?El principio del fin de un c¨²mulo de anomal¨ªas?
A la conciencia democr¨¢tica le resultan ofensivas muchas cosas consustanciales al Valle de los Ca¨ªdos
Pr¨¢cticamente todo lo relacionado con lo que conocemos como el Valle de los Ca¨ªdos (fundamentalmente la bas¨ªlica, el cementerio, el conjunto monumental, la abad¨ªa y la escolan¨ªa) constituye una superposici¨®n de anomal¨ªas de las que, hasta la fecha, no han querido encargarse los sucesivos Gobiernos democr¨¢ticos. El hecho de no haber introducido ning¨²n cambio relevante en este lugar supone haber permitido que el s¨ªmbolo m¨¢s poderoso de cuantos se heredaron del franquismo haya seguido transmitiendo, sin obst¨¢culo alguno, su propia interpretaci¨®n de algunos de los hechos m¨¢s luctuosos de nuestro pasado.
Conviene detenernos un momento en este punto. Este no es un monumento neutral ni, desde luego, un lugar de reconciliaci¨®n. No explicarlo equivale a indoctrinar, como ocurrir¨ªa si hubiera una estatua de Hitler en un lugar p¨²blico de Alemania sin m¨¢s leyenda que su nombre. Y es que la falta de pedagog¨ªa, esto es, de una visi¨®n informada y cr¨ªtica de lo que est¨¢n viendo los visitantes de este conjunto monumental, lejos de resultar inofensiva, contribuye a seguir propalando algunos de los bulos difundidos por la dictadura. Esta inacci¨®n es sintom¨¢tica de la falta de arrojo que ha existido hasta hace pocos a?os por parte de las instituciones p¨²blicas espa?olas, sobre todo a nivel estatal, a la hora de abordar algunos legados del pasado franquista.
A la conciencia democr¨¢tica le resultan ofensivas muchas cosas consustanciales al Valle de los Ca¨ªdos. Desde la presencia de restos de miles de fusilados republicanos (trasladados all¨ª sin el consentimiento de sus familiares, que es probablemente lo m¨¢s aberrante de lo relacionado con este lugar), hasta el hecho de que muchos presos pol¨ªticos fueran los encargados, en condiciones penosas y arrostrando muchos peligros, de su construcci¨®n. Y conviene no pasar por alto, aunque la p¨¢gina web oficial s¨ª lo haga, que en el mosaico de la enorme b¨®veda de la bas¨ªlica, junto a los santos y m¨¢rtires, figuran las banderas carlista y falangista, un ca?¨®n, un hombre con camisa azul haciendo el saludo fascista (que muchos consideran que representa a Jos¨¦ Antonio) y varios militares con cascos (uno de los cuales guarda un sospechoso parecido con Franco).
Casi nada de lo que viene ocurriendo all¨ª desde hace d¨¦cadas es normal
Por otra parte, casi nada de lo que viene ocurriendo all¨ª desde hace d¨¦cadas es normal. No hay espacio aqu¨ª para comentar todas las anomal¨ªas que siguen rodeando este monumento, como lo que dicen los religiosos en las misas que all¨ª se celebran (de un sesgo ideol¨®gico indisimulado); o el hecho de que la Comunidad de Madrid incentive desde hace muchos a?os sus visitas, ya que forma parte de la denominada ¡°Ruta Imperial¡±; o que algunos de los gu¨ªas oficiales reproduzcan una visi¨®n ben¨¦vola de la dictadura y elogien el car¨¢cter ¡°reconciliador¡± del monumento; o que siempre haya habido flores frescas en las tumbas de Franco y Jos¨¦ Antonio, ubicadas, adem¨¢s, en el lugar m¨¢s preeminente de la bas¨ªlica.
Desde luego, no es tarea f¨¢cil abordar tantos desprop¨®sitos tras haber dejado que se ¡°naturalizaran¡± en la democracia, pero tampoco resulta imposible. Como ya he explicado en algunas investigaciones, un nutrido grupo de navarros consigui¨®, en plena Transici¨®n, que les autorizaran a sacar de all¨ª los restos de sus familiares asesinados por los franquistas en la guerra y llevados al gigantesco mausoleo con nocturnidad y alevos¨ªa. Si algo tan audaz fue posible en los a?os m¨¢s dif¨ªciles de la democracia espa?ola, ?c¨®mo no iba a serlo ahora?
En estos momentos las dificultades m¨¢s dif¨ªciles de afrontar, habiendo voluntad pol¨ªtica y judicial, deber¨ªan ser exclusivamente t¨¦cnicas y econ¨®micas. Por un lado, al no haberse mantenido en buen estado algunos columbarios, muchos restos humanos se han mezclado, lo que va a dificultar enormemente, sino a imposibilitar, su identificaci¨®n. Y, por otro lado, podemos anticipar el coste que supondr¨ªa poner orden en las criptas y proceder a identificar el ADN de los restos, si as¨ª lo reclaman los familiares, adem¨¢s de tener que acometer la reforma de todo el conjunto monumental, dado su avanzado estado de deterioro.
Celebremos la tantos a?os postergada decisi¨®n de trasladar los restos del dictador fuera de este conjunto monumental, ya que nunca debieron ser enterrados all¨ª, ni mucho menos haberse mantenido en este lugar por parte de un Estado democr¨¢tico. Pero no nos olvidemos de todo lo que queda pendiente. Adem¨¢s de la urgente dignificaci¨®n del cementerio y de la ordenaci¨®n, en la medida de lo posible, de los restos humanos, devolviendo a sus familiares, siempre que las circunstancias t¨¦cnicas lo permitan, todos los que sean reclamados, pienso que, sin la desacralizaci¨®n de la bas¨ªlica y la conversi¨®n de todo el conjunto en un museo, dif¨ªcilmente podr¨¢ hacerse algo realmente digno con este proceloso lugar. El Estado debe tomar las riendas para, sorteando la conducta obstruccionista de la congregaci¨®n religiosa encargada ¡ªhasta la fecha¡ª de su custodia, acometer cuantas reformas sean necesarias. Ya que, como acertadamente se?al¨® Santos Juli¨¢, el Valle de los Ca¨ªdos dif¨ªcilmente podr¨¢ llegar a encarnar la idea de reconciliaci¨®n, consigamos que al menos deje de representar la exaltaci¨®n de la victoria y la dictadura, e intentemos convertirlo en un lugar de conocimiento y reconocimiento.
Paloma Aguilar Fern¨¢ndez es catedr¨¢tica de Ciencia Pol¨ªtica de la UNED. Su ¨²ltimo libro, escrito en colaboraci¨®n con Leigh A. Payne, es El resurgir del pasado en Espa?a. Fosas de v¨ªctimas y confesiones de verdugos (Taurus).
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