¡°La libertad es un ejercicio diario, y es pol¨ªtico¡±
'Quiltras', de Arelis Uribe, son ocho cuentos que hablan, a trav¨¦s de personajes femeninos, de la universalidad del temor y el amor y de la necesidad de un cambio pol¨ªtico y social
Cuando las paredes de su cuarta eran blancas, Arelis Uribe escribi¨® su primer relato. No recuerda si ten¨ªa siete u ocho a?os, lo que s¨ª recuerda es el nombre: La Chinita, sobre un grupo de insectos que se perd¨ªa en el bosque. Lo recuerda "muy Disney, muy cursi". Pero tambi¨¦n escribi¨® sobre por qu¨¦ las cebollas hacen llorar a los humanos. Las cebollas, quiz¨¢s, arreglaron un poco lo de los bichos. Uribe tiene 32 a?os, naci¨® en Santiago de Chile y sobrevivi¨® a un c¨¢ncer siendo ni?a y desde entonces tiene contraindicada la aspirina. Lo cuenta ella. Tambi¨¦n tiene alergia, pero espiritual, a los paneles de conferencias y congresos formados solo por hombres.
Por eso, en parte, acab¨® escribiendo Quiltras. Fue en 2016. Ahora lo ha editado Tr¨¢nsito en Espa?a. Y por eso, en parte, acab¨® visitando Espa?a el pasado octubre. Fue entonces cuando record¨® que el blanco de aquellas paredes de infancia pas¨® despu¨¦s al verde lim¨®n, cuando ya hab¨ªa cumplido los 16; y cuando cont¨® que en sus listas de Spotify hay batiburrillo: el folclore de Violeta Parra e Isabel Parra, el pop chileno de Javiera Mena y Planeta No, el anglosaj¨®n de Belle and Sebastian, Nina Simone y The Ronettes... Y mucho reguet¨®n. ?Por qu¨¦ no? Ah¨ª est¨¢n Ms Nina, Tomasa del Real y Bad Bunny.
Se puede bailar Calla¨ªta y que duela un pa¨ªs y haber estudiado filosof¨ªa y desbordar pol¨ªtica. Se puede. Con todo eso escribi¨® Uribe la trenza de heridas y vidas que es Quiltras. En Chile, una quiltra es una perra callejera, de esas que con m¨¢s miedo o menos miedo sobreviven a los d¨ªas, al hambre, a alguna pedrada, al calor o a las autopistas. Como las ni?as y las chicas de Ciudad desconocida, Bestias, Italia, Rockerito83@yahoo.es, Bienvenida a San Bernardo, El kiosco, 29 de febrero y Quiltras, los relatos que componen el libro, las historias de los lugares por los que no pasamos, las vidas que no vemos. Y tambi¨¦n como Uribe, que dice que un d¨ªa cualquiera, cuando se levanta, hay una cosa a la que teme: "A perder el amor". Y otra a la que ya no: equivocarse. "Antes me daba terror el error, ahora ¡ªa veces, no siempre lo logro¡ª entiendo que para que las cosas salgan bien tambi¨¦n deben salir mal".
Cuenta que lo ha pensado mucho desde que se march¨® a estudiar a Nueva York. "No soy biling¨¹e, estoy mejorando mi ingl¨¦s ac¨¢ y s¨¦ que para hablarlo fluido alg¨²n d¨ªa, primero tengo que hablarlo tropezado. Lo mismo con el nado. En la universidad hay una piscina maravillosa y he practicado el crol, que lo aprend¨ª ya vieja, en clases en la universidad donde estudi¨¦ periodismo. Como tener piscina es un lujo nunca pude practicarlo bien. Y ahora s¨ª", dice. Cada vez que practica le sale mejor, menos ansiosa, m¨¢s relajada, lo disfruta m¨¢s. Pero para llegar all¨ª, resume, primero tuvo que "chapotear feo, tragar agua, nadar mal".
El humano es sujeto y objeto, violenta y es violentado
Algo parecido es lo que hacen todas las mujeres del libro. Tambi¨¦n todas est¨¢n atravesadas por esa palabra que salpica las p¨¢ginas y a la que la autora vuelve una y otra vez de distintas formas: el miedo. Estas chicas que curiosean, que se retuercen y se rebelan, abandonan, empujan; esas que viven en barrios olvidados, que patean caminos de tierra, que tienen hijos que no esperan y esperan cosas que no llegan, cargan con ¨¦l: el miedo de vuelta a casa por zonas sin alumbrado, el miedo al d¨ªa, a la vida, por las ma?anas, el miedo virtual, el f¨ªsico, el miedo triste y el miedo que alerta. La incertidumbre, que tambi¨¦n es miedo.
