d¨ªa, fue llevado con grilletes a los ejercicios de oposiciones a c¨¢tedra. Su delito: pertenecer a la disidencia antifranquista.
En su novela Tiempo de silencio, el psiquiatra Luis Mart¨ªn Santos denuncia el atraso cultural, y con ello el atraso cient¨ªfico, que padecimos tras la Guerra Civil. Para realizar su acusaci¨®n, se sirve del cuadro de costumbres del realismo social, pero llevando lo pintoresco a una dimensi¨®n m¨¢s literaria de lo que se ven¨ªa haciendo hasta el momento, transformando el cuadro de costumbres en ¡°realismo dial¨¦ctico¡±. Mart¨ªn Santos alcanza su logro con el personaje de un joven m¨¦dico que necesita ratones para poder seguir experimentando en el laboratorio.
Con materiales de derribo, Luis Mart¨ªn Santos reconstruye el paisaje y el silencio, a la vez que va construyendo su elocuente novela. Eran otros tiempos, ya dijimos, y la Guerra Civil hab¨ªa convertido la ciencia en una supuesta religi¨®n.
Un ejemplo del atraso cient¨ªfico nos lo proporciona la figura del m¨¦dico Antonio Vallejo-N¨¢jera Lob¨®n, conocido como el Mengele espa?ol, que durante la contienda dirigi¨® los Servicios Psiqui¨¢tricos del Ej¨¦rcito franquista. El doctor Vallejo-N¨¢jera estaba empe?ado en demostrar que, con la llegada de la Rep¨²blica, la ¡°raza espa?ola¡± hab¨ªa sufrido decadencia y deterioro; una degeneraci¨®n cuya causa primera se encontraba en la debilidad mental de las personas que se hab¨ªan apartado del orden establecido, culpa de la flojera provocada por la ideolog¨ªa marxista. Para llegar a tales conclusiones, el doctor Vallejo-N¨¢jera se dedic¨® a estudiar la conducta de distintos ¡°pacientes¡±.
Hay que apuntar que la ¡°raza espa?ola¡± era una idea que la psiquiatr¨ªa espa?ola daba como v¨¢lida en aquellos tiempos. Sin ir m¨¢s lejos, el psiquiatra Juan Jos¨¦ L¨®pez Ibor tambi¨¦n la defend¨ªa. Con todo, m¨¢s all¨¢ del idealismo, Vallejo-N¨¢jera se puso cient¨ªfico para demostrar que exist¨ªa ¡°un gen rojo¡±. Ten¨ªa el apoyo de Franco que estaba muy interesado en alcanzar las ¡°ra¨ªces biops¨ªquicas¡± del marxismo para arrancarlas de cuajo.
En agosto de 1938, en plena guerra, se crea el Gabinete de Investigaciones Psicol¨®gicas donde Vallejo-N¨¢jera va a experimentar con prisioneros. No hac¨ªa falta irse a buscar ratones. El gabinete ser¨ªa una copia del Instituto Alem¨¢n que difundi¨® los postulados eugen¨¦sicos nazis, pero adaptado a la exigencia de nuestra tradici¨®n cat¨®lica.
Influenciado por el nazismo, importando sus t¨¦cnicas psiqui¨¢tricas y antropol¨®gicas, el doctor Vallejo-N¨¢jera divulgar¨¢ el resultado de sus investigaciones en distintas revistas cient¨ªficas. De forma disparatada, Vallejo-N¨¢jera intenta demostrar que el ¡°biopsiquismo del fanatismo marxista¡± es causa de la inferioridad mental de los rojos como tambi¨¦n es la causa de su fealdad f¨ªsica. Todo muy friki.
Con la ca¨ªda del Eje Roma-Berl¨ªn empeoraron -a¨²n m¨¢s- las cosas. Fue cuando el retroceso de nuestro pa¨ªs alcanz¨® su dimensi¨®n m¨¢s miserable, pues vino el aislamiento que hizo que Espa?a se convirtiese en un erial donde sus habitantes andaban como son¨¢mbulos, buscando el punto de luz siempre oculto bajo el oscurantismo religioso.
Luis Mart¨ªn Santos nos traslada hasta la sordidez de aquella ¨¦poca, construyendo una novela insuperable, donde la vanguardia se hace cultura popular y viceversa. A principios de 1964, un accidente de coche pondr¨ªa fin a la vida de este doctor que denunci¨® como nadie las estructuras ps¨ªquicas del franquismo.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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