A por todas

Todav¨ªa resuenan en mis o¨ªdos los gritos de los seguidores de Vox en la noche del 10-N: ¡°?A por ellos!¡±. ?A por ellos? ?Qui¨¦nes son ¡°ellos¡±? La respuesta la ha ido dando el propio partido desde su nacimiento: feministas, personas LGTBI y racializadas, nacionalistas e independentistas, rojos de todos los matices... ?hasta los defensores del ¡°r¨¦gimen de 1978¡±! La lista ser¨ªa largu¨ªsima, repleta de colectivos diversos, de millones de personas que no han votado a su partido. El mensaje nos lleg¨® muy claro, a algunas m¨¢s que a otras.?

El martes 12 de noviembre, las sedes en Bilbao del espacio feminista la Faktoria Lila y la revista Pikara Magazine amanecieron cubiertas de pintadas fascistas contra ellas y contra la activista Irantzu Varela (no es, ni mucho menos, el primer ataque que sufren). La pintada en la Faktoria consiste en un pene torpemente dibujado (no se destaca el talento art¨ªstico o la originalidad del grafiti) y el n¨²mero 52, clara referencia al n¨²mero de diputados de Vox (digresi¨®n 1: ninguno de esos diputados proviene de Euskadi, pero que tire una piedra la regi¨®n en la que no hayan plantado su semilla). En la sede de Pikara, a tan solo unos metros de la Faktoria, aparece un insulto dirigido directamente a Varela y la frase ¡°la violencia no tiene g¨¦nero¡± (digresi¨®n 2: hay una evidente contradicci¨®n entre la imagen f¨¢lica, que representa la imposici¨®n de la violencia patriarcal sobre un espacio feminista, y la frase que niega la marca de g¨¦nero en la violencia; los fascistas muestran mucho aparato, pero no precisamente aparato te¨®rico). En un v¨ªdeo explicando el ataque, Irantzu Varela dice: ¡°Cuando dicen a por ellos, dicen a por todas¡±.

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Destino: fascismo

Una de par¨¢sitos

La solidaridad en redes con Pikara y la Faktoria no se hizo esperar (¡°si tocan a una, nos tocan a todas¡±), pero surgi¨® sobre todo de feministas afines. La noticia no trascendi¨® ese ¨¢mbito, algo que me parece extremadamente preocupante. La semana pasada reflexionaba en este espacio sobre la novela El pasajero, en la que Ulrich Boschwitz nos advert¨ªa del peligro de normalizar la violencia contra el chivo expiatorio del momento. La violencia de la ultraderecha se ceba y va a seguir ceb¨¢ndose en los colectivos que m¨¢s abierta y combativamente contradicen sus objetivos (como las feministas) o en los m¨¢s vulnerables (como las personas migrantes, entre las que los menores no acompa?ados son su m¨¢xima expresi¨®n). El resto de la sociedad no puede quedarse cruzado de brazos ante estos ataques. Les invito a pensar que el ¡°todas¡± del que habla Irantzu Varela (¡°Cuando dicen a por ellos, dicen a por todas¡±) no son solo las feministas que ponen el cuerpo y la cara para luchar por la igualdad, a pesar de los insultos o las amenazas, o las que firmamos con nuestros nombres y apellidos en los medios, sin escondernos detr¨¢s de avatares an¨®nimos en las redes sociales. ¡°Todas¡± son todas las mujeres, se consideren feministas o no; ¡°todas¡± son las personas homosexuales, las migrantes; ¡°todas¡± es usted tambi¨¦n, incluso si es un hombre blanco y heterosexual, nacido en Guadalajara y con una cuenta de banco solvente. Los ataques a estas activistas, como las agresiones hom¨®fobas o el se?alamiento de las personas migrantes, son un ataque frontal a nuestra democracia, que debe proteger, sin ¡°peros¡± ni paliativos, todas las libertades que tanto cost¨® conseguir tras el final de la dictadura franquista. Si usted no se siente interpelado cuando le digo que usted tambi¨¦n es ¡°todas¡±, entonces comience a corear el ¡°a por ellos¡± porque ser¨¢ c¨®mplice de su violencia.