El miedo. La violencia.
Uribe se extiende, dice que el humano es sujeto y objeto, violenta y es violentado: "El miedo, sin duda, el miedo al macho y al machismo es algo real. Miedo a sacar la voz, a no tener plata, a que te griten asquerosidades en la calle, a reencontrarte con tu abusador, a que te violen, al padre agresivo o complaciente. Hay mucho miedo, pero, como dice una canci¨®n que me gusta mucho, el valor viene del mismo lugar que el miedo".
Recuerda entonces un cartel que alguna vez ley¨®: nos quitaron tanto que tambi¨¦n nos quitaron el miedo. "Creo que las pasiones son ambivalentes y contradictorias. Son momentos. Y hay momentos de miedo pero tambi¨¦n de valent¨ªa", explica. Y le ocurre lo mismo con la decepci¨®n: "Duele la intensidad del da?o, cuando la herida est¨¢ nueva, pero luego pasa el tiempo y ese sentimiento se transforma en otras cosas. La rabia es un motor poderoso de creaci¨®n. Es capaz de dar vuelta las expectativas y abrir puertas para descubrimientos. Es parad¨®jico, pero las cosas se equilibran en su opuesto". Y de ah¨ª nacen las reivindicaciones, por carencia o por exceso. "Si hay feminismo es porque existe patriarcado. Porque hay desigualdad y da?o es que ejercitamos la justicia".
La historia, patriarcal, ha dejado constancia de esa desigualdad a trav¨¦s del vac¨ªo: la vida ha sido contada por hombres, con hombres como protagonistas y con hombres como receptores de esa historia. ?Y si las mujeres hubiesen entrado en ese juego de conformar el relato del mundo? A Uribe no le gusta el binarismo, pero cree que "una hegemon¨ªa feminista evidentemente ser¨ªa diferente a nuestro actual mundo patriarcal". Para c¨®mo se ver¨ªa ese panorama no tiene respuesta ni quiere arriesgarse a darla, pero s¨ª sabe qu¨¦ no ha habr¨ªa: "No m¨¢s femicidios, no m¨¢s mansplaining, no m¨¢s esclavitud moderna de mujeres que trabajan desde casa sin remuneraci¨®n ni jubilaci¨®n, no m¨¢s paneles de hombres. No m¨¢s todas esas heridas hirientes". En cualquier caso dice "uy", dice "no s¨¦", dice que "es una utop¨ªa pensar el mundo as¨ª".
La pol¨ªtica es la administraci¨®n de nuestras pasiones
A Uribe la impregna la filosof¨ªa pol¨ªtica de la que se ha atiborrado a lo largo de los a?os. Piensa y lo dice: todo es pol¨ªtica. "La pol¨ªtica es la administraci¨®n de nuestras pasiones, nuestros v¨ªnculos. A nivel ¨ªntimo y a nivel colectivo. La libertad es un ejercicio diario, y es pol¨ªtico". Explica que ha escrito columnas de opini¨®n con tesis feministas cuyo discurso es pol¨ªtico, rememora la organizaci¨®n feminista en la que particip¨® en Chile, a trav¨¦s de la que pelearon convertir el acoso sexual en un problema pol¨ªtico. Ganaron: "Con esa organizaci¨®n llevamos una herida del machismo al Congreso y la convertimos en ley y en t¨®pico de conversaci¨®n nacional".
La literatura no escapa. Ah¨ª, Uribe tambi¨¦n se siente pol¨ªtica. Sus relatos contienen un mont¨®n de r¨¦plicas, de choques de frente con la tradici¨®n. Ella, explica, quer¨ªa escribir un libro cuyo t¨ªtulo estuviera en femenino y en plural en un mundo donde el espa?ol pluraliza en masculino e invisibiliza lo femenino. Lo llama "un libro con voces desde los bordes, donde el sexo y la clase fueran fundamentales". Y ambas implican convivencia, interacci¨®n, estructuras. Uribe tiene sus demonios y aclara que su propio discurso no la exorciza: "Supongo que del resto ser¨¢ el trabajo de juzgar mis oscuridades y mis errores". Mientras, vive y convive con una idea muy clara, que lo m¨¢s universal es el amor, el v¨ªnculo. "La imposibilidad de vivir sin otras personas y a la vez la c¨¢rcel que implican nuestras pasiones y los sentimientos que generamos mutuamente".
El miedo y la violencia. El miedo y la pol¨ªtica. El miedo y el amor.
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