La orden de compra que puede cambiar la vida de una ¡®startup¡¯

Todos los a?os me re¨²no con muchos emprendedores de start up que ofrecen productos o modelos de negocio innovadores. Conversamos sobre el impacto que han tenido en la creaci¨®n o crecimiento de su empresa los programas de apoyo p¨²blico a la innovaci¨®n, que se dan usualmente en forma de subsidios o cr¨¦ditos blandos. Y, si bien nos dicen que estos apoyos son muy relevantes, nos transmiten una realidad algo desconcertante: lo que realmente marca la diferencia en el desarrollo de sus empresas emergentes es recibir la primera orden de compra importante de su producto.

A partir de esa primera compra, dicen, se ponen marcha un conjunto de eventos virtuosos que van eliminando casi naturalmente muchas de las barreras para innovar y crecer que antes afrontaban. Por ejemplo, aparecen potenciales inversionistas de capital emprendedor y j¨®venes talentosos se muestran deseosos por sumarse a la compa?¨ªa. Esto nos lleva a hacernos una inevitable pregunta: ?c¨®mo podemos impulsar el poder de esta primera orden de compra para fomentar la innovaci¨®n y el desarrollo emprendedor?

Parte de la respuesta parece estar en la demanda del sector p¨²blico. La compra de bienes y servicios por parte del Estado suele explicar entre un 10% a 15% del PIB de media; en Am¨¦rica Latina un poco m¨¢s. Por ello, quienes trabajan en pol¨ªticas p¨²blicas han venido observando ya hace algunas d¨¦cadas su potencial como disparador de una mayor inversi¨®n privada en innovaci¨®n y, al mismo tiempo, como v¨ªa para mejorar la eficiencia en la provisi¨®n de servicios p¨²blicos. De hecho, muchas de las innovaciones disruptivas que disfrutamos en la actualidad, como el GPS, la resonancia magn¨¦tica, la leche sin lactosa o incluso internet, son el resultado de respuestas privadas a necesidades del sector p¨²blico.

En los ¨²ltimos a?os, todo el conocimiento y experiencias acumuladas se han convertido en un marco de trabajo y en pol¨ªticas concretas. Todo ello se agrupa bajo las siglas CPI (compra p¨²blica de innovaci¨®n). T¨¦cnicamente, consiste en un procedimiento administrativo de contrataci¨®n por el cual el comprador p¨²blico puede licitar la adquisici¨®n de un producto o servicio que no existe en el mercado y que puede requerir el desarrollo de actividades de investigaci¨®n, desarrollo e innovaci¨®n. Es decir: no es comprar productos que ya existen; no es un nuevo tipo de contrato; no es una nueva forma de adjudicaci¨®n y no es informatizar los procesos de contrataci¨®n.

?C¨®mo luce en la pr¨¢ctica? En Suecia, un grupo de municipios buscaban refrigeradores para los servicios de vivienda social que fueran un 40% m¨¢s eficientes y con menor impacto ambiental. Lanzaron una licitaci¨®n de CPI a la que se presentaron cinco empresas. A una de ellas se le adjudic¨® un primer lote de unos 600 refrigeradores que cumpl¨ªan con la especificaci¨®n funcional requerida. En B¨¦lgica, un Ayuntamiento contrat¨®, mediante este m¨¦todo, el desarrollo de filtros de emisiones de carbono para los autobuses de transporte p¨²blico, reduciendo en un 85% las emisiones de carbono. En Espa?a, el Servicio Gallego de Salud licit¨® una nueva plataforma de telemedicina para el seguimiento de pacientes con enfermedad pulmonar cr¨®nica, y uno de los prototipos obtenidos se prob¨® en m¨¢s de 800 generando grandes ahorros para el sistema sanitario.

En Espa?a se licit¨® una plataforma de telemedicina para pacientes con enfermedad pulmonar cr¨®nica, y uno de los prototipos gener¨® grandes ahorros

En la mayor¨ªa de los pa¨ªses desarrollados este tipo de adjudicaci¨®n fue integr¨¢ndose gradualmente al conjunto de pol¨ªticas de innovaci¨®n y a las gu¨ªas de adquisiciones p¨²blicas. Ya en 2014, 23 pa¨ªses de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos (OCDE) contaban con una estrategia nacional de apoyo a las compras p¨²blicas de bienes y servicios innovadores. Lo mismo en la Uni¨®n Europea, que desde mediados de la d¨¦cada pasada empez¨® a instalar este tema dentro del marco comunitario de adquisiciones y de las ayudas estatales para la innovaci¨®n.

Por ejemplo, se destaca el caso de Espa?a, que proporcion¨® un gran empuje desde finales de los 2000 en sectores tales como infraestructura, salud y desarrollo urbano. Dos herramientas importantes en este proceso han sido la Plataforma Central de Adquisiciones del Estado, donde se anuncian y negocian todos los contratos ofrecidos por las administraciones p¨²blicas del pa¨ªs para desarrollar innovaci¨®n; y el Programa Innocompra (hoy FID), que apoya con asistencia t¨¦cnica y financiamiento a la entidad p¨²blica que quiere desarrollar CPI.

En Am¨¦rica Latina, a pesar del inter¨¦s creciente, todav¨ªa es una herramienta incipiente entre las pol¨ªticas de apoyo a la innovaci¨®n. A pesar de esto, ya existen algunos casos puntuales que se pueden mencionar, tales como los concursos de Chile compra para el dise?o de nuevos calzados para la polic¨ªa o el caso de la Empresa Publica Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento, que mediante el reto Fuga Cero lanz¨® un concurso para soluciones a los problemas de filtraciones de agua.

Para acelerar la marcha, desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hemos publicado un an¨¢lisis de su aplicaci¨®n en la regi¨®n, estamos impulsando pilotos de CPI Colombia, Ecuador, Per¨² y Uruguay, y a fines de noviembre apoyamos la realizaci¨®n del II Foro Iberoamericano de CPI, que busca intercambiar experiencias y lecciones aprendidas entre especialistas de Espa?a y pa¨ªses latinoamericanos. Este aprendizaje ser¨¢ relevante para el propio Banco, que ha actualizado recientemente su marco de adquisiciones para que sea m¨¢s amigable a la compra de soluciones innovadoras.

Cuando logramos que los compradores del sector p¨²blico comuniquen sistem¨¢ticamente sus necesidades y que proveedores aporten soluciones innovadoras que luego se plasmen en contratos de compras de bienes y servicios, estamos hablando de CPI.

Si la primera orden de compra importante es crucial para una start-up innovadora, por la escala y complejidad es a¨²n m¨¢s relevante si esta compra proviene del sector p¨²blico. Y si a este impulso, le sumamos la generaci¨®n de ahorros, la mejora de los servicios ciudadanos y el desarrollo de una cultura de innovaci¨®n en el Estado, tenemos todav¨ªa m¨¢s razones para promoverla.

Gustavo Crespi es especialista Principal en la Divisi¨®n de Competitividad, Tecnolog¨ªa e Innovaci¨®n en el BID.

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